Partida Rol por web

Si ya habéis decidido lo que hay que hacer no veo porqué perdemos el tiempo en charlas sin importancia.- Les reprende el anticuario con el tono que solo los viejos saben emplear antes de que su exposición sobre como se hacían las cosas del siglo pasado que pensaba empezar se vea interrumpido por un nuevo ataque de tos.- No tenemos todo el día.- Dice su lugar una vez pasa la tos.

- Tiene que haber otra forma... reflexiono mientras camino alrededor del castillo buscando otra entrada... aquí estamos demasiado expuestos.

Por mucho que buscáis, no encontráis otra forma de descender a los subterráneos aparte de las entradas que están marcadas y cerradas a cal y canto. Lo que os lleva a preguntaros cómo es posible que los miembros de la secta accedan por ahí en sus reuniones. ¿Después de cada reunión recomponen la entrada? ¿les tapa el patrullero y les ayuda a encubrir la rotura de la puerta? ¿acceden por otro sitio? ¿por otro túnel en otra parte de la ciudad? Hasta donde sabéis las reuniones son el castillo y Packard no mencionó la forma de entrar. Todo es posible...

- No podemos perder mucho más tiempo. Konrad, fuerce esto por favor. – Pido a nuestro compañero mientras sin ningún pudor aferro mi escopeta y vigilo a ambos lados. Si a alguien se le ocurre sorprendernos se va a llevar una sorpresa desagradable. - Ya nos preocuparemos luego de que no nos descubran si es que entran por aquí. Ahora vamos a ver lo que hay dentro… Me pregunto qué nos ocultan estos tipos. – Cada vez tiene peor pinta. Soy partidario de registrar rápidamente el interior, si encontramos pruebas de algo ilegal siempre podemos acudir a la policía aunque se descubra que forzamos la entrada.

- Está bien, si no queda más remedio... Pero habrá que intentar dejar las cosas como estaban

Konrad suponía que la secta accedía al interior a traves de los túneles que descubrieron en el cementerio, pero evidentemente ellos conocían la forma de no acabar en un punto muerto

- Condenada cerradura... - mascullo entre dientes al ver que Konrad no lo logra. - A ver, déjeme intentarlo... - comento mientras empiezo a manipular el dichoso candado.

Pero resulta igual de infructuoso, se me resiste el condenado. Me aparto para dejar a Harper y Bangs por si quieren intentarlo mientras pienso en otra forma de acceder al edificio.

Viendo que la cerradura se resiste me animo a probar.

- Voy intentarlo pero ya sabéis que soy muy torpe con estas cosas... maldición... murmuro al sentir la herramienta resbalar por la cerradura.

Me echo atrás dando un paso y moviendo la cabeza.

- Primero el tobillo de Bangs, ahora esto, parece que algo se está conjurando para impedirnos entrar.

Pese a vuestros denodados intentos por abrir la dichosa cerradura, ésta se muestra firme y no permite ser abierta... pero al final de la intentona de Harper se escucha un chasquido el candado poco a poco se está dando de sí. Vais a poder abrir la cerradura, la pregunta es cuándo.

Haceos a un lado hijos.- Dice el anticuario al ver los pobres intentos de sus compañeros.- Ya abría yo candados cuando vosotros ni siquiera sabíais andar. Y eso que eran de un acero mucho más resistente que este con él que los hacen ahora.

Con una destreza que parecía no tener hasta ese momento el viejo comienza a hurgar con las ganzúas en la cerradura.

Mientras mis compañeros intentan infructuosamente abrir la cerradura no hago mas que mirar de un lado a otro. Cada vez más nervioso no dejo de comprobar la pistola de mi bolso. Trago saliva cuando Konrad y Dillinger fallan en sus intentos y cuando veo que el anticuario la abre sin demasiado problema doy un suspiro de alivio que acallo raudo. Tan alto ha sonado en la noche que me da miedo de que alguien lo haya escuchado. O algo.

- Excelente, vamos dentro, rápido... susurro con voz queda.

Konrad soltó una risotada cuando el viejo abrió el candado; el señor Bangs podría alardear lo que quisiera, pero él estaba seguro de que había sido pura suerte. Sin decir nada, sacó su revolver y se aproximó a la puerta, abriéndola poco a poco por si hubiera sorpresas inesperadas detrás.

Empuño la  escopeta con ambas manos mientras no dejo de sonreír ante el trabajo de Bangs. Me parece increíble que sea un anciano el que tenga que andar dando clases de carterismo a alguien como Konrad o yo.

Aun así sonrío y agradezco que haya funcionado. Ya sea habilidad o fortuna, va siendo hora de indagar a ver qué encontramos en el interior.

¡Vivir para ver!

Dos avezados hombres de mundo, de acción y de recursos en lo que al latrocinio se refiere fueron incapaces de hacerse con una cerradura que, sinceramente, no era tan complicada y tuvieron que sufrir las mofas de Bangs tras abrir él mismo la cerradura sin aparente esfuerzo.

Las puertas dieron paso a un corredor con el suelo de tierra batida de paredes y techo revestidos toscamente en piedra por la que se filtraba agua claramente. Ayudados por vuestras linternas y con los hombres de acción al frente, descendísteis a través del corredor hasta llegar a una sala mediana, una gran sala y finalmente las celdas. Todas las salas estaban vacías y no había nada digno de interés, las celdas en cambio, mostraban inscripciones y dibujos.

Harper y George examinan las inscripciones y los dibujos detenidamente mientras Joe y Konrad examinan los alrededores.

Las inscripciones muestran un dialecto del francés antiguo pero indescifrable por vosotros. ¿Prisioneros franceses en el Castillo? ¿de qué época? lo más curioso son los extraños dibujos de los que sacáis en claro varias estrellas fugaces que parecen cruzar el cielo, tres arañas de pequeño tamaño y la palabra "Azattott".

Definitivamente no hay nada más. No hay salida aparente. Los subterráneos se componen de lo que habéis visto: los corredores, las dos salas y ahora las celdas. No hay ninguna salida, puerta, ventana o similar.

Eso sí, examinando las celdas os dáis cuenta que en la celda del fondo hay una pared que parece haber sido reparada tras una fuga, seguramente. Es posible que encontréis alguna manera de traspasarla*

Me acerco a esa pared que a todas luces parece distinta al resto. Apoyo mis manos en su superficie y primero pego la oreja a la misma tratando de escuchar algo. Tras unos pocos segundos comienzo a deslizar mis manos por esa pared, tratando de descubrir alguna imperfección o alguna rugosidad que no esté donde debiera. 

Me recuerda mucho a algunos túneles que usábamos para pasar alcohol de contrabando. Quizá haya algún otro túnel tras esta pared. Por si acaso, cada pocos centímetros voy dando un par de golpes con los nudillos para ver si está hueco o si suena diferente al resto.