Aelar, en cuanto entras ves el destrozo que han hecho en la cocina, casi todos los barriles parecen haber sido vaciados por estos salvajes.
- Venga ese trago! ¿Hay alguna bebida que no esté rota?
Seguro que nos queda algo por aquí. Lo mismo te doy si bailas algo se ríe un sátiro, algo achispado.
Demos pábulo al resto de tus compañeros.
Aelar asoma de nuevo al patio para poner al día a Sureya de lo que se cuece, en voz baja.
La situación es potencialmente explosiva. Los sátiros van más borrachos que una cuba, esos no me preocupan demasiado, pero el oso son palabras mayores. Si hay que ponerse a repartir habrá sangre, y mucha, y tal y como van no parece que se pueda razonar demasiado con ellos.
La parte positiva es que las puertas no están cerradas con llave, así que podemos ponernos a la espalda de esa peña fácilmente, pero temo hacerlo y que se líe. Vamos a hacer una cosa: hay una puerta a cada lado; pongámonos una detrás de cada puerta y esperemos un par de minutos a ver si los hombres son capaces de desactivar la situación... que va a ser que no, antes de entra a por uvas.
- Deberíamos colocarnos lo más cerca posible de donde, antes o después nos va a tocar contener a estos alborotadores a base de golpes. Por cierto, por las voces que llegan hasta aquí, sospecho que el que realmente manda es el oso, centrémonos en él en caso de combate.
Y a continuación descuelga su maza de la espalda, la agarra firmemente con ambas manos y obedece a Aelar y se desliza silenciosamente (o lo que pueda) a la parte posterior de la sala principal.
Cita:
Aelar asiente con la cabeza, pero cuando ve a la dracónida empuñando la maza frunce el ceño: Yo esperaré un poco a eso, comenta.
Y ocupa su lugar tras la puerta.
El chico, interesado por la peculiar música que los sátiros tocaban, había comenzado a balancearse al compas, tarareando por lo bajo. Para alguien que le conociera, como era el caso del gupo, resultaba encantador, aunque un poco intranquilizador, dados los cambios emocionales a los que el jovencito era dado; igualmente podía gustarle que estarlo simplemente haciendo como escape para el estrés generado por algo que le ponía nervioso en todo esto.
El muchacho siguió así tarareando fuera, sin decidirse a acercarse, posiblemente algo atemorizado por el oso, y muy posiblemente sin muchas ganas de entrar en un bullicioso edificio lleno de seres extraños, inquietos y ruidosos.
Faust se reincorpora de momento (a ver si me dejan en paz ya con tanto vete y vuelve).
Vamos a llamar a esto: defensa total, por si pasara algo.
Buenos días y buen provecho... saluda el paladín nada más entrar en la taberna poco después de Boran, con una amplia sonrisa en su rostro, muy bien practicada durante años.
Parece que se está celebrando una buena fiesta hoy aquí, espero que no os importe que nos unamos... dice haciendo amago de dirigirse a una mesa libre, pero deja el gesto a medias y añade... claro que, ¿no os parece algo injusto haber dejado a toda a esa gente ahí fuera, pudiendo disfrutar aquí todos juntos como buenos vecinos?
La situación parecía más complicada de lo que pensaba en un principio, la actitud inicial de los sátiros y el oso distaba bastante de ser amistosa, y para colmo estaban borrachos. Había rezado porque fuera cosa de los aldeanos y sus prejuicios, pero parecía que realmente estas criaturas se estaban pasando de la raya y habría que calmarlas, por las buenas o por las malas.
Y como siempre era habitual en Varis, empezaría intentándolo por las buenas y con la mejor de sus sonrisas.
Tirada: 1d20(+14)
Motivo: Diplomacia
Resultado: 18(+14)=32
Te dejo una Diplomacia.
Mientras escucha tras la puerta, Aelar busca con la vista una bandeja y unas cuantas jarras que colocar encima, por si hay que entrar por las buenas.
Parece que el paladín empieza a afinar con la melodía, comenta para sí en voz baja. Ya tocaba que alguno de los chicos mostrara que tiene algo debajo del casco, caray. Viendo la posibilidad de que las cosas puean calmarse, la joven elfa prepara la bandeja, se arremanga generosamente el faldellín (de forma que sus piernas queden bien a la vista), y desabrocha un par de botones de su camisola, dejando ver el canalillo sin demasiados problemas. Siendo sátiros, razona, a la que vean teta y culo se les bajarán los ánimos bélicos con la misma rapidez que se les subirá otra cosa, y con un poco de suerte y de labia, igual se enzarzan con el oso y nos ahorran trabajo.
Una vez preparada, y tras mirarse en un espejo para comprobar el efecto, se vuelve a colocar tras la puerta, con la bandeja a mano.
Posteo para tí porque no hay nadie donde yo estoy. Antes lo he hecho en abierto porque eran cosas previsibles, pero esto no lo es.
A la entrada de Varis otro sátiro dice. Será estupendo dejarte participar en la fiesta aunque solo sea para ver como se te mancha esa bonita armadura que llevas encima.
cuando el paladín comenta lo de invitar a otros el oso contesta.
Lo injusto sería que nos hubieramos quedado sin bebida por tener que compartirla con esos pueblerinos.
Otro sátiro replica. Además nuestro grandote amigo AbrigoRojo tiene muy malas pulgas cuando se emborracha. Así que fuera están más seguros.
En tu turno haces tu entrada. Vete pensando que habilidad cuadra más con lo que piensas hacer.
Asalto nuevo. Le toca a Boran.
Boran camina hacia el otro lado de la mesa, y se sienta a esperar en uno de los taburetes. Dado que el paladín ha entrado, mejor que sea él quien negocia. Dónde está ahora es buen lugar para tener vigilado a uno de los sátiros.
- Creo que bailaré en cuanto me siente un poco y pueda tomar algo de vino...
Eso que es ¿engañar o diplomacia?
La idea es que fuese texto de relleno para no dejar un post sin nada más que decir que me siento.
Pero si ha de ser algo, diplomacia.
Ok. Entonces tu acción es sentarte, sin ninguna prueba de habilidad.
Cita:
Hombre, lo suyo sería una tirada de Percepción para ver quién está al mando y ver si se le puede convencer amablemente.
Para eso no te hace falta percepción. Hay uno que habla más que los demás y es el que está encima de la mesa. Así que puedes hacer tu entrada directamente si quieres.
Aelar balancea la bandeja con bebidas en su mano derecha, empuja la puerta con la izquierda, entra en la sala común con un cierto contoneo, y se coloca al lado del sátiro subido a la mesa, que es el que parece llevar la voz cantante. Decide romper el silencio diciendo: Buenas tardes, hermanos de la Naturaleza. He encontrado estas bebidas allá atrás, y he pensado que podríamos compartirlas.
Allá vamos.
Por cierto, no os lo he comentado, pero Aelar lleva las espadas al revés de lo que cabría esperar lo que, a un obvervador avispado, le indicaría que es zurda.
¿Y tu quien eres? Que crueles son en este lugar, donde la alta estirpe tiene que servir bebidas a un sátiro.
Elige que habilidad sustenta tu mentira.
El resto podéis ir adelantando lo que haréis y si aportaréis algo al desafío de habilidad.