Partida Rol por web

Me dirijo hacía el torreón de mi señor con diligencia como siempre, aunque bien cierto que sin correprisas, la edad y el bastón tampoco me lo permitirían aunque lo quisiera. La pierna mala caminaba demasiado rígida como siempre, demasiado terca para cambiar, tal vez era esa parte de su juventud que ya tan atrás se había quedado y que todavía seguía diciendo "eh que aún estoy aquí" aunque Joshep había tenido algunos meses en los que ya no se sentía un chaval... bueno era normal, puesto que había vivido más inviernos que muchos jóvenes días del nombre. - Sí ya veo que estás ahí...- renqueó  en voz baja el hombre de avanzada edad a su pierna.

- ¡Oh! Sir Iulio, buenos días buen señor. ¿Me acompañaríais en este maravilloso día?- pregunté con voz seca y profunda, señalando al nublado cielo, que si lo único que fuese a traer fuesen nubes de tormenta... seguramente habría que agradecérselo. 

Cuando llegamos hasta allí lo despido con cortesía - Como siempre un placer mi buen Sir mi cabeza ya no es la que era, podría olvidar el camino- le dije haciendo una pequeña reverencia que me permitía mi pierna mala. "Nunca está demás tratar con cortesía a todo el mundo, como bien decía mi padre, uno debe tener amigos hasta en el infierno, cuando los necesites, sabrás de lo que estoy hablando. Ahora él está muerto, pero yo... yo comprendí hace ya mucho esa aciaga lección". 

- Buenos días mi buen señor Jojen- dije con una reverencia más marcada una que hacía afligir mi pierna que no funcionaba debidamente pero el protocolo así lo exigía. - Deberíais alegrar esa cara mi señor, yo ya soy mayor y aún todavía recuerdo como se sonríe, sí... me permitís la recomendación por su puesto...- dije con un afable sonrisa. Al fin y al cabo lo que necesitaban los grandes señores era olvidarse de vez en cuando que lo eran y disfrutar un poco más de la cotidaneidad de la vida. 

Me coloqué mi elegante ropaje de seda roja antes de acercarme al asiento - Después de usted mi señor- terminé invitándolo a sentarse antes que yo. 

Cassel te hace un gesto para que lo sigas a un lugar menos concurrido mientras te responde -Las cosas han estado tranquilas, nadie se ha atrevido a cruzar nuestras fronteras ni nos ha desafiado abiertamente -una vez apartados su voz desciende en un susurro -pero hemos tenido muchas nuevas y demasiados rumores. Se dice de todo, desde que mercenarios están quemando las cosechas de las Tierras de los Ríos, que la señora de los Greyjoy mantiene una alianza con nuestro señor o que tenemos traidores entre nuestras propias filas. Andaos con cuidado, Lord Mormont, pues algunos hombres, en su ignorancia, están etiquetando a algunos como posibles enemigos del Rey Bran.

Lord Ryger asiente ante tus palabras -Así lo haremos, convocaré a mis banderizos y avisaré a mis aliados ahora mismo. Parte de nuestros ejércitos asistirán a la boda, otros se quedarán protegiendo nuestras fronteras y fortalezas y otros pocos aguardarán por los caminos cercanos a Varamar, por si debemos huir con celeridad de entre las garras del hombre lobo.

A los cinco días la mayor parte de las tropas de Lord Ryger han llegado y este ya te ha avisado que sus aliados se han puesto en movimiento hacia Varamar.

Tus hombres también se han reunido en torno a ti, incluida tu esposa, que espera poder partir contigo, tal es su espíritu guerrero y sus ansias de verte con los títulos que mereces.

Todo vuestro pequeño grupo se sienta a desayunar en el pequeño comedor de invitados que Lord Bran os ha cedido cerca a vuestras habitaciones. Vuestra conversación se centra en lo que habéis visto por las ventanas, un ejército de miles de hombres, de soldados veteranos y fuertes, una fuerza devastadora capaz de arrasar cualquier tierra de Poniente y cuyos pasos seguro resonarán al unísono con la fuerza de un trueno.

Vuestro compañero, parte bárbaro y parte caballero, se toma una cerveza junto con el desayuno mientras os informa de los rumores y noticias -Este acontecimiento es algo épico, los norteños si que son verdaderos guerreros, nadie podría querer perderse un momento así. Aunque temo que Lady Missandei no piensa lo mismo, se marchó durante la noche con sus Inmaculados.

Konrad, sentado junto a su fiel amigo Sir Symon, respondió a las noticias de Kordur -Esa mujer no me cae en gracia, está demasiado unida a la memoria de la Reina. Creo que es capaz de hacer cualquier tontería con tal de lograr la que era, según dice, la voluntad de la Gran Daenerys. Aunque temo que, en estos tiempos, nada es tan fácil como parece, he escuchado rumores de desunión entre los ejércitos de Lord Bran.

Un nuevo día amanece en Invernalia. El día pactado. Pues todos los Lores del Norte y sus más significantes vasallos y nobles menores han llegado a la ciudad que rige el Norte. Hoy empezará la marcha hacia las Tierras de los Ríos, ha habido varias deliberaciones en torno al lugar del casamiento, pero por motivos estratégicos se decidió realizar en el hogar de los Mallister, de esta forma, las casas de las tierras de los ríos, más suspicaces ante el reinado de Bran, se verían más cómodas al no tener que viajar demasiado... y se aprovechaba la marcha para bajar parte del ejército hacia el Sur y así poder tenerlo alerta ante los posibles futuros acontecimientos.

El matrimonio entre Jonah Umber y Alliana Mallister se había considerado una cuestión Real ya que significa la unión entre el Norte y el Tridente. 

La casa Umber, una de las más leales a su majestad, el Rey Bran Stark, ha demostrado estar muy segura de la unión y Jonah Umber, un hombre enamorado, no ha dejado de pasearse entre la gente animándola en el largo viaje que os espera. 

Los Glover y los Mormont aparecen en Invernalia con sus ejércitos al servicio de Bran Stark. 300 hombres a pie, 200 competentes y 100 inexpertos por parte de los Glover y 100 arqueros competentes, 100 infantes competentes por parte de los Mormont, encabezados por Joren Mormont, hermano de Alysane Mormont, que no ha podido acompañarle.

Los hombres de los Manderly y de los Reed se os unirán en el cuello junto con sus respectivos señores, para acudir todos a la boda. 

El destacamento de los Umber, afincado en Invernalia consta de 400 hombres a pie, 200 competentes y 100 veteranos y de 150 veteranos del Lobo. Por parte de los Stark bajarán 600 veteranos del Lobo y 3000 infantes, 400 veteranos y 2600 veteranos. También 500 jinetes veteranos. 

La flota Norteña se quedará guardando las costas para prevenir posibles incursiones futuras. De esta forma, casi la mitad del ejército Norteño partirá para unirse al Ribereño. 

Te levantas con el ruido del patio. Hoy es el día de la marcha hacia las tierras de los ríos y se había acordado un desayuno entre todas las figuras más destacadas que formarán parte en la comitiva, entre los cuales sabes que puedes estar tu, dada tu posición como Maestre

En mitad de la noche despiertas en la habitación que Lord Bran te ha cedido con amabilidad. El ruido que te ha despertado es el de alguien llamando a tu puerta.

Mandas a John abrir la puerta mientras cabeceas, aún medio dormido, y este deja entrar a la persona que ha llamado, Lady Missandei.

Lord Marcus, debo pediros disculpas por despertaros a estas horas de la noche pero el tiempo apremia. Lord Bran no ha sido razonable y debo partir en busca de otras personas más competentes para dominar la situación. Me gustaría que vos me acompañaseis pero, no temáis, vuestro hijo será bien cuidado aunque no decidáis partir a mi lado -te dijo la mujer, vestida con una túnica de color blanco que tapaba todo su cuerpo salvo su regio rostro.

Tu señor niega con la cabeza mientras se sienta, sin cambiar ni un ápice su rostro serio y ensombrecido -Ojalá pudiera hacerlo, Joshep, pero no puedo hacerlo. He vuelto a tener sueños, ese tipo de sueños, ya sabes.

Lord Reed te había confiado a ti el que era su mayor secreto, su capacidad para ver el futuro, un hecho que solo unos pocos elegidos conocían y que había salvado varias veces la vida de la familia Reed, a la par que provocaba en Lord Jojjen un temible pesar.

He visto la guerra llegar a El Norte, he visto a mi casa arder hasta los cimientos, ser destruida. He visto mi muerte, la de mi hermana y mis hijos ante las manos de un vil asesino -te sincera, con el rostro pálido -debemos hacer algo para evitar ese aciago destino.

Te asombras y te enorgulleces de el poder de El Norte. Miles de hombres armados esperan en los patios de Invernalia y en el exterior, ondeando los estandartes de las grandes casas y del Rey Bran.

Muchos hombres te saludan con respeto, dado tu puesto, y dado su elevado número eres incapaz de reconocer alguno de los rostros que has visto.

Mientras paseas por el exterior, esperando ver a algunos de los grandes, observas a un grupo de soldados que hablan en voz baja entre sí, hombres de los Uller y algunos de los tuyos, de los Stark.

Dicen que durante la guerra se aliaron con los Bolton y ahora los detalles han salido a la luz.

¿Como han podido hacer eso?

El Rey Bran debe de hacer algo.

Sir Neal esperó paciente a tu lado hasta que diste órdenes a las tropas y las organizaste, observando todo con interés, desde tu forma de hablar, las palabras que escoges y las órdenes en sí mismas.

Tras ello el joven se acercó a ti, susurrándote -¿Que rumores son esos Sir Rymund? ¿quienes podrían cometer tamaña ofensa? El chico parecía verdaderamente preocupado y su rostro, normalmente juvenil, se tornó serio.

-"Algunas cosas de esas llegaron a mis oídos- dije mientras caminaba, en el mismo tono de voz que él y frunciendo el labio, como lamentando aquella información- hasta donde se algunas cosas pueden ser ciertas, sino todas, es ahora cuándo más debemos permanecer unidos, la confianza y el honor son cosas que no abundan en estas épocas...- con un dejo de melancolía a pesar de mi edad pronuncié las palabras- ojalá hubiese más hombres como lo fue Ned Stark"-

Salí y salude con la cabeza a todo aquel que me saludaba, deteniéndome unos segundos para charlar con algún mozo de cuadras de trivialidades.

Fue entonces cuándo escuche algo de la conversación que parecía gestarse entre algunos hombres de las casas banderizas.

Me acerque a ellos mientras analizaba sus palabras, antes de hablarles:

-"Y cuales son esas noticias que han salido a la luz?- los mire, esperando que me miraran, para saludarlos con la cabeza- caballeros*"-

Mi semblante simpático  se empezó a tornar más serio al oír las palabras de Lord Jojjen, miré un momento hacia el suelo, últimamente sus sueños no eran nada buenos y se estaban haciendo algo más frecuentes de lo que nos gustaría. "Al parecer es más fácil pegar la tristeza que la alegría, sobretodo en los tiempos que corrían..."

Escucho las palabras que el señor dispone para mí. - Mi señor, no nos alarmemos, de echo ya vimos en otras ocasiones como sus sueños pueden ser de mayor utilidad de lo que parecen, la guerra está a punto de comenzar, es un hecho que casi se respira en poniente, y cuando la guerra aparece se extiende como una plaga de la que nadie puede librarse, ni los castos, ni los buenos, ni los nobles, nadie puede. Que llegará la guerra es seguro, que llegará hasta nuestras mismísimas puertas, probable, pero mi señor Lord Jojjen Reed, juro ante los dioses que ni usted, ni su hermana, ni sus hijos recibirán daño alguno, me encargaré yo personalmente mi buen señor. - dije solemnemente mientras me ponía derecho como el mástil de un barco, una carcasa vieja pero un espíritu fuerte encerrado en él. - ¿En que está usted pensando?- pregunté en primera instancia pues el buen señor no solía dejar que las palabras se las llevase el viento ni pedía consejo a ciegas, siempre parecía conocer muy bien cual iba a ser el siguiente paso. 

Jean había llegado algo más tarde al comedor junto con los demás, como siempre con aire tranquilo, sin demasiadas prisas. Parecía disfrutar el momento, cada paso que daba por el salón, todo parecían buenas sensaciones para él. Se acercó sonriente hasta la mesa donde se encontraban los buenos compañeros de la casa. 

- Buenos días mis señores- dije con el hilo de voz que me caracterizaba. Sonrío ante las palabras del bárbaro - Yo sé de alguien que preferiría estar en la cómoda habitación caldeada de su señor en lugar de estar recorriendo poniente justo en el filo de la navaja- dije sarcástico al bárbaro- incluso aunque tuviese que perderme a los mejores guerreros de todo poniente, jeje- la pequeña carcajada cogió a los compañeros por sorpresa que parecían no haber visto reír a Jean en... ¿todo el camino? - Bueno supongo que la Lady piensa que ya ha visto a los "verdaderos guerreros"- digo imitando la frase del Kordur - ya que está rodeada de inmaculados ¿no? - después miro al compañero de Sir Symon que no solía hablar demasiado - Supongo buen Konrad que si no fuera por ella nosotros no estaríamos aquí, ¿no crees? No sé cuales serán las intenciones de la mujer. - "como si alguien supiera las intenciones que tienen las mujeres..." - Parecía que la mujer sabía muy bien lo que hacía y por qué... no seré yo quien la critique. - cambiando de tema pregunto por la frase que había dejado caer - ¿Desunión? No me había enterado de nada, pero bueno, no nos dejes aquí en vela, sigue hablando por favor - dije en tono educado instando a que hablase. - ¿Quien podría disentir de la opinión de Lord Bran? Parece un señor muy sensato...- quedé pensando en los banderizos que tenía intentando encontrar cuales eran los eslabones quebradizos de la cadena. 

- Sir Symon está usted muy callado esta mañana.- Insté al caballero que parecía algo ensimismado. 

Escucho las palabras de Neal, pero se aseguro primero que cada uno tuvieran sus ordenes antes de responder ls preguntas del joven. Luego queestuvieran todos ocupados se aparto un poco con Neal.

Sir Neal se dice que los caballeros no debemos ponernos en la politica, que solo deberiamos ocuparnos de luchar y nada mas. Pero aquel es grave error que a costado enumerables vidas a muchos de nosotros por eso espero que no sigas ese camino. le comento seriamente antes de empezar con el tema a tratar. Respecto a los rumores se habla que las casas GoodBrook y Ryger podrian elegir otras lealteades a otro rey distinto. Ambas fueron fieles a los Targeryan durante la rebelion de Robert, me acuerdo bien porque tuve que pelear en esa batalla contra varios de sus caballeros. Por eso mismo sufrieron bastante cuando Lord Hoster los castigo quemando sus campos y dejandolos apartados por muchos años. le explico recordando de memoria lo que habia vivido. Solo en los años recientes recuperaron influencia gracias a la Reina.

Se quedo callado un rapo para que el joven Neal, pensara en sus palabras antes de agregar. Los comprendo hasta cierto punto, pero no los justifico. Es por eso que no dejare a nuestra casa sin defensas hasta que podamos asegurarnos tener su completa lealtad al Rey del Norte.

Sir Symon s habia queddo callado mientras comia esperando que todos los presentes hablaran, como sospechaba Lady Missandei actuo de una manera demasiado impulsiva y se marcho rapidamente. Tomo un poco de vino caliente para bajar la comida y miro a Jean cuando le comento sobre su silencio.

Me disculpo, es que me encontraba pensando en lo que esta pasando y en lo que haremos. dijo con bastante seriedad.Parecia que agregaria mas a sus palabras aunque el tema del descontento de algunas casas lo dejo interesado.

Luego miro a Konrad para qu nos contara de los rumores que seguramente escucho de alguna sirvienta que hara seducido. Pensando en eso volvio a sonreir prestando atension a su amigo.

Me incorporo somnoliento, restregándome los ojos con las manos. - ¿Mi hijo? ¿Os acompaña? - todavía un poco atontado por el sueño intento pensar un poco. - Pero... si Bran no aceptó, ¿a quién pretendéis sugerírselo? Sinceramente no veo a nadie cualificado para esa posición. -

Además aunque Bran no quiera ocupar esa posición, me a prometido ayuda y apoyo a mi causa y a la de mi hijo... no tiene sentido que despreciemos esa oferta... es prácticamente nuestra única oportunidad.

Pienso para mi mientras espero la respuesta de Lady Missandei.

– Cof, cof, cof.– Hoster se levanta y expulsa con dificultad las flemas que se han generado durante la noche.– Demasiado frío en estas tierras...

Con cuidado y de forma bastante lenta el maestre se viste y se abriga lo que puede, pero dejando ver la cadena de su cuello. Nuevamente con paciencia comienza a caminar hacia el salón donde se va a celebrar el desayuno entre varios hombres importantes tanto del Norte como de la tierra de los ríos.