Partida Rol por web

Laura y el ghoul se aproximan. Adentro del auto, se encuentran en efecto dos personas, dos mujeres muy diferentes, pero a la vez atractivas, a su manera cada una... 

Quien conduce es una rubicunda y palida muchachita, de encantadores rasgos. Sus ojos azules traicionan no obstante la imagen de inocencia, llenos de picardia y astucia. Muestra una sensual sonrisa, mientras se acomoda el cabello hacia atras, observandolos a los dos con intensidad, pero a Laura en particular.

La otra, sentada en el asiento del acompañante, tambien es hermosa, aunque de cabello rojizo y cuerpo algo mas desarrollado que la primera, como corresponde a una mujer un poco mayor en edad que la primera.

-Laura, ¿no? +pregunta con curiosidad, mientras saca el brazo por la ventanilla. Obvia de manera evidente al hombre, por algun motivo.+ Creo que te estabamos esperando pequeña. Me alegra que seas puntual. Puedes entrar y sentarte atras... No mordemos. No demasiado al menos.

Su lengua asoma levemente, solo para imitar la forma en que alguien humedeceria los labios, aunque al hacerlo revela un par de blancos y perfectos colmillos. No quedan dudas, este es el lugar.

No muerden. Lindo...

Me veo en el futuro cercano junto a un psiquiatra. Enciendiendo una veladora. Llamando a un padre y plantando un pino frente a la casa.

¡Ah no, esperen! No puedo contarle esto a un psiquiatra, el fuego me volverá antorcha cual astro solar, no me pienso arriesgar con el agua vendita y ya no vivo con mi ex. Bien, lo admito, aun antes de Argentina ya no vivía con él, por terca vivía en las plazas cual maestro en plantón contra la reforma educativa... ¡pero el punto es que sigo sin poder plantar un pino!

Ya, Laura. Me recuerdo a mi misma que cosas más alocadas he hecho antes. Vamos, si me atreví a vivir en una plaza pública al lado de Tepito con más razón me atrevo a esto.

Mexicanadas, lo llamaba un maestro. Mexicanadas...

- Larga vida a Drácula... - murmuro mientras me adentro al coche, es decir, a lo desconocido.

El acompañante de la nueva chica entra despues de ella, aunque permanece en silencio. Resulta claro que por su posicion, es el criado. Incluso se ve algo incomodo, pero si quedase fuera llamaria mas la atención. 

Antonia mira por el retrovisor, estudiando a la recien llegada con atencion.

-Que chiquitina...+comenta con una sonrisa angelical, aunque ella desde luego parece menor. Pero si lo que dijo Mercedes es verdad, podria ser su bisabuela, sin problemas.+ Usualmente tocaria que vos te presentes al ser la mas jovencita, pero como corro con ventaja en ese aspecto... esta vez vamos a cambiar el protocolo. 

Pone la mano en la otra mujer, la del asiento de acompañante.

-Esta es Javiera, una querida amiga. Espero que las dos se lleven bien. Javi, ella es Laura. Chiquilla de Mercedes, chiquilla de Gregorio de los Toreador.  El actual primogenito de ese clan, como recordaras.

En eso que la presenta, otro auto llega. Este es muy distinto, un anticuado Ford Falcon, aunque bien cuidado y de aspecto robusto. De el baja otra figura mas, con gabardina y de aspecto algo mas indefinido. 

-Ush... que mal gusto. +comenta Antonia, pero tambien le hace señas de luces.

Miro con nerviosismo al pobre hombre. Dios, aun me casua escalofríos. Espera, ¿tan notable es mi "estirpe" que me presenta así? Muy bien, eso pareció sacado de libro de fantasía medieval.

Aunque bueno, mi vida lleva días que parece sacada de fantasía, solo falta que resulte que era sueño provocada por los humos de la bella zona metropolitana. Me acomodo mejor en el asiento. Pese a todo, sonrío: es bueno conocer a alguien nuevo, a lo mejor tengo más suerte.

- Un gusto - Me presento, afirmando en pocas palabras que soy esa Laura, extendiendo la mano como para un apretón de maos formal, pero las palabras salen justo cuando otra persona habla de algo de mal gusto.

Giro la cabeza, buscando a la nueva persona, la cual enciende las luces a lo leyenda urbana gringa. Intento fijarme mejor en ella, ver como es y si es tan novata como yo aunque tengo la sensación de que nadie es más newbie que yo.

- Entre más veo, más ignorante me siento... - Confiezo al universo más que a mis nuevas acompañantes.

Me giro hacia quien creo es aquella Antonia de quien me hablaba Gregorio.

- ¿Actual? -No puedo evitar la pregunta.

Javiera sonrió de medio lado, Antonia había leído su pensamiento, de hecho cuando iba a saludarla le iba a decir "que quieres que te haga preciosa", pero sabía que si lo hacía, Antonía se tomaría la palabra y no estaba del todo segura de que esta vez pudiera controlarse, aunque ese mensaje de Anfonso ayudaba aquello. Javiera movió su cabeza de lado a lado, y soltando una risita nasal, fue al auto para subirse encontrándose con aquellas dos  personas, el human asustado, y una chiquilla, sí, pudo darse cuenta de juventud - en el sentido vampírico - y la razón era simple, lucía tan perdida y asustada como ella al principio de su no vida.

Laura, es era su nombre, aquel nombre le fascinaba, así se llamaba su abuela, así hubiera deseado llamar a una hija, una hija que en ese momento quizás ya tendía unos 12 años, y sería argentina, si Carlos hubiera sido su padre, Javiera tomó una bocanada de aire, y se abstrajo de la conversación que se llevaba a cabo por unos segundos tan sólo, pero luego observó a la chica,esperaba que esa alianza fuese favorable, la última vez que tuvo contacto con una chiquilla, fue con Sarah,  y aquello no terminó bien...¿en que estará esa mujer?.

- tranquila, sólo abre mucho tus ojos y observa todo lo que sucede. y si algo te supera, escapa - le dijo a la chica nueva, Antonia sabía a que se refería, los neonatos sobrevivían más si sabían como escoger sus  peleas, y si no las pueden evitar, escapar. La valentía insensata  te llevará solo a la muerte, pero la chica levantó una ceja con ese tono de Antonia, pero aquel instante se disipa cuando llega aquel automóvil.

- ¿quien es? - preguntó, inclinándose para poder ver, y puso su mano sobre la mano de Antonia, sonriendo complacida por la manera  de ser de su amiga. Le encantaba.

- 

La figura nueva no se arrima, sino que hace señas de que vayan hacia ella. Por ende la pregunta de Laura queda sin respuesta o es ignorada por la primogenita, quien saca el brazo y medio se asoma. ..

-No me jodas... ¿Quien se cree?... +comenta en tono bajo.+  Puede que sea el ghoul de... mm no, no seria tan caradura. Seguro es ella. Una vastaga que vino a cumplir un encargo y quedo disponible mientras lo hacen. Sarah o algo asi, de Santa Fe. Pero pense seria algo mas femenina.

Javiera abrió mucho los ojos, sus dientes rechinaron y pensó que era una pésima broma, una mala broma,  quizás la invocó con el pensamiento, la vástaga rodó los ojos y soltó la mano de Antonia cruzándose de brazos, ya cuando viva era caprichosa y rencorosa, no había razones que en su no vida, siguiera siéndolo.

- paff... si me hubieras dicho que vendría, en fin...- rodó los ojos, y miró en otra dirección - quizás aun se cree humana, ve tu a saber - bufó, no olvidaba que esa Sarah había intentado atacarla cuando ella le ofreció ayuda, no era digna de confianza, no debería estar ahí.

La figura apenas se aproxima unos pasos. ¿Antonia Yuste?, pregunta.

-No, el pato Donald... ¿A quien esperabas? +contesta ella, con su voz femenina y juvenil, asomandose mas, con evidente disgusto. .+ Uff... ¿Sarah, no? Tenes tanta clase como ese carro, sin duda... Solo le faltaba ser verde.

Esperaba una manada del Sabbat tendiendome una emboscada.- Le dije a la mujer mientras caminaba hacia el auto

No hay puertas desocupadas. Cuando Sarah se acerca puede notar que el auto esta lleno. La tal Antonia conduce, mientras que atras hay una parejita, muchacho y chica. En el asiento del acompañante, tambien hay otra persona, una mujer que recuerda bastante.

Han pasado 15 años, pero en apariencia, Javiera no ha cambiado nada. 

-Now that's a surprise.- Pienso al reconocer a la Brujah de Santa Fé. No puedo evitar recordar un montón de cosas sobre mi primer año como vástaga, sobretodo la invasión Sabbat, cuando todavía estaba verde. No había vuelto a pensar en esa mujer desde que todo terminó, mucho menos creí volver a verla.

Me doy cuenta de que estuve parada unos segundos más de lo que hacía falta viéndola, tiempo durante el cual seguramente ella también me reconoció. Espabilo y le hablo a la perra de la primogénita. -Los voy a seguir en mi auto.- De todas forma, no creo que me haya querido dentro de su BM.

Mientras camino de nuevo hacia mi auto, pienso en la Brujah de Santa Fé. -Javiera era su nombre.- Recuerdo. No había cambiado en nada, a diferencia de mi. Me llevé una mano a la capucha de la gabardina. Las muevo un poco y sonrío.

-Sabbat? En Buenos Aires?... que paranoia dios...+suspira, meneando la cabeza increedula. Se acomoda dentro del BMW de nuevo, encendiendo el auto con un suave ronroneo.+ Estos Gangrel... no se les puede confiar nada desde la separacion. Para lo unico que sirven es para pelear y hasta ahi. 

Mientras comenta, saca el auto con cuidado, siguiendo a Sarah, quien vuelve al Falcon. Apenas esperan que entre, para de inmediato guiar el auto dentro de la guarderia a oscuras, estacionandolo bajo unos arbolitos. No se ve casi nada, pero Antonia parece muy comoda en la oscuridad, o familiarizada con el lugar. 

-Mi barquito es chico, pero comodo. Espero lo disfruten +comenta, al apagar y bajarse.

Apenas un intercambio de miradas, y ya es evidente que Javiera y la otra recién llegada tienen su historia. Me hizo acordarme de Mercedes y como sea que se llame la otra enamorada de Gregorio.

Que digan que aun se cree humana me hace cruzarme de brazos, incómoda. En los brazos de Gregorio me sentí humana. El temor es una emoción humana. Es cierto que la escena dantesca del patio con este individuo y Mercedes dificilmente se le puede ver como humana... ¿pero Da Vinci no dijo que éramos los verdaderos reyes del mundo animal por nuestra propia brutalidad? No tenemos garras, pero los humanos podemos atacar con rabia. Ahora seguimos pareciendo indefensos, pero la naturaleza o lo que sea que nos cambiara nos hizo crecer los colmillos.

El hombre nunca dejó de ser animal. Y a lo poco que sé no veo que los vampiros dejemos de ser humanos. Ni siquiera dejamos la mortalidad. El sol puede matar, Mercedes me lo advirtió. El sol y el fuego, y otras cosas que nos rebajan del nivel de dioses al que parece esta perdida raza, tanto la humana como la vampírica, se niegan a renunciar.

Sigo siendo humana.

Desvío la mirada al ghoul, creo que ese era el nombre, preguntándome en que nivel quedaría en esa clasificación, y de nuevo pienso en que no es una organización correcta.

De nuevo Antonia me hace pestañear, y al hacerlo recuerdo que de nuevo pasé todo el trayecto sin siquiera respirar. ¡Que locura! ¡Si no lo recuerdo, no respiro! Es un acto reflejo, que a veces sigo manteniendo, y cuando me doy cuenta ya pasaron los minutos sin una bocanada de aire. Quizá ni siquiera respiro cuando duermo, si a eso se le puede llamar dormir.

Nos detenemos y bajo. Me doy una mirada a mí misma, aun acostumbrandome a la idea de usar trikini. Como dije, si me tengo que lucir al menos pienso intentarlo en serio.

Mexicanadas...

- Algo me dijo Mercedes del Sabbat... - retomo lo que dijo Antonia, aunque aun no entiendo de qué separación habla. ¡La historia vampírica es tán larga, y Mercedes apenas me dijo lo básico!

El mismo carisma de una piedra, así se dijo Javiera, sin ocultar la molestia que le generaba la presencia de la vampiresa, la historia que las precedía había dejado resquemores que o se solucionaban o se acrecentaban, porque con Javiera no habían puntos medios, no habían grises, y más en esa no vida en donde  o estas vivo, o estas muerto - figurativamente hablando, claro, dado que los vampiros de por sí están muertos- rezongó un poco más como una niña mimada, pero Antonia y con su brillo de estrella del atardecer  la hace  despertar de ese encabronado momento, y le saca una sonrisa por su manera de expresarse de los grangel, Javiera guardaba una idea similar que ella, aunque no negaba que eran temibles al pelear pero definitivamente eran poco confiables. 

¿qué habrá sido de don Orlando?, se preguntó en ese momento, ese gaucho tan simpático, torció el gesto Javiera  notando en un momento de distracción los movimientos del pecho de la chica que las acompañaba en el auto, la neonata insistía en respirar, Javiera sonrió y recordó que ella aún tenía amagos humanos, por su trabajo y porque se sentía más cómoda, pero respirar, y preocuparse por aquello era verdaderamente una pérdida de tiempo y concentración.

Llegaron al aparcadero y Javiera descendió del auto, estirando un poco los músculos y agitando su cabellera, luego sus manos fueron a su abrigo largo, y fue caminando hacia el encuentro de Antonia, sus tacones sonaban, una cosa linda de ser vampiresa es que puedes usar esos tacones enormes sin sufrir mayores perjuicios, y ella de por sí ya era alta, - más de la media de su país - asi que más alta se veía con ellos, casi como un hombre.

- debe ser encantador - responde a la anfitriona y luego se gira hacia Laura, mirándola con casi ternura - el Sabbat son una amenaza constante, conque sepas eso, estarás bien - le sonríe de medio lado, y aguardó a que Sarah se los uniera.

El comentario de la Brujah me hace dudar un poco. Tal vez estaba equivocada, no es que era una forra, era una estúpida. Primero que nada, era por el Sabbat que estábamos ahí. Segundo, no veía qué tenía que ver mi comentario con la confianza que podés depositar en un Gangrel.

De más estaba decir que estuve todo el camino intentando resolver el misterio de cómo esa mujer llegó a primogénita. -Tal vez la forma en la que los Brujah miden quién la tiene más grande es por cuán dickhead podés ser.- Era una explicación razonable. Después de todo, el único miembro del clan que me habían dicho que no era tan así es el sire de Javiera. -Me pregunto si estará aquí con su chiquilla.-

Una vez que llegamos estacioné mi paralelo, pero apartado, del BM. Cuando bajé podía escuchar que hablaban del Sabbat. -Entonces si consideran al Sabbat una amenaza. ¿En qué quedamos, Yuste? ¿Hay Sabbat en Bs. As. o no?- De todas formas no dije nada. No solo los demás miembros del clan debían de compartir la opinión de mi que su primogénita sobre mi, sino que quería mantener el contacto con Javiera a lo profesional y punto. -Voy a terminar con esto y volver a Santa Fé para mañana, con suerte.- Su presencia me ponía incómoda. No tanto por nuestros roces en el pasado, sino porque la que se comportó como una estúpida fui yo. Y no iba a admitirlo.

Una vez las 3, el ghoul y Antonia estan juntas caminan en la oscuridad, entre las filas de veleros, lanchas y yates, hasta detenerse frente a uno, de lineas azules y blancas. La pequeña nave de Antonia tiene unos 13 metros de largo y 4 de ancho, o sea el tamaño de un autobus urbano tradicional... No es muy grande, aunque si de los mas grandes en la guarderia, por ende se encuentra estacionado al final de la darsena.

-Por favor, pasen, mientras saco este bebe del agua...+les indica la Primogenita, siendo la primera en abordar. Con soltura asciende a la parte superior, donde esta la cabina de vistas y manejo. Por vuestro lado tienen una puertita que se introduce en el barco, hacia un refugio de confort.

Contrastando con el sencillo exterior, dentro hay un elegante comedor, cocina, baños, y dos habitaciones (una matrimonial en la proa, la otra con dos camas) Es de notar que ambos cuartos estan totalmente cerrados por dentro, inaccesibles al sol. El interior esta en S, para aprovechar el espacio al maximo. Es un barco de placer, donde podrian vivir comodamente 4 o 6 personas. Mientras las 3 se acomodan, el ghoul se queda afuera, para ayudar a Antonia con la maniobra, soltando las amarras. 

Estan solas de momento, con sus propias cuitas.

Me costaba admitirlo, pero, al igual que el auto de la primogénita, su yate me encantaba. Simplemente era una de las cosas que me hubiese gustado tener de humana. Lo cual no hacía más que aumentar mi asco por la Brujah. -Algún día yo también tendré algo así.- Pensé, ignorando el hecho de que venía con esos pensamientos desde mi época de mortal y aún no se habían cumplido. De hecho, cada vez parecían más lejanos.

Lo primero que pensé fue irme a la habitación, lejos de todos los Brujah, pero después decidí que quería molestar a Yuste con mi presencia, por lo que me dirigí al comedor y me senté comodamente en el banco-sillón que estaba alrededor de la mesa, esperando que pasara por ahí. Tomé en cuenta poner los pies sobre el mueble, pero no podía ponerme cómoda en esa posición con la gabardina. Además, ya estaba siendo demasiado infantil.

Todo en ese lugar tenía el sello de Antonia, toda y cada una de las cosas, lo suntuoso del lugar, cada exquisito detalle que se organizaba al puro estilo de la primogénita,  Javiera sonrió de medio lado, menos maravillada de todo aquello,porque la vampiresa estaba más acostumbrada a cosas sin tanto glamour, - aunque su gran placer era comprar zapatos caros y ropa de diseñador, ahí se iba gran parte de sus recursos, y lo demás, era reinvertido en sus negocios que con Carlos y Alfredo tenía, pero eso no quiere decir que no disfrute de lo que estaba ante sus ojos, y buscó en donde sentarse, sacando su celular sólo para comprobar si había señal.

- ¿que les han dicho de la misión? - pregunta aún mirando su celular y buscando en él algo, Javiera, sonríe de medio lado al leer cierto mensaje y luego levanta su mirada verdosa hacia ambas chicas.

Di una vuelta sobre mí misma, y tuve que cerrar de improviso la boca que no capacité tenía abierta. Ya había pensado que me iba a sacar de onda ver un yate por dentro, considerando mi próspera situación económica anterior (sarcasm) pero si con los vestidos de Mercedes me sentía extranjera esto lo ha remarcado: nunca había estado dentro de un espacio con tanto lujo.

Aparte de sacarme de onda, me sentí fuera de lugar. ¿Qué se supone que haga? ¿Me siento con las piernas cruzadas cual Nuestra Belleza México/Televisa? ¿Tomo una copa de vino y la agito a lo Homero Simpson? ¿Saco ejemplo de las típicas villanas de alta clase de sociedad? Aunque si lo hago me pido puedo usar un parche. No es mala idea, al contrario, es buena forma de parodiar la situación.

Ya me estaba felicitando a mi misma cuando recordé: aqui no van a entender la referencia cultural. En lugar de pensar en la icónica villana Catalina Creel van a pensar en un pirata. Bueno, algo más tiene que haber. Veamos, si yo fuera una villana de telenovela como me sentaría...

A quien engaño, estoy perdida.

¡Por qué demonios me tenía que perder las telenovelas de mi mama! Ah, si, ya me acordé también: la casa productora era una vende-patrias.

Me senté con toda la elegancia posible, recordando de que clan (¿si se le llamaba así?) era y tratando de no tropezar, amén de mis años de usar botas sobre los tacones. ¡Viva Mercedes!

- ¿Misión? - pregunté confundida. Pensé en la conversación con Gregorio, pero no me llegaba a la cabeza nada relacionado con misiones. A mi me dijeron que era para educarme con Antonia.

Justo lo que necesitaba para sentirme aun más perdida...