Partida Rol por web

Mama observaba la situacion con evidente cara de asombro.
- Matadle o dejadle , pero el tiempo es un lujo del que ahora no podemos disponer libremente.
Se acerco a la bocacalle lista para salir corriendo a la señal del picaro que ya se movia agilmente entre los edificios

- Robin, no es su vida la que está en juego.

Y sin más preámbulos, Silvania puso una flecha en su cuerda y le atravesó el corazón, para luego cortarle la cabeza tal y como había pedido.

- Ojalá tuviese fuego. Pero mi antorcha siempreardiente no arde. Continuemos.

Por culpa de el y de gente como el las cosas habian llegado a estar como estaban. Bhain notaba como las grotescas escenas que observaba  hacian mella en su corazón, endureciendolo brevemente.

Mama Tiene razón el tiempo es un lujo del que no disponemos. - Y haciendo un gesto con la mano para indicar a sus compañeros para seguir adelante, emprendió la marcha en post de su compañero.

El olor a quemado era intenso, además de ese olor a muerte que flotaba en el aire. Arrugó la nariz a modo de desagrado y siguió adelante.

Arthedain contempló desapasionadamente cómo Silvania se encargaba del inquisidor sin remilgos, y asintió con la cabeza.

Después, al llegar la mediana a su lado le dijo: -Si salimos vivos de ésta, recuérdame que te haga una proposición... honesta.

Los demás se detuvieron junto a Arthedain para observar la plaza que tenían delante. Allí tenía lugar una batalla terrible entre una docena de guardias imperiales y otros tantos muertos vivientes con el mismo aspecto de los encontrados en la Escuela de Guerra. En el momento en que los aventureros alcanzaron al elfo pudieron ver como dos de los guardias sucumbían bajo la oleada de atacantes. Cruzar la plaza podría ser una posibilidad aprovechando el señuelo que suponían aquellos hombres para los muertos vivientes.

Sin embargo Gaius parecía tener otra idea. Se escurrió por una de las callejas laterales para ejercer su labor de batidor urbano, tal y como habían acordado, no sin antes hacer una señal para que los otros esperasen.

Mientras se deslizaba por una de las callejas Gaius, que no solía pedir nada a los dioses, solicitó que ninguno de sus heróicos compañeros intentase ayudar a aquellos guardias imperiales. Quizás no era pedir tanto un poco de sentido común.

Avanzó por las callejas alerta a cualquier movimiento intentando permanecer lo mejor oculto posible entre las abundantes sombras de los edificios*. El camino le pareció muy viable pasados los dos primeros callejones: incluso el enano podría llegar hasta allí sin ser detectado. Sin embargo un poco en el siguiente tramo se acababa la suerte. Al fondo de la calleja había uno de esos odiosos muertos vivientes helados. Gaius se ocultó tras unas cajas y observó intentando no llamar la atención de la criatura. Le resultaba un tanto fascinante mirar a aquel monstruo: no era para nada como otros muertos vivientes estúpidos que había conocido. Había algo en su forma de moverse y observar a su alrededor que denotaba claramente inteligencia. Aquella alma en pena estaba vigilando con la misma habilidad que lo haría un guardia vivo. Vivo y muy atento. El asesino dio gracias a su habilidad para ocultarse pero estaba seguro de que si todo el equipo aparecía por aquellos callejones la criatura los vería sin duda alguna.

Más allá del guardián gélido se podría cruzar una avenida para volver al resguardo de las callejas. El asesino sopesó la idea de dar marcha atrás y buscar una ruta alternativa, pero sin duda perderían demasiado tiempo: sería tan grave salir demasiado tarde como no salir de la ciudad.

Maldigo mentalmente... Si fuera un ser vivo, podria tratar de deslizarme por detras y apuñalarlo, pero estos muertos... Ademas, que hacia esa criatura vigilando alli? Por que estaba sola y ademas, parecia tan distinta a los otros? mas... inteligente. eso nunca era bueno.

Observo mi equipo, salvo mis estoques y el arco, tengo poco con que hacerle daño... Pero no puedo perder tiempo regresando... tendra que ser por las malas. Miro la antorcha eterna que escondo a mi espalda y a un par de calles, a mis compañeros... Hago la señal para que avancen por aqui, de modo que me alcanzaran cuando mas o menos, esta criatura se aproxime. Si le llamo la atencion...

Luego de hacer la señal, dejo la antorcha en el suelo, me incorporo, y disparo un flechazo al hellgasth, para llamar su atencion hacia mi.

Rómulo dudó si utilizar alguno de los poderes de la madre naturaleza en quemar el cuerpo del cadáver del inquisidor. Sin embargo, el eficaz corte de Silvania lo convenció que, por allí no aparecería un no-muerto para perseguirlos. Simplemente se asentó en su fiel perro y avanzó hasta ver la plaza.

Al ver la situación aferró su varita y la sacó de la funda de su cinturón mientras verificaba que la rodela estaba bien aferrada en su zurda - Supongo que deberemos estar atentos a la señal del oscuro... solo espero que esos no nos vean - murmuró preocupado - De cualquier manera... estén listos para correr! -

Bhain se impacientaba, la situación empeoraba por momentos, y su compañero paecía no volver.  respiró hondounas cuantas veces. Sabía de gaius.- Volverá.- pensó, si alguien es capaz de escabullirse entre esas calles infectadas de peligros.

Estar alerta y preparados para cuando gaius nos haga la señal.- dijo Bhain.

Como respondiendo al nerviosismo de sus compañeros una antorcha siempreardiente hizo una señal desde un callejón a lo lejos. Los aventureros no se lo pensaron dos veces y, raudos, se lanzaron hacia aquella dirección. Desde aquellas callejas esquivaban la plaza principal. Mientras se aproximaban a la carrera comprobaron que Gaius no estaba solo. Una de esas odiosas criaturas heladas se lanzaba a la carrera hacia él con las zarpas prestas para acabar con él. El asesino estaba en posición, listo para recibirla y para recibir también la cobertura de sus compañeros.

Arthedain, que ya llevaba la tizona empuñada y el escudo embrazado, se mueve con agilidad hacia el callejón, dispuesto a darle los "buenos días" al muerto viviente.

Aquel no era un buen momento para entablar un combate: había que solventar aquel asunto con rapidez y sin llamar mucho la atención, claro que en una ciudad en plena revuelta y con gente luchando en cada esquina, ¿quién se iba a fijar precisamente en ellos?

Pero más valía ser precavidos y trata de solventar aquel encuentro tan rápidamente como fuera posible; Robin podía invocar la ayuda de Random para hacer que aquel ser huyera ante su presencia, pero si creían las palabras del Inquisidor, probablemente él era el único clérigo (vivo) que aún permanecía en la ciudad, y usar sus poderes quizás llamaría demasiado la atención.

Qué hacer, qué hacer...

Asalto 0

Cuando el muerto se aproxima a mi, frunzo el ceño, poniendome en tension... Dejo caer el arco y llevo ambas manos a mi cintura, desenfundando los estoques, con el azulado magico en la diestra y el frio acerado en la otra... Descargo dos rapidos golpes para contenerlo, mientras llegan mis compañeros, asi ponemos fin rapidamente a esta criatura...

Asalto 1

Cuando veo que Arthedain llega junto a mi, le indico en breves palabras:

-Comienza a rodearlo, pero cuidado, este es algo distinto a los otros...

Acompaño mis indicaciones con dos profundas estocadas a fondo, al pecho del muerto viviente...

Arthedain, que ya empieza a estar más que harto de tanto muerto viviente, cruza la calle hasta el callejón, llega hasta el monstruo helado y, sin ninguna contemplación, le asesta un tremendo tajo con la espada larga.