Partida Rol por web

Arthedain desenfunda la espada y espera que algún movimiento de sus compañeros le proporcione una abertura para poderla emplear con acierto.

Robin, alerta, trató de ensartar a la sombra (si es que aquello era posible). Dando un paso hacia atrás, apoyó todo su peso en su arma.

Pero la oscuridad, el ruido, los nervios y el cansancio hicieron mella al fin en el clérigo, y la punta de su lanza golpeó a la pared, haciendo que saltaran unas pocas chispas y nada más.

Bhain observo el cubículo donde estaban durante un segundo, y tras gritar el nombre de sus ancestros hacha en mano .- Groooooor.- Dio un paso adelante  acercándose a su temido enemigo, pero con la seguridad de que si no hacían algo, esto podía ser el fin . Parte de sus fuerzas habían vuelto, lo suficiente como para avanzar decidido a acabar con ese  ser del abismo. Asi que balanceando su Hacha de arriba a abajo golpeó con toda la fuerza de la que fué capaz

Algo sucedió entonces... Un temblor de tierra sacudió toda la habitación. No. No era la habitación lo que temblaba... ¡era todo el edificio! La sombra se detuvo un instante y tan repentinamente como había aparecido se fundió de nuevo con el suelo de la cámara. Los aventureros, pese a estar confundidos con el extraño suceso, no perdieron el tiempo. Bhain retrocedió hasta la puerta y la abrió para ver que pasaba... Todo temblaba. El enano miró con ojo crítico la estructura: en sus mejores tiempos sin duda habría resistido un seismo mucho mejor que aquel pero ahora, tras tanto tiempo de abandono, no podía asegurarlo. Así que urgió a sus compañeros:

- ¡VAMOS! ¡DEBEMOS SALIR DE AQUÍ!

Todos se dirigieron, como un solo hombre, hacia el hall de entrada. Al salir al exterior comprobaron que aunque el epicentro del terremoto se ubicaba en el edificio del cual huían las calles adyacentes también sufrían pequeñas sacudidas. Mosest y Robin se detuvieron un momento, conmocionados... Fuera lo que fuera que hacía temblar todo era algo muy poderoso y maligno. Algo se estaba desatando en el subsuelo y estaban seguros de que no traía buenas noticias.

Y sin embargo todo aquel caos les había proporcionado una vía de escape para recomponerse. El temblor cesó cuando estaban alcanzando un callejón lateral y aprovechando la oscuridad tomaron aire y se miraron unos a otros. ¿Qué había sucedido? ¿Cómo iban a enfocar su misión ahora? Sin duda después de lo sucedido todas las alarmas de aquella guarida estaban activadas. De hecho tenían muy claro que si nadie más había acudido a interceptarlos se había debido a lo que fuera que desencadenase el temblor...

Pese a la confusión reinante Robin no había quitado ojo a Imanthia. La muchacha, por otro lado, estaba demasiado ocupada intentando sobrevivir al evento como para intentar huir. Sólo cuando se encontró en el oscuro callejón y el temblor hubo pasado completamente se dio cuenta de que seguía con sus 'captores'. Lanzó un resoplido y se dejó caer sentada, apoyada en la pared.

En las casas cercanas no se abrió ninguna puerta ni ventana. Al parecer nadie vivía en los aledaños de la vieja escuela de guerra. No obstante a lo lejos se oyó el silbato de la guardia.

Mama asomó la punta de su nariz por la esquina del callejón intentando ver si la guardia de la ciudad se acercaba hacia donde ellos estaban. Tenían que encontrar un refugio y pronto; un escondite para que nada ni nadie les relacionara con aquel inesperado suceso; se suponía que eran infiltrados y ahora todas las miradas apuntarían a la vieja academia. ¿Qué estaba sucediendo en las entrañas de aquel lugar? Habían visto sombras, necrófagos, muertos con aquella sustancia helada, pero aquel movimiento de tierra era un aviso de que algo terrible se removía bajo el suelo.

Mientras Mama observaba tras la esquina, un acuoso brillo iluminaba sus ojos -Aldara está ahí abajo... en algún lugar.-Pensó con tristeza.

El mediano, aún montado, respiró profundamente al ver que habían evitado el peligro más obvio, el derrumbe, pero sumamente preocupado por como seguirían su misión

Sus ojos no se separaban de la mediana que había sido herida por las sombras y, para sorpresa de todos, incluso de el mismo, se acercó a ella y le comentó - Quizás os debo una disculpa, habeis sufrido tanto como nosotros allí abajo. Quizás me equivoqué contigo - pese a que las palabras se le atragantaban en la boca, Romulo sabía cumplir con su palabra - Os prometimos que si no erais una espía tendrías vuestra libertad y creo que os la habeis ganado. Si quereis os podeis ir, yo, por lo menos no os detendré, aunque será complicado hacerlo en este momento, ese silbato parece de la guardia - le comentó

Romulo miró a sus compañeros y fue consciente del peligro que corrían en la mitad del callejón - Parece que nadie vive por aquí, quizás deberíamos entrar a alguna de estas casas, no quisiera que los guardias supieran que estamos aquí... no tiene sentido combatirlos si no es por un buen motivo. Gaius, crees que podreis abrir alguna de estas puertas? -

Mama pensó durante unos momentos. Un súbito movimiento de tierra, tan localizado, en un entorno como aquel... No podría asegurarlo al 100% pero era evidente que su origen era de tipo mágico. Intento meditar sobre el suceso: ¿quizás un conjuro que había salido mal? Podría ser. ¿O quizás una invocación que hubiera roto de alguna forma la estructura del espacio dimensional durante un lapso de tiempo? ¡Eso era! ¡Un portal! Recordaba haber leído que la apertura de determinados portales podían provocar movimientos sísmicos breves pero intensos, muy localizados, si se realizaban bajo tierra. Pero ¿un portal a donde? ¿o para traer lo qué?

Los acontecimientos pasaban deprisa, nada mas salir imanthia se sentó claramente agotada ante los recientes acontecimientos,  pero el enano ahora libre de aquel maldito lugar, no pudo evitar centrar la mirada en las voluptuosas formas de mama y a pesar de oir como se acercaba la guardia y saber que debían marcharse, la verdad es que se había quedado atontado mirándola.  Bhain se acerco a ella y poso una mano sobre su cadera .-Debemos irnos.-Dijo rojo como un tomate.- Si nos pillan no podremos ayudarla

Cita:

"¿Qué puede haber causado semejante sismo?", pensó Arthedain una vez en lugar seguro. "Porque, lo que está claro es que nada es casual."

Luego dijo en voz alta: "Aprovechemos la confusión para buscar un refugio seguro en el que descansar y reponer conjuros. Está claro que no podemos volver por donde vinimos, así que habrá que continuar nuestra misión desde aquí."

-¡Rápido, buscad un lugar para escondernos!...intentaré ganar algo de tiempo -La maga regresó mentalmente horas atrás cuando dialogaba con aquel soldado en la taberna. Sus manos comenzaron a pasearse por su propio cuerpo acariciando el aire...era como si un mimo se vistiera a sí mismo; mientras, la maga recitaba en voz baja -Nula rear crisss ador nula pren-castia-pussa -Poco a poco la apariencia de la conjuradora fue transformándose paulatinamente hasta que todos pudieron ver perfectamente que dónde antes había una maga vestida de negro, ahora había un aguerrido soldado de la ciudad con silbato y todo. El disfraz mágico permitía que también pareciera que Mama-soldado llevara un virote clavado en el muslo -Tócame ahora la cadera querido -Dijo con voz grave al enano; intentando imitar una voz tan masculina como desagradable producido por un timbre final debido a las flemas danzantes en la garganta. Después salió del callejón tambaleándose en dirección a los soldados y cuando se había alejado de manera considerable del callejón, se dejó caer apoyando su espalda contra una pared; luego comenzó a tocar el silbato.

- Huye -dijo Silvania a la ladrona- Y no nos guardes rencor, si la situación hubiese sido a la inversa habrías hecho lo mismo. Si sacamos información útil de ahí dentro, prometo regalártela como compensación.

Mientras Mama Briggite adoptaba la apariencia de un guardia y se dirigía hacia una pared alejada del callejón en el que se encontraban Imanthia se levantó y sin contestar a sus captores se dirigió hacia el fondo del callejón y, ágilmente, trepo la valla que había al final. Solo cuando estuvo en lo alto se giró un momento para mirar al grupo antes de desaparecer al otro lado. Fue una mirada gélida, cargada de resentimiento. Parecía a punto de decir algo pero finalmente se deslizó silenciosamente al otro lado de la valla, desapareciendo de la vista de los aventureros...

Mientras Mama se repantigaba oculta con su disfraz y hacía sonar el silbato otro sonido idéntico le contestaba acercándose. Calculando la distancia los guardias estarían allí mismo en pocos minutos. El grupo estaba en un callejón oscuro, al final del cual había una valla de madera de unos dos metros de alto por la que Imanthia había escapado trepando por ella. En el mismo callejón unas escaleras conducían a una de las casas pero las puertas estaban firmemente cerradas con enormes tablones clavados. Por supuesto y al igual que en toda Predemia había varias calles que confluían en aquella plaza.

Arthedain vio irse a Imanthia con una mirada calculadora, y al ver la mirada de resentimiento de la ladrona se cruzó de brazos y clavó sus ojos en ella, como invitándola a hablar. Cuando se fue sin decir palabra, el alto elfo se encogió de hombros y dijo, a nadie en particular: "La próxima vez que nos crucemos con ella habrá que matarla antes de ella mate a alguno de nosotros, y sin contemplaciones, como se hace con un perro rabioso."

"Bien", prosigue Arthedain, "¿saltamos la valla o buscamos otra calle en la que las puertas de las casas no estén clavadas? Pensad rápido porque no hay mucho tiempo."

- Busquemos otra casa - contestó el mediano sin dudarlo - Remo es bueno saltando, pero no creo que pueda traspasar eso - agregó mientras taloneaba a su fiel mascota y la orientaba hacia la plaza

- Solo espero que encontremos refugio antes de que lleguen esos guardias - agregó sorprendido por el disfraz que había adoptado, con tanta naturalidad, la maga "Espero que sepa lo que hace" se lo escuchó murmurar mientras comenzaba su busqueda de un acceso

Gaius era incapaz de contener su asombro ante la ventisca de acontecimientos que habían ocurrido en breves instantes. De estar luchando contra unas incorpóreas criaturas para salvar la vida a esconderse de las fuerzas del orden para reorganizarse, sin olvidarse del intermedio con la gélida despedida de su amiga la prisionera.

No pudo otra cosa que dar la razón a Arthedain. - Tienes razón, la próxima vez que nos encontremos con ella nos tendrá preparada alguna sorpresa y pensad que no será nada agradable -.

Ahora, el pícaro debía centrase en proporcionar refugio al grupo. No sabía muy bien cual eran las intenciones de la nigromante con respecto a su disfraz, aunque deducía que sería alguna estratagema para desorientar o engañar a los guardias, no podía dejar de dudar de su eficacia. Con todo el mantenerse simplemente ocultos en el callejón no era suficiente, haciendo casos al insistente Rómulo inspecciono alguna de las puertas atrancadas de los edificios colindantes para abrirla y guarecerse allí.

Gaius se desplazó hacia el frontal del edificio junto al que se ocultaban. Como había previsto la puerta principal carecía de tablones que la obstaculizasen ya que un ladrón inexperto - o un simple vándalo callejero - no se arriesgaría a forzar la cerradura en plena calle principal. Pero Gaius podría ser cualquier cosa menos inexperto. Sus manos recorrieron la cerradura y casi sin necesidad de la ayuda de sus herramientas la puerta estaba abierta en pocos segundos. El grupo se metió a gran velocidad en el interior del edificio cuya polvareda y olor a moho reflejaban que había estado deshabitado durante mucho tiempo. La oscuridad les dio la bienvenida. Después de haber estado en la Escuela de Guerra cualquier sitio parecía confortable como el que más.

Mama, desde la calle, contempló la rápida reacción del ladrón y del resto del grupo. ¡Y los guardias ni siquiera habían llegado! ¡Malditos vagos de culo gordo! Recordó una frase jocosa que el guardia de una ciudad de Anarim le dijo una vez: si escuchas una alarma no debes correr demasiado... ¡no vaya a ser que alcances a los ladrones!*

Apenas ingresó a la vivienda abandonada, Rómulo desmontó de su fiel compañero mientras le pedía que se mantuviera en silencio - Quieto... sin ruidos - fueron sus únicas palabras, pero los gestos que las acompañaron eran un mensaje totalmente comprensible par el perro que lo había acompañado tanto tiempo, por lo que se mantuvo en silencio, a la expectativa de lo que pudiera pasar

- Y esta mujer... bueno... ahora es un guardia - se corrigió mientras hablaba - que pensará hacer - casi sin darse cuenta desenrollo la honda que llevaba en su muñeca y buscó un par de guijarros de la bolsa que llevaba al cinto - Espero que pueda engañarlos... sino estará en problemas -

Con todo el estaba listo, era el líder "por aclamación popular" y sabía que un buen líder nunca abandona a sus compañeros. Si los guardias la atacaban el usaría su pericia con la honda para ayudarla a escapar