Partida Rol por web

Tras dos días en los que permanecieron junto a los enanos a orillas de las montañas, el gran contingente enano con ellos incluidos hubo de partir hacia las montañas, para adentrarse en ellas y encontrar el camino secreto hasta una de las entradas que los llevaría a los grandes túneles enanos de la antigua Karak Ankor, el gran reino de los enanos que se extendía a lo largo de los confines de las montañas del fin del mundo.

Los pieles verdes caídos habían sido incinerados a la mañana tras la batalla, aunque para aquel momento la peste ya era intensa. Para los caídos enanos no pudo haber un entierro digno en las lejanas Karak, tuvieron que ser enterrados en las profundidades de la roca de donde habían venido. La noche del dia despues de la batalla se había hecho una conmemoración en su honor en la que se encomendó su viaje a los dioses enanos.

Para la mañana del tercer día tras la batalla, el viaje inicio. Los enanos cargaron con todo lo que pudieron priorizando todo el metal conseguido. Viajaban en un amplio contingente con muchos de los matadores desplegados por las montañas con libertad como una especie de primer escudo. Mientras que el resto viajaba en una larga fila donde los señores enanos del consejo viajaban en el centro siempre protegidos por los acorazados martilladores. Por su parte, los mercenarios iban cerca de la retaguardia, solo protegidos por un grupo de guerreros enanos que cubrían la retaguardia.

El viaje a través de las montañas del fin del mundo les llevo mas de cuatro días antes de poder acceder a los túneles. Aunque Jalon estaba seguro de que no habían avanzado mucho y que realmente los enanos lo habían hecho dar vueltas por los caminos para confundirles y evitar que supieran donde se encontraban. Incluso, en el ultimo trayecto antes de acceder a los túneles, les fueron tapados los ojos a todos a fin de que no encontraran la ubicación exacta del portal secreto de los enanos.

Para cuando pudieron ver de nuevo, ya se encontraban en la oscuridad perpetua de las profundidades del reino de los enanos. Y solo sabían que era pasado el medio día por que eso argumentaban los enanos, en la realidad no había forma de saberlo.

El contingente enano muy disciplinado, había empezado a posicionarse en torno a una sección del tunel en la que se encontraban y que parecía una pequeña fortaleza en el camino. Probablemente construida allí para protección y descanso de los viajeros. La puerta por la que habían cruzado no podían verla, no sabían si estaba cerca o no, ni siquiera sabían cuando tiempo llevaban bajo las profundidades, aunque estaban seguros que hacia ya mas de dos horas que habían estado bajando.

La espera para el arranque de la caminata me vino muy bien y a Ulrich también, mi perro por fin se movía y salia del carro a moverse, dentro de poco estaría corriendo a mi lado como cuando estaba en mi lejana mansión.

Por fin empezamos la caminata, y lo sentí por mi caballo, el pobre iba atado al carro aguantando como podía, le cambiábamos los vendajes todos los días, pero yo no tenia ni idea de cuidar heridas de animales, y Sir Hugo no era un experto, pero era el único que sabia y lo hacia con cariño. Por favor no te mueras Stratego, era en lo que pensaba casi todo el rato, su caballo, aquel potro que le habían regalado con su mayoría de edad y había criado se había convertido en un amigo inseparable y no quería tener que enterrarlo como al pobre pájaro.

Los enanos nos taparon los ojos y estuvimos con ellos un largo rato, no sabría decir cuanto, pero cuando nos los quitaron estábamos en medio de los túneles, al menos estábamos protegidos por los enanos, esta parte del camino no seria tan accidentada como la ultima seguramente.

Después de innumerables regateos, de haber sobrevivido a un ataque de esa magnitud contra todo pronóstico, la compañía estaba en camino de nuevo. Habían perdido mucho, pero también habían ganado algo. Lo malo es que reponer esos caballos les iba a costar lo suyo... A ver donde encontraban a algún tratante ahora...

De vez en cuando se aseguró de que la herida del caballo de Nathan estuviera bien, y que no se infectara. Salían del camino embarrado, ahora era todo piedra desnuda, así que no debería haber ningún problema de polvo y mugre, de barro... En definitiva, habría menos humores malignos.

Se acercó a Nathan para señalarle la herida del caballo.

- Diría que está mejor, pero nunca se sabe. No le quites ojo. Avísame si empieza a oler mal.

Le daría dos palmas al caballo en un costado y sonreiría a Nathan. Ese corcel parecía recio. Tenía el presentimiento de que sobreviviría. Entre todos, habían demostrado ser una unidad bastante competente.

Siguió el camino, pensando en qué les depararía el futuro cercano...

Tres días después de la batalla y las negociaciones con Thorek Cejohierro, nos pusimos en marcha. Lo que más pesadumbra mi corazón era no haber enterrado como se merecían los enanos que había caído en la batalla contra los pieles verdes. El entierro enano era todo un ritual, y dadas las circunstancias no podíamos realizar-lo. 

Tras cuatro días de marcha, en los que dimos más vueltas que una manivela y a Jalon se le veía en la cara su descontento ante aquél hecho, nos hicieron vendarnos los ojos, para no descubrir, ni desvelar la ubicación exacta de la entrada a los túneles a Karak Ankor:-No son reservados ni nada estos enanos, aunque no me sorprende, conociendo su historia. pienso mientras andamos con los ojos vendados. 

Pasadas una horas, nos quitan la venda de los ojos y nos encontramos bajo tierra, de pronto me invaden un montón de sensaciones y recuerdos, hacía ya muchos años que no sentía el tacto de la roca del interior de la montaña. Lo primero que hice fue tumbarme en el suelo con la cara pegada al suelo, como si estuviera abrazando a una madre, tras largo tiempo sin ver:-Te he echado de menos madre roca. le digo a la roca de la montaña, dando unos golpecitos con la palma de la mano en el suelo. Dos minutos más tarde me levanto lleno de polvo por todos lados, pero no me importa.

La columna se instalo en una pequeña fortaleza construida en la roca antes de continuar la marcha y yo pude seguir observando las maravillas de las construcciones enanas. 

Los intercambios y los entierros se sucedieron los días siguientes, a los pieles verdes al menos se les quemó yo hubiera optado por dejarlos a que las alimañas se alimentaran de ellos....pero parece que no era un plan para los enanos. A los guerreros caídos les dieron unas mínimas exequias pero dormirían bajo las rocas. Rocas que tras unos días de marcha por pasos de montaña, serían nuestro camino hacia nuestra ciudad destino. 

Aunque habíamos quedado en ir por los túneles enanos durante esta parte de la travesía hacia nuestro destino, la cosa no pintaba también como en un principio había imaginado. Eran pasillos anchos y de buena factura, no era de extrañar la dificultad que tenían de derribarlos cuando sus enemigos se acercaban a sus profundas ciudades. Pero ese no era mi sitio, la roca crujía a mi alrededor y no quedaba claro si estábamos a cientos de metros bajo las rocas o a solo unos pasos de las planicies exteriores. El aire era limpio pero al cruzar tanto tiempo estos caminos bajo tierra me hacían plantearme que pasaría si este aire cesara, habría un plan para salir o sufriríamos una muerte sin remedio.

Mucho se comentaba en las tabernas de los peligros que acechaban en las profundidades, de eso nada vimos. Muy posiblemente la presencia de tantos enanos disuadió a la mayoría de los atacantes, pero si hubiesen querido....bueno la retaguardia la formábamos los "no enanos" y un pequeño grupo de guardias enanos....no creo que hubiésemos llegado a ningún Karak. La tensión de estar bajo tierra solo parecía afectarme a mi, cosa que era mejor no me gustaría ver a un caballo desbocado por estos túneles.

Tras lo que me parecieron años mas que días, junto con un rato de jugar a la gallinita ciega...los enanos son muy desconfiados.... llegamos a una parada en el camino. Parecían las puertas de una fortaleza, pero hasta que no lo cruzáramos no podría asegurarlo.

- Gracias sean dadas a Sigmar, por traernos sanos y salvos.

Los túneles... En cierto modo, todo aquello era siniestro. Seguramente si fuera un enano le parecerían algo maravilloso, pero siendo humano, el asunto de saber que no iba a ver ni un rayo de sol en varios días empezó a afectar levemente a sus nervios, y a traerle recuerdos. Recuerdos de historias que le contaban de niño, o que se contaban en los campamentos alrededor de las hogueras. 

Su cerebro ignoró automáticamente las de emboscadas pieles verdes, pues lo cierto es que, aunque fuertes, no eran tan temibles... Y se centró en las de hombres rata que algunos decían haber visto. El hecho de ser emboscado por ratas bípedas le ponía los pelos de punta, más aún teniendo en cuenta el armamento que algunos mercenarios y soldados decían que tenían... Una cosa era ser atravesado por una espada, pero ser gaseado o incinerado por extrañas máquinas...

Gruñó con disgusto, intentando alejar esos pensamientos de su cabeza. Estaban a salvo y nadie les iba a matar. Eso era todo en lo que debía centrarse. 

Las construcciones enanas son impresionantes y por un momento me siento otra vez  el joven recluta que contemplaba asombrado  su primera gran ciudad.Construir todo esto ya es un logro pero hacerlo bajo tierra es simplemente asombroso y viendo las caras de los demás parece que piensen algo parecido

.El viaje da para mucho y quizás sea por el ambiente o por  haber visto tan de cerca la muerte en el ultimo combate pero mi cabeza va dando vueltas a temas que hasta ahora me habían preocupado poco .En algún momento hasta diría que un voz nueva , pero al mismo tiempo  no desconocida del todo ,me susurra algo y paso el resto del trayecto oyendo atentamente sus palabras .

Después de la sangrienta batalla y tras haberme recuperado un poco de las heridas, y ver que puedo andar por mi cuenta, empiezo a vender todo lo que me sobra. Ahora, sin caballo, no puedo llevar tantas cosas, y todos hacen lo mismo, así que es lo más práctico. Me deshago de todo menos de mis dos Rebanadoras recogidas de cada uno de los campos de batalla. Hacen un grupo para ir a comprar, pero por alguna razón no les acompaño, el impulso de buscarme la vida por mi lado se impone una y otra vez. Tonta, más que tonta, ¿Acaso no volvieron para salvarte a ti y al resto? Cabezota, lleva sus cosas, las vende, y compra otras. Mucho más a gusto en su nuevo rol de exploradora se decanta por objetos de supervivencia aunque ahora se metan en túneles, siempre habrá viajes que hacer y junto a la Elfa se ha dado cuenta lo lejos que está de poder valerse por sí misma, y Melissa odia depender de nadie.

Sin embargo su bolsa se vacía rápidamente y no tiene más remedio que volver con el grupo y solicitar un poco de dinero para poder comprarse un arco largo y 40 flechas. Ha sido un poco humillante para ella, pero me dan el dinero con total tranquilidad*, la mayor parte es de Lorantha que ha puesto cientos de monedas. Quizás no tendría que ser tan desconfiada, se promete a si misma hacer más grupo. El colmo fue darse cuenta que no tenían arcos. Maldita sea. Compra un Kit de Contraveneno, será necesario. Intenta hacerse con un par de trampas de cepo pero no tienen ninguna.

Tardamos dos días ponernos en camino. Aproveché para transformar las Rebanadoras orcas en espadas más apropiadas para poner las runas que deseaba, darles historia a las armas, recordar la sangre que han derramado y dejar huella en este mundo. Con los armeros encargados en ello, después de explicarles que tenían que tener la numeración imperial, me puse a darle valor al tiempo, entrenando con el arco corto prestado del grupo, pidiéndole a mi amiga elfa que me ayudara con las primeras lecciones, luego repetí y repetí hasta que nos pusimos en camino.

Una vez partimos hacia nuestro destino, ya que se ha elegido el camino oculto, me encojo de hombros. No dije nada, porque no me sentía parte de la decisión la verdad. Me toco el pergamino que llevo encima, y recuerdo mi misión. Llegar es lo importante, el cómo, me importa bien poco.

Ignorante de mí, pensé que bajaríamos unas escaleras al otro lado del monte y nos adentraríamos en los túneles, casi me dan ganas de reír, resulta que todavía teníamos días por delante y yo que pensaba que estaban exagerando estos enanos. Intenté no perder la orientación, con bastantes malos resultados, la verdad. Así que me dediqué a hablar con nuestros acompañantes enanos mientras echabamos unas partidas, había un tema que me fascinaba. Los matadores. Pero es un tema igual de incómodo de tratar. Hice todas las averiguaciones que pude. La sola imagen de ver un contingente de ellos dejaban a la guerrera con la boca abierta, ojalá surgiera la oportunidad de hablar con ellos. También durante los cuatro días de travesía en espiral aproveché para pedirle a Jalon que me explicara cómo hacer trampas naturales, usando todas mis armas femeninas a mi disposición para que me atendiera, no era fea y puedo ser muy amistosa cuando quiero, pero a veces la falta de práctica se me nota...

Llegó el momento de adentrarse y nos vendaron los ojos, asentir rápidamente y dejarme vendar los ojos era un signo de respeto y confianza que estos aliados se habían ganado. Mi cara era inmutable cuando me despojaron de la cinta, pero por dentro estaba anonadada. La imagen de la fortaleza subterránea y el absolutamente inmenso corredor, será algo que la pelirroja recordará para siempre y hará que cualquier otro túnel le parezca pequeño y sucio. Estaba decidida a hablar con sus compañeros, y darles las gracias. Empezaría por Grim.

La elfa aprovechó los días de tranquilidad que la presencia del contingente enano representaba para atender a los heridos del clan lo mejor que supo, incluyendo el caballo de Nathan. Algunos de ellos estaban malheridos cuando llegaron a sus manos pero con paciencia consiguió sacarlos adelante.

Le dio a Grunt todo lo que los enanos le habían entregado para que pasase directamente a las arcas del clan, si bien quiso que la mayor parte de lo obtenido sirviese para equipar a Sir Hugo. Cierto es que se había reido a su costa de su actuación en la batalla del río de la sangre cuando se cayó del caballo nada más iniciar el combate, algo que seguramente le sonrojaría el resto de su vida, pero era valiente y se merecía completar aquella armadura de placas que tanto ansiaba.

Apenas hizo otra cosa que dedicarse a los heridos aquellos primeros días, pero no le importaba, para ella lo primero era el clan. Le era indiferente lo distintos que fueran, sus animadversiones y rencillas personales, las opiniones tan diferentes que se gestaban cuando había que decidir cualquier cuestión, porque al final, cuando llegaba el momento de la verdad, todos, sin excepción, estaban allí para los demás. Y ahora, Melissa y Alfred, habían sido testigos de la generosidad de aquél variopinto grupo que se autodenominaba el clan de la media luna.

El viaje en la columna enana fue muy cómodo para la elfa, hasta tal punto que se llegó a sentir conectada con la naturaleza entre aquellas montañas, de tal manera de que por más vueltas que dieran simpre supo donde se encontraban. De pronto, los mapas que estudió en la fortaleza imperial cobraron sentido, e incluso cuando la encapucharon, estaba convencida de que podría trazar un camino de vuelta. También es cierto que si los enanos supieran aquello posiblemente la matarían al instante¹, así que no comentó nada a nadie, ni siquiera Melissa.

De todos modos, los días a su lado eran muy agradables, la muchacha era curiosa por naturaleza y ponía mucho interés y tesón en todo lo que hacía. Ver esa inquitud por aprender y el hecho de tener que actuar en ocasiones como maestra reavivaba la llama de su extinta vocación chamanística.

Tras varios días de marcha, y de varias horas en la oscuridad se detuvieron ya en el interior de la montaña delante de una fortaleza. Su amiga tenía cara de claro asombro, pero la suya no podía ser muy diferente, no tanto por la fortaleza en sí, sino por la idea de que no muchos elfos habrían tenido la oportunidad de verla.

Para sorpresa de los mercenarios, el grupo enano decidió detener allí su viaje por el resto del día continuándolo hasta entrado el medio de día de la siguiente jornada. La fortaleza donde se encontraban, era grande y espaciosa, podría albergar hasta a unos 200 enanos según les habían comentado algunos enanos dispuestos a la conversación. Aunque ahora, el grupo era mas nutrido que eso y los humanos y elfos no estaban cómodos en los aposentos compactos de una guarnición defensiva construida por y para enanos.

-Ya he pasado por aquí dos veces- comentó el humano Jalon mientras se acomodaban en una habitación sumamente reducida en la que supuestamente una docena de enanos estarían mas que cómodos, no obstante ellos eran 16 y no todos eran enanos. Al menos contaban con el carromato, que aunque ocupado, siempre podía ser un buen lugar para escapar del bullicio y aliento de los enanos, y es que si algo no falto aquella noche, fue cerveza, tanta que pronto se hizo claro para todos el por que partirían ya muy entrado el día.

Esa noche, mientras todos intentaban acomodarse en aquella habitación en la que no faltaba calor, Jalon, parado junto a una de las únicas dos pequeñas ventanas que miraban al exterior de la edificación, comenzó a transmitirles sus pensamientos en voz altas, casi como si quisiera platicar un poco o como si quiera contarles una historia que bien, podría ser muy larga.

-Los Enanos son los mejores mineros y excavadores de túneles del mundo- comenzó con su narración. -Excavan en lo más profundo de sus hogares montañosos en busca de metales, piedras preciosas y las demás riquezas minerales enterradas en las entrañas de la tierra. Bajo cada fortaleza Enana, incluso esta, existe un laberinto de túneles y cavernas creadas y mantenidas durante siglos a medida que los Enanos excavaban cada vez a mayor profundidad buscando nuevas riquezas-.

Hans recostado en un rincón, murmuro algo entre labios que parecía ser una queja a la narración iniciada por Jalon. Mientras que el mediano, palma en lo alto, pidió al humano que esperase mientras rebuscaba entre sus cosas, sacando finalmente una vieja pero bella pipa, la cual solía usar constantemente. A fuera, Jalon podía observar el inmenso túnel enano que no parecía tener fin, y de ancho seguro tenía unos cien metros, si no es que mas. El camino a aquellas horas estaba en silencio y sumamente solitario, de hecho Jalon dudaba que día hubiera realmente mas actividad. Lo único que se podía observar era a patrullas de enanos que daban vueltas en torno a la fortaleza cada veinte o treinta minutos.

Para cuando el guía imperial se dio la vuelta a los demás, Jaime ya se encontraba cómodamente recostado sobre el torso de un anciano Igor quien como siempre, dormitaba. Valdia por su parte, intentaba empujar al mediano para que no fuera a despertar al anciano; no tardo por el cariño que le tenía sino por que sabía como se ponía cuando algo súbito le despertaba.

-En los gloriosos días del imperio enano, todas las grandes fortalezas estaban unidas por rutas subterráneas excavadas a través de la sólida roca- continuó Jalon al tiempo que el Kislevita, recargado en la entrada, volteaba en su dirección para poner cierta atención. -Este complejo sistema de túneles se denomina la Carretera Subterránea o Ungdrin. A partir de cada túnel principal, otros más pequeños conducen a minas individuales, fuertes, torres de vigilancia y fortalezas distantes.

En la actualidad, el sistema se encuentra en ruinas. Fue parcialmente destruido por las grandes erupciones que doblegaron el imperio enano, ellos le dan un nombre a aquella época, ahora no lo recuerdo. Luego, los túneles que quedaron fueron invadidos por los Skavens y los Goblins y muchas de las ramificaciones subsidiarias fueron ocupadas por estas u otras criaturas. A lo largo de los años, algunos tramos de los túneles se han derrumbado o se han vuelto peligrosos por estos motivos. Actualmente el Ungdrin es muy inseguro. No solo es probable que se produzcan derrumbes, sino que su extenso recorrido está lleno de acantilados y pozos que aparecen de repente. Monstruos de todo tipo recorren incluso los túneles principales, no dudaría incluso con que nos toparemos con varias cosas durante nuestro viaje, pues aun cuando la amenaza con un ejercito enano a nuestra diestra no genere preocupaciones, si viajásemos solos, las cosas serían muy distintas. Además, muchos Goblins Nocturnos viven cerca de estos túneles, sobre todo en las cercanías a Karak Ocho Picos. Hacia allí, o quizá hacia allí- puntualizó Jalon sin saber realmente en que dirección se encontraba Karak Ocho Picos.

-En los últimos años, las rutas entre las fortalezas todavía habitadas y los puestos avanzados se han limpiado de invasores y se han reparado parcialmente; este es uno de los mejores casos. Los Enanos pueden viajar una vez más por estos túneles, aunque solo lo hacen en grupos numerosos y bien armados. Normalmente se envían expediciones de Enanos para explorar y limpiar más secciones del viejo sistema. Esta es una lucha continua, una lucha que representa continuas derrotas y retrocesos. Sin embargo, los Enanos están logrando reabrir gradualmente algunas de las viejas minas y redescubrir una vez más los tesoros abandonados de sus antepasados. Todo ello, en un deseo de regresar a la gloria que tenían en los lejanos días de la guerra de la venganza-.

Nos acomodaron en una habitación, separada del grupo principal, típica de enano, pequeña, austera y fría, como en casa, lo bueno de aquello era que al ser tantos, el propio calor que generábamos nos haría pasar una noche tranquila. Aquél que no quisiera estar allí siempre le quedaba el carromato. Como solía hacer antaño, me acomodé en una de las sillas que había, envuelto en la capa que llevaba puesta al principio del viaje, y observé a Jalon cómo observaba por una de las ventanas. 

De pronto empezó a hablar sobre historia enana, con algo de curiosidad, miro a Grim y le digo:-Ven amigo, tráete tres jarras, dále una y escuchemos lo que cuenta nuestro guía sobre nuestra historia. 

Gracias por tus cuidados Lorantha, y gracias por intentarlo con mi querido caballo, si necesitas cualquier cosa, solo tienes que pedirlo. fueron mis palabras de agradecimiento hacia una elfa que me había sacado del jergón del carromato dejándome como nuevo y había intentado hacer lo mismo con mi caballo, pero no podía, eso era trabajo de Sir Hugo, al cual me acerque con dos cervezas ofreciéndole la primera de ellas y probando la segunda a la par que le decía:- Sir Hugo, muchas gracias por la atencion que prestas a mi caballo, sin tus cuidados constantes no habría pasado de la primera noche, pensare en como compensártelo.
Después Jalon empezó a contar sus conocimientos sobre enanos y puse la oreja, pues estábamos en su territorio y cualquier conocimiento sobre ellos y los alrededores vendrían bien, cuando termino me acerque y le dije:- Jalon, crees que podríamos ayudarles en esa tarea?, aunque los túneles no son un terreno en el que ninguno de nosotros se mueva con soltura.

Cuando terminaron todas las conversaciones Me despedí de todos y me fui al carromato a dormir, no por que estuviera incomodo, sino porque no me podía separar de mi Perro y de mi caballo.

Kurt se encontraba en un rincón, revisando con calma el estado de su ballesta tras dedicar algún tiempo a limpiar su espada y su armadura. Si algo aprendía un mercenario después de tantos años es que mantener el equipo en buen estado era una de esas cosas que podían separarte de morir de manera estúpida. Eso no quiere decir que no escuchara las palabras de Jalon, más bien al contrario, permanecía atento a ellas. Era bueno saber todo lo posible de aquellos túneles.

Se estremeció de nuevo cuando el explorador mencionó a los skavens, aquellas cosas le daban escalofríos. Pero ahora viajaban con un ejército y era poco probable que algo les atacara. Kurt procuró centrarse en esa idea, mientras continuaba con sus labores de mantenimiento. 

Los enanos se habían mostrado muy hospitalarios y aunque seguía molesto por no haber podido combatir junto con el resto del clan contra los orcos no me negué a coger una de las jarras de cerveza que tan rápidamente corría entre los enanos. El lugar donde nos encontrábamos era acogedor y antiguo...mucho si escuchábamos las palabras de Jalon, por lo que parecía las ganas de metales y piedras preciosas obligaban a las razas antiguas a escavar mas profundo cada vez y exponerse a mas terrores ignotos.

Para mi ya era suficiente llegar a este nivel, no querría tener que bajar mas...por mucho gromil que se dijera que había bajo tierra. Bebo de mi cerveza mientras Jalon habla y pienso en que nos deparará el camino hacia Karak Azgal, si ir con los enanos nos evitará ver a esas criaturas de fantasía llamadas skavens. 

A Trojan no le gustó que le vendaran los ojos, pero cuando le fue devuelta la vista se maravilló de las construcciones que los enanos habían erigido bajo la montaña. Agachaba la cabeza instintivamente temiendo que el techo se le cayera encima en cualquier momento.

"Te he echado de menos, Madre Roca", oyó decir a Grunt y el nórdico sintió una oleada de emoción al comprender que los enanos eran tan duros porque su hogar les había hecho así pero también tenían añoranza de sus orígenes.

¡Mierda! ¿Qué pensamientos son esos? Malditos hombres del sur. Me están convirtiendo en una mujer llorosa con su debilidad.

Sin embargo, no dudo en guardar un respetuoso silencio cuando Jalon comenzó a narrar. El nórdico también sabía contar historias, todos en su pueblo eran buenos haciendo aquello, por ello escuchó atentamente; confiando en tener nuevas historias que narrar si algún día volvía.

Lo que escuchó no fue una narración al uso. Jalon no era un gran orador. Solo se refería con cierto pesimismo a cómo la raza enana se esforzaba por recuperar lo que una vez fue grande. Si quería hacer de ella una gran historia, Trojan tendría que aportar algo propio.

En este lugar abarrotado es difícil disfrutar de un momento de intimidad pero intento buscar una esquina donde apalancarme y dejarme caer para descansar . La historia que nos cuenta nuestro guía no deja de estar interesante pero otra voz ocupa mis pensamientos y aunque se que es imposible, por estar donde estamos ,  juraría que de fondo puedo oír el aullido de los lobos .Ese sonido hace que se algo se despierte dentro de mi y agachado en un rincón saco el símbolo de entre mis ropas para rezar en silencio .Padre de la camada, dame la oportunidad y me redimiré en el próximo combate .

-No lo se- exclamó el curtido humano, -eso depende de a que van a Karak Azgal, por que supongo su intención no es ganar la gloria de derrotar al temible Graug el terrible, esa ya es una vieja historia- dejando la historia atrás, Jalon se concentró ahora mas en aquel grupo sabía muy poco de ellos, y bien ahora era un excelente momento para indagar sobre ellos y sus motivos para emprender tan larga odisea. -Nunca me lo he preguntado realmente, pero, ¿que su supone que hacen aquí corriendo tantos peligros?, ¿que es lo que buscan realmente en Karak Azgal?- preguntó con sinceridad.