Partida Rol por web

La estancia es muy lujosa y cómoda hay varias camas con sus respectivos baúles y guardarropas todo bastante pulcro y los detalles muy bien cuidados, la chimenea se encuentra encendida cóm si alguien la hubiera preparado con antelación, un leve perfume contrasta con el aroma floral de los ramos de flores campestres de la zon que están colocados estrátegicamente en todos los rincones del lugar.

Muchas gracias, le llamaremos si lo necesitamos. La cantante entró en la habitación y, cuando entraron las otras damas, cerró la puerta para dar un poco de intimidad a su amiga.

A ver, dijo mientras abría la maleta, tengo dos vestidos de fiesta más, uno azul y otro verde. El azul es más sencillo y más cómodo, quizás te convenga más. Levanto el vestido azul y le quitó un collar de piedras preciosas azules y transparentes que había colocado en su cuello. En confianza, no te dejes impresionar por la pedrería, son cristales pintados, no tengo problema en dejartelos, si los quieres. Pero quizás quedaría extraño ante los otros que te cediera una joya tan valiosa. 

Samara, ¿sabe usted algo de heridas, para echar un vistazo?

El vestido azul tiene un aspecto hermoso. Será perfecto.

Gracias por acompañarme. La verdad es que a pesar de la discusión de abajo, no me atrevo a moverme sola por la casa.

Cuando se viste se hace visible que tiene todas las piernas con quemaduras incluso en los muslos en aquellos puntos donde la tela de sus enaguas se ha quemado con más fuerza.

No hacen falta las gracias. Debemos ayudarnos entre nosotras, la situación ha sido de muy mal gusto. Aunque algún insensible haya disfrutado con las hermosas vistas. La cantante intentó reír para destensar el ambiente. Pero la entiendo, la situación es terrible. Lo que pasa es que yo no sé a que debemos temer ahora. Y no voy a resignarme a temerle a todo. O a todos. Bajaremos allí de nuevo y, si conviene, sollozaré como una dama en apuros. Pero si me necesitáis aquí arriba no temo venir, sola ni acompañada. La cantante soltó la soflama positiva que quería pensar, sin estar muy segura de ser sincera. Pero resignarse nunca había sido su estilo. Y solo conocía dos tipos de contratiempos los que podía y debía vencer y los que si se ignoran dejan de existir. Aún no había descubierto cuál era el actual.

¿Que hacemos ahora? Abajo todos se deben estar volviendo locos acusándose unos a otros y hablando de locuras imposibles? Lástima que aquí estará todo cerrado, me da una pereza enorme volver.

Bueno. Mucho me temo que tendremos que bajar, pero yo no tengo ninguna gana de enfrentarme a aquellos indeseables. Es horrible cómo se comportan. Es demasiado.
No puedo con la ansiedad ¿Les importa si fumo? - Busca entre sus pertenencias para fumar un cigarrillo que saca del bolso junto a un encendedor.

¿Quiéren uno? Bueno, debería vestirme, no quiero hacerles perder más tiempo

Magdalena se levantó para terminar de ponerse el vestido se descalzó y estaba levantando una pierna para meterse en él cuando, la otra pierna le falló y perdió el equilibrio y para evitar caerse se apoyó contra una pared con un poco de fuerza.

¡Aaah!

El impacto contra la pared sonó extraño, como si estuviese hueco.

¿Pero qué? ¿Han oído eso? Ha sonado como hueco... ¡Ay Dios! ¡Como haya alguien ahí detrás espiando se va a enterar!

       - Disculpen por favor mi retraso señoritas, pero tras su subida traté de rogarle al médico para que revisara ala señorita Ventura ... no estoy segura si conseguí mi cometido, pero en un momento mas lo sabremos ...  ya que de medicina supongo que se lo mismo que ustedes dos .... por otro lado el tema de las acusaciones paranoicas marcan un ejemplo de lo que la barbarie humana nos puede acercar a las bestias ... y con posibilidades tal vez mas funestas -   Samara dijo lo anterior mientras que contemplaba los detalles de la habitación ofrecida, a las dos mujeres en la misma y a los bellos vestidos de la cantante, admirando estos último soltó decir:

       - Muy lindos ambos vestidos madame Delacroix ... sería un placer probarlos ... pero por el momento prefiero usar mi ropa por cuestiones de comodidad y atracción de las miradas ... con respeto a la idea de investigar en la casa antes de regresar a bajo debo aceptar que me agrada la idea y que tal vez en eso pueda ser de alguna utilidad si ambas prometen guardar me el secreto -    Dijo la mujer con un susurro solo hasta que se aseguró que no había oídos u ojos fisgones alrededor de la habitación o del otro lado de la puerta, incluyendo al mayordomo

La cantante sonreía traviesa a la respuesta de la acróbata. Dudo que no nos salga al paso el servicio o incluso nuestro anfitrión. No sería la primera vez, ¿Verdad? Pero si vamos juntas, no seré yo quien se niegue a curiosear un poco, o quien hable más de la cuenta. Pero solo si Magdalena se encuentra con ánimos. Si quieres descansar aquí un poco o volver a aquel salón, no hay problema, Magdalena.
Se acercó a la puerta a escuchar por si se oía al mayordomo.

Entro en la habitación para huéspedes caminando apoyado con mi bastón, dirigiéndome hasta Madame Delacroix, la mujer barbuda y la acróbata.

-Tengo la sensación de que hay muchos más culpables entre los presentes en el salón de los que pudieran aparentar a simple vista -murmuré, en tono gruñón-. Voy a examinar sus heridas, señorita Ventura. Incluso con lo sospechosa que me resulta, me parece más inocente que muchos de esos intrigantes de allí abajo.

Me aproximé hasta la barbuda. En esos instantes, no poseía ningún tipo de instrumental médico, por lo que ignoraba qué podría hacer por ella. Al menos, podría dictaminar la gravedad de las quemaduras.

-¿Quién creéis que pudo atacaros? -le pregunté, intrigado.

Bienvenido sea, doctor. Veo que se ha animado a acudir a examinar a nuestra amiga. No se preocupe que nosotras le protegemos si viene el coco. La cantante saludó con un tono exagerado entre crítico y burlón. Le había molestado que se lo pensase tanto y que no hubiera llamado a la puerta, a una habitación donde había venido a cambiarse una dama. Vale que la iba a examinar tanto como necesitase, pero el decoro en las apariencias era esencial para Madame Delacroix.

Se sentó en un rincón de la cama y pensó que no quería enemistarse con el médico. Perdone mi insolencia, doctor. Estamos todas muy tensas. Esto es una locura. Demasiado para unas pobres chicas dedicadas al arte. Dijo con su mejor voz de damisela en apuros y tanteando la opción de finjir un desmayo aprovechando que estaba sobre un lecho blando.

Me ajusté el monóculo para poder observar las quemaduras de Magdalena con mayor efectividad y, al escuchar las insolentes palabras de la cantante de ópera, le dirigí una mirada de entre desconcierto y desconfianza.

-Hmm. Si usted está tensa, imagínese cómo debe encontrarse un anciano de ochenta años después de ver dos cadáveres hechos trizas de esa forma. Ni siquiera en África, en plena guerra, había visto una imagen tan dantesca. -Mi tono se suavizó ligeramente-. ¿Quién pensáis que podría estar detrás de todos estos crímenes? No hay duda de que no fueron cometidos por la misma mano. Es más, diría que la muerte del mago y la periodista, así como el ataque a la señorita Ventura, han sido realizados por dos homicidas distintos, con intención de atribuir esas muertes a quien se deshizo del actor y del cocinero.

Perdone, doctor. Entiendo que para usted también es duro, aunque sea un hombre con experiencia en la guerra. ¿Cuantos asesinos cree usted que hay? Para mí uno, ya son demasiados. Pero por lo que me han dicho, sin duda hay al menos dos. Uno que actua como una bestia y una persona "normal". Lo de Magadalena, la verdad es que no me lo explico. ¿Quién podría querer atacarla? Se acercó a la mujer barbuda y le cogió la mano. Magdalena, traías algún enemigo desde el circo, alguién que quisiera aprovechar la situación para hacerte daño?

-Teniendo en cuenta que desconocemos cómo murió el actor y dudo que Sir Lloyd nos permita examinar el cadáver, diría que hay tres "asesinos" -sugerí, tras permanecer pensativo unos instantes-. La bestia que mató al cocinero, la persona que acabó con la periodista y el mago, y el pirómano que prendió fuego a la señorita Ventura. El quid de la cuestión es saber si ese Aswang colaboró en el asesinato del cocinero o sólo en el del mago. En el primer caso, lo más probable es que en esta mansión haya más de una bestia, y si fue capaz de moverse hasta la cocina sin que nadie la viera, eso implica que se mueve mejor por esta mansión que cualquiera de nosotros.

-De los tres crímenes producidos, sólo puedo aventurar que quien atacó a Ventura debió de ser alguien que la conociera bien, quizá movido por la inquina o la rivalidad. Para mí, tuvo que ser alguien del circo, y descartaría al señor payaso Oscar, por correr presto a ayudarla. Sospecho del pequeño hombre bala, por los motivos que ya expuse, aunque no es mi único sospechoso. Tuvo que ser una persona sigilosa y lo más probable es que aún lleve un mechero en los bolsillos.

       - Disculpe ... estimado doctor ... peo en su dichosa lista de sospechosos y exonerados parece siempre ... olvidarse de nosotras, no se si por misoginia o porque aun sospecha de nosotras pero prefiere no admitir lo de frente ... debo recordar le que antes de que el hombre bala se lanzara para salvar a ... Magdalena yo le arrojé agua para evitar que el fuego siguiera extendiéndose por su cuerpo -      Dijo Samara tras parecer se de una de las sombras del cuarto, después de la aparición del doctor, se había ocultado en el mismo cuarto y guardado silencio para no llamar la atención, entonce tras una pausa pidió un té al mayordomo y se aseguró que se marchara antes de continuar diciendo:

        - Por otro lado déjeme felicitar lo porque se mantiene con buena salud a su edad doctor, yo hubiese jurado que era un poco mas joven ... y con respecto a sus conjeturas ... yo tengo mis sospechas que nuestro anfitrión esta mas involucrado en las sorpresas desagradables que han ido surgiendo, pero antes de lanzar sospechas sin sustento me parece que tal vez deberíamos dar un vistazo en cierto cuarto que parece asegurado mientras que el doctor revisa a la señorita Ventura.  ¿No lo creen así? -      Miro con complicidad al resto de los presentes y espero paciente pero con curiosidad sus respectivas respuestas

Bueno. Mucho me temo que tendremos que bajar, pero yo no tengo ninguna gana de enfrentarme a aquellos indeseables. Es horrible cómo se comportan. Es demasiado.
No puedo con la ansiedad ¿Les importa si fumo? - Busca entre sus pertenencias para fumar un cigarrillo que saca del bolso junto a un encendedor.

¿Quiéren uno? Bueno, debería vestirme, no quiero hacerles perder más tiempo

En esos momentos llegó el Doctor a la habitación con intención de disculparse y examinar sus quemaduras. Al verle llegar Magdalena puso mala cara, especialmente cuando no llamó a la puerta de la habitación, pero dado que llegaba en son de paz y extendiendo una tregua, rebufó ligeramente y se planteó aceptar las condiciones de paz.

Espero que eso signifique que ha retirado sus absurdas acusaciones sobre mi. - Dijo al doctor. Sea como sea, se empezó a subir las quemadas enaguas para mostrar las quemaduras de sus piernas y muslos.

Escuece bastante. Sobre todo al ponerme en pie - Le dijo mientras sostenía el cigarrillo con una mano y el dobladillo de las enaguas con la otra.

No tengo ni idea de quien puede haber causado el incendio, ni siquiera me di cuenta de cuando comenzó, pero pienso que yo solo fui una víctima colateral de un intento de asustarnos. Sino no habrían buscado un manera tan rebuscada como prender una cortina tras de mi sabiendo que yo pretendía ir a la sala de fumadores y hubiera estado más expuesta.

Después de que el doctor la examinara, Magdalena se levantó para terminar de ponerse el vestido.

Hagamos lo que Samara proone. Allí abajo no me siento segura.

Se descalzó y estaba levantando una pierna para meterse en él cuando, la otra pierna le falló y perdió el equilibrio y para evitar caerse se apoyó contra una pared con un poco de fuerza.

¡Aaah!

El impacto contra la pared sonó extraño, como si estuviese hueco.

¿Pero qué? ¿Han oído eso? Ha sonado como hueco... ¡Ay Dios! ¡Como haya alguien ahí detrás espiando se va a enterar!

¡¿Como?! Madame Delacroix se acercó a la pared con la que había tropezado Magdalena. ¿Decís que hay alguién aquí? Detrás de este muro. O quizás las paredes son de papel. Parece que en esta casa todo es más sórdido de lo que creíamos. La cantante golpeó la pared con los nudillos para comprobar lo que decía la mujer barbuda. 

¿Os imaginais que hay una puerta secreta? Como si esto fuera una obra de teatro.

-Señorita Ventura, me sigue pareciendo igual de sospechosa que las otras veinte personas que se encuentran en la planta de abajo, pero no, ya no la creo la responsable del doble asesinato del salón ni del ataque que tuvo lugar en la cocina -comenté, en tono seco-. Cuando yo baje abajo, voy a retirarle mi voto y a dárselo a la Actriz, por lo oportuno que resultó que no estuviera con el resto cuando tuvieron lugar los crímenes. Y voy a retirarle mi voto porque creo que más de uno, si es inteligente, se unirá al Domador en votar contra usted, y no le conviene tener más votos que Sybil Winder. No creo sea una asesina, aunque dudo que el Domador tenga reparos en enviar a un inocente al calabozo.

Después de examinar las heridas de la mujer barbuda, añadí:

-Eso sí, le pediría que no retirase el voto que ha realizado contra mí. Es mejor que los de abajo nos crean enfrentados, pues de ese modo será más sencillo averiguar a través de sus votaciones y comentarios quienes tienen más empeño en quitarla de en medio.

Al percatarme de que las paredes parecen encontrarse huecas, decido acercarme y golpear el muro con mi bastón, tratando de percibir si se produce algún sonido al otro lado de la pared.

-Bueno, tal vez sean pasadizos que conectan toda la mansión a través de paredes falsas. Eso explicaría cómo pudo una bestia dirigirse a la cocina y matar al cocinero sin que ninguno de los que estábamos en el salón nos diéramos cuenta de nada -sugerí, pensativo-. Aunque eso implicaría dos posibilidades: la primera, que Sir Lloyd o alguien del servicio está implicado en lo que scuede, de algún modo; la segunda, que uno o varios de los invitados son más de lo que parecen y que ya conocían la Mansión Grimshaw antes de ser invitados.

-Tal vez no debamos revelar nada de este descubrimiento, por ahora -dije, pensativo-. Voy a bajar abajo para comprobar cómo va el tema de las votaciones.

La campanilla de servicio suena. -Disculpen, Sir Hebert me necesita...- hace una amable reverencia y sale en busca de su amo.
 

Magdalena se termina de vestir.

Es mi impresión o el viejo verde del doctor sólo ha subido a mirarme las piernas. No me ha dicho nada de las quemaduras. - Dice con fastidio.

Entonces,,¿continuamos la expedición o primero vamos a emitir un voto? No sé por qué, ahora que sabemos que esta mansión tiene paredes falsas, no me siento tan segura con la idea de ir de expedición sin un arma

La verdad es que me atrae más curiosear por aquí que bajar a votar y discutir. Aunque tarde o temprano quizás haya que hacerlo, pero podemos esperar un poco. ¿Podemos intentar ver que hay al otro lado de esta pared?