Partida Rol por web

- Pues... - el druida estaba poniéndose nervioso con este interrogatorio. En la naturaleza las cosas eran más fáciles. No hacía falta convencer ni engañar a nadie. Los animales actuaban y listo. Evidentemente en la ciudad las cosas eran distintas

- Dile que venimos de parte de... eh... - hasta que punto sería de fiar el pequeñuelo - ...de un amigo común. Medus no nos conoce, pero nos recomendó que hablaramos con él alguien que ha decidido vivir fuera de la ciudad. Creo que con eso el sabrá de quien se trata -

Buscando en su bolsa, el gnomo sacó 3 monedas de cobre y se las lanzó al pequeño truhan - Las dos que nos pediste, cuando el gnomo se presente - completó su propuesta. - Y un mordisco de Remo... ya te olfateó - comentó como al pasar mientras señalaba a su animal - si el que viene NO es Medus - La sonrisa que acompañó sus palabras daba cuenta que sus palabras no eran, precisamente, una broma.

El niño cogió al vuelo las monedas y las mordió, como si no llegara a creerse que el mediano ya le había dado un pago superior al pedido antes de cumplir su trato. Sus ojos brillaron con una precoz inteligencia mientras contestaba a Rómulo:

- No puedo garantizaros que el gnomo deseé veros, señor... Pero volveré de todas todas para daros su respuesta... Si luego necesitáis quien os guíe por la ciudad yo puedo enseñaros todos los sitios que hay que ver.

Era evidente que el muchacho había catalogado al mediano como una persona dispuesta a pagar bien los servicios, sin racanear e incluso excediéndose. La espectativa de unos importantes ingresos le dieron alas a sus pies mientras corría hacia uno de los callejones, alejándose del grupo en busca de Medus.

- Espero que así sea - contestó el druida mientras veía como el pequeñuelo salía corriendo. Por un momento estuvo tentado de seguirlo, pero finalmente desistió de la idea. No conocía la ciudad y si lo perdía de vista no estaba seguro de poder encontrar, nuevamente, a sus compañeros.

- Y también espero que no nos engañe - murmuro a sus compañeros mientras se acercaba a Remo y, por prudencia, reacomodaba sus bienes, de forma que la cimitarra quedara más accesible - Tranquilo, Hector, tranquilo - se lo oyó murmurar mientras su mano revolvía en las alforjas y dejaba la empuñadura de su cimitarra más cerca de la boca de la alforja.

Tras volver a cerrarla se quedó al lado de su montura, acariciandole la enorme cabeza al mastín como si de un cachorrito se tratara.

Mamá miró como desaparecía el bribón entre las callejuelas y luego desvió su mirada al grupo -"somos demasiados para ser un grupo que pretende pasar desapercibido en la ciudad"-Pensó la maga y luego dijo mientras esperaban al muchacho -¿Os dais cuenta? Aqui no hay guardiasss...este barrio sería perfecto para nuestro centro de reuniónnn. Deberíamosss reconsiderarrr la posibilidadd de venirrr aqui y dejar la posada a la que acudimosss...este barrio esss más seguro para nuestros propósitosss. Reconsideremos, reconsideremosss.
Luego se acercó a uno de los mendigos que estaba apostado por allí y lo observó detenidamente -"la escoría...sí, la escoria...nadie se fija en ellos, nadie se preocupa por ellos, nadie les registra...porque nada tienen para registrar"-se giró violentamente hacia sus compañeros de aventura -¡Ya está! ¿Buscabais un disfraz? ¡Ahi lo teneis! -dijo señalando con el dedo al mendigo.

- Supongo que aquí, como en todas las ciudades, los mendigos se conocerán entre ellos. Si nos pretendemos hacer pasar por mendigos serán los propios mendigos quienes nos denuncien -Replicó Silvania.

Mama Briggite recordaba los pendones que se mecían al viento en el campamento de Nicodemo. Eran una variante del escudo de Predemia incorporando el símbolo personal del primogénito: un dragón rampante con una montaña de fondo, con dos espadas en el frente.

No te olvides que aqui tambien hay ojos que nos vigilan, aunque esta vez no sean los de la guardia. Hablemos con el y expongamosle el problema, no hay que olvidar que necesitamos hablar con el gremio y si encontrara a mi pequeño compañero eso seria perfecto.
Nos seria de mucha ayuda alguien de confianza que sepa moverse or los bajos fondos de la ciudad, ya me entendeis. Yo conozco la ciudad, pero no de la manera que necesitamos.
Nedus me conoce, la otra eso deberia facilitarnos las cosas

Arthedain habló concisamente, sin malgastar aliento: "Por si hay problemas, sería partidario de dispersarnos un poco, digamos de a dos en las cuatro esquinas. Todo menos estar en grupo en medio de la calle. Gaius, ¿te importa acompañarme?".

Y sin más palabras, se alejó en dirección al otro extremo del cruce, donde apostarse a la somnbra de un porche aún entero.

Pese a las sabias palabras del elfo, Rómulo se quedó en la mitad de la calle. Por un lado resultaba necesario que el pequeñajo lo volviera a encontrar y por otro, acompañado como estaba por su mastín, no estaba muy preocupado de lo que pudiera pasarle.

Después de todo, en el bosque no me escondo salvo que realmente sea necesario, porque acá deberá ser distinto se planteó mientras seguía jugueteando con la cabeza de Remo. La imagen era cualquier cosa menos preocupante. Con su tamaño y sus caricias, nadie sospecharía que el que estaba parado en la mitad de la calle era, cuando resultaba necesario, un feroz combatiente, capaz de mezclar el acero y la magia, tanto divina como arcana, con los dientes de su animal.

-Ciertamente -dijo Mama a la propuesta del elfo y dió unos pasos hacia un extremo de la calle pegando la espalda junto a un muro de piedra de una de las casas en ruinas cerca del mendigo.

Andar por la barriada le trajo viejos recuerdos al asesino, le recordaba donde se había criado en su juventud, entre la supuesta escoria y peor calaña de la ciudad. La vivida imagen del niño le hizo pensar en su propia infancia, también mercadeando con la información y sirviendo de guía, pero a veces era más que eso.

Llevar a los incautos a redadas bien preparadas para despojarles de sus pertenencias y si se terciaba de sus vidas era un mejor negocio. Una vez más Gaius se enfado consigo mismo por no prever la actuación precipitada de sus compañeros dejándoles llevar las riendas del asunto. Estaba apunto de incitar a sus acompañantes de prepararse para una posible trampa cuando lo expuso sorprendentemente Arthedain.

- Tus preocupaciones elfo no son infundadas, si Medus no quisiera recibirnos alguien aprovechara esa oportunidad quizás valgamos más muertos que como aliados – comentó sagazmente mientras avanzaba en pos del Filo del Ocaso.

Había juzgado mal a Arthedain, le creía mas impulsivo y menos reflexivo. No pensaba ni por un momento que el elfo hubiera estado en una situación similar, aun así se había aclimatado a su nueva posición, y desde su veterano punto de vista lo hacia muy bien.

- Hacedle caso, tiene razón, seremos un objetivo menos claro si nos separamos. Abrid bien los ojos – sus palabras era sombrías, probablemente habría calculado sus posibilidades desarmados y no habían salido muy bien parados.

Silvania pareció desaparecer de la calle, cuando alguien la volvió a ver, caminaba agilmente por los tejados, descendiendo de nuevo a la calle cuando no tenía manera de seguir con seguridad, pero volviendo a trepar un poco después, siempre a la altura aproximada a la que iban sus compañeros.

Ante las palabras del elfo, que parecía haberse erigido en el estratega del grupo, Robin se dirigió hacia la misma esquina que la Misteriosa Maga, la Madamme.

- Parece que nos tocará esperar un rato, señorita... - Robin sacó una pequeña pipa que no había utilizado hasta entonces, y empezó a rellenar la cazoleta con un poco de tabaco que sacó de una bolsa de cuero que llevaba colgada al cuello. Desgraciadamente, no veía cómo podía encender su pipa en aquel momento. ¿Se atrevería a preguntarle a la Madamme si podía echarle una mano? Claro que sí, después de todo, ¿Qué era lo peor que le podía pasar?

Aprovechando la situación de momentáneo aislamiento, Arthedain aprovechó para intercambiar unas palabras con Gaius, adoptando una postura casual, como la de quien reflexiona en voz alta, para no romper la cobertura del pícaro.

"En este grupo, como verás, hay una mezcla poco equilibrada de profesionalidad y voluntarismo, y eso en algunos casos me da más miedo que un nublado. ¿Te parece que repasemos a nuestros compañeros, añadiendo nuestra evaluación de cada uno?" Por ejemplo, la guerrera mediana parece muy competente, pero está totalmente fuera de lugar en una ciudad como ésta, eso por no hablar del druida."

Mosest, entusiasmado por que alguien le hablara en el lenguaje militar que tanto le gustaba, abandonó su posición en el centro de la calle mientras palpaba el lugar donde debería estar la empuñadura de su espada. La sensación de no encontrarla fue poco reconfortante para él.

Decidió seguir observando las extrañas costumbres del otro religioso del grupo, Robin, así que se dirigió a la esquina a donde acababa de irse. Al ver que estaba sacando una pipa, se puso enfrente suya interrumpiendo el conato de conversación con la maga y preguntó: -Oye, ¿en tu orden te dejan fumar?.

Detras de la espalda de Moset apareció la cabeza de Mama mirando a Robin con las cejas arqueadas y con una "o" en sus labios.-Moseeet, parece que a tí, tu orden sí que te deja fumar y por tu actitudd parece que no es precisssamente tabacooo... ya me passsaras la receta...¿bien?

Poco a poco el grupo se fue dispersando entre las esquinas mientras el druida, consciente que podría convertirse en el blanco de quien viniera con el muchacho se preparaba para dicha situación. Acariciando a Remo le murmuró - Tranquilo muchacho. Confío en tus dientes -

Extrañando a su rodela, que de tantos problemas lo había defendido, verificó que la misma estuviera al tope de la alforja. Si había que combatir, solo sería un momento tomarla y si resultaba necesario, empuñar su cimitarra solo sería un momento más.

Robin observó, sonriente, al joven (y algo preguntón) paladín. Se le presentaba una buena oportunidad para dar a conocer algo más de su religión, y no iba a desperdiciarla...

- La palabra "prohibición" es algo que se usa muy poco en los templos de Random; Random pide a sus seguidores que sean contenedores de experiencias, pero mientras algunos sacerdotes buscan esas experiencias en las vivencias escritas de otras personas, los seguidores de Random buscamos nuestro propio camino; difícilmente encontrarás algún parecido entre dos sacerdotes de Random, excepto quizás su nomadismo. Tampoco hallarás sacerdotes de Random que lleguen a viejos: el camino que nos marca nuestro buen dios suele ser emocionantemente corto. Cuanto más rápidamente vivas, más pronto verás a Random, compañero.

Robin acompañó esta última afirmación con una leve sonrisa y, con un gesto, ofreció su pipa aún no encendida a Mosest.

Bhain olió el tabaco y se acerco a su compañero - Tabaco de las cuadernas del Este ? Te importaria pasarme un poco, ultimamente con estos ultimos acontecimientos solo he encontrado tabaco de dudosa calidad - dijo extrayendo su pipa d uno de los bolsillos.
El Enano miro a su alrededor como extañado por la extraña calma que reinaba ahora en este lugar - demasiado colmado ¿ tanto ha cambiado esto desde la aparicion de los inquisidores ? no creia que su poder se pudiera extender tan rapido hasta este sitio, el corazon de la ratonera

Ya nos estaran observando -pensó Mama Brigitte mirando de soslayo callejas, tejados, ventanas, esquinas, cualquier lugar posible para un acechamiento desde las sombras. El murciélago revoloteaba muy por encima de su cabeza con movimientos zigzagueantes. -Sii, seguro ya nos estan observando. -Después se decidió a hablar en voz alta: Amigosss, ¿no os parece que al blasón de Predemia le falta algo? Queda trissste tal y como está...yo bien le añadiría un dragón y unas montañas...quedaría mucho más impresionanteee...inclusso si añadimos unas espadas, le daría un aire más miliciano e imponente -dijo la maga queriendo parecer que era un comentario dentro de un diálogo entre amigos.