Partida Rol por web

Tras una noche placentera acompañada de cerveza y anécdotas varias, los aventureros os levantáis con ganas de resolver el misterio de los ciervos. Antes de partir, recordáis que en caso de problemas tenéis el apoyo de dos personas: el tabernero y la madre de la cambiaformas, la señora Nightshade.

También recordáis que el bosque está vigilado por soldados de Barovia bajo el mando del condestable Marro y que solo dos de vosotros tenéis salvoconducto para entrar en él.

Lo que estaba claro es que iba a ser complicado resolver el problema de espaldas a la guardia, al límite de la legalidad, pero aún así, en la cabeza de aquel enano había un plan -más o menos- infalible con el que estos podían optar para resolver el principal obstáculo que iban a tener, al menos de momento.

-Deberíamos separarnos. -Dijo Aurelio Breogán Cibrán sin dudar ni un momento en lo que decía- Nosotros dos podríamos atraer a los guardias hacia donde estamos y causar una escena por donde el resto podéis aprovechar y adentraros al bosque, a fin de cuentas, nosotros tenemos permiso y vosotros no.

Tras decir esto, el enano esperó a los demás para que dieran sus puntos de vista al respecto y en caso de hacer su plan, que se alejaran antes de entonar una cancioncilla con la gaita, lo suficientemente alta como para llamar la atención de los guardias que estuvieran en los alrededores.

- Yo creo que no sería demasiado dificil conseguir pases para todos. Al fin y al cabo, solo queremos explorar la zona... y creo que puedo convencerle. ¿Qué opináis? -

No le hacía demasiada gracia colarse dentro, no porque fuese difícil, sino porque si había problemas, no podrían salir a pedir ayuda, y eso podría suponer al final del día un problema mayor.

- La elfa a la que ayudamos tenía buenas relaciones con el señor, seguramente pueda echarnos una mano o avalarnos. Nos debe una, ¿no? -

Ya que el enano y yo tenemos el salvoconducto, deberíamos ir a revisar el bosque nosotros dos solamente, el resto podéis investigar por la ciudad y, con algo de suerte, hacer algún mérito que el condestatable os otorgue el salvoconducto, también podéis tratar de convencer a la cría para que trate de guiarnos, parece que no le caigo bien.

Comentó al resto de compañeros para ir al bosque y que ellos hicieran otros trabajos mientras tanto.

Mihaela se cruzo de brazos.

-Por lo general soy mas de pedir perdón que pedir permiso, mas cuando es un problema que urge, como es el caso.

Miro a sus compañeros y luego suspiro.

-Pero tampoco me hace gracia meterme en un problema con un lord, esa gente suele ser bastante desagradecida, por mucho que hagas por ellos, conforme les faltas al respeto estas en problemas, por eso fui educada con el cuando apareció.

Añadio torciendo el gesto.

-Asi que por mi creo que sera mejor que investiguemos por otro lado mientras revisáis el bosque.

Xander y Aurelio fueron hacia el bosque siguiendo el camino que llevaba hasta las lindes del pueblo, donde dos soldados guardaban el camino desde una atalaya. Les pidieron el salvoconducto y ellos, se lo enseñaron. Los militares les advirtieron que el bosque ya era de por sí bastante peligroso y que no se apartaran de la senda.

Finas brumas llenan el aire en todo el Bosque de Slavich. Siluetas de lobos y otros animales se ocultan en las sombras, observando a cualquiera que atraviese la frondosa senda, que presenta numerosas huellas de cascos. El bosque está tranquilo, salvo por el eco ocasional de maullidos y bramidos. Escucháis los bramidos entre ciervos que se alertan mutuamente de unos a otros de los intrusos en el bosque.

De pronto, os cierran el camino dos enormes venados. Estos no son como los jóvenes ciervos que cazásteis la primera noche: estos son machos adultos y con cornamentas bien afiladas. No tienen intención de dejaros pasar. ¿Qué hacéis?

El enano echó un vistazo a los alrededores y simplemente suspiró, viendo que aquello que era un trabajo para cinco iba a recaer en la espalda de solo dos (los dos más sexys, todo cabría decir), no esperó demasiado para sacar su gaita y tratar de amenizar un poco el camino que tenían por delante.

-Bueno, espero que seas un experto en el bosque. -Comentó el enano a su compañero- Me dijo el tabernero que ya te habías adelantado, así que... guíanos hasta donde sea. Yo de mientras te tocaré una canción para hacer el camino un poco más ameno.

Con la llegada de aquellos dos enormes venados, probablemente a causa del concierto de gaita. Aurelio Breogán Cibrán lo tuvo bastante claro, este era un trabajo para Xander el Forastero, quizás pudiera hacer algo él, más ahora que le había inspirado para ello... o quizás coaccionado para no tocar otra pieza musical.

-Prueba a hablar con ellos... o lo que sea que puedas hacer...

Yinhe quería un salvoconducto, y estaba segura de que no sería especialmente difícil de conseguir.

Normalmente, la gente se sentía atraída por sus historias, y su aspecto llamaba la atención. No era la primera vez que lo había usado para conseguir cosas como esas.

- Voy a buscar al condestable. ¿Alguien me acompaña? -

Preguntó, girándose hacia sus compañeros.

- Xander, Aurelio, nos vemos en 4 horas detrás de la entrada de los guardias. Si localizáis algo, volved y esperadme, iré en cuanto pueda. -

Lo que más temía, ocurrió. Aurelio se puso a tocar la gaita, y con esos sonidos no podía concentrarse adecuadamente en el entorno. Apenas llegó a oír el bramido de un ciervo y...¿un maullido? no, los maullidos eran cosas de gatos, los grandes felinos rugían, salvo que fuera un felino agrandado de alguna manera. 

Mientras pensaba en eso, un venado adulto se interpuso en el camino. La intención de no dejarlos pasar no era la habitual de un animal herbívoro, por lo que pensaba que tendría cierta inteligencia. Luego escuchó el comentario del enano.

¿Porqué crees que intentaba convencer a la druida?, hablar con los animales es algo que ellos pueden hacer y que un explorador como yo no puede. Aún así... su actitud no es normal, espero no equivocarme en pensar que es una criatura inteligente.

Sin sacar las armas, se adelantó un par de pasos, lo justo para que no considerara que tuviera intención de seguir avanzando y no lo embistiera.

Gran venado, rey del bosque, hemos sabido de incidentes recientes ¿que problema acucia al bosque? deseamos ayudar.

-Pensaba que tenías una filia con las mujeres que huelen a tierra. -Indicó el enano respondiendo a la pregunta de Xander mientras este se encogía de hombros- Pero bueno, supongo que no será tan difícil, habláles despacio o algo... además... ¿No dijo alguien que vendría en caso de escuchar la gaita?. Esa es druida... ¿No?.

Al parecer a Aurelio Breogán Cibrán no sabía como actuar con aquellos venados, le habían medio convencido de que no tenía que matarles o algo así, y este simplemente estaba de paso por el pueblo, quería ganar algo de dinero para seguir costeandose su "tour musical nacionalista", nada más.

Ringo se había mantenido en silencio durante todo el camino, pensativo. No tenía especiales ganas de hablar con el condestable, pero parecía una necesidad para no meterse en problemas. 

Te acompaño, Yinhe. Pero no sabemos dónde encontrarle. O volvemos al pueblo a preguntar. O simplemente, a los mismos guardias del bosque podríamos preguntarles.

Los venados no os atacan de buenas a primeras pero no se mueven del sitio. Bufan y mueven sus patas delanteras en señal de amenaza. No os entienden y no tardarán mucho a atacaros. El sonido de la gaita ha sido escuchado desde el pueblo pero los refuerzos van a tardar un poco en venir.

Mientras discutís, un sonido de gaita que llega desde las lindes del bosque os llama la atención. Desde la casa de los Nightshade sale la guardabosques, Geraldina, con su arco listo para la acción. Al veros en medio de la calle, se para y os dice:

-Parece que vuestro amigo el enano se ha metido en problemas. Ya me ayudó una vez, ahora me toca a mí. ¿Venís? No os preocupéis por los guardas que custodian la salida del pueblo, con dos piezas de oro pasaréis. Yo, en cambio, tengo salvoconducto.

Viendo que aquella situación no parecía mejorar, Aurelio Breogán Cibrán simplemente dio un par de pasos hacia atrás, tratando de alejarse de aquellos dos venados que parecían más que dispuestos a atacarles en caso de que estos siguieran caminando hacia delante.

-Bueno, pues supongo que no tenemos nada que hacer. -Comentó el enano resignándose a lo que tenía por delante- A no ser que quieras atacarles, o pedirme tocar otra canción distinta, lo mejor será dejarlos en paz...

A Mihaela le gusto la idea de Geraldina.

-Voy con usted, supongo que un par de monedas no es mucho y ahorraremos una buena cantidad de tiempo, ademas, no soy muy buena convenciendo a la gente con mis palabras, asi que dudo que pueda convecer al condestable de nada en caso de que se muestre reticente.

Comentaria mientras miraba su bolsita de dinero.

-En fin, vayamos, a ver si podemos sacar en claro algo de toda esta locura.