Partida Rol por web

Día Viernes, 8:30 AM

El despertador de tu teléfono sobre el velador junto a tu cama te despierta. Una alarma estridente, molesta, aunque útil para levantarse. Normalmente sueles salir de la cama inmediatamente, o abrir los ojos y sentarte, pero este día es diferente. Apenas y tenías fuerza para estirar el brazo y apagar la alarma, anoche fue un día pesado en el restaurante italiano, fue contratado para una empresa, lo que significa que hubo más trabajo del habitual, y propinas realmente escasas. Probablemente si no fuera porque el dueño del lugar incluye en el contrato de arriendo para eventos un 10% extra del consumo destinado a cubrir las propinas de las camareras, probablemente apenas y hubieses recibido lo suficiente para pagar el ticket del metro. Aquello era habitual, después de todo, ¿quién daría propina cuando se supone que las camareras eran contratadas para aquella situación así, y que recibirían su sueldo? Aquella era la mentalidad egoísta de los oficinistas de New York, aunque razonable, considerando que probablemente muchos de ellos apenas se han visto en ese trabajo. El 10% del consumo, repartido entre seis camareras, no daba para mucho, sumando que ese dinero lo verías apenas a fin de mes, y aún faltaban tres semanas para ello. Por suerte una mujer amable te había dejado 5 dolares, alegando que ella también había estado en tu situación. Algo era algo. Lo que sumaba $20 en tu billetera ese día. No era mucho, pero mejor era nada.

Todo aquello fue tu principal preocupación al despertar, pero manteniendo los ojos cerrados, el día anterior había sido duro como ya sabias, y sinceramente no tenías ánimos de ir a clases hoy. Por suerte, los viernes solo tenías dos clases, y la primera comenzaba a las 11:15, quizás habría sido mejor idea apagar la alarma aquel día.

Mientras sigues de ojos cerrados, evalúas la posibilidad de mantener los ojos cerrados y volver a dormir, sin embargo, una presión en tu cama que avisa que alguien se ha sentado a tu lado, con un tacto familiar, te impide hacerlo, teniendo que abrir los ojos, para saludar a tu compañera de habitación en la residencial de estudiantes.

Lilian era tu compañera de cuarto hace casi dos años. Era alguien bastante abierta, extrovertida, y divertida, además de muy cariñosa. Sabías perfectamente que era lesbiana, pero también tenías claro que su cercanía contigo no tenía ningún tipo de segunda intención. O tal vez si, solo que ella valoraba de alguna forma tu amistad como para complicarla con un enredo sexual. 

En cierto modo, envidiabas que ella fuese una persona tan honesta consigo misma y con aquella actitud tan abierta que no ocultaba quién era en verdad. Por suerte no era una envidia malsana, sino más bien inspirada por cierto sentimiento de admiración. 

La sentiste sentarse en el borde de la cama, y al abrir los ojos pudiste ver como dejaba una taza de té en tu velador, mientras ella sostenía otra en su mano. Al verte, sonrió de forma agradable y tranquila, y antes de llevarse la taza a los labios, saludó.

- Buen día dormilona. ¿Mucho trabajo anoche? Llegaste tarde.- Mencionó viéndote a los ojos, sin hacer burla de tu aspecto al despertar, mientras se apoyaba con el brazo en la cama, inclinando ligeramente el cuerpo.

La noche había sido más que sólo dura y se fue a dormir apenas tocó su almohada. Lilith era una joven de sueño ligero pero estaba tan agotada, que no pudo notar nada hasta que la alarma del reloj sonó. La apagó y la miró con algo de desconsuelo. Aún podía descansar un poco más...

Su mente seguía dormitando, mientras ella trataba de desasociar los sonidos de la calle con las imágenes de sus sueños, pero hubo algo que la sorprendió un poco. Cuando sintió el peso en su cama, se volteó despacio, tratando de enfocar aquello que había interrumpido su sueño definitivamente. Por un momento no reconoció la figura pero luego se dio cuenta de quién era. Con voz ronca por el despertar de la mañana dice - Lilian - mientras se voltea suavemente hacia su compañera. Se estira un poco y se sienta en la cama. Mira a su compañera y le dice - Buenos días... Fue mucho trabajo y no fue una noche muy provechosa - ríe y mira a su compañera. - ¿Qué haces despierta? -.

Aunque desviaba la mirada hacía la ventana de la habitación, que dejaba ver un día gris en el exterior a pesar de que era verano, te escuchaba con atención, y cuando preguntaste que porque estaba despierta, volvió a mirarte, para luego reír divertida.

Se echo ligeramente hacía atrás, sonriendo de forma pícara antes de beber un trago de té, como si se prepara para soltar una gran información, aunque probablemente podría ser una exageración típica de ella.

- Bueno, anoche luego de que llegaste me levante para ir al baño.- Vuelve a reír, como si solo recordarlo le causara gracia.- Y allí me encontré a Pamela, la encargada de la residencia, en una situación bastante embarazosa, si sabes a lo que me refiero.- Mencionó, mostrando su mano y moviendo su dedo medio rápidamente hacía adentro, volviendo a reír, antes de continuar la historia.- Y bueno, cuento corto... nos fuimos a su cuarto y le ayude con su problema.- Movió sus cejas de arriba hacía abajo, volviendo a reír divertida.- Ese es sin duda el polvo más casual que he tenido en la vida.- No podía ocultar la diversión que le causaba aquella historia, y acto seguido se paro para dirigirse a su cama, dejando su taza de té en el velador, esperando a que cogieras la tuya.

Lilith suelta una risilla ante el comentario de Lilian. Era típico de ella esa actitud despreocupada y tranquila. En ocasiones la envidiaba.

Mira a su compañera y le dice - Sí que ha sido casual - toma la taza de té que le había dejado su compañera y le da un buen sorbo. Siente el líquido caliente bajar por su garganta y cómo sus sentidos van despertando de a poco.

El cansancio del día anterior había tomado gran parte de su energía y le costaría recuperarse hasta la hora de la clase. Se acomoda lo mejor que puede en la cama y sigue tomando su té tranquilamente.

Voltea hacia Lilian por un momento y le pregunta - Bueno ¿Y tendrás ahora una cita con ella? - se ríe y le guiña un ojo. Era bastante divertida su forma de expresarse.

Bebe su té en silencio hasta la pregunta de Lilith. Parece meditarla unos segundos antes de responder, habiendo bebido previamente de su taza de té.

- Lo dudo.- Suspira algo cansada al responder.- Por una noche estaba bien, pero no tengo interés alguno con enrollarme con nadie ahora mismo.- Mencionó de forma fría, pero honesta, para luego dejar la taza de té a su lado, y luego volver a recostarse. 

Se notaba cansada, probablemente por el ajetreo de anoche.

- ¿Y qué harás tu el día de hoy? Es día viernes, si no trabajas esta noche podríamos ir a alguna fiesta o algo.- Pregunta, un poco más animada, aunque con los ojos cerrados como si le apeteciera dormir.

Lilith sacude un poco su cabellos pues no sabía bien qué decir. Ella tendría que trabajar pero estaba tan cansada y el día anterior había sido tan extenuante que no quería ir a trabajar.

Tal vez podía decir que había enfermado y que no podía ir. Así, podría descansar un poco, aunque no tenía mucho dinero.

Le dice a Lilian un poco dubitativa - Bueno... Podría salir pero tengo poco dinero - le dice con algo de vergüenza. Luego, añade - No te estoy pidiendo prestado, es sólo que ayer no fue una buena noche - le sonríe tímidamente y sigue tomando su taza de té.

Lilian se ríe un poco, habiendo terminado su taza de té. Se pone de píe para acercarse a tu cama, para luego arrojarse sobre ti de forma amistosa y hacerte cosquillas. 

- No seas boba, ¿desde cuando las chicas bonitas como nosotras necesitan dinero para ir a un bar?.- Arquea la ceja, mirándote algo más seria.- Anda, di que estas enferma y yo consigo a un par de chicos que nos paguen la primera ronda. Ya veremos si son aptos para la segunda.- Menciona en un tono que busca ser convincente, aunque también fuerza una miradita de perrito suplicante para que aceptes.

Lilith se sorprende al ver que Lilian se va a lanzar sobre ella y separa la taza para que no se riegue, aunque con las cosquillas, no puede evitar que un poco se derrame sobre la cama. Entre risas dice - jajaja, Lilian, basta, jaja - cuando se detiene, se asegura de poner la taza en la mesita para que no vuelva a caerse y la mira con una sonrisa.

Luego, piensa su idea un momento y una cara de indecisión se muestra en su rostro. - Bueno, no lo sé. Es que sabes que no me gustan mucho esas cosas - le sonríe de medio lado.

Cuando ve su cara de súplica, Lilith suspira y le dice - De acuerdo - se ríe y dice - Vaya situaciones en las que me pones - se acomoda para sentarse y terminarse su taza de té. Le daba realmente vergüenza pero podía hacer lo que siempre hacía e imitar a Lilian. Sería lo mejor y así, parecería confiada. Ser ella misma en situaciones así no era fácil.

Lilian exagera una expresión de molestia cuando comentas sobre las situaciones en las que te mete, aunque como ya sabes, solo bromeaba.- No es que no tengas opciones eh.- Tras mencionar ello, ríe y se aleja nuevamente, cogiendo una toalla y el resto de sus útiles de aseo. 

Con una enorme sonrisa en el rostro, feliz porque aceptases acompañarla. Antes de salir de la habitación, te guiño un ojo de forma amistosa, mientras se despedía con la mano.

Tras su salida, te quedas sola en el lugar, con tus pensamientos y tus obligaciones, y con la sensación de no poder encajar aún en el lugar. Asomas la vista por la ventana, las nubes aún no se iban. 

Lilith le guiña un ojo también a su compañera y le saca la lengua en broma. Toma el último sorbo de su té y mira por la ventana. Realmente, era temprano todavía y no tenía por qué quedarse despierta pero el té la había activado lo suficiente.

Se pone de pie y tenía una camiseta blanca y unos pantalones cortos. No recordaba cómo había logrado vestirse después de semejante jornada. Se ríe y comienza a mirar qué ropa se pondría para ir a su clase de hoy. Lo mejor sería una sudadera y una camiseta suelta. Nada muy complicado. Además, tenía poca ropa semielegante y era mejor guardarla para la salida con Lilian. Esperaría a que su compañera saliera para ella poder darse una ducha antes de salir.

Se sienta en el borde de la cama y piensa qué es lo que hará. Tal vez, lo mejor sea aprovechar que está despierta e ir a practicar un poco antes de la clase. No le vendría mal un calentamiento. En definitiva, eso hará. Mientras tanto, se dedica a ver el movimiento de las nubes en el viento, cambiantes, amorfas, como ella. Ella sentía que sus asomos de personalidad los perdía con el viento, tal y como las nubes perdían su forma y mutaban constantemente en lo que la imaginación de los niños presentara. Lilith sólo esperaba para poder irse. Lilian tardaba un poco pero ella tenía el tiempo suficiente.

Entre que habías bebido la taza de té con Lilian y esperabas a que ella volviera de los baños, habrían pasado ya poco más de media hora. Mientras arreglas tus cosas y decides que ropa ponerte miras la hora, que marcaba las 9:05 de la mañana.

Las nubes parecían moverse lentamente, aunque el viento soplaba con cierta frescura y fuerza, no muy típico para una mañana de junio. Abriste la ventana para sentir mejor el fresco, y la sequedad del viento te indico que no se aproximaba lluvia alguna. Por la ventana no ves nada particular, solo la gente caminar por la calle, los taxis y vehículos pasar. Todo normal.

En ello llegó nuevamente Lilian a la habitación, algo apurada. Se vistió y salio volando, excusándose con que iba atrasada a clases.

Cuando ella sale decides ir a las duchas. Los pasillos de la residencial Sara's se encontraban vacíos, solo una chica extranjera te topaste en el camino. Entras, te duchas, y sales fresca y renovada. Vuelves a tu habitación y te vistes. Un inicio de día bastante tranquilo realmente, bastante normal la verdad. Bajas del tercer piso (donde se encuentra la habitación que compartes con Lilian) al primero, donde se encuentra la sala de estar, el cuarto de estudio, el comedor y la cocina. Sara's Homestay es un lugar bastante relajado, salvo la cena, cualquiera puede preparar lo que quiera para desayunar y almorzar. Hoy no es la diferencia, vas a la cocina por algo de comer, y te preparas una tostada con miel y un par de frutas, además de coger un vaso de zumo de naranja que una de las chicas prepara para todas cada mañana. 

Para llegar a la universidad, debes de salir de la residencial que se ubica en la calle 27 , entre la sexta y séptima avenida en Chelsea, salir por la primera y allí tomar el autobus en la parada ubicada en el cruce entre la 27 y la sexta.

Después de estar un rato perdida en sus propias ideas, Lilith deja la ventana para ir hacia el baño. Le hace un gesto amable a su compañera, la cual decía estar un poco retrasada y se dirige al baño. Entra al baño y se ducha sin prisa, disfrutando de la tranquilidad que el sonido del agua le daba.

Debía aceptar que la salida en la noche con Lilian le tenía un poco ansiosa. ¿Qué debía usar? ¿Cómo comportarse? Ella no era de ese tipo de salidas, pero sabía que Lilian sólo estaba siendo ella y tratando de hacer algo amable.

Al terminar de organizarse, sale para alistar su maleta. No era mucho lo que necesitaba: un cuaderno de notas, ropa cómoda para trabajar y su almuerzo. Baja a la cocina y desayuna, para luego preparar algo ligero que pudiera llevar allí. Quería estar lejos de casa un rato para olvidar la tensión que le provocaba la salida de la noche y era la mejor manera.

Al salir, camina a paso moderado, pues podía darse el lujo de disfrutar el recorrido, observando la gente que pasaba, sus movimientos, sus actitudes y en base a esto, analizaba el tipo de persona que sería. Hacía esto seguido para sus presentaciones, así que estaba acostumbrada. Se dirigía a la parada de autobús y espera no encontrar mucha gente en ella. Quería llegar pronto a la universidad y alcanzar un asiento.

Sales hacía la parada de autobus, dejando que el fresco aire que corría a esas horas golpee tu rostro, no soplaba con fuerza, por lo que el aire pareciera que te acariciara. 

Ves lo típico por las calles. Personas de diferentes etnias y edades, diferentes expresiones, diferentes miradas, gente que caminaba mirando hacía el frente, otros cuya mirada estaba clavada al suelo, un mar de identidades y formas de ver las cosas, que en cierta forma mostraban a través de su actitud. Te resultaba fácil comprender como las personas se sentían o lo que pensaban a través de su forma de andar y comportarse, y no te sorprendía puesto que siempre habías sido alguien perceptiva en cuanto al resto, sin embargo deseabas poder entenderte bien a ti misma, y definirte a través de gestos que fuesen propios. 

Tras no mucho andar, llegas a la parada del autobús, solo un par de personas esperaban el mismo recorrido que tu, el cual pasó al cabo de unos cinco minutos de fría espera. Te subes, pagas el pasaje, y buscas un asiento cercano a la ventana para mirar las afueras con comodidad, a las personas andar, nuevamente, aunque el movimiento del vehículo te impide poder analizar las expresiones de quienes iban afuera, por lo que giras tu mirada hacía el frente, tratando de ver a los ocupantes que iban de píe. No los miras mucho tiempo, y si lo haces, tratas de que no sea una mirada descarada. 

Tras seguir el recorrido por la Avenida de las Americas (Sexta Av), el autobús gira por la Calle 14° hasta la entrada a Parque de Unión Square, a unos veinte metros de la entrada a la estación de metro. Allí más personas iban y venían, al igual que tu.

El viaje para Lilith es un viaje lleno de imágenes. Todo lo que podía ver era las historias de cada persona flotando en su cabeza. En ocasiones, se perdía en las ideas y dejaba su mirada fija, a poco de ser incómodo y ser descubierta.

Al terminar el recorrido, Lilith baja cerca a la estación del metro pero esta vez, decide entrar al parque por el camino que estaba frente a ella. Tal vez el aire diferente y tranquilo del parque le ayudaría a despejarse un poco. Sabía que el camino era un poco más largo pero tenía suficiente tiempo. El recorrido en el bus era bastante corto y no tenía muchas cosas que hacer.

Caminó despacio por el parque, contemplando a las personas con atención. No sabía cuántas veces hacía eso al día de lo común que se había vuelto para ella.

Sube hasta que alcanza la 16. Allí, toma el camino para cruzar la calle. Ve a la mujer de más o menos 60 años que vendía sombreros, siempre en la misma esquina y siempre tenía sombreros que ofrecer. ¿Los haría ella misma? Se le acerca y la saluda gentilmente - Buenos días - no sabía si la reconocía pero ella sí lo hacía. Ella tenía buena memoria para los rostros de la gente.

Estaba cerca y realmente, sentía que había caminado por mucho tiempo. Tal vez era el agotamiento de la noche anterior y no era más que el trabajo lo que le había dejado ese agotamiento. Se ríe sola de sus pensamientos y continúa caminando hasta su universidad.

La mujer, quién se encontraba ordenando y limpiando su mercancía, se gira inmediatamente al escuchar el sonido de tu voz. Te sonríe, y con la misma gentileza que tu has demostrado, responde, y cuya voz te puede dejar la sensación de ser una mujer bastante dulce y animada.- ¡Hola jovencita! ¿Estas buscando algo en especial? - Mientras te saluda, se acerca a ti, mientras pareciera estudiarte con su mirada, de una forma bastante maternalista. 

Lilith se encontraba distraída, pensando en lo que haría apenas llegara a la universidad, pero las palabras de la mujer la sacaron de su ensimismamiento. Se sobresaltó, mas no dijo nada más, solo hizo un leve gesto con la cabeza para luego responderle.

- La verdad es que siento algo de curiosidad cada que paso por aquí - rió suavemente y se dispuso a estudiar algunos de los sombreros que se encontraban en aquel puesto.

- Son hermosos. ¿Usted misma los hace? ¿Los compra hechos? ¿Cómo lo hace? - se distrae mirando las fibras de lo que estaban hechos, los apliques que tenían, todo lo que los constituía. En osaciones, se preguntaba cómo podía distraerse con tanta facilidad.

La mujer, encantada de que decidieras continuar la conversación con ella, amplía su dulce y animada sonrisa, la cual ahora te parece más cordial que antes. Puedes observar complacida como una sonrisa, y un tono de voz trabajada para ser su gancho para atrapar clientes, es ampliamente superada por aquella que nace naturalmente de la mujer.

- ¡Así es jovencita! Es un emprendimiento que empecé con mi esposo hace unos meses. ¿Te gustan? Mi marido es quién los hace, es un muy buen sastre... ¿No crees que tienen algo de personalidad? - Comenta encantada, y bastante orgullosa de sus productos.