Partida Rol por web

Pronto Manuel Lobo y parte de su séquito se internaron en el bosque. Buscaban el origen de los tremendos rugidos que sus oídos habían captado en la lejanía. Se aventuraban al corazón de entre aquellos árboles midiendo el volumen del mismo. En poco tiempo encontraron tres figuras allí de pie, como sorprendidas, las cuales tenían sus armas a punto: eran el guardia Hernán, de espaldas a ellos nada más verlos, y a un lateral y otro estaban Rodrigo y Diego.

Justo en el medio se apreciaba una especie de agujero en el suelo, una hendidura, la cual no hacía sino brotar más y más líquido rojo (sangre, más bien), hacia fuera. El gorgoteo de ésta saliendo era constante y había formado un círculo en el suelo, el cual, lejos de expandirse por el terreno y manchar los pies de los presentes, estaba como inmóvil... lo espectacular y terrorífico de la escena fue que dicho círculo de sangre estaba acompañado ¡¡de llamas!! Parecía como si la sangre fuera un combustible que ardiese y jamás se agotase.

Acto seguido, la hendidua del suelo dejó de arrojar líquido, pareció abrirse en un nuevo golpe de tierra y... ¡¡ UNA HORRIBLE BESTIA APARECIÓ mientras destrozaba el suelo !! ¡¡ Parecía como salido de los mismísimos infiernos !!

Acto seguido, después de plantarse en el suelo y veros, voló hacia arriba, dio varias vueltas en el aire y volvió al lugar donde estaba la sangre llameante. Ahora os miraba... ¡¡ Y RUGÍA !!:

Era verdaderamente espeluznante.

Margarita ahogo un grito y apunto estuvo de caerse del caballo al ver tamaña bestia del mundo de los sueños. Eso no podía ser cierto, mas ella sabia que realmente existían poderes que iban mas halla de lo físico y racional.

Se palpo por un momento las manos y trago saliva, necesitaba tranquilizarse, no seria de utilidad si la visión de ese infierno echo carne se apoderaba de ella.

Aun asustada pero decidida volvió a mirar aquella criatura, algo le decía que sus largas horas de lectura le habían descrito antes a esa bestia que se erguía orgullosa delante de ellos.

El monstruo grito o mas bien rugió como una simple animal, pero el aliento era tan fuerte y profundo que jugo con su pelo como lo hacia el viento de primavera. Sus mirada no obstante estaba clavada en esa horrible visión, una visión que respiraba y les devolvía la mirada, e intentaba buscar un nombre para ella.

Diego había visto múltiples pruebas de lo que el ser humano era capaz de hacer. Había visto a un hombre observar sus propias entrañas caer al suelo y había sido él quien empuñaba la cuchilla que lo había provocado. Había cercenado miembros y mutilado hombres en plena furia de la lucha. Incluso había presenciado cómo a un morisco le arrancaban las uñas una a una, lentamente, para que dijese la información que de él necesitaban.

Pero, por horrendos o sádicos que fuesen, aquellos eran hechos por el ser humano. ¡Por el ser humano! Pero ¿qué era aquello que se mostraba ante él? ¿Qué clase de demonio o criatura diabólica era aquella que lanzaba el rugido hacia él y sus compañeros?

Lentamente, el sudor perló sus manos. Lentamente, la ballesta cargada que sujetaba comenzó a escurrirse entre sus dedos, sin que pareciese consciente de ello, sus ojos llenos de terror ante aquella criatura.

Francisc corrió tras su señor, los rugidos que escuchaban eran de otro mundo, nunca los había escuchado, pese a que había vivido varias guerras y había visto las vilezas que se producían en ellas, Francisc tenía un mal presentimiento, aquell no parecía natural.

Cuando por fin llegó junto con el resto de sus compañeros al claro, primero vio a los tres hombres armados, a los que reconoció inmediatamente, luego observó fatigado que es lo que miraban y de donde provenían los terribles rugidos. Era un horrible agujero en el suelo, del cual brotaba sangre y llamas. Que locura era aquello? como podía salir sangre del suelo y para colmo la sangre se prendía en llamas. Esto no.. no puede ser verdad.  Las piernas le empezarón a temblar y casí cae derrumbado gimiendo.

Su tesón le hizo mantenerse en pie, y fue en ese instante cuando salió del agujero, una horrible criatura, indescriptible, un monstruo que ni en sus peores pesadillas podía imaginarse. Surcó los cielos tras salir del agujero y finalmente tras posarse en el suelo, su aterrorizante mirada se fijó en el grupo de humanos y emitió un atronador rugido.

Francisc le temblaba todo su ser, sabía que esto podía ser su fin y no solo el suyo sino el de todos. Se armó de valor y agarró fuertemente su hacha, era poco para defenderse, pero no tenía pensado morir sin luchar.

Mis oojos se abrieron como platos. Mis labios se abrieron y se formó una gran "O". LA sangre manaba a cantidades y el suelo se quebró con un fuerte estruendo. Ante nuestros estupefactos rostros se irguió una horrible criatura abriéndose paso levantando un torrente de sangre que alcanzaban nuestros pies. Con un gesto de asco me apartaba de la sangre que avanzaba hacia mi. De repente la sangre inflamó y las llamas del Averno se manifestaron ante nosotros.

La criatura dirigió su maléfica mirada hacia los presentes. Sus ojos de color fuego se clavaron con los míos y un escalofrío me recorrió la espina dorsal. Traté de apuntar con el arco y dirigir una flecha hacia el lugar dónde se supone que debería estar el corazón. Pero me temblaba el pulso.

- ¡Por todos los demonios!

Avanzaba rezagado tras el grupo. No sabía si realmente quería ver lo que se escondía en el bosque pero algo en mi interior necesitaba comprobar que aquello no era cierto, aquella curiosidad podría acabar conmigo... y aun así obvie a mi sentido común adentrándome tras mi señor y parte de su séquito. 

Cuando nos internamos entre los arboles no tardamos en dar con el resto del grupo, que aguardaban erguidos y sorprendidos con sus armas prestas. Busco entre mis ropas la daga que traía conmigo como único objeto de protección y guié mis ojos hacia donde miraban todos. 

Observe con pánico aquel agujero que no hacia mas que escupir sangre y llamas.

- ¿Pero que...- 

Las palabras que eran prácticamente mi vida y oficio se atrancaron antes de llegar siquiera a ordenarse en mi cabeza. Aquello no tenia una explicación lógica, aquel loco tenía razón... y aún no había empezado... Fue entonces cuando una criatura aterradora, sacada del mismo averno, continuo abriéndose hueco para internarse en nuestro mundo a sembrar el caos. Mi boca se abrió aun mas y mis músculos se tensaron, bloqueándose en la posición en la que se encontraban. Estaba inmóvil ante la escena con una pequeña daga que no sabía casi ni usar en alto. Sentía mis aceleradas pulsaciones en los oídos y notaba como un sudor frío recorría mi cuerpo, era el fin...

 Cuando llegamos al lugar, me quedo sobrecogido ante el ser que tenemos ante nosotros. Sin dejar de ver a esa abominación, pregunto en voz alta:

 - Por el amor de Dios... ¿Que es esa cosa?.

 No me cabía la menor duda, ese era el ser que teníamos que hacer frente... Pero no sabía todavía como, aunque no me dejé acobardar y desenvainé mi espada, atento a lo que tenía enfrente.

Te acordaste que alguien, hace mucho tiempo, te contó algo sobre una criatura que tenía el aspecto que ahora veías. ¡Era esa criatura!:

Criatura de Abbadón (Abbadón o Apolión era un ángel desertor encerrado en el Infierno por sus faltas: Ésta es una de las criaturas de éste ángel. A veces las criaturas se dejan ver por la tierra de cuando en cuando, cumpliendo misiones o causas claramente demoníacas.

Tiro la INI de la criatura.

Bien, las iniciativas son las siguientes:

• Francisc: 29
• Rodrigo: 26
• Criatura: 22
• Margarita: 19
• Diego Alonso: 19
• Lobo: 18
• Delojo: 16

Bien. Ahora toca declarar acciones. En teoría hay que declarar por órden de iniciativa y luego otra vuelta para resolver los ataques (en órden). Para agilizar todos (ya que somos muchos), iremos por órden DECLARANDO y haciendo LAS TIRADAS DE ACCIÓN a la vez (por cada jugador).

Turno de Francisc: declara 2 acciones y luego ejecútalas. Recuerda: DOS acciones en cada turno. (la acción se puede repetir en atacar, (ej, ataco y ataco), pero en "esquivar" no hace falta, (ej, ataco y esquivo, no haría falta esquivar 2 veces ante un mismo ataque).

Francisc se encontraba atemorizado, la criatura que tenía enfrente le causaba pavor, sabía que en los proximos instantes se jugaría la vida y sabía que ese horrible ser acabaría con ellos si intentaban huir. A medida que más lo pensaba, se daba más cuenta que su única manera de poder salir con vida era enfrentarse a ese monstruo, además era un reto en el que nunca había pensado.

Había derrotado todo tipo de hombres, tanto si montaban caballo, como si no, empezó a recordar todo lo que le habían enseñado y cada vez más su corazón se henchía de valor.

El, Francisc de Boltaña era un almogávar y como tal nunca se rendiría, nunca abandonaría un combate, lucharía hasta la muerte y esta sería bienvenida si hubiera de venir, eso es lo que había aprendido, eso es lo que le habían enseñado, eso es lo que había vivido.

Mirando fijamente a la bestía, Francisc se descolgó el escudo que llevaba en la espalda, lo asió fuertemente con el brazo y izquierdo y con el derecho sostuvó su hacha.  En ese momento su hacha empezó a golpear fuertemente la parte central del escudo que era de metal, un golpe, dos golpes, al tercer golpe saltaron chispas y en ese momento con un grito atronador Francisc exclamó.

-DESPERTA FERRO!! DESPERTA!! MATEM!! MATEM!!

Y sin previo aviso se lanzó en una carga, que podría conllevarle a la muerte,a la par que gritaba.

POR SAN JORGE QUE MORIRAS!!!.

Avanzó con un rápido movimiento y mientras protegía su flanco izquierdo con el escudo, descargo un golpe lateral con su hacha en uno de los brazos de la criatura.

Asi es Francisc. Luego, al actuar todos, siempre hago recuento de daños.

Turno de Rodrigo.

(los arcos necesitan una de las acciones del turno para cargarse:

Después de quedar estupefacto por la presencia de aquella demoniaca presencia, Rodrigo se repuso a su miedo tras ver como su valiente compañero corría y cargaba. Apuntó con su arco tensándolo en su totalidad. Con serenidad apuntó el pecho de la criatura y se dispuso  a disparar. La flecha salió disparada, el cazador observó como la flecha marcaba una buena trayectoria, pero poco a poco se fue desviando y se perdió entre las ramas.

- Maldita sea.

La Bestia enseñó su enorme fauce. La hilera de afilados dientes era la cosa más horripilante que habíais visto en vuestra vida... Con ella atacaba para morder... Ésta vez lo hizo en venganza por la flecha de Rodrigo.

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Nota: creo que has apuntado, Rodrigo, al pecho (por ese -10). Realmente apuntar al pecho "es tontería", ya que sin apuntar y añadir el malus es posible dar ahi. Si has de arriesgar con malus para apuntar lo suyo es hacerlo a lo grande (un ojo, el corazón, etc.).

Turno de Margarita.

Como una chispa que enciende un candil, algo parecido debió de pasar por la mente de Margarita que no dudo un instante en alzar la voz, sin miedo y proclamar a los vientos.
-Es el enviado de un demonio. Abbadon el ángel caído y hereje.-Dijo mirando a Rodrigo en el momento de sus ojos empezaron a brotar gordas y lentas lagrimas.-No se como detenerlo, pero tal vez el dolor le haga retroceder...-Se sincero con su hidalgo.

Bajo de su caballo, y echo mano a su cuchillo, un enorme nudo en la garganta la detuvo y recapacito lo suficiente como para tensar su arco y temblorosa apunto a la enorme criatura, si eso era una simple bestia de aquel demonio, no deseaba conocer al ángel desterrado en persona.

Tirarías por HABILIDAD, Margarita, ya que no tienes competencia de Arcos. Los arcos y ballestas necesitan uno de los 2 turnos en cargar. Asi que bajarás del caballo y cargarás. En el próximo turno lanzarás la flecha (allí haremos las tiradas) y te quedará otra acción libre (cargar de nuevo, acuchillar, etc., lo que sea).

Turno de Diego.

Al ver a sus acompañantes atacar a la bestia, Diego apretó los dientes y apuntó la ballesta hacia la criatura, apretando el percursor y lanzando un virote que se clavó en una de las patas que sostenían a la criatura infernal.

Echó mano a sus armas pero se dio cuenta que había dejado la maza en la habitación y solamente llevaba un cuchillo al cinto, pues no esperaba nada más allá de un lobo o, a lo sumo, un oso.

Así pues, echó a correr hacia el caballo del que acababa de bajar Margarita.