Partida Rol por web

Cita:

¿Un oso parlanchín?, acierta a decir Aelar. ¿Y cuatro sátiros, aquí? Caramba, qué diversión.

Echando una mirada al resto del grupo comenta: mejor que vayamos por las buenas, porque cuatro sátiros y un oso pueden dar MUCHA faena.

Esa era mi intención desde el principio... tratemos de convencerles de que este no es su sitio, y que si desean quedarse deben comportarse como la gente civilizada. Varis casi recita las palabras, parece que estuviese acostumbrado a decirlas de memoria, como parte de sus enseñanzas religiosas:

Las aldeas y ciudades deben ser respetadas por los seres salvajes, al igual que la naturaleza debe ser respetada por la gente civilizada... esas criaturas están rompiendo el equilibrio, y es mi deber hacerlos entrar en razón.

El paladín se dirige hacia la puerta de la taberna, esperando a sus compañeros si es necesario, mientras da un beso a su símbolo sagrado y reza mentalmente una plegaria pidiendo llevar a buen término esta empresa... claro que por si las palabras y oraciones fallasen, también coloca la mano sobre el pomo de su espada.

Sureya pone su símbolo visible y avanza detrás del paladín al interior de la posada.

En un principio, Hadarai parece molestarse por la respuesta recibida del aldeano o, mejor dicho, por el tono de la misma.

-¿Cómo que "esas malditas criaturas del bosque"?

Sin embargo, al darse cuenta de que el hombre tiene realmente razón en su queja, el mago eladrín pronto relaja su enojo para terminar asintiendo con la cabeza.

-Una posada no es el lugar más adecuado para un oso (¿ha dicho parlanchín?) y cuatro sátiros, sin duda.

Después, en absoluto silencio y viendo que varios de sus compañeros tienen la clara intención de entrar en el local para apaciguar los ánimos y tratar de mediar en el conflicto, Hadarai decide acompañarlos por si surgen problemas finalmente. 

Viendo que no va a haber más remedio que encerrarse con los miuras, Aelar piensa rápido y, antes de que los demás arranquen, le pregunta al aldeano: Disculpe. La posada debe tener una puerta trasera, ¿no? ¿Tendría la bondad de decirme cómo se accede?

Y, a sus compañeros: Sureya, ¿por qué no dejamos que los chicos tanteen la situación mientras tú y yo hacemos una excursión por la puerta de atrás? Si la cosa acaba a tortas en un lugar cerrado (Corellon no lo quiera), no iría mal conseguir algo de ventaja posicional, ¿no te parece?

Varis se para a mitad de camino, como acordándose de algo de repente, se da la vuelta y se dirige al joven silencioso que les acompaña:

Faust, ¿prefieres venir con nosotros, o con las chicas? Tu decisión será respetada en cualquier caso, pero si vienes con nosotros, quedate detrás de Boran o de mí junto a Hadarai, y déjanos hablar primero... el paladín parece algo preocupado, pues ha podido observar las reacciones del chico cuando se ve inmerso en una situación violenta, y en un principio quiere evitarla a toda costa.

Después se acerca al mago y le susurra:

Hadarai, intenta controlarlo hasta que las cosas se pongan verdaderamente feas, después... supongo que cualquier ayuda será bienvenida.

Sureya frena su caminar tras Varis y asiente en silencio, consciente de la sensatez de las palabras de Aelar.

Ladeando la cabeza tantea cual de los caminos tomar en una postura inconfundiblemente dracónico.

Cita:

¿Siempre eres tan optimista, querida?, comenta Aelar mientras espera respuesta de los aldeanos. No me lo digas, prefiero averiguarlo por mí misma, sigue mientras comprueba maquinalmente que ambas espadas, la larga y la corta, que lleva ceñidas a la espalda, deslizan con suavidad de sus respectivas fundas.

Si no, siempre nos queda esperar fuera y, cuando los chicos griten pidiendo ayuda, entrar a salvarles el culo como de costumbre, con aquí Ascua y Escarcha, dice en voz baja señalando a ambas espadas.

Por cierto, ya que he dicho "culo"; hay alguno de los gañanes del grupo que, pese a serlo, está francamente atracativo.

-El joven vendrá con nosotros--afirma con rotundidad Hadarai pasando un brazo sobre los hombros del brujo cariñosamente.

-Ambos estaremos calladitos... a menos que llegue el momento en el que tengamos que hablar... a nuestra manera. ¿Verdad, Faust? ¡Je, je, je!--bromea el mago eladrín para aliviar la tensión del adolescente mientras sigue a los dos luchadores al interior de la posada.

Faust escuchó las preguntas de Hadarai con un ceño de esfuerzo en las tupidas cejas. El cabello desgreñado parecía erizarse de energía estática de algún tipo, mientras la transpiración aparecía en su mente. La expresión mostraba sentimientos encontrados; algo con lo que el chico solía tener problemas. El cetro no tardó en volver a chascar contra las escamas, mientras el muchacho lo frotaba nervioso, entornando los ojos a un lado y a otro repetidamente, como buscando una vía de escape. Cuando comenzó a parecer que la situación acabaría mal, finalmente señaló con el instrumento al paladín, diciendo:

-Varis.

Luego, con el gesto entornado esta vez hacia Hadarai, se acercó el corto bastón a los labios y dejo escapar el aire por los lados en un sonoro:

-Ssshhssshh...- mientras su expresión no cambiaba, pero sus pupilas parecían sonreír cómplices.

Todos habían visto las profundas expresiones del chaval en sus insondables niñas; el mundo del joven ocurría hacia dentro, sin dudal. Aquellas ventanas eran generalemente la mejor indicación de lo que su esmaltada efigie no decía.

Os preparais para entrar en la posada

Aelar se mueve con rapidez hacia la parte posterior de la posada haciendo una señal a Sureya para que la dracónida le siga, aprovechando para dejar caer al resto del grupo: Intentad no empezar una pelea sin más, ¿vale? A ver si podemos convencerles de que se vayan.

Mientras va hacia atrás, murmura para sí: No me lo creo ni yo.

Siempre es extraño ver una sonrisa en una boca sin labios, pues parece amenazante, pero eso es lo que parece el gesto de Sureya ante las palabras de su compañera.

Cita :

No, a veces soy mucho más realista...

Ambas mujeres desaparecen por un lateral, rodeando la taberna, y justo antes de desaparecer echa un vistazo a las posaderas de Varis, disimuladamente...

mmm