Partida Rol por web

- Un gusto conocerlo señor Perlot, mi nombre es Martín Galantti y me gusta la parte de ir directo al grano. - Hace una breve pausa, dandolé profundidad a la frase, asi como tiempo para que la asimiles. Como si viera necesario hablar despacio con vos para que no te pierdas. Luego de esto continua.

- Pues me tiene aquí haciéndole una propuesta que busca el beneficio mutuo de ambas partes. En estos momentos tengo entendido que ustedes tienen un "centro" que brinda un servicio y nosotros queremos mejorar ese servicio...

-Me gusta lo que escucho, hasta el momento, señor Galantti, dijo secamente, aunque yo lo llamaría mas correctamente, en este caso, hace un breve pausa, buscando la palabra, una “pyme”, un pequeño emprendimiento de alguien que busca sobrevivir en esta dura ciudad.

Su tono algo duro resulta raro con la minimizacion, pero no pasa de alli. En su lugar, continua, con la misma seguridad de antes, pasando la pelota..

-De todas formas, estoy interesado en las formas que propone para “mejorar el servicio”, como usted dice. Así que dígame, como llegar del punto A al punto B, y yo le diré si el camino me sienta cómodo.

Confiado. ¿Arrogante quizás? Perfecto, seguro que sabe lo que quiere y conviene. - Punto A, ustedes tienen funcionando un centro de asistencia al vástago necesitado. Bueno, su operación digamos... - Me detengo un momento, buscando la palabra para darle a entender lo que quiero decir y no incurrir en un disgustos, después de todo lo mío son los números más que las palabras. - Si bien da ese servicio, no cuenta con toda la fachada prolija que necesita para garantizar su funcionamiento a la perpetuidad. - Y ahí me detengo de nuevo, esperando la reacción de la otra parte, esperando que entienda mi punto que no busco dañar, sino conseguir beneficios mutuos. - Ahí es donde va el Punto B, contamos con un cetro que opera limpiamente, donde brindaríamos el servicio hasta para algún que otro ganado, sirviente, lo que requiera cierta asistencia. ¿Vamos bien? - Cierro ahí para que pueda meditar sobre la propuesta, ver que tan conveniente es para él y seguir aclarando lo que haga falta.

Mi mano sigue jugando con la pinina que no se calienta a pesar de mi contacto, pero como podría saberlo más que por la certeza de que no puedo calentar a menos que quiera. ¿Pero para que querría hacerlo? Y sigo girando la botella en mi mano.

Vamos bien, le respondí escueto, no se detenga…

Hasta ahora realmente lo que me ofrecía no era ninguna novedad.

Ellos tenían un centro paquete, bonito y reluciente, pero poco efectivo.

Nosotros teníamos cantidad y diversidad, pero poco control sobre la “materia prima”.

Entre ambos, sin dudas conseguiríamos unos soberbios resultados.

¿Por qué negarse?, ambas partes iban a conseguir mucho si este…”emprendimiento”, funcionaba de manera correcta.

Veamos que mas tienes para ofrecer, me dije, la noche aun es joven…

Ah, prendió, sabe lo que es bueno. ¿Pero a que se referirá con que continúe? Sin tener preguntas por parte de él dudo para que lado seguir, pero dar vueltas con alguien decidido no es lo mejor así que voy directo al grano. - Esa es la oferta, ustedes nos dan donantes, nosotros estructura. - Pienso un poco esperando no haber entregado demasiado con lo dicho anteriormente, pero una pequeña licencia se la puede tomar cualquiera. - A partir de aquí podemos hablar de otros temas si le interesa, pero la propuesta llega hasta esa parte. Se de la vida ajetreada que pueden llevar sus contactos y ese plus que le ofrezco es algo más que valioso. ¿O me equivoco? ¿Sellamos el acuerdo señor Lucas? - La pinina deja de girar ahora mientras espero la respuesta, pero mis ojos no se detienen, lo estudio con intensidad buscando cuanta decisión tiene y cuanto poder de decisión tiene, cosas que no siempre van de la mano pero cuando se tiene ambas se pueden lograr cosas.

Prometedor sin dudas, aunque algo decepcionante a la vez.

Prometedor porque íbamos por la misma senda en cuanto a los negocios, el y yo.

Decepcionante, porque su “visión” de los mismos era más bien escueta.

Le sonreí, intentando que el gesto fuera natural, pero ¿cuán natural es un cadáver sonriendo?, y acomode bien la espalda antes de hablar.

A lo que me refiero, empecé entonces hablando deliberadamente lerdo, es a las “ganancias” que el “negocio” pueda brindarnos, ¿Cómo piensa repartirlas?, ¿Qué cantidad de, “materia prima”, esperarían conseguir de nosotros?, ¿cubrirían ustedes los “gastos de logística”?, y ya que lo menciona, le indicio haciendo una breve pausa mientras le observo evaluándole a la vez, esos…”otros temas” a los cuales hace referencia, bueno, estaría en verdad interesado, en algunas otras cuestiones, a decir verdad…

No acoto mas por el momento, dejo volar mis últimas palabras, que tenga tiempo de digerir todo lo que acabo de decir, y veremos a donde nos lleva esto.

Ah... bueno, va a resultar un poco más difícil de lo esperado. Miro la pinina que a estas alturas debería estar más que caliente pero eso que importa, la hago girar sobre la mesa parada mientras pienso en como responder a todas las preguntas que me hizo. - Logística, si, nos haríamos cargo nosotros. Es mejor así. Cantidad de vitae. ¿Cuándo es suficiente? Más traen sin levantar la perdíz, mejor para nosotros. Quizás yo mismo los ayude a ser creativos en como obtener "donantes". Ganancias... - Pienso sobre esto, está como yo en un principio, bueno sigo estando en la parte numérica después de todo dado que el dinero no es lo que me sobra a pesar de como visto para la ocasión. - ¿Cómo cuantificar que un cainita deba su no-vida a que lo atendamos a tiempo, no todo es billete hoy en día y quizás ese hecho valga más que una suma interesante. Qué un cabecilla de una banda se le saque una bala que sin atención moriría? Ese hecho esporádica pero a su vez útil y utilizado en su justa medida vale más que un pago habitual. Pero si usted se refiere exclusivamente a la parte monetaria, discutiríamos mucho por ver quien pisa más fuerte y no me interesa hacerlo, vamos 50-50. Ustedes ponen el riesgo de obtener los "donantes" y nosotros de trasladarlos y el funcionamiento del lugar. ¿Ahora si le parece justa la propuesta? - Sonriendo al señor Lucas que al parecer parece más duro de roer de lo que dejó ver en un principio.

Freno la botella de improviso y miro a mi compañero, le hago un gesto para que se retire un poco, digamos que nos deje espacio. Cuando se retira sigo haciendo girar la botella que ya seguro está más mareada que los defensores del Bayer Leverkusen cuando Messi les metió cinco goles. - Con respecto a otros temas, por donde empezar. - Miro hacia la calle buscando el inicio adecuando y sin apartar la vista del exterior. - Ahora estoy con usted negociando sobre este tema. ¿Pero hasta donde podrían llegar nuestros futuros acuerdos? ¿A donde quiere llegar usted en un futuro? Si me permite preguntarle señor Lucas. -

Me apuro a responder rápido, tanto como Prince Naseem Hamed, en sus mejores épocas.

Me encojo de hombros y ahora si le regalo una buena sonrisa.

Amplia y filosa como la de un tiburón a punto de morfarse una sardina.

Comenzamos a estar en sintonía estimado Galantti, le suelto, me gusta eso…claro que si, indico apoyando ambos codos sobre la mesa y juntando las manos, - una sobre la otra y por delante de mi rostro -.

Negocios y acuerdos, prosigo casi en un susurro, de los primeros tanto como quiera, siempre y cuando estos, sean beneficiosos…por supuesto, concluyo sonriéndole.

Mis ojos entonces se posan por primera vez en su “compañero”, calculo las distancias entre nosotros y el, así como lo que puedo o no decir frente a un sirviente como este que acompaña a mi eventual compañero de mesa.

Bah, me digo finalmente, no es más que un montón de músculos con patas…no supondría ningún problema.

Déjeme tentar a la suerte, digo volviendo mis ojos a Galantti, y de paso ser un poco indiscreto respecto a mi próxima pregunta, en base a como me responda, yo le diré que tanto futuro tenemos usted y yo, respecto a los…”acuerdos”, que ha mencionado.

La pregunta es esta:

¿Qué tanto poder de decisión tiene respecto a los que su…empleadora…auspiciante...o jefa si lo prefiere, piense?, me refiero a que tanto usted puede asegurarme que podría concertar una, “cita”, en un tiempo breve con ella.

Ah, pero se contenta con poco el señor. Vuelvo mi mirada hacia la mesa con una sonrisa de confianza en mis palabras. - Se puede, pero primero tiene que demostrar más que palabras, cumplamos con el formalismo que me suena a que ya estaba más que arreglado por ambas partes dado que interés tienen y no dejemos pasar la oportunidad de nosotros lograr algo. - Hago una breve pausa donde me reclino hacia el respaldo despacio mientras llevo mi mano al salero. - Y quien sabe, si llama la atención de mi señora le aseguro que le conseguiré una cita, pero para eso debe destacar. - Vuelvo a reclinarme hacia adelante soltando el salero y me paro con la mano extendida. - ¿Llegamos finalmente a un acuerdo señor Lucas? - Mirando con seguridad y confianza más dándome cuenta de que esto ya estaba orquestado y mandaron a dos principiantes a hablar y "hacer calle" como se suele decir, todo camino comienza con un primer paso y por eso me quedo con la mano extendida esperando el cierre del trato.

Mi mirada tiene el opaco brillo de la intriga, mas, para acrecentar el efecto y suponiendo que mi interlocutor no fuera alguien de miras “amplias”, refuerzo dicha mirada con una de mis cejas, la cual levanto exageradamente.

Ahora sí, intriga o sorpresa a flor de piel en mi rostro.

Observo su mano extendida, y para no ser grosero extiendo la mía estrechando gentilmente el saludo que el otro invita a efectuar.

Pero no le suelto rápido tal y como se acostumbra en estos casos, aprovecho que le tengo así, aferrado entre mis dedos, para dejarle en claro lo que intento querer decirle.

Señor Galantti, comienzo serio, creo que usted no me ha entendido, suelto su mano para no permitir a mi sombra ganar espacios dentro de mi ser, no quiero ser una bestia, no esta noche, tengo que hacer acopio de mesura para lo que voy a explicarle, pero sin llegar a ser demasiado brusco.

Aunque ya se sabe lo que dicen, “entre dicho y hecho…”

La…cita…a la cual hago mención, no implica a su…dueña y mi persona…o dicho de otra manera, en lo personal, no me interesa tener palabras con ella, de hecho, preferiría no tenerlas nunca, no tengo por qué explicarle mis porqués cuando ni siquiera yo quiero recordar lo vivido, pero esto no es así para…aquella en la que estoy pensando, y es por dicha persona que solicito esto.

Entiendo que comparten…intereses, por así decirlo, y presupongo, sin afirmar lo que digo, que podrían tener más de un tema de conversación.

¿Me entiende ahora sr Galantti?.

Intrigado por como se dan las cosas medito sobre la situación, aun con la mano siendo firmemente sostenida. Ahora si se da a entender, hay más interesados o mejor dicho una. - Ahí hay mucho para hablar y poder llegar a una respuesta adecuada, primero veamos como resulta este proyecto para generar confianza entre ambas partes y mejorar las relaciones, la respuesta a su pregunta vendrá después. - Me inclino levemente a modo de saludo respetuoso a la vez que tomo mi bastón para apoyarme en el. - Pongamos esto a rodar señor Lucas y las puertas que se presenten a partir de ahí se las indicaré gustoso. - Libero gentilmente mi mano de la suya para comenzar a retirarme. - Nos mantendremos en contacto. - Nuevamente me inclino y busco salir del lugar sin pausa, pero sin prisa.

Asentí con la cabeza a su “nos mantendremos en contacto”, mientras le veía levantarse y enfilar para la puerta.

Había sido…interesante, para llamarlo de alguna manera.

Aquel vástago era de los del tipo “social”, y eso estaba bien dada la naturaleza de cosas que sin dudas les verían nuevamente juntos.

En cierta forma fue un alivio, el pensar que la “dueña” del tal Galantti, podía tener aunque mas no fuera, una porción de materia gris  -muerta -, dedicada a los negocios y por fuera de aquel “ámbito” de conocimientos que parecía tanto tener, como de gustar.

Escalofriante ciertamente.

Tiempo después de que el chupón Galantti se hubo retirado, yo también me levante de la modesta silla en la que había estado sentado.

Así, despacio y tranquilo, fui enfilando para la calle con las manos en los bolsillos y una sonrisa ladina en la cara.

Estaba conforme, había logrado un poquito más de lo esperado, y sin dudas “alguien” estaría enormemente complacida por ello.

Lo cual, iba a hacer más fácil,

El pasar a lo que tenía en mente.

O eso esperaba…

El mono de Martin se levanto tras su protegido, impasible, mientras Lucas asiente con la cabeza a lo de mantenerse en contacto. Permanecio sentado viendolos  enfilar para la puerta. La reunion habia sido bastante provechosa para ambas partes... El potencial de la alianza todavia quedaba por verse, como así si efectivamente funcionaria. Pero los primeros hilos estaban dados.

Fue entonces que una chica, la cual parecia que iba a entrar al bar, decidío cambiar las cosas un poco.

Martin alcanzo a verla sonreir, mirando adentro y arrojar algo con soltura bajo sus pies, que rueda hacia el centro del bar... Su guardaespaldas no puedo hacerlo, dado que él le bloqueaba el campo, pero Lucas si, al estar mirando en esa dirección. Ambos reconocieron al instante de que se trataba el objeto, aunque creerlo o no era otra cuestión. 

Las granadas no se ven tanto hoy en dia.

Satisfecho con decir el discurso pre-establecido que a su vez él también recitó y dimos nuestro mutuo acuerdo a algo que en verdad ya estaba pre-acordado. Apoyándome en el bastón salgo del lugar tranquilo y pensando en diversas posibilidades de expansión, desarrollo de aquel lugar tan provechoso si se dan las pautas para llevarlo a cabo, pero para eso haría falta décadas, algo que me sobra si no tengo un final abrupto.

Una chica está por ingresar y le hago señas cediéndole el paso, gran error al ver que la señorita se frena para arrojar un confite que me dejan los ojos tan abiertos que me congelo. - ¡ESCUDO ATRÁS! - Le grito a mi custodia esperando y rogando que sea lo suficiéntemente rápido como para actuar y cubrirme la espalda, dándome más chances de salir con vida o mejor dicho no perder mi no-vida.

Acumulo mi vitae para poder aumentar mi agilidad y no ser víctima de las sucesivas explosiones que se están por suscitar entre el confite y el gas que hará lo propio en su momento, flexiono las piernas y salto lo más lejos que puedo y bajo como arquero que le disparan al ángulo abajo y se tiene que estirar para llegar.

Para alguien como yo, que ha sido perseguido a través de las cloacas por un grupo de podridos necrófagos violadores de cadáveres.

Quien tiene en su historial, el haber perdido media cabeza por culpa de un plomazo, ser atacado por fantasmas y por que no, el sobrevivir noche a noche en medio de una puta villa miseria.

La vida, tiene pocas cosas para ofrecer que en verdad puedan sobresaltarme.

Pero.

Dentro de ese pequeño repertorio de posibilidades, ver rodar por el suelo ese “huevito” verde parecido a un caparazón de tortuga, acercándose peligrosamente a donde uno tiene sus propias bolas.

Eso, mi amigo, sin dudas pone tu motor en movimiento.

…

Soy un crack.

Me levanto de la silla con un movimiento fluido girando sobre mi mismo, aprovecho el envión que logro con esa vuelta cuasi circense y mientras levanto los brazos, bien altos para sumar al remolino no vivo que soy la fuerza de la inercia, abanico un derechazo sobre el “huevito”, mandándolo directo hacia la puerta por donde entro.

Allá afuera, seguro explota, pobre del tal Martin – bien merecido lo tiene por llevar esa cara -, algún transeúnte quizás la ligue de arriba, y también, aquella mocosa desconocida que intento jugar conmigo.

Soy un crack nena.

Conmigo no se jode.

…

Pienso en esto mientras me lanzo por la ventana haciendo saltar en mil pedazos los vidrios.

Atrás queda Yasmila y sus amigos.

El bar medio vacío.

Y la granada con todo su poder devastador.

Lo siento por todos.

No soy del tipo heroico.

Prefiero, y ante todas las cosas,

Sobrevivir una noche más…

Lo siguiente es algo que en las noticias de mañana podria merecer lugar de primera plana sin duda... La explosion es tremenda, aunque contenida por las paredes del local. Quien peor la lleva es el guardaespaldas de Martín. Intenta cubrirlo como es su deber, pero al ser los mas cercanos a la granada... Cuando esta revienta, repartiendo metralla por el lugar, su espalda es casi destrozada. Aun con la proteccion del chaleco y su resistencia aumentada, cae sobre las piernas de su protegido, desangrandose y quemado...

El resto de los clientes y criados preparados tampoco la sacan barata, aunque milagrosamente ninguno muere... al menos, de momento. Pero quedan heridos, aturdidos e incapacitados, sorprendidos por la conflagracion...

Martin no la lleva muy bien, al saltar para la puerta, ya que la explosion escapa por la misma. Su bonito traje es agujereado en muchos puntos... Lucas lo mismo. Aunque al tirarse por la ventana logra alguna mejor proteccion, tambien es alcanzado antes de acabar de caer al otro lado, mas sigue bastante entero de momento.

Pero esto recien empieza.