Partida Rol por web

El Tonbo se debatía en su fuero interno, agitado ante la idea de que una vida se cercenara
Jamás había caído hombre o mujer alguno por su mano, y salvo algún pequeño accidente -con consecuencias poco favorables para su involuntaria víctima- se negaba a hacer daño a los demás. Sin embargo la conversación sobre el bushido estaba fuera de lugar. Era consciente de que aquella criatura, un simple gaijin, no encontraba su lugar en los Cielos Celestiales. No era más que una hormiga; o la larva de una hormiga, o la bacteria de la larva de una hormiga

En cualquier caso, no formaría parte de aquello. Se negaba a ver morir a nadie. Echó la mochila a sus espaldas, giró sobre sus talones, y caminó hacia su destino. Se detuvo al par de pasos, aún sudoroso por el esfuerzo de los encantamientos. -Hacedlo rápido si es vuestra voluntad, y marchemos. Hay que avisar al daimyo: los pueblos del norte están en peligro. Y los campesinos no portan wakizashis en sus obis ni cuentan con el favor de los kami -masculló, con voz lúgubre sin darse la vuelta
De nuevo se puso en movimiento con energías renovadas. No por dar ese aviso lo antes posible, sino para no escuchar al máximo volumen el metal cortando el viento, y el ahogado estertor tras él. Sonido que, de sobra, alcanzaría sus oídos

El Yodotai mira a Daijiro y a Daiki sin posibilidad de entender el alto rokuganés que ambos están hablando, así que decide contestar a las preguntas del Mirumoto.

De la prisionera. Nunca quiso renunciar a los Kami. No lo he dicho para ofenderte, sino para que sepas que nosotros sabemos mucho más sobre nosotros que al revés. Mi nombre es Gayo y te hago esta promesa: yo no lo veré con mis ojos mortales, pero tus descendientes hablarán Yodotai.

Cuando finalmente le llega el golpe mortal el Yodotai no hace nada por defenderse, sino que lo acepta con la cálida sonrisa de quien sabe su deber cumplido.

Hacedlo rápido si es vuestra voluntad, y marchemos. Hay que avisar al daimyo: los pueblos del norte están en peligro. Y los campesinos no portan wakizashis en sus obis ni cuentan con el favor de los kami

Tiene razón - apunta Ryu - Yo me ocuparé de ello. Volveré a Higashidani Mura a advertir a Kobo-sama y después a Masayuki-sama. Vosotros tenéis que cumplir la promesa que le hicisteis a Ouyama.

El Ise zumi sacude sus kamas para limpiarlos de la sangre gaijin. Antes de partir invoca el poder de su tatuaje del Arrurruz para sanar las heridas de Daijiro y las suyas propias. Después se marcha sin mirar atrás

El Tonbo llega rápidamente a la altura de Saiki y encuentra con facilidad las huellas dejadas por los caballos en su retirada. Al poco de seguirlas hace otro descubrimiento mucho más extraño: unas huellas de lobo qye forman un rastro fuera del camino. Las huellas son demasiado grandes para ser las de un lobo normal pero no tanto como para haber sido hechas por el Gran Ouyama.

Desde algún lugar del lejano norte se escucha un débil aullido lupino...

Agachado sobre la huella, el Libélula arrugó el ceño. Si no era el Gran Ouyama ni un lobo normal, ¿podría ser la huella un vestigio del paso de la compañera del Lobo? Con los dedos rozando su perímetro, alzó la vista. Era posible que huyera, o que simplemente se saliera del bosque por mera curiosidad. Nadie conocía los designios ni voluntades de los espíritus, así que cualquier posibilidad era viable

Se la señaló a Saiki, en silencio, aún pensativo sobre qué significa en verdad

Saiki comparte el gesto pensativo de Yuya. La huella puede significar muchas cosas, pero deja en evidencia que hay relación entre la familia de espíritus lobo y estos extranjeros. Si hacía falta alguna prueba más de que ambas cosas iban de la mano este hallazgo lo confirma. Quizás los extranjeros pensaron igual que Kobo-sama: en este bosque hay un espíritu que interfiere con sus planes y optaron por eliminarlo, creyéndolo un mero animal. Solo que ellos no se encontraron con el verdadero guardián, sino con su compañera, mucho más pequeña.

Despeja su mente, las suposiciones no son importantes, sino los hechos. Mirumoto Masayuki-sama bien lo dijo en su primera reunión. Ahora lo importante es moverse. Aunque el extranjero huído no va a volver inmediatamente, seguro que lo hará en algún momento.

-Veamos si nuestros compañeros han... decidido el destino del guerrero herido -dice sin ocultar su disgusto, consciente de que Yuya comparte su respeto por la vida. Tenemos que informarles de esto. Crees que podrías seguir este rastro, Yuya-san?

Me acerco a mis compañeros con un claro gesto de desprecio por lo ocurrido. Me extraña sobremanera las palabras del extranjero. No era la primera vida que mis ojos veían perderse; pero prefería contemplar la muerte de ogros y otras criaturas manchadas que humanos de los que desconocemos tantas cosas...

Una vez junto a ellos me agacho para comprobar la huella de la que hablan. trato de apartar todo pensamiento inútil de mi cabeza mientras me concentro en la misión.

Ahora que Ryu-san había partido a dar la alarma, no nos quedaba otra opción que avanzar hacia lo desconocido...

Noboatsu llega a la conclusión de que la huella es demasiado grande para pertenecer a un lobo normal, pero pequeña para Ouyama. Podría haber sido hecha por San o por la okami cuyo cadáver vieron en el bosque. Sin embargo la profundidad de la huella no se corresponde con el peso que debería tener una criatura de semejante tamaño si fuera terrenal. Por lo que a Noboatsu respecta, esta huella y todas las demás que la siguen han sido hechas por un espíritu utilizando una gran cantidad de energía y fuerza espiritual.

No iba a volver sobre sus pasos para contemplar el cadáver del gaijin. Cierto es que no podían hacer mucho, pero no se conformaba con ver morir la vida. En cualquier caso, la huella sobre la descansaba su dedo era motivo más que suficiente como distracción
-Creo que sí. Las montañas del Dragón son como mi hogar -respondió, mostrando una afable y sincera sonrisa a la shugenja. Y de nuevo perdió su vista hacia adelante, siguiendo la línea de pasos que aquella criatura debía haber recorrido. Por el tamaño y la consistencia estaba claro que no le había importado ser detectada, y eso facilitaba mucho su rastreo

Los aceros del dragón silbaron mientras se cruzaban en el aire. Unos segundos después, con un golpe hueco, la cabeza del Yodotai cayó al suelo y rodó unos centímetros antes que su cuerpo inerte la siguiera.

- Ha sido un honor conocerte, Gayo. Tal vez en tu próxima reencarnación ocupes un lugar mejor en el Orden Celestial. ¡Oh, Kami-sama! Acompaña al alma de este pobre Heimin a que se reúna con los suyos. Ha luchado con valor ante una derrota certera, a pesar de su humilde origen.- Guardó unos segundos de silencio y a continuación limpió la sangre de sus hojas con un elegante movimiento conjunto de sus dos manos, antes de guardarlas. Después abandonó el lugar del combate sin mirar atrás.

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Al llegar junto a los Shugenja, Daijiro miró extrañado las extrañas marcas del suelo.
- ¿Son huellas de lobo? Parecen demasiado grandes, pero nuestra loba está muerta... ¿Sabéis a quién pertenecen? Si son de la familia de Ouyama-kami-sama deberíamos seguirlas, tal vez nos conduzcan al asesino de su Dama.

El Fénix se mantuvo en un silencio sepulcral, tanto en la ejecución del gaijin como durante las conversaciones de los integrantes del grupo. Qué camino tomar no representaba gran diferencia para él, puesto que; al final acabarían por llegar al castillo de su enemigo y tendrían cumplir con su cometido.

Lo único que le interesaba era salir de la escena de la escaramuza cuanto antes y borrar nuestros rastros en la medida de lo posible, haciendo lo mismo con el rastro de Ryu.

-“Tomemos el camino que tomemos acabaremos en territorio del enemigo, así que aconsejo que abandonemos esta escena cuanto antes borrando los rastros que podamos dejar y los que Ryu haya podido dejar también. Es nuestro deber proporcionarle un camino seguro en la medida de lo posible para que pueda avisar y lleguen refuerzos del Imperio Esmeralda”.

Ante la indecisión de sus compañeros, optó por seguir el rastro del lobo
Si era el del espíritu asesinado indicaría el camino que había tomado antes de morir, por lo que utilizando la lógica se encontrarían con su verdugo. O verdugos. Era posible que su curiosidad por los gaijin despertara su interés y se saldara con un final imprevisto. En cualquier caso, fueran o no sus huellas, era un animal quien había hollado la tierra, y cuando buscan una presa o exploran un terreno tienden por naturaleza a pasar desapercibidos, por lo que ese camino sería más seguro

Por otro lado, las huellas del yodotai irían en la línea más recta posible hacia sus congéneres, no sólo porque huyera del campo de batalla donde había perdido a sus compañeros, sino para avisar cuanto antes a sus superiores del ataque. Se echó las mochilas al hombro, y con ese repiqueteo de cristal y muchos otros objetos extraños que cohabitaban en ellas, avanzó con paso firme y actitud decidida. Bajo su jingasa, el Tonbo sonreía
Con algo de suerte, y que los Kamis los asistieran, podrían cumplir la palabra dada al Gran Lobo. ¡Y antes de lo esperado!