Partida Rol por web

Silvania tomó la honda rápidamente, con lágrimas en los ojos, y se apresuró a entablar combate.

- Gracias, gracias, gracias, gracias... -repitió de forma constante en un volumen cada vez menor.

Finalmente lo de la pequeña alimaña había sido un incidente sin importancia. Rómulo lanzó la cuerda al otro lado mientras Bhain y Silvana escrutaban inquietos los alrededores por si aparecían más bichos que pudieran molestar...

Mosest empezaba a pensar que la diosa le estaba poniendo a prueba. Desde que se alistó en esta misión en busca de gloria, el combate siempre estaba en el lado opuesto a donde él se encontraba. Mientras se mordía el labio en el borde del puente sin perder detalle de la suerte que corrían sus compañeros en la lucha contra el ciempies, apenas vió una sombra que le pasaba fugazmente por el lado. Cuando se quiso dar cuenta, había un enano en el otro lado del puente. Por Gloranai, ¡todos los que habían descrito su carácter como 'impulsivo' no conocían a Bhain!. Desde luego, aquel era el héroe del que había oído hablar. Y decidió que tenía que emularlo.

Mosest se preparó cogiendo carrerilla. Encomendándose a su diosa, dio los primeros pasos pero se detuvo en seco. Parecía que el perro del mediano había abatido al insecto. Saltar ahora no tendría mucho sentido, así que esperó a que tendieran la cuerda de nuevo.

Arthedain sacó su varita con la intención de ayudar a sus compañeros, pero la intervención del perro había sido tan fulgurante que ya no quedaba más que un vil amasijo sin forma en el suelo del puente.

Eres mas duro de lo que me imaginaba, pero no me des estos sustos- dijo el enano mirando a su compañero. Bhain volvió a mirara su alrededor escrutando con esa visión que la naturaleza le habia dotado, hacia las sombras con la intencion de asegurarse de que no hubiera ningún peligro mas antes de seguir

La cara de pánico no se le había borrado aún a la nigromanta. No se caracterizaba mucho por sus dotes atléticas y si tenía que recordar la última vez que saltó un vacío, había sido en uno de esos sueños en los que se cae y se cae y te despiertas en el suelo del topetazo al caerte del catre. Ver el estrepitoso salto de la mediana y luego a ese enano barbudo saltando sin cuerda, le animaba bien poco la verdad. -Estan locosss, locosss ay ay ay... -Pensaba mientras, sin decir nada, se hacía a un lado como aquella que deja pasar la vez respetuosamente al resto de personas que quieren saltar dentro de la boca de un dragón. -¿Estais ssseguros que dijo que tomaramosss este caminnno? -preguntó con un tembleque en la voz. -Quizás otro camino de los de antess lleve menoss riesgosss. Empiezo a dudar de ese maldito gnomo amigo tuyo Bhain.
La maga comenzó a mirar en las paredes, suelo y arco de la puerta algún tipo de símbolo que indicara cómo activar el puente oculto, aferrándose desesperádamente a su idea de que hay algo oculto allí.-No es posible, debe haber una forma más sencilla de pasar -Dijo apoyando sus palmas de las manos en la piedra del arco respirando profundamente e intendando asumir la situación. Con cuerda o sin ella, la maga esta completamente asustada.

Mama escrutó desesperada todo lo que la rodeaba con la esperanza de encontrar algún pasadizo secreto que la librase del trance del salto. Era en vano: el puente parecía realmente roto.

De pronto todos se sobresaltaron: ¡Bhain acababa de llevarse las manos a la cara como si un oponente invisible lo atacase lanzando un sonoro grito!

El enano miró hacia la oscuridad que lo rodeaba. De pronto notó su vista nublarse ligeramente y, repentinamente, un escozor extraño en sus ojos. El escozor fue ganando fuerza hasta que en un determinado momento sintió como si miles de agujas atravesasen sus pupilas. Sin poder reprimir un grito se echó las manos a la cara.

Mama se giró hacia el enano y enseguida se dió cuenta de que algo no iba bien. Alzó sus manos y apuntando con sus dedos hacia Bhain mientras los movía como si tocara las teclas de un piano, recitó el conjuro:
Ars mayica mostrare mia mens
Rstual auras mayicas mia mens
Scola mayica mostrare ¡MIA MEEEENS!

-Arrrgggghhhh. hay algo ahi, todos a sus puestos estaos alerta hay algo en la oscuridad-dijo Bhain tapandose los ojos con las manos a causa del dolor

Si nos ha engañado al traernos por aqui.....me hare unas alforjas nuevas con su piel

Bhain con los ojos llorosos y a pesar del dolor desenfunda una de sus Hachas -Maldito traidor, Los enanos sosmo duros de roer, ! VEN! pagaras un alto precio por nuestra piel, si tocas a uno solo de mis amigos .....mi hacha se ocupara de enseñarte buenos modales- Bhain csi escupió las palabras

- No os preoupeis, con Remo cerca estoy bien protegido - le contesta Rómulo al enano antes de darse cuenta de la proeza atletica que este ha realizado - Pero... la soga... el salto... la seguridad... - casi sin palabras el druida se queda callado hasta que observa el ¿ataque? de que es objeto su interlocutor.

- Remo - llamó a su animal señalando a la grotesca situación con su cimitarra y esperando que este se preparara. Mientras se mantenía atento buscó en su bolsa uno de los pergaminos que tenía, disponiéndose a lanzarlo en cuanto tuviera claro que estaba pasando

- Bhain? - preguntó - quien...? que...? - el druida no sabia como preguntarlo - hay alguien allí? - finalizo con algo de verguenza ante lo ridícula que parecia la pregunta.

Mama observaba extrañada al enano. Nada que pudiera ver era visible o brillaba, salvo el equipamiento mágico de sus amigos...

Mama permanecía concentrada observando la zona donde se encontraba el enano... Mientras tanto Bhain, cerrando los ojos, echó su mano al cinturón para coger sus hachas... ¡y comprobar que no estaban allí! Lanzando una sonora maldición en enano recordó que las había dejado en el carro mientras iban a buscar al gremio de ladrones.

Rómulo por su parte parecía inquieto, pero tan solo por los violentos aspavientos del enano.

La honda comenzó a girar en las manos de Silvania, no era un arco, pero había usado muchas ondas en su vida y sabía usarlas casi tan bien como su arco, sólo lamentaba que los proyectiles no eran mágicos, y su impacto causaba menos daño que sus flechas. Aún así la honda seguía girando, lista para atacar al primer enemigo que viese.

¡No sé qué es lo que está causando la dolencia al enano, pero no es magia! -Gritó confundia la maga. -¿Bhain, puedes hablar? Por lo que más quieras ¡Dinos qué te sucede! -Mientras decía esto, Mama intentaba hacer recapitulación de todas las criaturas o seres que ella conociera capaces de provocar tamaña reacción en alguien.

Con el pergamino en la mano, el druida dudaba si usarlo ó no, solo esperaba la respuesta del enano para "desinvisibilizar" a lo que fuera que parecía estar allí. - Bhain... contesta! Hay alguien? -

- ¡Echad la cuerda! - gritó ansioso Mosest. - ¡Vamos!.

- ¡Mosest! ¿Percibes el mal?