Partida Rol por web

¡Por las Sagradas Escrituras! ¡El líder del grupo había optado por dejar la decisión en manos de Random! Uniendo sus manos con las del Gran Azar, Rómulo había permitido que fuera el Dios Afortunado quien eligiera la puerta por él.

"Después de todo no es tan mal tipo", pensó Robin para sus adentros. Aquella muestra de fe le había conmovido profundamente.

Mientras los demás escogían el camino a recorrer mediante sesudas técnicas adivinatorias, Arthedain echó mano a su mochila, sacó una cajita, y de su interior cortó un trozo de algo, que introdujo en su boca, devolviendo la cajita a su lugar.

Después, se dedicó a mascar concienzudamente lo que llevaba en la boca mientras contemplaba, impávido, a los demás.

La mediana parecía, como casi siempre, ausente de las deliveraciones. No tenía ningún dato para decidir, así que le daba igual. No se molestó ni en decir eso.

En cambio, se acercó a donde su compañero estaba trasteando con las ganzúas y trató de echarle una mano.

- Mis dedos son hábiles, quizás pueda ayudarte -dijo.

Mama se mantiene un poco aparte pero sin alejarse del grupo , y casi sonríe cunado al trampa de hielo estalla mientras alaba para sus adentros un trabajo bien hecho por quien quiera que fuera el que puso la trampa.Segundos mas tarde abro los ojos ante la sorpresa que me produce ver como escogen el camino a seguir ya que casi puedo oír en mi mente el pito pito gorgorito que disimulan los labios de nuestro druida.cambio el peso de pie para tratar de disimular el gesto y continuo con mis compañeros cuando deciden pro fin avanzar.

Gaius examinó la puerta señalada por el mediano. Nada la distinguía de las otras dos y, mientras el sacerdote sonreía por algún motivo desconocido para los demás, el asesino revisó concienzudamente su superficie. Al finalizar asintió en silencio y se dedicó a la cerradura en sí. A su lado Silvania le ayudó a mantener sus herramientas a mano mientras revisaba la estructura de la misma. No parecía una cerradura tan compleja como la anterior, lo cual tenía cierta lógica si se pensaba que probablemente ningún incursor habría llegado tan lejos. Esta zona, en teoría, estaba asegurada por las protecciones anteriores.

Se oyó el clásico ¡click! de apertura. Quizás, después de todo, los presagios de Robin se estuvieran cumpliendo y Random se había decidido a favorecerles. Gaius no tenía nada en contra de ello: por primera vez la suerte parecía estar de parte de su habilidad.

El asesino empujó levemente la puerta y echó la cabeza para ojear en su interior. Era un dormitorio bastante amplio. Una enorme cama con dosel ocupaba la pared más alejada. A través de un cortinaje casi opaco se vislumbraba un bulto descansando en ella. Al lado derecho de la misma había una cómoda con un cajón y una vela apagada sobre la misma. Y a los pies de la cama, en el frontal, un enorme baúl con remaches de hierro cerrado. No había ventanas ni más decoración en aquel lugar. El olor procedente del interior era pesado: una mezcla de incienso y podredumbre... Un olor que sugería enfermedades y fiebre...

Se sentía ausente, distraido. Observo como sus compañeros habían elegido la puerta por azar, en otro momento habria puesto el grito en el cielo por su manera de elegir una puerta, pero ahora otras preocupaciones le tenían ocupado, entre ellas el repetitivo pensamiento o idea de que Mama parecía ignorarle.

¿ Como podía  haber pensado por un momento que una semielfa como ella se fijara en un enano feo y osco como el. ?- Echo otro vistazo a Mama mientras se reprendia por no prestar la atención que deberia a la situación, sabia que un error podía costarles la vida... ¿ entonces por que no se concetraba en eso ?

El mediano, aún montado, no podía, aún vislumbrar lo que ocultaba la puerta, pero la rápida apertura por parte de Gaius le arrancó una sonrisa - Bien hecho - murmuró - Hay alguien? -

El asesino se echó un dedo a los labios mientras abría un poco más la puerta para que los demás vislumbrasen el interior. El bulto en la cama permanecía inmóvil.

Arthedain echa un vistazo y señala a Silvania que se coloque en posición para lanzar una flecha, pero a ser posible desde el umbral.

Aquella era una buena órden, por lo que Silvania no dudó un isntante, protegida en parte por el marco de la puerta su arco se tensó mientras la punta de acero estaba dispuesta a clavarse en las entrañas del dormilón. Tenía otra más entre sus dedos, lista también para salir un instante después si era necesario.

Al ver como sus compañeros se preparaban, en silencio, Rómulo hizo lo propio. Aferrando con fuerza su cimitarra se preparó a ingresar en la habitación y dejara que Remo hiciera lo que sabía, morder a los malvados mientras el ayudaba con su arma. Pero por el momento debería esperar.

Con las piernas en tensión alrededor del pecho de Remo, con su arma en la mano y poniendo su mejor cara de "estoy preparado" esperó que alguien tomara la decisión de avanzar. Repentinamente, se olvido que el lider era el. Eso de no poder hablar le complicaba sus, ya de por si muy pocas, posibilidades de organización.

Remo, el perro, parecía tan atento como el druida. Apenas reclinado, con sus patas traseras flexionadas, esperaban el leve taloneo de su amo para ponerse en acción!

Es increible como funciona el instinto y el entrenamiento.

En un abrir y cerrar de ojos Bhain se había centrado, y su mente se concentro en el bulto que dormia en la cama. Su mente no desecho la idea de que fuera Aldara, la maestra de Mama, pero aquel que se relaja su muerte cava, como le había dicho una vez un tipo en una taberna, sin duda se trataba de un aventurero, un saqueador que se gana la vida alquilando sus servicios al mejor postor.

Bhain hizo una seña a sus compañeros, mucho más sigilosos que el, para que se adentraran en la habitación. Agarro con fuerza el hacha y se preparó para actuar

Apenas logro vislumbrar la habitación , pero si alcanzo a ver un bulto informe en una cama tendido descansando mientras nos agolpamos en la puerta tratando de no hacer ruido. Mi mano se desliza sigilosamente hacia la bolsa de componentes de conjuros mientras me mantengo expectativa en mi posición.

Gaius tomó la iniciativa y se acercó sigilosamente a la cama con sus armas preparadas. El daño del frío había sido más grave en cuanto se refería a su orgullo que a su cuerpo y aunque no le vendría mal un poco de curación divina decidió que quizás no fuera todavía el momento.

Con estos pensamientos en mente se aproximó sigilosamente a la cama, como un fantasma. Al llegar al borde de la misma comprobó que cuerpo que yacía bajo las sábanas no era demasiado voluminoso. La espada pasó su lugar a una afilada daga que se posó en el cuello del durmiente.

Repentinamente desvelado de su sopor la figura se incorporó alarmada pero pronto fue retenida por la mano enguantada de Gaius, que le impedía gritar. La otra mano, la de la daga, se perfilaba contra un cuello delgado y huesudo.

A Mama Briggite le costó unos momentos darse cuenta de quien era aquella anciana de ojos casi ciegos y gesto aterrado que el asesino retenía sin demasiado esfuerzo ¡Aldara! La maestra de Mama Briggite era ahora sólo una sombra de lo que había sido. De alguna forma había envejecido decenas de años en tan sólo unos que pasaron desde su desaparición. ¿Qué secretos o torturas ocultaban aquellos ojos entrecerrados, velados y casi ciegos? Aquel pelo gris metalizado que un día fuera negro intenso no hacía más que recalcar el mal estado de una mujer cuya vitalidad había sido, de alguna forma, drenada sin piedad.

La mujer ni siquiera intentó forcejear al notar su situación desprotegida al despertar. Tensa, temblorosa, se mantenía inmóvil mientras la daga le impedía moverse.

-Mujer, dijo Arthedain, -Tenemos unas cuantas preguntas que formular. ¿Estás dispuesta a responderlas?

La situación se pone en movimiento rápidamente,el pícaro se mueve sigiloso como una serpiente hasta ponerse al lado de la cama mientras el resto de mis compañeros penetran un poco mas en la habitación dejandome un poco de mejor vista. Veo el destello de la daga al bajar hasta posarse en el cuello de la figura dormida que de repente se incorpora. La comprensión tarda solo unos segundos en alcanzarme cunado logro vislumbrar a la que fue mi maestra si bien esta terriblemente estropeada, como si le hubieran extraído toda la vitalidad.
-¡Shalafi Aldara!- grito mientras me abalanzo dentro de la habitación. Le doy un empellón al Asesino y tomo ese cuerpo ajado en mis brazos meciéndola con cariño y con cuidado como si de una hija se tratase.
-Quien ha podido haceros eso , decidme shalafi, quien es el culpable.
Una mirada dura y fría toma el lugar de la enormemente tierna que tenia hace unos segundos, casi brilla metalica mientras aguarda a que la mujer que tiene en brazos le conteste algo.

- Bueno, parece que nos equivocamos de puerta - comenta el mediano sin alejarse de la puerta y mirando los otros dos accesos.

Las palabras de la nigromante son claras, ha encontrado a su maestra - Espero que sepa donde está su secuestrador - agrega dándole la espalda - Parece que solo tenemos dos opciones -