Partida Rol por web

Tras varias horas de viaje desde que salistéis de la cabaña en la que pasásteis la noche, conseguís divisar un pueblo. En la entrada hay un cartel de madera y tallado con la palabra NARIT. No véis a nadie, parece un pueblo fantasma pero si véis un abrebadero de agua el cual se supone que es para que beban los camellos. No hay ningún árbol ni por medio del poblado ni rodeándolo.

 Despues de la partida de el altercado con los dingos y la carrera por el desierto con los camellos, por fin, parecio que era hora de hacer un alto en el viaje. Ante nosotros se mostraba Narit. Aparentemente desierto y sin un apice de vida en varios kilometros a la redonde.

Cuando llegamos al lugar, mire a mi alrededor para inspeccionar la zona. Demasiado tranquilo esta todo, esto no me gusta... dige dirigiendo la mirada hacia mis compañeros.

Se supone que es aqui donde el pastor que nos dio los camellos nos dijo que podriamos encontrar un guia, ¿ no es asi?.

Vi el abrebadero para los animales, y seria una buena idea el darles de beber, pero de momento lo mas sensato a mi entender seria guardarnos el agua para nosotros.

-Así es... se supone que aquí encontraríamos a alguien- Tyaeda habló al tiempo que desmontaba. El viaje había sido largo y tenía ganas de estirar las piernas. Además, aunque ella y Aurea eran menudas, el pobre camello también necesitaba un descanso por el esfuerzo de llevarlas a ambas.

Con cautela se acercó hasta el cartel, para ver si había signos de que alguien hubiera estado allí recientemente. No le gustaba el aspecto del lugar y no podía augurar nada bueno que la quietud dominara el ambiente.

Una población al fin allí todo será mas fácil de controlar que en este ambiente desconocido.

A medida que nos acercamos a ella me extraña el no ver guardias ni curiosos viendo quien se aproxima.

Una vez dentro opto por montar el arco. – No me gusta esto. Las huellas no son de hace mucho tiempo sino el viento las habría borrado y no hay nadie a la vista.

Sin duda, aquí ocurria algo...que este todo vacio y que hayan huellas de carros y camellos no es lo que me estaba esperando encontrar al llegar al pueblo

-Esto no tiene muy buena pinta...donde esta todo el mundo? quizás estan escondidos para darnos una bienvenida sorpresa! y quizás tengan litros y litros de vino! JA JA...ja...mmm...no, es bastante improbable...será mejor que nos preparemos-

me bajo del camello, y espero a las instrucciones de Agrael o de Aurea en su defecto

Aurea baja del camello algo dolorida, sin duda no es la mejor montura que podían haber elegido, además de que al tener que compartirla con Tyaeda, lo hace mucho más incómodo.

Se da cuenta que aquello tiene un aspecto desolado, todo lo contrario de lo que esperaba encontrar...

- Manteneros alerta. Agraél conmigo. Sergi, Bernat, cuidad de los camellos. Garren, Tyaeda, comprobad el abrevadero. dicho esto desenvainó su espada y se dirigió a la casa más cercana mirando bien por todas partes para comprobar que no fuera una emboscada.

 Imito a mis compañeros y bajo de mi camello mientras Aurea me ordena acompañarla. Asiento firmementek... enseguida, veamos el porque de tanta tranquilidad...y desenvaino mi espada a la par que descuelgo mi escudo de la espalda y me lo cologo en el brazo.

Tened cuidado Aurea, dejadme que vaya delante vuestra.... digo mientras nos dirigimos hacia la casa que Aurea habia indicado.

De pronto y sin esperároslo, salen de detrás de las cabañas unos 20 bereberes montados en sus camellos, tapados con sus ropajes y perfectamente armados.

Os rodeadon rápidamente y uno de ellos que parecía llevar la voz cantante os dijo en tono alto y amenazador:

- Kas jūs esat un ko jūs vēlaties?

Sorprendido por los acontecimientos, observo como unos 20 hombres envuentos en sus ropajes nos rodean, rapidamente hecho mano de mi escudo y mi hacha de doble filo y adopto una posición agresiva. -Quien son estos hombres? bandidos quizás? no me gustan este tipo de recibimiento...Que hacemos? propongo matarlos a todos-

Escuchó las órdenes que le dió Aurea y estaba dispuesto a seguirlas, hasta que un numeroso grupo de hombres armados hizo aparición. Garren actuó como se lo esperaba y Sergi también, se quedó duro como una piedra con un poco de sudor que comenzó a aparecer por su frente.

 Al rededor de una veintena de bereberes, nos cierran el paso y nos rodean. La cosa se ponia tensa. En realidad no sabiamos si estabamos siendo amenazados o simplemente estaban dialogando con nosotros, ya que no conseguia descifrar muy bien el tono en el que nos estaba hablando aquel hombre.

Tranquilo Garren, estamos en inferioridad numerica, cargar contra ellos seria una locura. Dejaremos la lucha para el ultimo recurso.

La elfa iba a seguir los pasos de Garren cuando los bereberes los rodearon. Inmediatamente se paró en seco y escuchó a su líder sin entender, de buenas a primeras, qué les querían decir, pero su actitud hostil al aparecer todos armados no dejaba lugar a dudas que no querían saber nada con extranjeros.

Con el porte en alto, majestuosamente se acercó sin dar pasos muy apresurados hasta ese hombre y su montura.

-Estamos de paso por aquí. Venimos en busca de un guía que pueda ayudarnos a cruzar el desierto. ¿Alguno de vosotros habla la lengua común?- mientras intentaba ganar tiempo, buscaba en su memoria las inflexiones de las palabras que había oido. Parte de los gajes de ser reina incluían la diplomacia y el conocer los idiomas de sus visitantes y si bien no había tenido contacto con nativos de ese pueblo, sí que habían pasado por Linfa unas cuantas delegaciones provienientes del desierto.

Permanezco con el arco preparado pero apuntando al suelo.

Apuntar directamente a alguno de ellos podría provocar que cayera una lluvia de proyectiles sobre nosotros.

A distancia no habrían sido tan peligrosos pero ahora puede que no tuviera tiempo ni para disparar una segunda flecha.

Espero que Tyaeda logre llegar a un acuerdo. Si tenemos que salir huyendo sin poder conseguir ni agua lo tendremos muy mal

Aurea serena y fría como siempre se acerca al hombre que ha hablado. Mantiene su espada en la mano pero dejando que la punta esté hacia abajo para no alertar al enemigo.

- Buenas, dice bajando la cabeza en señal de saludo. Estamos aquí de paso, solo queremos agua y cobijo para la noche. Como bien dice mi compañera buscamos un guía para que nos ayude a cruzar el desierto. Pagaremos bien. terminó diciendo despacio para ver si podían entenderse con aquel hombre.

El bereber se queda mirándoos y escuchando todo lo que decís, hasta que de pronto se decide a volver a hablar:

- Vos no hablar mi idioma, venir de tierras lejanas. ¿Qué hacer por aquí? Camellos de Kain, no vuestros, ¿de dónde sacarlos? Hablad o seréis ejecutados.

Pudísteis observar cómo echó mano a la empuñadura de su espada justo al deciros esas palabras. Los demás comenzaron a mirarse entre ellos en señal de extrañeza.

La reina se mantuvo en calma a pesar del gesto claramente hostil del líder. -Los camellos los hemos comprado, a unas cuantas leguas de acá. El vendedor nos dijo que preguntáramos por Gussanda, que él nos guiaría para salir del desierto.- La reina aguardó a ver la reacción del líder. ¿Sería Kain el pastor de camellos que se los había vendido o éste los habría conseguido de otra manera? Esperemos que el pastor fuera una persona honesta... no quiisera verme asediada por estos guerreros en tan franca desventaja a causa de una fechoría cometida por un desconocido.

Todos han debido notar mi tensión al traducirnos sus palabras.

Nosotros hemos comprado los camellos. ¿Pero aquel pastor estaría autorizado a venderlos o solamente a cuidarlos?

Permanezco en silencio dadas mis prácticamente nulas aptitudes diplomáticas.

- ¿Siempre sois así de amables con los extranjeros? bufó la princesa. Pagamos una buena suma por estas monturas y si Gussanda aparece y nos lleva al otro lado del desierto, tenemos la intención de darle los camellos que sobrevivan. Si tenéis algún problema con ello, id a preguntar al pastor que nos los vendió. Nosotros no hemos hecho nada malo, solo queremos agua y un guía. Si no deseais proporcionarnoslos, nos vamos, no es necesario matarnos por ello. Dijo la princesa aprentando su arma fuertemente pero sin levantarla. Todavía no, todavía no... seguro que atienden a razones.

permanezo atento a la conversación si interceder en ella mientras mantengo en tensión mis musculos por si la situacion se vuelve fea, si se volviese hostil por el motivo que fuese, no dudaria en saltar contra mis enemigos y amasacrarlos a hachazos para defender a los mios. Veo como el cabecilla agarra la empuñadura de su espada, lo cual tras mis largos años de experiencia me indica que no es que tenga muy buenas intenciones, así que decido acercarme a Aurea para protegerla por si surge algún percance