Partida Rol por web

Tras tres días preparando todo lo necesario para la larga travesía, por fin el lunes 10 de Julio partísteis hacia las Islas. La tripulación había quedado reducida al mínimo: media docena de negros cubanos y Billy Wolff, su hombre de confianza y segundo al mando. Además, al barco se le ha dado una manita de pintura y los dos motores de vapor han sido reparados, todo ello gracias a la parte que del naufragio de Colin y al dinero de Braddock (en realidad del fondo hereditario de Philip). En principio se había previsto escala en algún puerto de África Oriental o Madagascar, pero finalmente el viaje se dio tan bien y sin contratiempos que no hizo falta.  Aprovechásteis para poneros todos al día, estudiar, meditar, jugar a las cartas, relacionaros con la tripulación, charlar con Colin y Wolff ... en menos de cuatro semanas llegásteis a las Islas. Concretamente el viernes 4 de Agosto de 1927.

Al fondo se veía ya un puerto con menos de tres docenas de barcos: un vapor de la armada inglesa y el resto eran barcos a vela y de pesca.

Lo que sabéis de las Islas

Son un conjunto de islas al sur del Golfo de Bengala de diversos tamaños, más de 200 de las cuales 5 las más grandes y muy juntas se conocen como el Gran Andamán, separadas del Pequeño Andamán por un paso de agua conocido como El Paso de Duncan.

El Gran Andamán consiste en una masa de colinas que encierran valles muy estrechos, todos cubiertos por densa jungla. El punto más alto es el Pico de Silla de unos 800 m, mientras que el Pequeño Andamán es llano. Ninguno de los grupos de islas tienen ríos, ni siquiera arroyos permanentes y las playas consisten en traicioneros pantanos.

Los nativos son negroides, se creen que están aquí desde el Pleistoceno, sumamente primitivos. Hay una docena de tribus, no conocen el fuego y las lenguas que hablan son diferentes entre sí y distintas de cualquier otra conocida. Tienen reputación como asesinos sanguinarios y caníbales. Tradicionalmente los marineros que naufragaban o paraban por cualquier motivo en sus costas eran aniquilados. Actualmente dependen las islas del Virrey de la India y se ha llevado a cabo una política de apaciguamiento.

La temperatura oscila entre los 17 y los 31 grados centígrados. Y excepto en Octubre y Marzo, las islas son azotadas diariamente por monzones. Lluvia fina y persistente de duración indeterminada.

En 1789 los ingleses fundaron una colina llamada Puerto Cornwallis en el lugar en el que actualmente está Puerto Blair. Que no tuvo demasiado éxito, volviendo los colonos al cabo de 7 años. En 1839 fue asesinado un médico alemán y en 1844 dos barcos ingleses naufragaron y los británicos fueron pasados a cuchillo por los isleños. Tras el motín de la India de 1857, se estableció Puerto Blair cerca del lugar en el que anteriormente había estado la otra colonia. Pero esta vez lejos del lugar pantanoso del que se creía que surgían las pestilencias que casi habían acabado con la otra colonia. Desde ese momento la isla fue utilizada como penal donde se llevaba a los criminales para vivir y trabajar. Incluso aquellos condenados a largas condenas llevaron mujer e hijos. En 1921 cesó oficialmente el transporte de convictos aunque ocasionalmente se siguen enviando.

La población del penal se estima en unas 7000 personas contando mujeres y niños y algunos blancos que ya han nacido allí. También hay emigrantes de la provincia Surafricana de Natal y Karen que trabajan en los bosques, la industria maderera. Todos ellos viven cerca de Puerto Blair y raramente se alejan de allí.

La economía de la isla se basa en la exportación de maderas exóticas, madera de cebra, padouk rojo.. se cultiva café, cacao, té y cocos. Todo el comercio está supervisado por un comisario británico que reside en Puerto Blair y es responsble tanto de las Islas Andamán como de las de Nicobar, más al sur. Está al mando de un equipo de burócratas europeos y una guarnición de soldados británicos e indios.

- Puerto Blair -dice señalando más adelante -es el único lugar en el que podemos fondear. Fijaos, un puerto y unas cuantas casas y detrás la  inmensidad de la selva. Mi hermana está majara para vivir aquí...

No se lo voy a decir directamente a Colin pero tiene toda la razón. Habría que estar loco para vivir en semejante jungla, tan lejos de cualquier lugar medianamente civilizado.

Ojalá demos cuanto antes con la chica y podamos regresar para proseguir con nuestras investigaciones. Tras todo lo que he escuchado sobre los nativos de aquí, y sus inclinaciones caníbales y ansias asesinas, no voy a estar tranquilo hasta que no estemos de vuelta en alta mar.

Respiro hondo mientras sujeto con mis manos la barandilla del barco.

- Bueno señores. Ya hemos dicho oficialmente adiós a la civilización durante una larga temporada. – Comento con cierto pesar. Aunque una sonrisa asoma en mi rostro. – Aquí la ley no será tan estricta, ¿verdad? Con suerte podremos conseguir algo de whisky sin tener problemas con las autoridades. – A lo mejor después de todo una temporada aquí no es tan malo.

Calor, humedad, naturaleza salvaje... Pocos ambientes habían en los que Konrad pudiese sentirse más incómodo y fuera de lugar. Su único consuelo era que Joe tuviese razón y el alcohol fuese fácil y barato de adquirir. Iba a ser la única manera en la que pudiera aguantar en aquel sitio sin volverse loco.

Salió a la cubierta, en magas de camisa y con el sombrero; hacía demasiado calor para llevar su habitual gabardina, pero el ala del sombrero era la única manera de evitar que la lluvia apagase su tabaco. Miró hacia el puerto sin disimular su desdén por aquel lugar.

- Una colonia de convictos en mitad de una apestosa jungla en la que nunca para de llover y habitan caníbales. Encantador todo esto. Ya tiene que estar bien pagado lo que quiera que esté haciendo la señorita Baxter aquí.

Contemplo con indisimulado malestar el panorama. Por suerte he echado varios pañuelos en la maleta porque hace rato que he roto a sudar y no dejo de enjugar mi frente con ellos.

- Señores, no veo que tengamos que pasar mucho tiempo aquí.  Encontremos a Cynthia cuanto antes y con suerte no haremos ni dos noches en este... lugar.

En mi fuero interno espero que no sean ni dos comidas las que tengamos que hacer en esta isla.

Loca, zumbada, egocéntrica, liberal....muchos adjetivos se me ocurrian para esa muchacha que prefería estar en medio de ninguna parte a la civilización del mundo moderno.
-"Quizás la estábamos subestimando o malinterpretando. Sus motivos tendrá para estar aquí." pensé
-"Tengo curiosidad por conocerla. Pocas mujeres se atreven a hacer lo que quiera que esté haciendo." dije en voz alta mientras miraba a mi alrededor.

El barco finalmente llega hasta el puerto . Comenzando inmediatamente las maniobras de amarre. Descendéis con una fina llovizna que cae ligeramente de lado y que poco a poco os moja el rostro.Puerto Blair es el único lugar civilizado en el conjunto de Islas. A vuestros ojos no es más que un pueblo en el que apenas hay unos pocos centenares de chozas diseminadas y frente al puerto (Marinería y edificio de aduanas) el centro neurálgico en el que apenas hay una tienda, una radio y un hospital, además del edificio del gobierno británico: La Comisaría de las Islas Andamán.

Colin queda en el puerto registrando el barco y pagando las tasas correspondientes, mientras que vosotros tenéis vía libre para deambular libremente por la isla. Una docena de isleños (niños) os sigue desde que desembarcásteis hablándoos en un idioma del que no entendéis absolutamente nada.

Camino empapado junto a mis compañeros. La humedad es infame y los pantalones y la camisa se me pegan al cuerpo con gran desagrado para mi piel, manteniéndome en un estado de constante y bochornosa suciedad. Me molesta sobremanera el grupito de niños que nos persigue sin remisión, no obstante hago lo posible por sonreírles siempre que giro la cabeza hacia atrás.

- Señores, puesto que sabemos que Cynthia es misionera propongo buscar la iglesia o capilla. De no haberla, supongo que el hospital sería el sitio donde buscarla. Menos mal que esto es pequeño.

Intento divisar alguna cruz o algún campanario en alguna de las casas o chabolas.

Menos mal que me traje el sombrero, pienso mientras estampo uno de los mosquitos gigantes contra mi cuello acabando con su miserable vida. Resoplo un poco, cansado y hastiado de la temperatura, y me arremango la camisa. He tenido que dejar la gabardina en el barco, pero con estos calores y esta humedad, es lo normal.

- Coincido con usted, Welles. - Digo amablemente. - Votaría por el hospital... es posible que esté ayudando a heridos y enfermos, que en un lugar como éste hará más falta que alguien que rece. - Digo pensando que nuestra mujer no estará en una capilla.

- ¿Vamos primero a la iglesia como sugiere nuestro amigo? - Pregunto a los otros dos.

- Puf... Por mi parte preferiría ir a la comisaría, para presentar nuestros respetos y preguntarles por algo de beber. Siendo británicos quizás tengan por ahí un buen whisky escocés, aunque desde luego no me aventuraría a probar su comida.

Konrad notaba como su mal humor empezaba a crecer, y si no se echaba algo caliente al gaznate pronto, no podría seguir fingiendo que todo aquello no le afectaba. La travesía en barco no había sido desagradable, pero definitivamente estaba muy lejos de casa...

Una sonrisa asoma a mi rostro cuando Konrad menciona la posibilidad de encontrar un buen licor en la comisaría. Quizá no sea mala idea, pero los polis y yo no nos solemos llevar muy bien. 

Me recoloco el sombrero y asiento. - Es buena idea. Pero quizá deba hablar usted. - Digo a Konrad. Desde luego él sabe mejor cómo tratar con esos tipos y sobre todo, cómo no meter la pata. Si yo hablo mucho con ellos acabaré diciendo algo que no deba, y a mamporros como poco. Seguro que acabaría en el calabozo un par de noches y, lejos de casa, prefiero no meterme en líos... al menos por ahora.

Asiento lentamente ante las palabras de Konrad.

- Sí, es cierto quizá sea mejor avisar a la autoridad en este lugar tan pequeño. Al menos que sepan qué hacemos y a quién buscamos.

Un bonito edificio de piedra y mármol con una enorme bandera británica desplegada cae desde casi el tejado a lo largo de casi toda la fachada hasta casi "peinar" a la gente que entra y sale de la comisaría. Dos soldados británicos de uniforme rojo impoluto os hacen el saludo cuando os ven acercaros y amablemente os abren la puerta sin mediar palabra. Se nota lo apartado del lugar  en lo laxa que es la seguridad.

Ya dentro una señorita - por aquí por favor. La persona encargada del Foreign Office es el mayor Ashley Nichols, les paso a su despacho.

Un hombre de unos cuarenta que empieza a peinar canas a ambos lados de su pelo a raya pulcramente peinado os da la bienvenida con afabilidad, se le ve un hombre amable, educado y correcto. Todo un caballero de su Graciosa Majestad.

- Es un placer ver occidentales por esta parte del mundo-mira un momento a Konrad y a Joe y dice -no me lo digan. ¿Americanos verdad? se les ve a ustedes a la legua -dice con una sonrisa -¿quieren beber algo? apuesto a que sí. Aprovechen que aquí lo mejor que tenemos aparte de la madera es el whiskey que traemos directamente de las highlands escocesas y de la Isla de Skye. Ustedes dirán en qué les puedo ayudar.

Por fin en tierra y rodeado de gente civilizada. La alegría que me producía entrar en un edifico y no en una cabaña de cañas o materiales rusticos me hacían sentir bien.
Las palabras de nuestro anfitrión hacían que nuestra situación mejorara por momentos.
-"Una cálida bienvenida, si señor"
-"Buenos días. El placer es nuestro. Con gusto aceptaría ese trago. Todavía siento el vaivén de la cubierta del barco a pesar de estar ya en tierra firme." hice un leve gesto con mis brazos a modo de equlibrio.

Sonrío tras las palabras del mayor y acompaño mi sonrisa con un apretón de manos.

- Muchas gracias por su ofrecimiento mayor Nichols. Permítame que le presente a mis compañeros los señores Summers y Dillinger, investigadores; el profesor de Arqueología en Miskatonic señor Graves y yo mismo Harper Welles profesor de Antropología en Providence. Y ahora venga ese trago.

Una leve sonrisa apareció en el rostro de Konrad cuando el oficial británico les ofreció la copa. Al fin buenas noticias. Ya solo faltaba que les dijeran que Cynthia estaba cerca y localizable, pero algo le decía que no iba a ser así.

- Aceptaré encantado ese trago. Espero que este calor no haya desmejorado el whisky -dijo, quitándose el empapado sombrero a modo de saludo

Mi sonrisa es más grande que la de Konrad. Pero no puedo evitarlo. Mi colega tenía toda la razón y hemos dado en el clavo. Aquí tienen algo bueno que llevarse al gaznate.

Asiento con la cabeza cuando Harper nos presenta y pronuncia mi nombre, y luego espero con ansia contenida a que nuestro anfitrión me pase uno de los vasos con algo de whisky. Con algo de suerte nuestra parada aquí no será tan mala como esperaba. Este agradable licor seguro que lo hace todo más llevadero.

- Como han dicho mis compañeros... Gracias por su hospitalidad. - Digo saludando al oficial inglés.

Me pregunto si será sensato preguntarle directamente por la chica que buscamos... No creo que sea muy problemático, pero quizá mejor que lo mencione Harper. Nos ha presentado bien, y sin meterse en apuros para indicar nuestros oficios, o al menos el mío. El hombre tiene el don de la palabra, hay que admitirlo.

Él mismo se las apaña para ir sirviendo un generoso trago en anchas copas a cada uno de vosotros mientras educadamente espera a que todos estén servidos y tras hacer un brindis -por occidente caballeros -espera a que todos hayan bebido para continuar -es una grata sorpresa tener a dos académicos en nuestras islas, sin menospreciar al resto -aunque obviamente hombres de acción o de fortuna no faltaban al parecer o al menos no eran tan llamativos-que yo sepa nunca hemos despertado el interés de la comunidad científica. Aquí hay poca cosa además de selva y salvajes. Pero cuéntenme... ¿a qué se dedican? ¿cuál es el motivo de su viaje?

- Por Occidente. – Digo sin alzar demasiado la voz pero compartiendo el brindis de nuestro anfitrión. Hago un gesto con la cabeza antes de llevar la copa a mis labios y saborear un pequeño trago de tan deliciosa bebida. Inspiro luego hondo… Quizá este viaje no haya sido un desperdicio después de todo.

- Venimos para buscar a una persona. – Comento despreocupadamente. – Por temas de una herencia en Providence. – Aclaro. – En concreto buscamos a la señorita Baxter… Cynthia Baxter. Quizá la conozca o pueda indicarnos por dónde comenzar a buscar. – Explico. – Tenemos entendido que se vino de misionera aquí hace unos años. -