Partida Rol por web

-¡Esa mierda de explicación no me vale una mierda! -Exclamó salpicando brevemente a su interlocutor, pareció advertir aquello pues se moderó. -Tengo un compañero ahí dentro y debemos sacarle. El lo haría por nosotros. Tienes cinco segundos para currarte eso un poco más o entramos ahí con o sin policía.

Enrique se pone delante del hombre, le mira fijamente y al final decide contarle la verdad. No quiero que bajéis porque no se que coño esta pasando ahí abajo. Enrique traga saliva. Vinisteis por un chico que estaba herido pero no sabemos que le a pasado de pronto a enloquecido y a empezado a atacar a todo el mundo.  Guarda silencio unos segundos.  Empezó a atacar a sus compañeros de clase y a vuestro compañero cuando estaba tratando de ayudarlo. el fue el primero al que ataco y por desgracia vi como lo mataba. 

​Enrique mira al hombre a los ojos. Una seguridad y otro hombre intentaron retenerlo y yo aproveche para salir y llamar a emergencias ya que all abajo no tenemos señal. No se que mierda abra pasado ahí abajo, pero estoy seguro que el chico se infecto con algo y a enloquecido. No quiero que os pase nada y por eso os pido que esperes un poco mas a la policía.

-¿Qué coñ...? ¿Estás vacilándome?-

Aquellas palabras no parecían haber calado profundo en el enfermero, sin embargo un vehículo de la policía, parecía un ford fiesta, hizo acto de aparición. Al detenerse silenció la sirena sin embargo la luz seguía girando atrayento toda la atención de los jóvenes que campaban por el campus cubatas en mano. Una minoría empezó a alejarse rauda temiendo que empezasen a pedirles la documentación, menores de primer curso tenía toda la pinta.

Del vehículo salieron dos agentes, cada uno estaba sentado a un lado del vehículo. Una vez fuera tomaron la porra del interior del vehiculo y se la colocaron en su lugar, a continuación hicieron lo mismo con el arma reglamentaria. Cruzaron la distancia que le separaba de los tres hombres y tras estudiarles se dirigieron al japonés:

-¿Ha sido usted quien llamó?

- No.... Claro que no te estoy vacilando joder. Responde Enrique al medico de la ambulancia cuando de pronto escuchan la sirena de la policía.

El botánico observa como los agentes bajan del coche y como colocan sus armas mientras se aproximan a ellos. Cuando le preguntan Enrique da unos pasos hacia ellos. - Si agentes. Soy Enrique Yamaguchi, profesor de la universidad. Enrique suspira aliviado. - Les llame por lo que a pasado en el sótano de la universidad, un alumno se a vuelto loco y a empezado a atacar a la gente. Guarda silencio unos segundos. El chico mato a dos personas, esta fuera de si....

-¿En serio?-. Preguntó el compañero del que había hablado al tiempo que retiraba el cierre de la pistolera para a continuación posar su mano sobre la misma. Sin soltarla preguntó nuevamente:

-¿Está armado? ¿Con qué?- Su compañero aguardaba la respuesta. El del samur callaba al ver que estaban las fuerzas de seguridad por medio.

-Si les soy sincero no vi en ningún momento que tuviera un arma. Al chico lo llevamos a la enfermería después que se cortara en el laboratorio, enseguida empiezo a encontrarse muy mal. Enrique mira hacia a tras mirando que no este ninguna alumno cerca. Incluso por un momento pensamos que había muerto ya que no paraba de sangrar. Ahí es cuando salimos de la enfermería y lo dejamos allí para ir a abrir la puerta de seguridad del sótano cuando llegaron los médicos. Comenta señalando a los paramédicos del SAMUR.

Cuando conseguimos abrirla entro el compañero de ellos y poco después volví con uno de mis asistentes a la enfermería y vimos  al chico atacando a los que estaban allí dentro con el. No vi si llevaba un arma pero le puedo asegurar que estaba loco atacando a todo el mundo. Enrique decide omitir varias cosas ya que ni siquiera da crédito a lo que el vio y si lo dijera no esta muy seguro de que los agentes le creyeran. 

Tras dedicar una mirada al hombre del samur, éste corroboró con un gesto la historia, al menos la parte de la que había sido testigo: la dificultad que tuvieron para abrir la puerta y cómo tuvo que volverse a por una camilla.

-Está bien-. Sentenció el agente que había hablado el primero.- Mi nombre es Mario, éste es Celes. Iremos por delante, vosotros en la retaguardia, necesitamos que nos indiquéis dónde está el chaval y habrá que llevar soporte médico para lo que nos podamos encontrar.

Con ello cerraron el vehículo con el mando a distancia y empezaron a alejarse. Entonces parecieron advertir el estado en el que se encontraba el gran vehículo del SAMUR. -Putos críos-. Debió de pensar al tiempo que dedicaba una mirada a las grandes aglomeraciones que se encontraban dispersas sobre el campus. -Espero que al menos respeten a la policía. Aquellos pensamientos nadie los escuchó.

El grupo iba en la formación que habían organizado. Delante iban tanto Mario como Celes, seguido al cabo de un par de metros por Enrique y Ricardo, así se había presentado el enfermero. El conductor quedó arriba vigilando que no vandalizaran más el vehículo, también les preocupaba la sustracción de material sanitario. Atravesaron la gran entrada con puertas metálicas, después de ésta llegaron al núcleo de escaleras que comunicaban con el sótano, entonces con un seña ambos agentes desenfundaron el arma, tras dedicar un vistazo a la parte posterior para confirmar que seguían manteniendo una distancia prudente iniciaron el descenso a los infiernos como años atrás había realizado Dante.

Enrique asiente con la cabeza cuando el policía le dice que tanto el como el enfermero les tienen que acompañar. Ambos caminan tras ellos mientras entran en el edificio y por un segundo es como si el profesor se quedara sin aire. En su cara se podía ver angustia incluso miedo al recordar lo que vio en la enfermería. -Vayamos por ese pasillo, mas adelante encontraremos las escaleras que dan al sótano. Le comenta a los policías pero con un tono de voz bajo como si estuviera hablando para si mismo.

Enrique mira al enfermero y se fija en su cara cuando empiezan a bajar las escaleras. - Lamento lo de tu compañero. Le susurra. -​En ningún momento imagine que podría pasar algo así....

Ricardo asintió ante las palabras agradeciéndoselo, estuvo a punto de decir algo sin embargo se percató de que estaban quedando rezagados de la vanguardia.

Al descender los escalones no tardaron en ser recibidos por una cacofonía. Los sonidos eran diversos y desordenados. Lo primero que se escucharon fueron las embestidas contra una puerta, al descender un par de escalones más aparecieron nuevas notas discordantes que se unieron a la sinfonía del sótano, primero unos arañazos y después gemidos y susurros. Ambos sonaban de manera incesante y helaban hasta el corazón...

Fue entonces cuando los policías se detuvieron tres metros antes de la gran puerta metálica la cual se encontraba entreabierta. Bajo esta, numerosos pies se apreciaban en segundo plano, no era aquello lo que les había helado... Si no la sangre, numerosas manchas de sangre se encontraban dispersas por todo el pasillo, parecían sacadas de una película de Viernes XIII... Sin embargo aquello no era una película, y ni mucho menos un sueño.

Al llegar a la parte de abajo los cuatro hombres pudieron escuchar una especie de gemidos y susurros acompañados de unos fuertes golpes contra algo. - Joder no creo que sea buena idea seguir. Comenta en voz baja el profesor a los policías.

Enrique se aproxima a ellos y es cuando ve lo mismo que vieron ellos, una gran cantidad de sangre esparcida por las pisadas de los alumnos justo detrás de la puerta de donde salió un rato antes. - O el chico logro salir de la enfermería y ataco a mas gente o sea lo que sea que tiene se a propagado.... Piensa al ver esa cantidad de sangre ya que uno solo seria imposible que hiciese todo eso.  

Enrique da unos paso atras. - Caballeros creo que seria mejor que avisaran para que mandasen refuerzos. No creo que sea buena idea entrar ahí dentro. Les comenta en voz baja aun mientras se aproxima al enfermero que sigue junto a las escaleras.

Los dos policías no sabían qué hacer, aquello no pintaba nada bien, ¡qué cojones! Aquello pintaba de puto culo... Sin embargo, al mirarse parecieron recordar algo, la placa. Tenían un deber para con el ciudadano. 

El profesor se acercó y entonces vio lo que el resto habían visto. 

 Caballeros creo que seria mejor que avisaran para que mandasen refuerzos. No creo que sea buena idea entrar ahí dentro.

Los agentes ignoraron las palabras del profesor, descendieron otro par de escalones y antes de seguir el protocolo, por primera vez en sus vidas echaron para atrás el percutor.

-¡Alto policía, por favor entreguen las armas y salgan de uno en uno!-. Exclamó Celes a viva voz. A pesar de que no parecía tener mucha esperanza, las palabras parecieron surtir efecto, un segundo de silencio, dos... Los golpes retomaron su cadencia.

-¿Qué hacemos?- Preguntó Celes a su compañero. Detrás, a unos tres metros, Enrique estaba que se subía por las paredes. -Sólo podemos hacer una cosa. -Le contestó Mario

Descendieron otro escalón, y otro más. Los dos hombres jadeaban, el esfuerzo por mantener el control les mantenía exhaustos y perlaba sus frentes de sudor. Rápidamente ambos se parapetaron a ambos lados del hueco que había dejado la puerta. Se agacharon y tras un segundo que se hizo eterno, ambos se giraron para entrar. Desde donde estaba Enrique, no alcanzó a ver qué les hizo dudar sin embargo las consecuencias de aquello se le quedarían fijadas en sus sentidos para no abandonarle nunca: Mario trastabilló pero logró entrar Celes tuvo menos fortuna y tropezó, un sonido metálico delató el cómo cómo parecía perder su arma.

Se escuchó un disparo, entonces la tensión de Celes se liberó y empezó a gritar. Entonces Melanie apareció, ¿qué hacía allí Melanie? Se abalanzó sobre el agente caído, la sangre empezó a manar del cuello de Celes.

Desde su posición elevada Enrique observo la mala fortuna de ambos agentes  sin hacer nada al respecto y es que sus ojos estaban clavados sobre Melanie. Ella también era como Sagrellos, de ahí que esa chica tan tímida se hubiera convertido en un animal.

Enrique sube un par de escalones mas y ahí se da cuenta que el tipo del SAMUR se a largado. Que cabrón... Susurra mientras hecha un ultimo vistazo a su alumna mas aplicada y es que si ella se había convertido en uno de esos seres, seguramente el resto de personas que estaban allí también lo habrían hecho. - Mierda y mande de nuevo al decano ahí abajo estando fuera. No pudo evitar sentirse mal al darse cuenta que lo mas probable es que mandara al hombre a buscar su propia muerte. 

Sin pensarselo el botanico se da la vuelta y comienza a subir las escaleras para llegar al piso de arriba y hacer algo para intentar evitar que esos seres suban.