Partida Rol por web

No esperaba que la roca que estoy cincelando fuese tan traicionera. Aunque lo que sea que haya al otro lado de la grieta por la que Jess se está escurriendo queda más allá del alcance de mi vista, mis sentidos sobrenaturales me avisan de que el mal está al acecho, y temo por la seguridad de mi joven e impulsiva amiga. Este pensamiento me da fuerzas para seguir golpeando el cincel con ánimos renovados.

Mientras, no les quito ojo de encima ni a Glauda ni a Nalfeim. ¿Podré confiar en mi amigo cuando el momento llegue?

Puez a lo mojor zí que zoy yo...

No... no, Jess. No te pongas a su altura...

¡¿Dónde está Shanshar?! Y, en menor grado de interés, ¿quién eres tú y qué es este lugar?

Tal vez fuera Fibul. O tal vez Fibul fuese otro ser, escondido en algún rincón oscuro. O tal vez hablaba en primera persona del plural de sí mismo como una mala copia de literatura barata halfing. Los ruidos de Nalfeim rozando su armadura contra la roca rellenaban los huecos que había entre un golpe de pico y el siguiente. Y también le llegó el olor rico a fritanga. Le dieron ganas de volver y participar en el churrasco que estaban haciendo los que se quedaron atrás, pero si comía una sola costilleta ya podría olvidarse de volver a cruzar por aquí en semanas.

El ruido de la armadura de Nalfeim se fue acercando.

¿Ein? ¡Habéis venido! Sabía que no dejaríais solo a Shanshar... por más tiempo del que ya ha pasado. ¡Cuidado con el cable-trampa!-dijo, pasando por encima-¡Y cuidado también con las grasas saturadas!-añadió por el olor a comida.

Jess reparó en la moneda del suelo. Era una simple moneda de cobre, sin ningún valor, pero encontrarla le traería suerte. Alargó la mano hacia el suelo, pero luego reculó. ¿Y si se trataba de otra trampa mortal? ¿Y si al recoger la moneda, tirabas de un hilo que movía una palanca que liberaba un tope que hacía rodar una bola por unos rieles hasta caer a un cesto que por el peso elevaba su contraparte en la polea hasta hacer contacto con una plaquita metálica haciendo soltar unas chispas que encendía una mecha que cuando se consumía...? ¿Que cuando se consumía hacía PUM o algo?

¿Esa moneda del suelo es tuya?

La pequeña criatura tenía una piedra en la mano con la que estaba golpeando el sarcófago. Cuando iba a dar otro golpe, la palabra -Amo- quedó congelada en sus labios. La pesada lápida de piedra se deslizó arrastrada desde el interior por unas enguantadas manos que os resultaban familiares. Aunque no podían verlo, Fornund y Nalfeim podían sentir como la comunión con sus dioses se marchitaba y sus corazones se encogían. El rostro enjuto de Yazlik emergió de la tumba sin hacer el menor ruido. Tenía la cara quemada, un ojo blanquecino, apenas quedaba nada de su afilada barba y le faltaban las orejas, que ahora eran unas masas deformes como si hubiera metido la cabeza en un horno.

Su ojo sano miró hacia la antorcha y clavó su mirada en Jess y las orcas que la seguían:

-Vosotros...- Su voz cavernosa no mostraba sorpresa, pero sí un amargo rencor.

-¿Qué habéis hecho con mi libro?- Preguntó con rabia contenida.

Tran se lo había robado sin que se diera cuenta en la posada del Jabalí verrugoso gracias a su habilidad y a uno de los conjuros de invisibilidad de Shanshar. Para cuando malvado enano se dio cuenta, ya era demasiado tarde.

Al ver la cimitarra en las manos de la joven sonrió: -¿Qué pensabas hacer con eso?¿Matarme?...¿Y cómo pensabas recuperar a tu querida Ely?-. El siniestro capataz había doblegado la voluntad de la hija del posadero para llevársela a las montañas, pero no contaba con que el grupo fuera tan osado de adentrarse en el corazón de sus minas.

-¡¿DIME DÓNDE ESTÁ EL LIBRO?!- Ordenó arrugando su deformada cara. Pocas cosas podían herir a un engendro vampírico como Yazlik, y menos aún dejarle marcas permanentes.

Ante la negativa de la joven, el enano alzó su mano enguantada en acero y su ojo refulgió destellos ambarinos con el poder del inframundo.

¿Qué te crees, maldito simio tontonculo? ¿Que después de secuestrar a mi amiga Eli voy a dejar que me des órdenes... Gran Yazlik? Pues...

Jess cortó el cable-trampa con su cimitarra para activar la trampa tras de sí y abandonó la grieta. Le seguía Jagga, y una pequeña chispa prendió en el cerebro de Jess cuando se dió la vuelta y su antorcha iluminó la cara de una fea, odiosa y estúpida orca. De todos sus enemigos favoritos, y Jess confeccionó una lista, los orcos, sus predilectos. Al fin podía dar rienda suelta a sus instintos más bajos.

Muahahahahaha... La Gran Jess se ha vuelto mala. Venid, orquitas...

Un poco de tranquilidad. Matar orcas está bien. Es divertido. Pero antes de jugar, el Amo Yazlik ha hecho una pregunta...

Aaaaamh... ¿Qué me habías preguntado, Gran Yazlik?

El Amo Yazlik preguntó que qué habíais hecho con el libro. Su libro. Supongo que no se refiere a ninguno de los libros que hay aquí, sino al libro de Corvinus en tanto en cuanto ese viejo mago no puede disponer de él por estar en prisión, mientras que el Amo Yazlik lo ha reclamado como suyo.

El libro, sí. Lo traíamos para que si no lográbamos cogerte con la guardia baja, fingir que veníamos de buenas para hacer el trueque.

También ha preguntado qué pensabas hacer con eso. Puede que se refiera a la cimitarra, ya que los enanos tienen palabras para designar hasta veintisiete tipos de hachas, pero en cuanto le sacas de ahí, no son capaces de distinguir un estoque parthiano de una cimitarra, ay que me parto. Pero es el Amo Yazlik, no queremos reírnos de él en su cara. Queda feo.

¿La cimitarra? La cimitarra... ¿Puedes concretar la pregunta, Gran Yazlik? Si te refieres a que si entré aquí con la cimitarra teniendo en mente matar al Gran Yazlik, la respuesta es no, ni siquiera sabíamos que te encontraríamos en esta grieta. Si te refieres, como concepto amplio, en si había pensado usar la cimitarra para dar muerte al Gran Yazlik, alguna vez en las últimas cuarenta y ocho horas se me ha pasado por la cabeza, pero... por alguna extraña razón... ahora ya no me apetece hacerlo.

¿Y a Eli? ¿Cómo pensabas recuperarla?

Pues... pues... Esta pregunta es muy difícil. Sabíamos que estabas en las minas, así que las orcas se ofrecieron para traicionarte y guiarnos por las minas. Y... y creímos que un poco de violencia gratuíta sería suficiente para liberar a Eli.

Y la última pregunta, la que quizás para el Amo Yazlik sea la más importante de todas...

¿Cual? El Gran Yazlik dijo tantas cosas, y yo estaba tan patidifusa al verlo salir de ese cajón raro de piedra, que no presté atención.

¿En qué mochila está el libro?

Jajajajajajaja. Jajajaja. JAAAAAjajajajajajajaja... Per... perdón. Yo... es que... JAJAJAJAJAJA. No lo sé. JAJAJAJAJA. No tengo ni la más remota idea de dónde está el libro, Gran Yazlik. Pfffff... jajajajaja, JAJAJAJAJAJA... Nadie lo sabe. Estábamos en la posada... ay... jgjgjgjg... Y se me ocurrió decirle a Shanshar... jaja... dale si tal el libro a otro, para que no lo lleve Tergrar-que desde la dominación había perdido el título de Gran-. Jajaja... y desapareció. No'tá. Se perdió la pista para siempre. JajajaJAJAJAJAJA-pausa para tomar aire-. Jaaaaaajajaja... Puede que lo tenga Sandor, en los alrededores de la entrada secundaria de la mina. Puede que lo tenga Fornund. Puede que lo tenga Shanshar. Puede que lo tenga alguna de las orquitas. Jajaja... No lo sé. No sé qué fue de él, Gran Yazlik. Jajajaja. Ni repajolera idea.

Se secó un lagrimón hilarante con la muñeca enguantada que sujetaba la afilada cimitarra. De todos los amos que han controlado mentalmente a Jess a lo largo de su vida, el Gran Yazlik era el más gracioso. Mucho más que el Hada del Rocío, dónde va a parar.

¿Que está ocurriendo?- observa la extraña reacción de Ely- no parece actuar de forma normal y...¿Gran Yazlik? La situación parece haberse complicado... aún más. Sin duda éste es el amo... y en la otra sala estaba esa elfa... unido a la extraña actuación de Jess... No creo que pueda efectuar ningún tipo de movimiento en la situación actual hasta que lleguen Nalfeim y Fornund, ¿pero y si Nalfeim cae bajo el dominio del vampiro debido al geas? ¿Cúal era exactamente la orden del geas? Devolver el libro a su dueño legítimo... ¿Que hacer?

El mago pensaba rápidamente buscando la mejor opción posible al enredo, deseando que los dos compañeros cuyos conocimientos sobre no muertos eran indudablemente mayores.

-No pongas esa cara Nalfeim. Los púgiles se embadurnan de aceite para el combate, es algo muy masculino- Dijo Tergrar para apaciguar al clérigo. El viejo guerrero se había acostumbrado tanto al olor a cocina que no era consciente de lo que había hecho.

Aprovechando su conjuro de trepar Nalfeim subió por la pared y continuó avanzando por las zonas más anchas de la grieta. Tergrar aprovechó entonces a adelantarle por debajo. Al toparse con las mineras, las sorteó avanzando sobre sus anchas espaldas y logró llegar al otro lado.

-¿Que son esos gritos?- Preguntó peinándose sus espesas cejas que se le metían en los ojos.

-¡Par diéz, es ese enano!- Dijo señalando a Yazlik.

Jess seguía riendo y confesando todos sus planes al enemigo.

El posadero sacudió a la joven por los hombros, pero no logró que volviera en sí.

-¡Rápido, Nalfeim, Fornun, Klurca: Os necesito!- Llamó Tergrar.

-Si te hubieras tomado mis setas no estaríamos en estas- Recriminó a la chiquilla. Finalmente se hizo a un lado para que sus amigos vinieran en su auxilio.

-BEEEHEHE...- La pequeña criatura se burló de Jess imitando a una oveja.

Fibul se unió a las risas de la hechizada joven y hasta el mismo Yazlik sonrió satisfecho, pero entonces apareció Tergrar seguido del resto de aventureros. El esbirro goblinoide chilló como una gallina y corrió hacia el cofre de madera:-¡Doz pedoz, doz pedoz ded gigate!- Tomó una enorme seta esférica de color blanco que parecía un champiñón con motas pardas y lo arrojó contra la pared que había detrás de Tergrar.

La seta sonó como un alpargatazo al estallar contra la pared y liberó una nube de esporas verde oscuro. El viejo guerrero se puso rojo y empezó a toser de inmediato a pesar de que el "pedo de gigante" no olía a nada.

     El martillo de Fornund era todo un reto para Sîglu. La gruesa orca desbastó la piedra del lado en que estaba trabajando y aprovechó para colarse en la grieta tomándole la delantera al paladín.

Sus compañeras, que casi habían alcanzado el otro lado de la grieta, se quedaron estupefactas al ver el comportamiento de Jess. Conocían los efectos de los "ojos de gato" del capataz y no tardaron en darse cuenta del influjo del muerto viviente sobre la humana. Jagga Hizo un amago de esquivarla, pero acabó dándose de bruces contra la chica y forcejeando por quitarle la cimitarra de sus manos. La joven reaccionó con uno de sus gráciles movimientos y se alejó, pero al menos sirvió para que Köyu aprovechara la oportunidad y pasara por el otro lado. La líder de la cuadrilla descargó un golpe con todas sus fuerzas contra Yazlik pero el capataz reaccionó con una velocidad sobrenatural y el pico acabó por estrellarse contra el lateral del sarcófago haciendo saltar un trozo de piedra.

¡Los demás están llegando!

¡Nalfeim, Fornund! ¡Yazlik ha dominado a Jess y es el vampiro que controla todo! ¡La luz del sol acabaría con él, eso o derrotarle ahora y destruir su sarcófago -no quedaban muchas mineras pero eso quizá podía resultar- si hubiesen esperado mi regreso... - además sólo funcionarán contra él las armas mágicas y de plata!

Habiendo hablado no podía quedarse quieto con Jess justo al lado y Yazlik al otro ya que, si no sabían su posición poco le faltaba, justo antes de moverse dijo -¡recordad la vela!

Shanshar era consciente del monstruo que podía convocar arrebatado al propio Yazlik, pero no estaba seguro de que fuese a obedecerle a él, normalmente los objetos obedecían a quien lo usaba pero...

Sin decir ni una sóla palabra más se movió al límite de la nube de esporas superando a Köyu, se le había ocurrido una idea.
 

Una vez cerca del enorme escritorio Shanshar observó con atención buscando alguna pertenencia de Yazlik que pudiese ser puesta "a buen recaudo" y utilizada contra él.

Jajajajaja... jaja... ¿eh? ¡SI ME HUBIESE TOMADO TUS SETAS, VIEJO CHOCHO, ME ESTARÍA RIENDO IGUAL! ¡No a las drogas! ¡No-a-las-drogas! Jajajajaja... He dicho chocho. Me meo...

Todo era risas y diversión, salvo por Shanshar, que se puso ha dar lecciones morales. Todo esto era culpa suya. ¡Jess había entrado en la grieta precisamente por este desagradecido!

¡Yo no estoy dominada! ¿Verdad que no estoy dominada, Gran Yazlik? ¡¿Lo veis?! ¡El Gran Yazlik me da la razón! Yo no estoy dominada. Solamente soy un espíritu libre. Porque si yo estoy dominada... ¿entonces lo de Tergrar agachando las orejas con Isabella cómo se llama? ¡Tergrar, calzonazos! ¡Tú si que estás dominado!

Jess le pegó un tajazo a Jagga en todo el lomo al pasar. Y el motivo no fue que se lo hubiese ordenado Yazlik, que no lo había hecho; ni que fuese una orca, que ya sería bastante buen motivo; ni vengar la memoria de Eberk alias "Quiénesese"; ni siquiera por haber obligado a Jess a tocar y coger un excremento desecado, que es suficiente motivo para incendiar ciudades y arrasar reinos. No. El motivo era que la muy copiota había intentado hacer las cabriolas de Jess, y eso de copiar a los demás está muy feo.

Pffff... ¡Qué torpe, Jagga! Jajajaja... ¡Aún por encima de nacer fea y gorda, también descoordinada! Jajajajaja... ¡EH! ¡EH, LADRONA! ¡¿Qué estás haciendo?! ¡Esta cimitarra es mía! ¡No te la pienso dar! ¡Chincha rabiña!

Tu examen de la sala es muy rápido, demasiado para leer todo lo que hay escrito en los libros del atril. La escasa luz de la antorcha tampoco ayuda a distinguir detalles, pero suficiente para un ojo entrenado como el tuyo.

Junto al tintero hay un reloj de arena, un artefacto circular, una campanilla metálica, varias monedas de reinos vecinos, tan dispares como orcos, gigantes, enanos o humanos. Una pequeña chapa grabada, como un pase de ciudad y un medallón con el borde labrado y un ojo felino de color morado que parece mirarte de forma hipnótica.

La hoja manuscrita es una tabla minuciosamente ordenada y bien caligrafiada en enano. La primera columna son nombres como "UřӃɐ" o "Muela podrida" que te hace suponer que se trata de osgos, trasgos y orcos. Después hay símbolos como un pico, una vagoneta o una "U" al revés. A cada nombre le corresponden una o dos columnas de cifras con sus totales sumados en el extremo inferior.

Sin tiempo para más, Te das cuenta que yazlik no lleva su famoso látigo al cinto. En su lugar hay un modesto martillo de guerra enano y al otro lado cuelga un pequeño pico de mala calidad. En contraste su armadura de piedra de Ulthazar destaca junto a la lustrosa capa y sus impresionantes guanteletes de acero.

El aspecto de Fibul es totalmente grimoso. Delgado y semidesnudo, está apostado junto al cofre abierto con bastante munición de aquellas setas color crema para asfixiaros a todos.

Las cosas se están poniendo muy mal.

No es que pueda ver mucho desde la posición en la que estoy, pero no tengo que esforzarme mucho para oír las sonoras carcajadas de Jess y comprender que algo no va bien. Además, también oigo la voz de Yazlik. Recordar lo que hizo y el amargo odio que reservo para él me da fuerzas y energía y, decidido a no quedarme detrás de una orca a la que, con todos los respetos, nadie le ha dado vela en este entierro, empiezo a avanzar de manera implacabe, obligando a quienes se interponen en mi camino a aplastarse contra las paredes o a agarrarse a algún saliente para que yo pase.

No pienso permitir que escape otra vez.

—¡Yazlik! —exclamo mientras empiezo a asomar por la boca del túnel—. ¿Me recuerdas? ¿Qué has hecho, Yazlik? ¿A quién has vendido tu alma? Dínoslo... —levanto la cabeza de mi martillo, que parece refulgir bajo la tenue luz que llega desde la estancia—... y tal vez consigas redimirte antes de que te enviemos de vuelta al inmundo agujero del que has venido.

Mientras camino, mi armadura emite un resonar metálico, como los goznes de los Nueve Infiernos. Nada puede detenerme. Solo la victoria... o la muerte.

Nalfeim apremió el paso lo más que pudo pero no era fácil para un viejo andar trepando con toda la armadura por una estrecha abertura.

Supongo que soy afortunado por poder saber qué siente un bebé al ser dado a luz.

Subiendo un poco para esquivar la trampa descubierta por Jess pudo ver a la joven volverse medio loca.¡Ah la magia qué juguetona podía ser a veces con las mentes más débiles! Al menos la sangre de orca derramada no había sido en vano pues le servía para saber que Jess no sabía quién tenía el maldito libro. El clérigo supuso que así sería mejor pues no se opondría al geas si él tampoco lo sabía. Sospechaba de Fornund y de Shansar, pero éste último parecía aún invisible.

Eso se va a acabar.- Pensó el clérigo mientras, aprisionado como estaba, recordaba el salmo adecuado. Dicen que los diablos saben más por viejos que por diablos y en eso Nalfeim tenía camino recorrido. Murmuró palabras ininteligibles dedicadas a Boccob y a veinte pies de distancia, justo en el centro de la sala maldita, una fugaz explosión tuvo lugar afectando a todos los presentes menos a él mismo y a Fornund.

- Vamos Maese enano, vos primero. Devolvamos el libro a su dueño.- Hacer todo lo posible por cumplir su misión era lo que debía hacer para no sufrir los efectos adversos del geas. El conjuro de disipar magia que había realizado Nalfeim no sólo mantendría a raya la maldición que Yazlik muy inteligentemente había impuesto en su hogar sino que, además, podría ayudar a la diminuta mente de Jess a recomponerse. De paso, podía hacer visible a Shanshar si éste se encontraba en la zona, lo cual le podría permitirle recuperar el libro para Yazlik si es que era él al final el que lo tenía. De nuevo cumplía con la misión que le habían impuesto muy a su pesar. Tras lanzar el conjuro asegurándose de no verse afectado por el mismo avanzó lentamente tras el paladín de Moradín.