Partida Rol por web

No no, ni JJ tampoco. Pero la música suena.

Aquí no hay nada... -comentó Ash negando con la cabeza. Lo siguió, porque en el fondo se negaba a estar sólo en ese sitio. Su hombría ,en ocasiones, flaqueaba...-.

¿Cómo vais por aquí , Madd?

Aquí no hay nada... ¿Cómo vais por aquí , Madd?

Irrumpí en la conversación de los reyes de la fiesta:

-Te diría que eran imaginaciones... Pero resulta que todos hemos visto lo mismo: Un par de puntos luminosos. Como dos ojos que han desaparecido rápidamente. Yo diría que puede que fuera un gato. Y si tengo que elegir, yo preferiría un "lindo gatito" -y sobre todo si huye de nosotros- que ese perrazo del patio de atrás ¿Habéis cerrado la puerta? No creo que se desate, pero prefiero prevenir que curar lo que pueda hacer esa bestia.

Agarré la mano de Kimani. Creo que se había acostumbrado a estar a mi lado y no quería defraudarla. La miré sonriendo (aunque me costó un montón)

¿No te parece mejor a ti también? A lo mejor así deja de sonar de una vez esa maldita música...

Kimani agachó la mirada ante el apelativo irónico que le dedicó la rubia. Ella había dejado claro desde el principio que le daba yuyu todo aquello, pero al parecer Madison siempre tenia que pisotearla de alguna manera...

Entonces fue cuando sintió la mano de Kevin, y luego esa sonrisa que sabia que había forzado para que ella no se preocupase.

Por un momento se perdió en esos ojos que esperaban una respuesta y luego cabeceó con suavidad mientras iba a cerrar la puerta.

Se sorprendió al darse cuenta de que iba de buen agrado,e incluso podría jurar que no tenía tanto miedo como antes...

Yo sola no pienso explorar esta planta así que más vale que mováis el culo y empecéis a demostrar lo que queríais cuando nos empujasteis a venir hasta aquí. ¿O es que ahora vais a quedaros atrás?

Madison estaba cabreada de verdad. Al final, ¿ella era quien iba a tener que ir delante? Entonces, ¿para qué mierda habían querido ir a aquella casa? ¿Para quedarse tranquilamente sentados abajo? 

Ash colocó una mano sobre el hombro de Madison y la hizo retroceder hacia él. Infló el pecho como si de un pavo real se tratase  y con voz gutural dijo:

Iremos nosotros dos, Madd. Gritaremos si encontramos algo, estad atentos.

Regreso junto al resto después de que junto con Asher descubriéramos que no había nada; solo una radio sonando. Al menos no me dio otro susto de muerte. Llegué arriba al tiempo de escuchar a Kevin mencionar que la puerta que daba al pequeño patio estaba abierta. ¡Y tanto que merecía la pena prevenir! — Me ocupo de cerrarla — me moví rápido. Entré con un poco de miedo en la cocina y luego me asomé al pasillo mirando si el perro seguía allí y se había comido lo que Phil le había ofrecido. Después de eso, alargué la mano para cerrar la puerta.

Con la música sonando, Madison y Asher llegan arriba. Las escaleras siguen subiendo, pero en la planta en la que están, con música de fondo aunque mas baja y, lo que es mas importante, la pareja sola, encuentran 4 puertas. una de ella está abierta. El resto, están cerradas sin llave.

JJ cierra la puerta del patio, encerrando al perro... O a vosotros mismos. Pero aún os falta mucho que encontrar en la casa, a vuestro alrededor. Y ¿qué demonios le pasa a la maldita radio?

-Yo... lo que tú digas. Pero una puerta abierta nunca presagia nada bueno -dijo Madison, acercándose todavía más (si es que eso era posible) a Ash.

Para Madison, en aquella casa era un enorme error. Mierda, haber ido a ese pueblo era un error. Pero claro, como la testosterona exigía probarse, al final, no había existido otra posibilidad.

-¿Por qué no nos vamos ya, Ash? Echemos la puerta abajo.

Sabiendo que lo mejor era no quedarse solos, Phil echó a andar hacia la planta superior, detrás de Asher y Madison a los que ya no veía por ninguna parte. Estaba asustada. No sabía qué podían encontrar en la casa y le parecía haber visto dos extrañas luces, como dos estrellas, solo que ella pensó si no se trataría de dos ojos.

-¡Chi-chicos, no-no-no os separéis! Vamos, todos juntos -le indicó a Kevin, Kimani y J.J., mientras comenzaba a caminar tras sus otros dos compañeros.

— ¡Voy Phil! — y me iba subiendo las escaleras pero el sonido estridente de las trompetas me estaban empezando a sacar de quicio. Si no había apagado la radio es porque me daba un tremendo mal rollo que se hubiese encendido sola y no quería acercarme pero es que ya no podía soportarlo más. — Esperad un momento, la radio me está sacando de quicio. ¿Quién escucha esa mierda? — fui directo y rápido hacia el salón para apagar la radio, que casualmente se había encendido cuando abrí el cajón del escritorio. Por si acaso eché un último vistazo antes de subir al primer piso junto al resto.

Kimani ya iba encaminada a cerrar la puerta para que no entrara el perro pero J.J la adelantó como si llevara el demonio dentro. Luego corrió a apagar la radio con la misma velocidad.

Mientras él hacia todo eso decidió investigar un poco en la cocina.

- Esperad un momento. Dejarme que vea que es lo que enciende esta maldita radio - gritó mientras se ponía a abrir puertas y cajones. Seguramente no la esperarían pero en ese momento no lo pensó. Solo quería sentirse útil y quizás, impresionar a Kevin un poquito

-¿Por qué no nos vamos ya, Ash? Echemos la puerta abajo.

Ash miró al corderito de Madd con cara de: ''Ey, nena, aquí está tu hombretón'', y sonrió. Obviamente que él iba a echar la puerta hacia abajo. Así pues,  se echó hacia atrás y se golpeó contra la puerta en un intento de derribarla. Aunque antes de todo esto y de mostrar su valía, le cogió el mentón a Madison y la besó como si no hubiese mañana.

Qué puerta, la de abajo o las que estan entrecerradas?

La puerta está abierta, así que cuando Asher entra, se cae al suelo. No sin antes dar unos pasos, y asustar al gato que había dentro, que se le lanza a la cara como si fuera el verdadero enemigo.

En el piso de abajo, Kimani y JJ apagan la radio. Este último se percata de que la radio se encendió al abrir el cajón del escritorio.

Aquel maldito gato saltó sobre mi cara, arañándome desde la oreja hasta la nariz, dejándome ensangrentada y chillando como una histérica de dolor.

-¡Quitádmelo! ¡Quitadme a este maldito gato! -grité, mientras me revolvía e intenta lanzarlo lejos de mí.