Partida Rol por web

Aelar no dice nada en esta ocasión, vuelve a preparar dos flechas, y las dispara certeramente al mismo sapo que antes.

Boran sigue pegando al enemigo que tiene pegado, tratando de asegurar sus golpes...

Varis trata de zafarse de nuevo de la lengua del sapo con menos éxito está vez, así que cambia de estrategia y se dispone a ensartar al trasgo, suponiendo que sin él la montura podría verse desorientada y fácil de ahuyentar.

Su espada reluce antes de impactar a su enemigo y las heridas de algunos miembros del grupo se cierran a la vez que se abren las del jinete trasgo.

Maldiciendo por lo bajo, no sabéis muy bien si por la obstinación de vuestros oponentes o porque el grupo no termina de posicionarse correctamente, Hadarai avanza con decisión al tiempo que levanta hacia el cielo la vara mágica. Enseguida el bastón chisporrotea con fuego arcano y el conjurador eladrín convoca una feroz explosión de llamas que abrasa al trasgo con el que lucha Boran.

-Así no hay manera,--se queja el arcanista negando con la cabeza resignado--así no hay manera.

Aelar clava certeramente sus dos flechas en el costado del sapo, pero el ácido sigue quemando su piel.
Afortunadamente la oración de Varis consigue matar al trasgo contra el que lucha y sanar al paladin y la exploradora.
Boran golpea también al trasgo con su espada y Hadarai lo remata con su conjuro, quedando en pie solo los sapos.

La oración de Sureya cura a la exploradora.
El sapo escupe su aliento al paladin y la cleriga, como Varis está sujeto no puede escapar del aliento.
El otro sapo muerde de lleno a Boran, las heridas queman por el ácido del sapo.

¡Puto bicho!, reniega Aelar. ¡Estate quieto un momento, que te voy a dejar listo de papeles!

Quemado por el ácido, el golpe de Boran falla, aunque le da tiempo a sacudirse la ropa donde el ácido todavía estaba quemando su piel.

Aelar y Boran consiguen quitarse el ácido de encima.

-Namárië! Nai hiruvalyë Valimar. Nai elyë hiruva. Namárië!

Con esta exclamación, Hadarai hace refulgir de nuevo la vara. En esta ocasión una radiante miriada de colores sale despedida de ella con rapidez hacia la zona en la que se encuentra el sapo sin jinete, justo enfrente de Boran. Luego el agotado arcanista retrasa su posición a la espalda del guerrero en busca de una mayor protección.

Los proyectiles radiantes de Hadarai impactan de lleno en el cuerpo del sapo. Varis no consigue zafarse de la lengua del sapo pero golpea con fuerza hiriendo al animal y recuperando energías.

Maldita seas rana, si te empeñas en comerme acabarás como tu amo. Grita el paladín antes de alcanzar al sapo con su espada, cuyas llamas estallan con fuerza en el impacto y pasan al cuerpo del monstruo, que no es capaz de soportar el calor en su anfibio cuerpo.

Sureya apunta con su arma al sapo pero el rayo luminoso que surge se desvía hacia el lago.
El sapo trata de morder a Varis, y como lo tiene sujeto mella su armadura pero su mordisco ácido no la atraviesa.
El otro sapo, cubre con ácido a sus tres oponentes, solo Boran consigue evitar la mayoría