Partida Rol por web

Unos cuantos días en la Roca de las mareas bastaron para rebajar la tensión y devolver el buen ambiente que hasta ahora había reinado entre los integrantes del Grindylow Embrujado. Las claras desavenencias entre Raymond y Mamá Tom se relajaron sensiblemente cuando Sandara confirmó que tanto la exótica mujer como sus conjuros no desprendían maldad alguna. Además, su destreza en la carpintería había resultado bastante beneficiosa en las reparaciones de las dos naves. Eso sí, cada vez que la wedifa levantaba un cadáver el Veracruz volvía a torcer el gesto. El contramaestre jamás podría acostumbrarse a semejante uso de la nigromancia. De hecho, había más gente a la que le incomodaban las artes de la oráculo. Crimson Cogward, por ejemplo, al que últimamente se le veía mucho junto al ex capitán del Venganza Sangrienta, llegó incluso a comentar en varias ocasiones su disconformidad al respecto.

-Ha llegado el momento de sacar rédito de nuestros esfuerzos--explicó Malickud a los oficiales durante una tranquila cena en el cuarto piso de la torre que presidía la Roca--Propongo hacer una visita a Puerto Riesgo para vender el cargamento del Zorro marino, hacer acopio de todo aquello que consideremos oportuno y, sobre todo, dar un poco de asueto a la tripulación. De vez en cuando es necesario pisar tierra firme. 

-Sin duda,--asintió Lady Agasta--los marineros necesitan aliviar necesidades básicas cada cierto tiempo. Ya me entendéis.

-Además, creo que podríamos aprovechar para presentar nuestros respetos a Kerdak Puñohueso. Hay que conseguir que el Rey Huracán os considere Capitanes libres de los Grilletes a la mayor brevedad. Es importante que se os reconozca y respete como es debido.

-¡Mmm!--se mesó los bigotes el gnomo pelirrojo--Eso nos ahorraría muchos problemas en el futuro.

La verdad es que un descanso nos vendría bien. Llevamos semanas de combate. Además que ese masatil que rescatamos puede ser un buen tesoro que enseñar al viejo.

Habían transcurrido ya varias semanas desde nuestra incursión acuática y el enfrentamiento con nudillos y los suhagires, tiempo suficiente para haber podido crear objetos para algunos de nosotros, de forma que nuestras capacidades aumentaran para seguir creciendo en el mar interior.

Las palabras, tanto de Makic como de Agasta me hicieron reflexionar. 

Creo que tenéis razón, sobre todo en cuanto a la reunión con Kerdak. Cuanto antes nos reconozcan como piratas libres, menos problemas tendremos cuando reclamemos botines de guerra y  embarcaciones de nuestros enemigos.

De esta forma, creo que podemos ir y ya vender lo que tengamos en el mismo puerto.

Miro a Harper al oir su comentario Por cierto ¿qué tal han ido las mejoras en nuestra preciosa embarcación?  la figura de proa que habíamos conseguido y que adornaba nuestra embarcación con la reina de los mares había sido una buena adquisición. En teoría íbamos a hacer mejoras armamentísticas en la embarcación, pero no tenía claro cuales. Había estado bastante tiempo encerrada.

-Todo en orden, mi timonel--afirma Malickud antes de alabar la buena labor de la nueva integrante del grupo--Mamá Tom en persona ha supervisado los trabajos de ebanistería para colocar los Huesos de Besmara en la parte alta del tajamar. Ahora los intestinos de nuestros enemigos se alterarán nada más reconocer al Grindylow Embrujado.

Raymond había estado un poco apartado de la comandancia del Grindylow después de la incursión acuatica. Aunque no por ello desatendía sus obligaciones para con la embarcación. De hecho pasaba mucho tiempo con la tripulación, la mayor parte de sus horas libres, riendo y bebiendo con ellos.
Vigilaba sin disimulo a Mamá Tom, y cuando no podía le pedía a Crimson que lo hiciera por él. Seguía sin fiarse de la mujer pese a lo que decía Sandara.

La nigromancia no es buena señal. Nunca. Y levantar muertos de esa manera es nigromancia por mucho que lo digas ed forma bonita.

Pero ahora era miembro de la tripulación, y mientras hiciera su trabajo todo iría bien entre ellos.

En la reunión con los altos mandos del bajel pirata estuvo un tanto callado. Asintiendo de vez en cuando. Aunque el comentario de la dama de la Roca le hizo sonreir.

Sí. Desde luego. Si no les damos un poco de desahogo a sus entrepiernas corremos el peligro de un motín.

Sonrió. Aunque al nombrar a Kerdak se puso más serio.

Es algo que debemos hacer cuanto antes en efecto. Lo hemos dejado demasiado tiempo. El Grindylow ya tiene una más que merecida fama. Es hora de que también sea oficial.

Tu sugerencia llega en un momento oportuno, Agasta. Los marineros se aburren porque, siendo este un magnífico lugar, La Roca se les queda pequeña. Vayamos a ver a Kerdak y dejemos que la tripulación disfrute de una visita a tierra.

En la suculenta cena de oficiales se acuerda navegar hasta Puerto Riesgo para solicitar audiencia con Kerdak Puñohueso. Obviamente, el ánimo de vuestros marineros se viene arriba nada más conocer que el próximo paso será vender el cargamento de los dos navíos, repartir la paga correspondiente y obsequiarles con un par de días libres.

Además, Malickud os sorprende al comunicar que tiene la intención de permanecer en la Roca de las mareas como intendente y representante de Feijud para los menesteres que fueren necesarios. El capitán del Grindylow Embrujado frunce el ceño en un primer momento, pero termina dando su brazo a torcer con el ánimo de repescar al gnomo pelirrojo en futuras aventuras.

-El proceso normal para contactar con el Rey Huracán es bastante simple--os explica el pequeño bardo--Cuando lleguéis a Puerto Riesgo, mandad un emisario a Fuerte Albur presentando un buen acicate, como puede ser el Zorro Marino, y alguien se pondrá en contacto con vosotros si sois dignos de recibir la patente de corso correspondiente.

Gracias, Malickud. Cuida de este lugar mientras tanto. Veamos qué tal es la fama o la infamia que nos precede.

Asiento a las palabras de Malic y de Feijud

Entonces ¿partimos al alba? digo palmeando la mesa para levantarme y preparar todas mis cosas.

Estos temas no interesaban demasiado a Mamá Tom, que normalmente prefería la silenciosa compañía de sus seguidores a los erráticos humanos autónomos, pero la comida era agradable y la jerigonza un ruido blanco reconfortante, así que trató de disfrutar en lo posible de la conversación desde una comedida distancia.

Raymond ya había dado su opinión de ir a ver a Kerdak, ahora tan solo hacia falta que el capitán diese la orden. Cosa que hizo. El resto eran preparativos.

Muy bien. Informaré a la tripulación y empezaré a preparar las naves. Podremos salir en cuanto la marea lo permita. No creo que tardemos mucho en llegar, ambas son buenas embarcaciones.

Le sorprendió que el gnomo no viniera con el resto.

Vaya. Una lastima. Se te echará de menos.

Lo cierto es que sí. Pues aunque el capitán era Feijud, y no había duda de que era un buen luchador, todos sabían que las mejores decisiones las tomaba Malickud.

Capitán. ¿Quién queréis que maneje el zorro marino hasta Puerto Riesgo?

Harper prepara la artilleria del barco, por si tenia que usarla en el viaje, ahora que sabe manejarla. Estaré preparado en breve capitán.

Siguiendo los mapas de navegación de Malickud, al alba del día siguiente partís en ambas embarcaciones hacia Puerto Riesgo con el ánimo de lograr el documento que os acredite como verdaderos Capitanes Libres de los Grilletes. Con la venia de Feijud, Raymond Veracruz capitanea el Zorro Marino ayudado por un puñado de hombres entre los que se incluye Crimson Cogward.

Al atardecer de la segunda jornada atracáis en los muelles de la bulliciosa metrópolis. Por suerte, aquí siempre es bienvenido un nuevo cargamento. De hecho, no hay que rellenar demasiados formularios ni nadie os hace preguntas inquisitivas sobre el origen de la mercancía. En cuestión de un par de horas habéis vendido la carga al completo, vuestros hombres han recibido la paga correspondiente y la gran mayoría de ellos obtiene permiso para bajar a tierra.

Según tienes entendido, el tempestuoso Kerdak Puñohueso parece más un pirata que un auténtico rey. De largos cabellos y barba oscura, el Rey Huracán siempre lleva encima una pistola mágica. El apodo le viene de la esquelética mano derecha que luce sin pudor, normalmente asiendo una buena jarra de ron.