Partida Rol por web

Madison vio la llave y se agachó a cogerla. En aquella casa de locos, una llave podía significar poder salir de allí, así que...

-¿Será la de la puerta principal? 

Sin esperar respuesta alguna, se lanzó a por la puerta para ver si con ella podía salir de allí.

No, ahí no encaja. Seguramente sea de otra puerta...

Todos estaban deseosos por salir de allí, pero Kevin solo podía centrarse en una cosa. No podía ser que esa muerte hubiera sido por nada. Algo había en aquel diario que intentaron leer y necesitaba saber qué. Kimani no podía haber muerto en vano.

Finalmente alzó la mirada y lo vio, en el mismo cajón que se había convertido en una trampa mortal. Las manchas de sangre salpicaban la madera del mueble y la cuchilla que había sesgado la vida de la joven se mostraba brillante, afilada… y desactivada.

Kevin se incorporó como pudo, sin fijarse en lo que pasaba a su alrededor con la mirada fija en las hojas de aquel cuaderno. Solo tenía que estirar el brazo y cogerlo, pero… ¿Y si había otra trampa? Estaba claro que cualquiera que fuera el secreto que ocultaba aquel edificio, alguien se había esforzado mucho en mantenerlo en secreto. Su pulso se aceleró, la boca se le secó, sin embargo, la obsesión por aquel libro creció aun más, su respiración era agitada. Durante unos segundos se quedó inmóvil, con la mente en blanco… y finalmente estiró el brazo y sujetó el libro.

El mueble crujió e instintivamente cerró los ojos esperando el final, pero este nunca llegó. Abrió primero un ojo y luego el otro y vio su mano cerrada alrededor de la cubierta. El mueble había crujido y ese era el ruido que le había asustado, pero ninguna trampa se había activado.

De pronto una excitación le invadió, una necesidad imperiosa de saber que había dentro de aquel cuaderno. Sin decir nada a nadie que seguían demasiado preocupados en otras cosas, lo abrió e intentó leer lo que sea que tuviera.

La nerd vio cómo Madison se apresuraba a intentar abrir la puerta principal con la llave que de pronto había aparecido. Phil observó la situación, embobada, como si estuviera ida, con su cabeza ya en otra parte. Kimani había muerto. En aquellos instantes, era lo único que le importaba, pero luego veía a Madison con la llave y sentía que estaban pasando por alto algún detalle.

Llave. Llave. Llave. ¿De qué le sonaba eso? Echó mano a su bolsillo, donde se hallaba la llave que le había comprado al tipo de la tienda. La llave que había usado minutos atrás.

-¡Ma-ma-madison, e-e-esa debe ser otra de las llaves de la escalera! -exclamó la pelirroja, señalando a la puerta que se encontraba al pie de la escalera, cerrada a cal y canto por cuatro cerraduras, de las cuales ya habían abierto una-. Pru-pru-prueba a usarla con las tres cerraduras que faltan.

Madison respìró unas cuantas veces, intentando recuperar la calma.

-Vale, vale. Tienes razón. Intentemoslo con la otra puerta.

Se aceró a la escalera y probó la llave en otra de las cerraduras.

-No sé qué ganamos abriendo esta maldita puerta. La única que quiero abrir es la de la calleeeeeee -masculló, sollozando, mientras comprobaba si valía o no la maldita llave.

- Las ventanas del salón están cerradas y hasta tapiadas si no recuerdo mal... - respondí al cabo de unos minutos cuando por fin pude asumir la muerte de Kimani y volver al grupo.

Las escuché idear un plan de escapada, unir las sábanas a base de nudos sonaba bien pero tenía miedo de que no estuviéramos solos y quién nos tenía retenidos aquí no quería que saliesemos.

- ¿Qué llave de escaleras? ¿Tenéis alguna idea de lo que guarda esa puerta?... Yo... Visto lo que ha pasado, mejor que nos llevemos con nosotros objetos como libros, pisapapeles y demás para activar... mecanismos como el que ha matado Kimani. No quiero morir... - No había rastro del gracioso que solía ser. Era imposible en aquellas circunstancias.

Phiiiiiiiiil, tras esa puerta está ahora mismo el conserje asesino expermientando con cadavereeeeeees!!!

Lo oís como a trompicones, como si el disco estuviera estropeado, pero todos lo oís. Y aunque no es exactamente una voz, os recuerda a Kimani.

Por otra parte, la llave que habéis encontrado abre la puerta de las 4 llaves. Y la de Phil también, si lo intenta. Ya sólo os falta una. 

La nerd dejó escapar un grito al escuchar aquella voz que sonaba tan parecida a la de Kimani. ¿Acaso se trataba de Kimani? ¿Su espíritu había acabado atrapado dentro de la casa?

-Bu-bu-buena idea, J.J. -dijo Phil, al escuchar al afroamericano mencionar que deberían utilizar libros para impedir que se activasen los mecanismos de trampas como la que había matado a Kimani-. Yo-yo-yo puedo sacrificar a Carrie si es preciso. No-no-no creo que a Stephen King le moleste mucho. -Levantó el libro que llevaba consigo, por si había alguna duda de a qué Carrie se refería-. Cre-cre-creo que deberíamos subir todos arriba y acompañar a Asher buscando sábanas y co-co-comprobando las ventanas...

Se percató entonces de que Kevin estaba leyendo el diario por el que había muerto Kimani, y se acercó hasta él, intrigada.

-¿Q-q-qué estás leyendo, Kevin? -le preguntó la pelirroja.

Comienzo a subir las escaleras y llego al piso superior.

- Chicos. Me vendría bien un poco de ayuda. A ver si encontramos alguna ventana que podamos abrir para salir de aqui. Sábanas ya sé dónde hay.

Me quedo esperando a ver si sube alguien. Desde arriba oigo la extraña voz que recuerda a la de Kimani.

¿Ki-Kimani? Chicos, ¿es Kimani?

Tras abrir la cerradura, Madison subió rápidamente las escaleras para acompañar a Ash. Aquel "armario" era en esos momentos su mejor protección.

-Ash, espérame. Esperameeeee. 

Cuando llegó arriba y se lo encontró parado en el rellano, Madison se arrepintió de haber subido.

¿Ki-Kimani? Chicos, ¿es Kimani?

-E-eso n-no puede s-s-ser -consiguió decir. Después tragó saliva y se colocó detrás de Ash, tan pegada que casi no podía distinguirse uno de otro -. Vamos, abre cualquier puerta y terminemos con esto.

Lo primero era lo primero. Después de ver lo de Kimani no estaba dispuesto a entrar así como así a una habitación desconocia.

Mejor volvamos a la habitación que ya vimos antes y descubramos si podemos abrir la ventana. Podemos coger las sábanas para descolgarnos con ellas.

Entro de nuevo a la habitación en la que habíamos estado antes.

Estaba tan ensimismado con el libro que tenía entre manos que no se percató de que la pelirroja le estaba hablando hasta que casi la tenía encima. Al sentirla a su lado, dio un respingo, nervioso.

Se la quedó mirando fijamente, como si no entendiera quien era o por qué le molestaba. Entonces ella repitió su pregunta y esta vez si la entendió. Su respiración era rápida y agitada. Bajó la vista al libro y luego volvió a mirarla.

- Este… este libro es el motivo por el que Kimani ha muerto. El mecanismo que la cortó el brazo protegía este libro. – Lo levantó a la altura de su rostro. – Tiene que haber algo, algo que nos explique que coño esta pasando aquí. Esto… - Y señaló el cuerpo de Kimani – No ha podido ser en vano. Debe haber algo importante aquí. TIENE que haber algo importante aquí.-

Entonces volvió al libro, abrió sus páginas y se dispuso a desentrañar sus secretos.

— Cualquier objeto que veamos por la casa podemos usarlo. No usemos nuestras propias cosas. Tengo herramientas, soy un manitas, puedo intentar deshacer esas maquinarias, claro que… si soy capaz de detectarlas. — Me puse en marcha para subir al siguiente pisoy así ayudar a Asher a crear nuestra posible vía de escape con las sábanas.  

-Ti-tiene que haber algo en ese libro que sea importante -declaró la nerd, con voz afectada-. Si-si no, Ki-ki-ki-mani habrá muerto para nada...

Phil advirtió que J.J. se marchaba, subiendo las escaleras, para buscar a Asher y Madison y ayudarlos a buscar sábanas, y no pudo evitar sentir miedo de quedarse sola. Si de verdad había alguien experimentando con cadáveres en el sótano, no quería que esa puerta se abriese de un momento a otro y el conserje loco apareciera para convertirla en un conejillo de indias.

-¡E-e-espera, J.J! ¡Voy contigo! -exclamó, echando a correr tras el muchacho, escaleras arriba, con intención de reunirse también con sus otros dos compañeros-. ¡A-a-asher, Madison! ¿Dónde estáis?

Demasiadas vueltas. Demasiadas vueltas.

Madison seguía a su novio como si fuese un fiel perro, intentando no separarse de él ni un centímetro. A pesar de todo, cada paso que daba podía ser el último, o al menos, así lo sentía ella.

-Ash, por favor, vámonos ya. Tienes que poder abrir las ventanas- dijo en voz alta, ahogando los sollozos.

Miro alrededor buscando la ventana. Después de lo sucedido con Kimani no hay que precipitarse. La examino para ver cómo poder abrirla.

-Mad, ve quitando las sabanas y las atas entre ellas. A ver si podemos salir de aquí.

Parece que Kevin ha encontrado una mina de oro, en el libro pone la siguiente pista:

54 N 82 O 10 N 6 R
83 E 66 U 75 I 64 S
25 E 3 E 11 D 87 O
48 E 27 X 12 Q 41 Ñ
65 D 97 N 17 D 39 C
22 E 84 R 24 S
58 K 98 D 67 W
90 E 76 O 16 Ñ
94 A 63 P 92 O
0 I 37 F 23 A

Phil se dispuso a anotar todos los números que figuraban en el diario por el que había muerto Kimani, aunque para la nerd aquello seguía sin tener sentido. Sabía que era importante, algo relacionado con el asesino y los crímenes que habían tenido lugar en la casa, pero se sentía incapaz de encontrar la solución.

-Chi-chi-chicos, ¿alguna idea de cómo descifrar este enigma? -dijo, mostrando las columnas de números que ya había encontrado, junto a los nuevos números encontrados por Kevin.

Madison mira los números y resopla.

-Los nerds sois vosotros -dijo Madison mirando sobre todo a a Phil -, así que todo vuestro. Cuando haya que maquillarse para la ocasión, aquí estaré yo.

No obstante, miró de reojo las anotaciones, intentando buscarle algún significado. Aquello era como un crucigrama, solo que sin ningún sentido... por el momento.

-Lo único que me llama la atención de ese estúpido galimatías de números es que se alternan números y letras. De todas maneras, dudo que eso nos sirva para nada.

Kevin arrugó la nariz al ver lo que había en el libro ¿Qué significaba este galimatías? Pasó velozmente las hojas intentando encontrar alguna otra pista. Pero no había nada más escrito.  Levantó un momento la cabeza y vio que la pelirroja miraba lo escrito por encima de su hombro. A punto estuvo de preguntarla si los números le decían algo cuando la oyó a voz en grito, preguntar si alguno tenía idea de qué podían significar esos números.

“Claro, como no. Pregona a los cuatro vientos que hemos encontrado algo”

La respuesta de la rubita tonta le sorprendió menos. No quería saber nada de ello y era normal, todo lo que fuerza más complicado que usar un espejo o articular dos palabras seguidas se encontraba fuera de su alcance. Tampoco creía que pudiera aportar nada a todo así que mejor no tenerla cual moscardón y con suerte su perro faldero seguiría sus pasos y le dejarían pensar.

“¿Que pueden significar?”

Echó de menos a Kimani, con ella tal vez podría haber averiguado algo. Su vista se desvió al cuerpo inerte de su compañera, ahora tapado con su cazadora.

“¡Oh, Kimani!”

Una nausea amenazó con salir. Cerró los ojos e intentó aguantarlo. Lo último que necesitaba era estropear esas hojas con trozos de bocata y bollo. Cuando supo que lo tenía concentrado, volvió a los números. Sabía que debían significar algo y debía averiguar el qué. Por ella…