Partida Rol por web

Primera hora de la tarde,John conduce hasta Spring Street, la céntrica calle de Boston en la que se encuentra el apartahotel en el que el señor O´Rick tiene una humilde habitación alquilada, lo bueno de estar en un sitio tan... humilde por decirlo de alguna manera, es que nadie hace preguntas cuando un huésped al que se ha visto poco aparece con dos desconocidos con un gran bulto cuadrado tapado por un abrigo en el hall principal y suben por las escaleras hasta la segunda planta, y cierran de un sonoro portazo la habitación 216 que no consta más que de una cama de esas en la que te clavas los muelles cuando duermes, un armario empotrado lleno de humedades , un escritorio de madera de la peor calidad y una silla en la que es mejor no sentarse.

Ligeramente cohibido por el aspecto que presenta mi alojamiento a mis compañeros y ahora invitados me coloco en el centro de la sala:

-Señores, disculpen el aspecto de mi alojamiento, pero supongo que imaginan que el sueldo de un profesor universitario en el viejo mundo no es muy... digamos mejor que no permite vivir como un rey... Sonrío tímidamente, pero a pesar de ello sigo pareciendo ligeramente avergonzado. La economía del país quedó muy deteriorada después de la Gran Guerra y todo el mundo con capacidad de mando pensó que recortar los salarios de los pacientes y mansos profesores universitarios permitiría recuperar la marcha industrial a mayor velocidad... En fin...

¿Economía? ¿Qué hago hablando de economía? Cierto es que mi alojamiento tiene un aspecto lamentable, pero nunca debo avergonzarme de lo que soy, mi mayor tesoro es el conocimiento que guardo en mi cabeza... Lo demás es secundario... No estamos aquí para tomar el té en mi humilde habitación, sino para encontrar al señor Maklin.

Señalo al escritorio: Señores, pongamos la caja fuerte aquí, así nos será más fácil manipularla. Discúlpenme, por favor, por la charla de "bienvenida" que les he dado. Ocupémonos ahora de lo que es realmente importante.

¿Alguna idea? Si necesitamos herramientas más específicas supongo que podremos comprarlas en algún lugar cercano.

- Quizás con un explosivo de poca potencia logremos arrancar los goznes de la cerradura. - digo pensativo. - No creo que ningún cerrajero local esté dispuesto a abrir la caja sin una buena explicación, y por supuesto llamando antes a la policía, o pagándole un buen dinero. -

Me dejo caer junto a la caja y empiezo a examinarla. - Hasta que consigamos abrirla... ¿se les ocurre algún otro sitio donde investigar algo acerca del paradero de Jerry? -

-Suena interesante lo de ese explosivo señor Kellemport. Desde luego, debemos asegurarnos de que no asustaremos a nadie con la explosión... ¿Podríamos conseguir algún recipiente cerrado para detonarlo dentro? De ese modo se amortiguaría el ruido y levantaríamos menos sospechas.

Y en cuanto a lo que usted dice sobre el paradero de Jerry... Mucho me temo que nuestra pista más fiable estará situada dentro de esa caja... Creo que tenemos las manos atadas hasta que consigamos abrirla.

Dicho esto vuelvo a examinar atentamente la caja, por si algo se me hubiera pasado por alto.

Observas la caja pero no logras descubrir nada nuevo.

Lleváis ya una hora en la habitación y la caja aún permanece ahí. Nadie ha hecho nada, ni siquiera John ha intentando forzarla, el señor Peabody ni siquiera ha abierto la boca.

-Señores, estamos estancados... John, si usted no conoce a nadie que, siendo de TOTAL confianza, pueda abrir la caja, deberíamos ir en busca de los explosivos.

Con mucho cuidado John se acerca a la caja y realiza un último intento de abrir la caja... Si no lo consigue ahora tendrá que usar explosivos  y es una opción que no le agrada...

Al poco rato desiste, esa cerradura es más dura que el demonio...

- Chicos, hay que buscar explosivos, no se me ocurre otra forma...-

Perdiendo los papeles, me dirijo deseperadamente a la caja para observarla atentamente por todos lados, sabiendo de la inutilidad de mi reintento, mientras exclamo:

-Caja del demonio, ¡¡revélanos tus secretos!!

-Robert, usted está familiarizado con esta ciudad, según creo... ¿Conoce algún comercio que pueda ayudar en nuestros propósitos?

No conoces ningún otro experto en explosivos pero te viene a la cabeza varias sustancias que combinadas, pueden formar un explosivo casero de poca potencia, pero suficiente para abrir la caja.

Las sustancias que necesitas, las puedes adquirir tanto en  la ferretería que hay en esta misma calle como en la tienda de ultramarinos que tenéis en el edificio de al lado.

- Espérenme aquí, volveré en 5 minutos. Sé dónde puedo conseguir un pequeño explosivo de poca potencia que nos puede servir sin alertar a los vecinos. - me despido de mis 2 compañeros. Me pongo el sombrero (puesto que la gabardina aún no me la había quitado) y salgo por la puerta. 

Intento bajar por las escaleras todo lo rápido que pueda, con cuidado de no caerme. Compro todo lo que necesito y vuelvo cuanto antes pueda.

Espero con impaciencia el regreso de John Kellemport-

Esta caja está consiguiendo desquiciarme... NECESARIAMENTE debe contener alguna pista en su interior... El tiempo pasa y cualquier instante es muy valioso... Debemos abrirla sin perder ni un segundo más... Espero que los explosivos que traiga el señor Kellemport sean lo bastante potentes como para abrir la caja... Y lo bastante silenciosos como para no llamar la atención. Debería echar un vistazo por si hay algo aquí que pueda amortiguar un poco el sonido.

Salgo de mi ensimismamiento repentinamente. A veces no puedo evitar evadirme de la realidad, sobre todo cuando la situación es tan preocupante como ahora. En medio de un neblinoso sueño me ha parecido escuchar la mención de explosivos.

- ¿Explosivos? Oh... no podemos usar explosivos en una habitación cerrada. ¿Están locos?- me doy cuenta de que hablo tan sólo con uno de mis acompañantes - Oh... disculpe... yo... esto me sobrepasa.

Preocupado aparto unos cuantos libros y papeles de una silla para poder sentarme.

- Yo no acostumbro a hacer estas cosas ¿sabe?- le digo a O'Rick - De cualquier forma resulta irónico que esté pensando en usar explosivos con la caja fuerte de un experto en demoliciones. Pobre Jenkins.

Luego recobro totalmente el sentido:

- ¡No podemos hacerla estallar aquí! Si un explosivo es lo suficientemente fuerte como para reventarla ¡sin duda causará un estruendo que difícilmente podremos amortiguar con unas mantas! Debemos llevarla a otro sitio para eso... quizás a las afueras, al campo, donde nadie pueda oírlo. Eso es: ¡al campo! De lo contrario la onda expansiva podría incluso romper los cristales.

Me echo a temblar con sólo pensar en las consecuencias de lo que mis compañeros quieren hacer.

Al poco vuelve John, cargado con una gran bolsa de papel marrón. La cual deposita encima de la cama de Maurice, al abrirla véis que en ella hay varios botes de diferentes colores, aguafuerte, papel albal, y varias cosas...