Partida Rol por web

La Guerra de los Padres

Introducción - Ambientación

Cargando editor
12/02/2014, 19:03
Director

El viejo Averment Culprits echó un tronco más a la hoguera, que pareció chisporrotear agradecido. Las llamas le iluminaban desde abajo, las sombras le daban una extraña expresión cuando empezó a hablar a sus nietos.

“En la antigüedad la magia servía a los hombres, a todos. Nuestros antepasados, los Padres, todos y cada uno de ellos, disfrutaba del poder. Como hábiles hechiceros, la magia les obedecía y ellos la empleaban para que les alimentara, les protegiera, les transportara, les diera calor y para defenderse en batalla. No dependían de la luz del sol o de la lluvia. Todos ellos, hasta el más humilde, era poderoso.

Algunos de los ancianos dijeron que la magia corrompió a los Padres, que les alejó de los dioses. Otros, que los Padres fueron castigados por derrocharla. Los abuelos de los más viejos dicen que todo empezó por desear la inmortalidad y por usar la magia para hacer la guerra.

Quizás nada de eso sea cierto, quizás todo lo sea. Pero todos conoceís el resto de la historia, pues todos vuestros mayores, hijos de los hijos de los antiguos Padres, como vosotros mismos, os la cuentan por las noches, como yo ahora, alrededor del fuego.

Entonces, ocurrió la surgida del Nigromante. Un mal terriblemente poderoso, que abarcó en poco tiempo todos los confines del mundo; capaz de extender su poder y su fuerza con vertiginosa velocidad y fiereza. El Nigromante maldijo a la humanidad y levantó a los muertos de sus tumbas y los empleó para servirle y los cadáveres combatieron contra los Padres.

Unos dijeron que los Padres perdieron la guerra, derrotados y humillados. Quiero creer que los Padres vencieron al Nigromante, que después de terribles combates consiguieron derrocarle, sacrificando para ello toda su magia; que sólo así, con enorme esfuerzo pudieron hacerle frente. Hay quien cree que el Nigromante yace muerto, otros, que permanece oculto esperando la oportunidad de resurgir. Otros, que viaja entre nosotros, oculto, anónimo, acechante.

Lo cierto es que la magia se extinguió de entre los hombres, ahora, ninguno de nosotros comprende la magia y los hombres no conocen encantamientos. Ni vostros, ni yo. Tan sólo el esfuerzo y el sudor y la bendición del sol y el agua.

Las leyendas sin embargo hablan de que aún puede encontrarse algo de magia entre las ruinas de las viejas casas de los Padres, en sus ciudades, en algunos artefactos de entonces que aún conservan su antiguo poder. Pero oid mi última advertencia, no seais necios, no seais avariciosos, pues todos saben, que los no muertos se sienten atraidos por la magia y frecuentan esos lugares, ansiosos por devorar el poder mágico y a aquellos que lo buscan.”

Dicho esto, Averment Culprits guardó silencio, para que los más jóvenes, alrededor del fuego, meditaran sobre sus palabras.

Cargando editor
23/02/2014, 11:06
Director

El pueblo de Forbrag se alza sobre la costa acantilada al borde del mar que los Padres llamaban por alguna razón ahora olvidada y sin sentido, el mar de la Paz. Éste se extiende al oeste de la villa. Descender el acantilado, de más de 30 metros de altura es imposible. La costa, accesible según los rumores si uno se aleja unos kilómetros haica el norte o hacia el sur, está prohibida por el señor del poblado y por los ancianos.

Forbrag está construida sobre un antiguo asentamiento de los Padres de una extensión mucho mayor, se compone de unas dos docenas de casas de madera y piedra. Se rodea de una muralla baja, de 2 metros de altura, construida con los restos ya saqueados de las viejas construcciones en ruinas que quedaron fuera al amurallar el recinto actual. Esto hace que desde el muro se observe una extensión con escasa vegetación de unos centenares de metros, con pequeños islotes de escombros bajos, restos de muros aún no canibalizados y metal retorcido, oxidado e inútil.

Al norte y sur de la villa se extiende la antigua calzada construida en época de los padres y en la actualidad rota por las raices e invadida por la vegetación. Al este se extiende un camino de tierra que lleva, tras medio día de camino, al bosque donde la cuadrilla de leñadores de Forbrag aprovisiona a la aldea de material para calentarse y para la pequeña forja del poblado.

La alimentación de la villa se centra en una pequeña explotación de gallinas, un pequeño huerto y la caza, por la cuadrilla de cazadores de las abundantes aves silvestres de asqueroso sabor que revolotean sobre la villa y sus alrededores. El agua potable es uno de los grandes lujos de Forbarg. Aunque no existe en la villa río alguno, los vecinos recogen agua de lluvia cuando ésta ocurre, en el centro de la villa se encuentra una fuente, construida por los Padres que mana agua cuando se le ordena, con una pureza y sabor extraordinarios y sin límite hasta la fecha.

Cargando editor
09/03/2014, 17:50
Director

Los personajes serán ciudadanos del pequeño poblado llamado Forbrag, con unos 40 habitantes, donde todos los habitantes pertenecen a una de tres familias o son hijos de forasteros aceptados recientemente.

La población de la aldea se divide en tres familias fundamentales, los Justicar, los Culprits y los Wits. Sin embargo casi todos los habitantes son en cierto grado parientes entre sí. En la actualidad, es costumbre habitual que los jóvenes, hombres y mujeres, viajen a otras aldeas en busca de pareja con la que formar una familia. Esto evita los problemas de cosanguinidad. Quizás por ello, la aldea esté dispuesta a aceptar, excepcionalmente la entrada de extranjeros, ya sea como esposos o esposas de hijos de Forgrag o raramente, como refugiados. Eso sí, todos los habitantes tanto nativos como foráneos deben demostrar, y no sólo puntualmente, sino de forma continua su valía y su utilidad para la comunidad.

Los habitantes se organizan en grupos de trabajo o cuadrillas, según su habilidad y conocimientos:

- Los cazadores, que cazan las aves salvajes que habitan la costa. Ocasionalmente se cobran piezas mejores como conejos, zorros o algún herbívoro mayor.

- Los recolectores, que cuidan del huerto y de las aves de corral.

- Los leñadores, que viajan a diario hasta el bosque al este y de vuelta para proveer al pueblo de combustible para la fragua y la calefacción de los hogares.

- Los guardianes, protegen a los miembros de las otras cuadrillas cuando se alejan de la seguridad de las murallas, que también vigilan.

- Existen además algunos individuos que se ocupan de tareas particulares, como el herrero y su ayudante, el sacerdote del culto al sol y el agua, la curandera y su ayudante.

- Los exploradores, en ocasiones, alguien, lo suficientemente valiente o loco, se aventura, en solitario (o en parejas) más lejos de medio día de la aldea, exploran los alrededores y vigilan las antiguas calzadas.

El noble jefe de la aldea, Orbert Wits, se ocupa de dirigir las actividades y dirimir las discusiones del día a día. Los más ancianos de aldea en ocasiones son consultados por éste. El cargo es hereditario y los habitantes de la aldea dan por hecho que el hijo mayor, Kal Wits, será el jefe.

Los bienes recolectados son repartidos entre los habitantes del poblado, en forma de economía colectiva. Eso hace que todos los habitantes reciban alimento, agua y madera suficientes. Sin embargo, la propiedad privada existe y las casas y las propiedades pasan de padres a hijos y también son intercambiadas. Los bienes no fungibles, como armas, herramientas, ropa... son, por lo general, una propiedad privada. Si un individuo realiza un trabajo superior o de calidad excepcional a la prevista es posible que se vea recompensado por orden del noble.

Cargando editor
29/07/2014, 22:02
Director

El Enemigo o El Nigromante*, se vale de múltiples armas para destruir a los hijos de los Padres (léase los seres humanos, tales como vosotros), la enfermedad, la desesperación y la desconfianza son las más potentes. Respecto a sus siervos, pueden tomar diversas formas (incluso puede que crebain Sr. Spartan**). Tal y como pone más arriba en el hilo Ambientación "El Nigromante maldijo a la humanidad y levantó a los muertos de sus tumbas y los empleó para servirle y los cadáveres combatieron contra los Padres".

El Nigromante se sirve de cadáveres reanimados, hombres que han perdido su alma, que han perdido su contacto con el sol y el agua. Hombres que corrompidos ahora sólo buscan servir a su amo y destruir a los hombres. Menos numerosos que en la época de los Padres, cuando según las historias los ejércitos del Nigromante se contaban por miles y miles, siguen siendo peligrosos, salvo que se los enfrente en pequeño número o con aplastante superioridad numérica. Quizás sea cierto que el Nigromante fue derrotado por los Padres antes de su caída, pues sus siervos a menudo parecen vagar sin rumbo o sin sentido como si esperaran órdenes, pero si son capaces de recordar su deber de destruir a los vivos. Cuerpos desgarrados, esqueletos, de los hombres malditos, esos son los siervos del Nigromante y es fácil reconocerlos una vez los has combatido alguna vez.

El sol y el agua nos mantengan a salvo de semejantes seres.

Notas de juego

*Doble guiño para el Señor de los Anillos.

**Eso suma tres para el Señor en un mismo post. Y no, no es en serio, nada de crebain, no señor. No que vosotros sepaís (risa maléfica)

Cargando editor
03/01/2015, 18:49
Tome Justicar

El sacerdote sentó una vez más a todos los jóvenes a su alrededor, como hacía una vez por semana, con excepción de aquellas ocasiones en las que se celebraba un servicio, momentos en los que para descanso de los jóvenes, se reunía ante el sacerdote todo el pueblo y no sólo ellos. O al menos todos aquellos miembros del pueblo que tenían obligaciones inexcusables, tales como los guardias de la muralla o alguno de los cazadores, que se rumoreaba, casualmente casi siempre eran los mismos, Sido y sus hijos.

Pero aquel día no había servicio, ergo los jóvenes se sentaron en el suelo de tierra de la plaza a escuchar las enseñanzas de Tome Justicar sobre el culto del Sol y el Agua, las dos bendiciones que protegían a los Hijos, como habían protegido a los Padres. Una vez más la profunda voz del sacerdote retumbó en los oídos de los niños, mientras sus padres se afanaban algo más lejos.

- ... Los sirvientes del Nigromante son muchos y muy peligrosos. Pueden pareceros lentos o torpes, pues no son sino títeres en manos de su señor. Han perdido la bendición del Sol y del Agua y sus mentes han sido consumidas y podridas por el Nigromante - los muchachos no pudieron evitar un gesto de asco al oir esto - ¡No os acerqueís a ellos! ¡No dejeís que alguno de ellos se acerque a vosotros! Su mero toque puede hacer que vuestra alma se consuma, vuestros ojos se cieguen y no volvaís a ver el Sol, vuestra lengua se seque no volvaís a probar el Agua - los más pequeños se encogieron de miedo, los mayores, que ya lo habían oído más veces hincharon el pecho haciéndose los valientes, sabiendo lo que venía a continuación - Pero no huyaís, buscad a vuestro mayores, fijaos en los guardias que protegen nuestra muralla. Avisadles para que puedan hacer frente a su amenaza, pues los siervos se arrastran en la oscuridad, caminan noche y día y no descansan hasta acabar con vosotros. Sed valientes.

- No ayudeís a los marchitos, no intenteís hablar con ellos, pues su mente se ha perdido y no escucharán a nadie más que al Nigromante que susurra en sus cabezas. Que les hace buscaros y maldeciros como ellos han sido malditos. Recordad la bendición del Sol y el Agua.

Cargando editor
03/01/2015, 20:12
Director

Los sirvientes del Nigromante vagabundean por la llanura, como si los Padres, como dicen algunos hubieran vencido al Nigromante y acabado con él al final de la Guerra, por alto que fuera el sacrificio que debieron de hacer, por fuerte que fuera la magia que emplearon. Sin su maligno señor, sus siervos, cadáveres alzados como cuentan algunas historias, deambulan sin rumbo, solos algunas veces, en pequeñas bandas otras. Incluso, si las palabras de los, siempre exagerados comerciantes ambulantes son ciertas, en auténticos ejércitos, capaces de arrasar pueblos enteros. Las historias también cuentan que muchos sirvientes se encuentran en los antiguos lugares de poder, donde abundaba la magia, allí se sientan esperando que su señor se alce a sí mismo y los reuna para volver a intentar destruir el mundo ahora que los Hijos se encuentran desvalidos sin el poder que ostentaran los Padres.

Los ojos de los sirvientes del Nigromante parecen ciegos, pero pueden ser capaces de percibir a los seres vivos. Una vez que encuentran una, rara vez dejan de perseguir a sus presas. Por suerte, son lentos y es posible hacerles perder el rastro si uno es lo suficientemente veloz. Aunque ha de hacerse pronto, pues con el tiempo, la presa se cansará, mientras que los engendros son espoleados sin cesar por la magia del Nigromante.

La mejor forma de combatirlos es mantenerlos a distancia, como hacen los guardias de Forbrag, cuya arma de elección es la lanza, que permite alcanzarlos desde la seguridad de las murallas. Otra opción es emplear la fuerza bruta, de la que es precisa una gran cantidad, pues sus cuerpos se mantienen unidos mediante magia negra y no precisan de órganos o sangre (aunque sí de alimento) para mantenerse en pie y pueden soportar un gran daño antes de caer. La última arma es la destreza con armas arrojadas, pues en caso de destruir su cabeza, se libra su mente de la influencia del Nigromante y mueren, pero la tarea no es sencilla y sí muy peligrosa, pues salvo que se les supere en número ampliamente, pueden llegar a alcanzar a los imprudentes y su mero contacto puede ser terrible, pues la magia negra rezuma de sus cuerpos.