Partida Rol por web

Sorprendentemente, no pone ninguna pega, sino que más bien al contrario, parece valorar la astucia del viejo en su justa medida

- Por supuesto. Pueden venir con nosotros a la vieja iglesia española y comprobarlo por ustedes mismos. Naturalmente, no puedo enseñarles el mapa sin tener... cierto compromiso por su parte, claro está. ¿El resto qué dice?

No puedo creerme la osadía de Colin. Frunzo el ceño y tras meditarlo unos instantes respondo.

- De acuerdo. Si lo que dices es cierto recuperaré lo que debes, mis quinientos pavos de inversión, y bastantes beneficios. Si estás mintiendo... bueno, será la última vez que mientas. -

Me guste o no cómo Baxter ha manejado la situación la verdad es que puede ser un negocio suculento. Espero que el mapa sea real.

Konrad no estaba muy convencido. Meterse otra vez en asuntos tan turbios solo le decía que aquello acabaría mal, pero estaba allí por Harper, así que iría a donde él fuera

- ¿Que, Harper? ¿Nos vamos a jugar a los piratas?

Lo cierto es que no era muy ducho en los temas marineros pero el tema me atraía, por un tiempo nos olvidaríamos de horrores pasados y pasaríamos unos días de investigación pura y dura.

- Creo que deberíamos apuntarnos a este crucero, es hora de relajarnos y echar un vistazo a esos mapas de antiguos tesoros. No me vendría mal para mi trabajo departamental.

Pega un golpe con la botella de cerveza en la barra

 - ¡NO SE ARREPENTIRÁN! -hace un brindis -¡POR HACERNOS MILLONARIOS!- tras el brindis deja la botella encima de la barra y dice -vamos caballeros, dejen sus bebidas y acompáñennos a la vieja Iglesia.

Colin conduce al grupo fuera, el enorme hombretón y la muchacha también van con vosotros. Enfiláis Menéndez Avenue hasta llegar al Castillo de San Marcos, una antigua fortificación española de forma hexagonal que cubre la entrada a la Bahía de Matanzas y que defendía la ciudad de ingleses y corsarios.

Al llegar a la antigua fortaleza, giráis a la izquierda siguiendo Orange Street hasta llegar al Río San Sebastián, cruzáis por un puentecito hasta llegar a las afueras de San Agustín, poco más allá, véis una antigua iglesia de estilo colonial , una parroquia muy humilde a juzgar por el deterioro exterior de la iglesia y por sus reducidas dimensiones.

En la puerta Colin saluda al sacerdote.
 

El sacerdote habla con un fuerte acento hispano

- ¡Colin! ¡ Qué alegría verte hijo! hace mucho tiempo que no vienes por aquí a confesarte.

Se ríe

- Jajajajaja eso es Padre, porque hace mucho tiempo que no peco. Permítame que le presente a mis acompañantes: Estos señores vienen de la Universidad de Providence, casi todos. Señor Harper Welles y compañía, éste es el Padre García, el pastor que cuida del rebaño de San Agustín, bueno uno de ellos. Pero el mejor sin duda alguna. Padre, los hombres que vienen conmigo están dispuestos a invertir en lo mío. Queremos rogarle que nos deje ver el mapa.

A pesar de estar achispado, parece conocer al sacerdote bastante bien y se muestra respetuoso con él, lo cual resulta de lo más extraño teniendo en cuenta el estado en el que os lo habéis encontrado.

El cambio de actitud en Baxter me preocupa. Tengo mis dudas acerca de si fingía su borrachera y esto no hace más que agravar esas dudas.

O eso o el padre ejerce una extraña y perturbadora influencia en él. Ayuda espiritual de un cura hispano. Entre eso y una botella de cerveza yo me quedaría con lo segundo, me pregunto qué escogería Colin.

De momento observo al sacerdote y le saludo con la cabeza sin decir palabra. En cierto modo agradezco que Colin nos haya presentado a todos como procedentes de la Universidad.

Avanzo y extiendo mi mano hacia el sacerdote:

- Buenos días padre, como bien dice Colin provenimos de la universidad de Providence y además yo, personalmente soy antiguo amigo de su familia. Estamos interesados en ver ese mapa, es muy posible que sea de interés científico.

Buenos días.- dijo el viejo de modo bastante seco al sacerdote católico mientras esperaba que accediera a la petición de Colin. Si ya le gustaban poco los sacerdotes protestantes, la opinión que George tenía sobre el resto era realmente mala.

Vaya, un sacerdote. Konrad no solía tener buenos tratos con los hombres de fe; en su mayoría le parecían unos mentirosos y unos hipócritas, lo que aumentaba su suspicacia respecto a la fiabilidad de aquel asunto. Pero bueno, iba con un académico y un anticuario, así que si aquellos documentos resultaban ser falsos, seguramente podrían identificarlo.

Se limitó a saludar al padre con una leve inclinación de cabeza, mientras esperaba a que les mostrase los documentos.

- ¡Ah! intentando engatusar a estos señores para que te ayuden en tu aventura del tesoro ¿eh? bien, bien, ya sabes hijo mío que yo soy el primero que siempre digo que deberían buscarse y recuperarse las reliquias perdidas de la humanidad. Pero no en provecho propio... - dijo más bien como el padre que riñe de mentira a un hijo revoltoso que alguien que realmente viese con malos ojos aquello.

- Mucho gusto señores, si son ustedes de la Universidad, dejo a Colin en buena compañía. Síganme por favor, les mostraré uno de los muchos tesoros literarios de esta parroquia.

Claro Padre, los tesoros nunca están para el beneficio propio. Menos mal que no digo mis pensamientos en voz alta, ofendería al buen hombre del clero.

En silencio le sigo esperando ver ese mapa, y descubrir si Colin intenta jugárnosla de algún modo. Confío en que estos hombres de la universidad sean capaces de descifrar más de lo que pueda haber averiguado Colin. Sería una lástima que el mapa no sirva para nada, ya me he empezado a hacer ilusiones.

El sacerdote os invita a pasar tras él al interior de la iglesia. El interior es tenue, pues la iglesia sólo dispone de un pequeó rosetón floral y media docena de pequeña ventanas, tan sólo un par de docenas de velas dan algo de luz a la estancia que por otro lado, apenas cuenta con una veintena de bancos de madera. Al pasar junto al altar en dirección a la sacristía, el sacerdote se inclina ante el modestísimo altar.

Pasáis a la sacristía para descubrir unas estrechas escaleras de madera que descienden hasta un oscuro sótano iluminado por un par de lámparas tenues en el techo. El sótano está esculpido en piedra y sólo contiene estanterías en los cuatro costados y un modesto caballete de madera con una docena de asientos.

El sacerdote saca un diario enorme de una de las estanterías y abriéndolo con mucho mimo, lo coloca sobre la mesa. Dentro del diario, hay un mapa que Colin extrae y extiende a su vez junto al libro.

- Este mapa que ven, se hizo con el propósito de localizar los restos de un galeón de la flota llamado El Rosario, que contenía un enorme tesoro de joyas, oro y plata. Se hundió justo aquí - señala el punto marcado con una X no muy lejos de la costa de Bimini.

- Se hundió en 1597 con toda su tripulación a bordo.

Acompaño en respetuoso silencio al sacerdote mientras observo la construcción de la iglesia y me pregunto porqué diantres estoy metido en un lugar sagrado a estas horas de la mañana. Cuando llegamos a la estancia del mapa, observo el diario antes de que lo abra el sacerdote para ver si cuadra con la fecha que dice Colin y una vez abierto me acerco con cuidado para ver el mapa de cerca.

Konrad solo echó un vistazo al mapa. No le interesaba demasiado y además él no entendía de esas cosas. En lugar de eso se dedicó a mirar a su alrededor, prestando especial atencion a las escasas estanterías de aquel sótano. Se preguntaba si habría algo interesante a lo que poder echar un vistazo.

- Déjenme ver.- El viejo anticuario observó el mapa y el libro intentando datar su fecha, mientras trataba de recordar lo que sabía de El Rosario. Si las fecha se correspondían habría encontrado algo que hacer durante las próximas semanas.