Partida Rol por web

En cuestión de segundos ,tanto Rebald como los aventureros recorrieron el puente , adentrandose en el baluarte y topandose con una escena dantesca. Fuego y cadaveres  se desperdigaban por la entrada, la sangre de orcos y humanos se mezclaba en el suelo adoquinado del baluarte.

Rebald,tensó su cuerpo y la preocupación se mostró en su rostro. Sin mediar palabra con los aventureros,  giró por uno de los portalones cercanos a los grotescos artefactos que  conseguian levar el puente; desapareciendo  de la vista de los aventureros.

Antes de que pudiesen seguirlo, unas flechas orcas se clavaron en la puerta  en el momento justo en que el humano   cruzaba como un rayo a través de ella. Un gorgoteo orco anunció a los aventureros  el inminente encuentro con una avanzadilla orca que, seguramente, se dedicaba a  rematar a los heridos.

Mientras se preparaban, continuaban escuchando  el tañir del acero  y los gritos de los soldados...

En el baluarte reinaba el caos y nosotros habíamos llegado en mal momento, nos encontrábamos rodeados de orcos y fuego ardiendo por todas partes.

- Bueno señores, supongo que éste será nuestro bautismo de fuego, donde nos consagraremos como hermanos de batalla, espero que cada uno de lo mejor de si, que la fuerza espiritual es nuestra mayor ventaja ante estos orcos.

El humo y el ruido le dejo algo confuso al semielfo, costandole reaccionar a tiempo.

Lanzándose ágil detrás del humano, el elfo del bosque llegó presto para la acción, ocultando su delgado cuerpo prácticamente por completo con su capa, la cual cambiaba de tonalidades camuflándose entre los reflejos del fuego y el humo que lo cubría todo. Tratar de mantener la vista fija en el explorador era complicado y llevaba esfuerzo, ya que sus movimientos eran casi tan fluidos como la humareda llevada por el viento, y su manto se sacudía como casi una lengua de fuego. Quien observara con cuidado podía ver dos brasas verde musgo que brillaban en el rincón oscuro donde se ocultaba su rostro.

Habíamos llegado al baluarte y las primeras impresiones percibidas por todos al ver el humo salir de la fortificación, se confirman al ver como la entrada estaba siendo bloqueada por dos criaturas, las cuales caen casi instantáneamente a manos del frío acero de la espada de Rebald.

Apresuradamente, todos bajamos del carro y corriendo tras de él nos adentramos en el baluarte. Si desde fuera se apreciaba que el baluarte estaba siendo invadido, lo que nos encontramos dentro no era apreciación sino realidad - ¡ya han conseguido entrar! hay que tomar posiciones rápidamente - El intenso fuego que había en la sala en la que nos encontrábamos y los cadáveres junto a la sangre orca y humana que regaba el suelo, hacía presagiar un combate en el que tendríamos que poner toda la carne en el asador. Conforme saco el arco y una flecha de mi carcaj, observo detenidamente la sala en la que nos encontramos para tomar la mejor posición posible.

Que los astros y los dioses sean bondadosos con nosotros... Musitó el Deva... mientras con calma se levantaba de su asiento en el carruaje y con pocas ganas de participar en el combate se puso tras el carruaje.. algo que hizo como un autómata... como el que no tiene opción... y no la tenía.

El hombretón azul suspira de impotencia... Creí que me habían escogido para pacificar las tierras... no para guerrearlas... 

Guiados por el gorgoteo del orco que parecia ser  de mas rango que el resto, los orcos  rugieron  anunciando el enfrentamiento que los  aventureros  aguardaban. Algunos de ellos  comenzaron a tensar sus arcos y a intentar apuntar hacia el objetivo entre las llamas y el humo que se habian formado. Otros, mas fornidos que los armados con arcos, enarbolaron sus  gortescas mazas de combate y avanzaron.

Por parte de los aventureros, cada uno de ellos  actuó de  distinta manera, aunque dentro de un extraño orden. Uno de los elfos se escondio entre las sombras aporvechando  el humo y las ruinas.  El otro tenso su arco en busca de un objetivo entre el humo,al igual que estaban haciendo los orcos. El tercero de los elfos, tosió y apartó el humo de la cara, desenvainando torpemente su arma.

Tanto el enano como el deva  se mantuvieron a la espera, con cierta pose defensiva, a la reacción de  los orcos...

El elfo era consciente de que podía fácilmente adelantarse a los demás y lanzarse a la batalla ciegamente, sin embargo prefirió la cautela a la premura. Si se adelantaba demasiado, quedaría expuesto a los ataques de los orcos desde todos los flancos, por eso prefería la guerra de guerrillas en los bosques, donde podía golpear fieramente y luego escabullirse.

Con presteza, sin sacar los brazos de la cobertura que le proporcionaba su capa, dejó caer un hacha al suelo y cargó la honda que llevaba en el cinto. Mientras se agachaba ligeramente y su cuerpo tomaba una pose extraña, sus ojos se cerraron por un instante, los recuerdos de estar observando a las arañas de densos bosques volvió a su mente, su cuerpo y su espíritu. Su otra mano que aún sostenía un hacha bajó hasta el suelo de tierra apisonada utilizando el filo del arma para apoyar su peso.

Una Araña Cazadora Verde, recordaba con exactitud su paciencia, su quietud, la intuición e instinto con los que aprovechaba el mejor momento en que un veloz pájaro se acercaba y lo atrapaba con un lanzamiento de su tela. Tanto tiempo había observado a esta fascinante criatura, que el padre bosque le había permitido reunirse con el espíritu de una de ellas. Para él era un estado mental, similar a adecuarse a cierto paisaje, algo reflexivo, prácticamente no le llevaba esfuerzo. En ese momento su brazo era guiado por el mismo trazo que dejaba la tela en el aire cuando iba pasando del estado líquido al sólido que la hacía punzante como un aguja.

Sin embargo, a último momento una ráfaga de viento lanzó cenizas y astillas carbonizadas sobre el rostro del explorador, haciendo que tuviese que cerrar los ojos y mover el rostro de manera refleja. El disparo de la honda salió demasiado alto, lejos de su presa; la araña esperaría otro momento para atraparla.

Desde su posicion ventajosa, Ralflinder intentó un ataque a distancia con su leal honda. Asi pues, dispusó todo lo necesario apra lanzar el proyectil contra su objetivo pero, en el ultimo momento; el humo y las cenizas afectaron a su visión y el  proyectil cayó a pocos centimetros.

Sin embargo, aquel proyectil alertó a sus enemigos de la ubicación del elfo. Con gruñidos  en trasgo, uno de ellos apuntó cara Ralflinder,anunciando al resto sus intenciones.

El resto de orcos armados con las feroces mazas saltaron al unísono contra los aventureros. Sin importarles el fuego,algunos de ellos saltaron entre  las llamas consiguiendo llegar a su objetivo casi sin problemas.

El primero de ellos llegó por el flanco izquierdo de Zanros, atravesando las llamas como si no le importase, enarboló su maza y, por suerte, el fatídico humo ofuscó la vista del orco que fallo su embite.

El segundo orco, el mas cercano a ellos, decidió esquivar las llamas y atacar al elfo que portaba aquella armadura que semejaban hojas caidas en otoño. Levantando su maza, descargó un furioso ataque sobre Voronwë, causandole una fea herida que casi destroza el hombro del elfo. este ultimo aulló de dolor mientras la sangre corría por su hombro.

Los otros dos, que avanzaban por el flando derecho, se lanzaron con furia contra Ralflinder. Por suerte para el elfo, solo uno de ellos llego  a su altura para asestarle un feroz golpe. Por desgracia, la maza del orco cayó sobre su pecho  dejandole sin aire y hundiéndole un par de costillas. El sabor de la sangre apareció en la boca del Ralflinder y sintió un ardor en el pecho después de que el orco separase la maza de su cuerpo.

Entre el humo y las llamas,los aventureros pudieron ver como el resto de orcos seguían tensando sus arcos en busca de un mortífero hueco...

No permitiré que enturbiéis mi amistad con estos compañeros. Dijo Dénaerdán mientras levantaba su báculo y entonaba una oración a Torm...

Guerrero Bondadoso de la mañana,

no me obligues a derramar sangre,

si no es para proteger a una más pura...

Dicho esto una explosión de energía centrada entre los orcos que avanzaban hacia sus compañeros les cubrió, a ellos y a Voronwë y Zanros...

La misma energía invisible tiró a Zanros hacia atrás...

Luego Dénaerdán se retira un poco, para poder seguir la lucha desde una posición más cómoda, sin jamás perder el respeto hombro-hombro con sus camaradas.

la reacción por parte de los aventureros no se hace esperar mas. Tras una pequeña oración a su deidad, de las manos del deva salieron despedidos zarzillos luminosos que se colocaron entre ambos orcos, los cuales habian  demostrado su fuerza contra  Zanros y Voronwë. Un estallido  luminoso agredió a los dos enemigos e  insufló de energia a los compañeros elfos que estaban cerca de dicha demostración mágica.

Uno de los orcos cayó fulminado ante el poder mágico de Dénaerdán, mientras el otro se sacudió furioso y preparó su maza para un nuevo embite.

Al mismo tiempo que el orco que tenía ante el caía fulminado, Zanros se vió transportado hacia atras, seguramente por la voluntad del azulado deva... Con pasos tranquilos, Dénaerdán  reculó unos pasos...

El combate no ha empezado demasiado bien, los orcos están bien posicionados y han conseguido herir a dos de los que allí estamos luchando por preservar la integridad del baluarte. En el ataque de Dénaerdán, siento como una fuerza me impulsa hacia atrás - Necesito estar en el meollo para ayudar a mis compañeros.... - hago un movimiento y me desplazo hacia la zona caliente del combate (Q15).

Estando ya entre mis compañeros, mis manos comienzan a iluminarse y de repente, tras una breve entonación de cánticos, desde mi posición se suceden un par de explosiones de luz, con las cuales espero que nos den alguna ventaja en el combate, pues la cosa está de aquella manera - ¡Teneis que aprovechar la ventaja que os brindo compañeros! ¡¡esos orcos tienen que caer a nuestros pies!! - comento mirando a todos fugazmente mientras de mi arco salen disparados unas luces divinas que van buscando a los apestosos orcos.

Volviendo raudo a la batalla, Zanros susurró  unos simples rezos mientras se acercaba a Voronwë y al resto. Un resplandor dorado inundo a cada uno de los aventureros insuflandole  una sensación de  fortaleza  mientras los orcos mas cercanos a Zanros se sintieron por un momento extraños y uno de ellos  explotó  dejando un charco repugnante de sangre, pero inmediatamente , el superviviente  se preparó para demostrar su fiereza.

De inmediato, sin  perder  tiempo, unas nuevas palabras  rúnicas provenientes de los labios del elfo, restablecieron las heridas de Ralflinder,aliviando el dolor  que el elfo sentia en el pecho.

Mis compañeros están dando lo mejor de si con cada ataque, mi viejo cuerpo reacciona un poco más lento que de ellos pero tan rápido como puedo comienzo a recitar las palabras que unen mi cuerpo enano con mi espíritu bestial.

- Alzate sobre mi, espíritu imbuído de poder natural, ayudame a extirpar la maldad de este mundo y muevete en mi como si fuéramos uno - mi cuerpo comienza a sufrir espasmos violentos y se va tornando cada véz más grande, de mis manos crecen garras, de mi nariz surge un ocico y mis dientes aumentan en tamaño, un denso pelaje marrón oscuro comienza a cubrirme.

En cuanto mi forma cambia me desplazo hacia atrás alejándome de los enemigos cercanos y me acerco con pasos pesados y cargados de poder hacia uno de los orcos más apartados, desde una distancia considerable arremeto con ferocidad contra él y muerdo su brazo con fuerza, no conforme con ésto, vuelvo a arremeter contra él y undo nuevamente mis dientes en su carne.

La transformacion del druida  fue  impresionante a la par que aterradora. El en lugar del pacifico Ledenik  un enorme plantigrado se fue preparando para un efectivo contraataque.  El enorme oso pardo se lanzó con toda su masa contra el orco que quedaba ante ellos y con dos  certeros zarpazos acabó con su vida.

El cadáver del orco  se quemó rapidamente  entre las llamas que destrozaban  el baluarte. Un repugnante olor a carne quemada sumado al ponzoñoso humo negro anunciaba el fatídico final del trasgoide.

Entretanto, las flechas  de los orcos del fondo  silbaron entre el humo del ambiente. La primera de ellas  atravesó limpiamente una de las garras del enorme oso, anclandole al suelo del baluarte. La sangre manaba  como si de una fuente se tratase de la herida del plantigrado.

La segunda flecha silbó en dirección a Ralflinder. Entre el humo, el elfo consiguió  percibir que no eran una sino dos los mortíferos proyectiles que ,por suerte, terminaron  estrellandose en el  suelo. Su vista de elfo consiguió  advertir como el orco que habia disparado reculaba unos cuantos metros.

La tercera flecha voló cara a Voronwë. El semielfo  esquivó una de las flechas que perseguían su piel , pero la segunda se clavó en su armadura.... Por suerte, la herida no pintaba tan fea como semejaba en un principio. Entre el humo y el fuego, los aventureros percibieron que el ultimo en disparar, tambien reculaba unos metros...

^{-editado el ataque hacia Varonwé-}