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La Torre del Elefante (Suseya)

Escena Gunborga

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04/12/2021, 20:58
Narrador

Te hallas en un tugurio del Mazo, disfrutando de un vaso de vino (no demasiado bueno, aquí no encontrarás buenos caldos), rodeado de parroquianos que son cualquier cosa menos ciudadanos ejemplares: ladrones, asesinos, proxenetas… Todos se dan cita en los bajos fondos de Shadizar, desde los fanfarrones fatuos y gallitos hasta avezados expertos en el arte de saltarse la ley de las maneras más inimaginables. En un rincón, un poco apartado, bebiendo cerveza, ves a un tipo alto, corpulento, de cabellera rubia y barba igualmente clara, que parece indiferente a todo y todos; más cerca, un kothio rodeado de sus aduladores, se jacta de sus últimas hazañas.

-¡Ah, qué moza! Cuando la secuestré delante de las narices de sus guardias, no me imaginaba que pudiera poseer tales encantos. Y la conseguí, por supuesto, sin necesidad de forzarla. Luego la vendí en el mercado de esclavos, y buen dinero me proporcionó, por Bel. Conozco a algunos que pagarían con el secreto de la Torre del Elefante por gozar de sus encantos…

La Torre del Elefante… Has oído hablar de ella, algún día la has visto con un poco de detenimiento, pero sin plantearte nada. Se dice que es la residencia de uno de los consejeros del rey, un sacerdote hechicero llamado Yara, un tipo de la piel del diablo que no acepta injuria alguna. De él se dice que en una ocasión, un príncipe extranjero osó insultarlo y su respuesta fue convertirlo en una araña y aplastarlo bajo su pie.

Notas de juego

Sección 1

Si lo que escuchas te llama suficiente la atención como para acercarte al kothio y preguntarle por la Torre del Elefante, pasa a la sección 81.

Sinceramente, tus tareas de ladrón no incluyen mezclarte en secretos de hechiceros y magia, suelen salir muy mal. Si piensas así, pasa a la sección 132.

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11/12/2021, 17:51
Gunborga

Muchas lunas habían pasado desde que me había alejado, huyendo como una cobarde y con mi honor por el barro, las tierras del norte. Muchos los días que se habían sucedido y demasiadas las azarosas aventuras y desventuras que había soportado. Muchos los enfrentamientos así como los encuentros que me habían servido para madurar y, sobre todo, para endurecerme.

Pero si en algún momento había pensado que escapando de mi tierra, y por lo tanto de una ejecución más que segura a pesar de ser inocente, la fortuna estaría de mi lado por una vez en mi vida, pronto me di cuenta de cuán equivocada estaba. El sur era igual de peligroso que las tierras norteñas y la leche y la miel no caían del cielo como muchos creían. La vida era igual de dura y había que arriesgar mucho si se quería progresar mínimamente.

Quizás los problemas y los peligros fueran distintos pero al fin y al cabo el miedo a la tortura y a la muerte seguía siendo la misma.

Y ahí me encontraba, en uno de los tugurios más peligrosos del barrio más peligroso que yo hubiera conocido. En la capital se podía encontrar lo más bello que yo hubiera visto junto a lo más horrible y sucio que hubiera podido conocer.

Tener los oídos al igual que los ojos bien abiertos había sido mi máxima desde siempre. Era la única forma de que las oportunidades no pasaran de largo. Un lugar al que ir, una pequeña joya de la que apropiarse, un pequeño hurto de comida o incluso poder escapar de una encerrona se había convertido en mi modo de vida y supervivencia.

Eso era lo que estaba haciendo en la taberna mientras escuchaba, con cierto desagrado por su manera de hablar, las bravatas del kothio. No me creía la mitad de lo que decía pero el nombre de la Torre del Elefante me hizo fruncir el ceño. Había oído hablar de esa torre y, por mucha curiosidad que pudiera despertar en mí, nunca me había gustado todo el tema de magia, hechicero y demás charlatanes. No en vano mi madre, aunque solo fuera una simple curandera, había acabado muy mal de la cabeza.

Por algún motivo mis ojos se fijaron en el hombre rubio que se encontraba en un rincón. Se mantenía, al igual que yo, intentando pasar desapercibido al igual que parecía querer mostrar a todos una indiferencia que dudaba que en el fondo sintiera. Sin embargo mi atención se centró de nuevo en el kothio y en su palabrería y, por un instante muy pequeño, tentada estuve de levantarme para charlar con él. Quizás en aquella torre se escondiera algún pequeño tesoro que me solucionara la vida en las siguientes lunas.

Pero el recuerdo de la loca de mi madre me hizo rápidamente cambiar de opinión. Ella siempre hablaba de lo peligrosos y poderosos que podían ser los hechiceros, los magos y demás amantes de unas artes que se escapaban a mi comprensión. Nunca le había hecho demasiado caso debido a su enajenación, pero lo que sí consiguió fue meterme un miedo irracional en el cuerpo que a día de hoy aún perduraba.

Dispuesta a no caer en una tentación que sabía era demasiado peligrosa, bebí el último trago de mi jarra de cerveza aguada dispuesta a salir de allí. Lo mejor que podía hacer era no volver a pensar en esa torre y centrarme en objetivos mucho más asequibles.

Notas de juego

Paso a la sección 132.

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13/12/2021, 22:06
Narrador

Te despreocupas de las palabras del secuestrador. Como norteña, todas las cuestiones relacionadas con la magia y lo sobrenatural te resultan suficientemente ajenas y extrañas como para no querer tener relación alguna con ellas. De hecho, las bravatas del hombre te resultan tan insulsas y fantasiosas que prefieres terminar tu bebida y salir de la taberna. Cuando te levantas, algunos de los parroquianos te observan de reojo, evaluándote como posible víctima. Ya en el exterior, miras a tu alrededor antes de decidirte a tomar una decisión.

Notas de juego

Sección 132

Es tarde y la noche te invita a descansar. Pasa a la sección 117.

Tal vez te venga bien dar una vuelta y despejarte. Con un poco de suerte puedes encontrar algún incauto al que robar. Pasa a la sección 74.

Piensas con calma acerca de las palabras del kothio. ¿Vas a intentar asaltar la Torre del Elefante? Si es así, pasa a la sección 125.


Muy buena introducción, te felicito, me ha gustado mucho.

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16/12/2021, 14:51
Gunborga

Nunca me había considerado demasiado exquisita ni era una delicada flor que había que cuidar con mimo. Las tierras del norte eran duras y más duros aún se volvían aquellos que insistían en sobrevivir en ellas. Pero tuve que reconocer que el aire fresco que pude respirar nada más puse un pie en el exterior de aquel tugurio me sentó muy bien.

No solo había sido la mala cerveza que me habían servido la cual, a pesar estar aguada, había resultado como un puñetazo en toda la cabeza; sino también los efluvios que emanaban de cada rincón de aquella taberna, ya fueran animales, cosas o personas. Efluvios a los que me había acostumbrado dentro pero que, al salir a la noche, me había dado cuenta cuán desagradables eran.

Era tarde y sensato hubiera sido irme a descansar. Sin embargo, no queriendo desaprovechar una noche como la que hacía, decidí callejear un poco disfrutando de la tranquilidad que brindaban las sombras y del frescor tan agradable de la noche. Quizás, la diosa fortuna estuviera dispuesta por una vez a posar sus ojos sobre mí.

Sí, tal vez la fortuna me sonriera...

Intentando no darle vueltas a las palabras del kothio que aún seguían rondando mi cabeza, caminé sin rumbo fijo disfrutando de la suave brisa que movía mis ropajes y mi rubio cabello; atenta a cualquier sonido ajeno a los propios de la noche o a cualquier movimiento que me indicara que algún insensato al que poder despojar de sus pertenencias hubiera tenido el mal tino de encontrarse conmigo.

La mala suerte de unos puede ser la buena suerte de otros.

Notas de juego

Paso a la sección 74.

Gracias por tus palabras ^^

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17/12/2021, 00:27
Narrador

Caminas con soltura por las callejuelas del Mazo, refugiándote entre las sombras y procurando mantenerte alerta en todo momento: estás intentando conseguir botín, pero no has de olvidar que en este barrio también puedes ser víctima. Y no tardas en comprobarlo: delante de ti, a unos metros, aparece un sujeto con un hacha de doble hoja que sujeta con ambas manos; al mirar de reojo por encima del hombro, compruebas sin demasiada sorpresa que hay otro individuo con un bastón de aspecto recio.

-Bueno, norteña, creo que sabes de qué va esto. Te comenta el del hacha. Todo lo que tengas o tu vida.

-¿Creéis que una pareja de ladrones de baja estofa me va a asustar? Adviertes en tono siniestro. Apartaos de mi camino o sufriréis mi ira.

Sabes que tus palabras no dejan de ser un farol: al del bastón puedes controlarlo con facilidad, pero al del hacha… Podría ser un tipo duro de pelar y ponértelo muy difícil. Desenvainas tu espada y te aprestas para el combate. No esperas a que vengan a por ti: no eres de las pacientes, prefieres llevar la iniciativa para, tal vez, resolver la pelea sin demasiados problemas. Así pues, te giras como un gato y saltas hacia el tipo del bastón.

Notas de juego

Sección 74

¿Lanzas un ataque directo al cuello? Pasa a la sección 118.

¿Haces una finta para abrir su guardia? Pasa a la sección 52.

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18/12/2021, 20:34
Gunborga

No es que me hubiera relajado ya que era consciente de que cualquiera podía salirme al paso y asaltarme, al igual que yo estaba dispuesta a hacer con cualquier incauto. Pero con lo que no contaba era que fueran dos, uno de ellos demasiado bien armado para mi gusto, los que decidieran robarme.

Desde luego no estaba dispuesta a darles lo poco que tenía, conseguido con no poco esfuerzo, al menos no tenía intención de facilitarles las cosas. Estaba dispuesta a pelear a pesar de la amenazante hacha que aquel tipo blandía ante mí. Porque el del bastón… Ese era mucho más asequible de vencer.

Con la espada ya en la mano, evaluaba con cuidado la situación. Sin lugar a dudas el del bastón sería el primero al que atacaría y, haciendo gala de mi agilidad, salté hacia aquel tipo. Pero no fui directa hacia él como debió creer ya que, en el último segundo, me moví lateralmente para evitar el más que probable golpe de aquel recio bastó para así poder aprovechar que estaba con la guardia baja y provocarle un tajo lo suficientemente importante para inutilizarlo.

Al menos esa era mi intención… Ya que, al contrario de los que muchos en el norte creían, a mí no me gustaba matar. A no ser que me viera en la obligación.

Notas de juego

Paso a sección 52

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18/12/2021, 21:43
Narrador

Consigues engañar con una finta a tu rival, que deja su pecho al descubierto. Antes de que pueda darse cuenta de lo que sucede, lo has atravesado y te giras para enfrentarte al fulano del hacha, que está casi encima de ti. Paras su primera embestida, pero comprendes que es un tipo curtido en mil combates con este tipo de arma: no te deja tomar iniciativa alguna, se cubre a la perfección y descarga sobre ti una lluvia de golpes. Es cuestión de tiempo que uno de ellos te alcance.

De repente, abre la boca en un mudo alarido, el rostro retorcido en una loca expresión de agonía, los ojos desorbitados; unos momentos después se derrumba, dejando ver en su espalda un cuchillo clavado hasta la empuñadura. Miras a tu alrededor. ¿Quién ha sido? Alcanzas a ver una figura que se acerca con calma, para mostrarte, a la tenue luz de la luna, al tipo de la taberna, al rubio corpulento, que te sonríe con gesto tenso.

-Agradezco tu intervención. Le dices con sequedad, sin bajar tu arma.

-No hay nada que agradecer. Un colega en apuros merece un poco de ayuda y tú pareces hecho de buena pasta. Tal vez la suficiente como para emprender un asunto importante…

-¿De qué asunto hablas? Le preguntas.

-De robar el Corazón del Elefante.

¡El Corazón del Elefante! La joya legendaria que guarda Yara el hechicero. Así que este tipo está dispuesto a entrar a por ella. Tal vez podrías unirte a él…

Notas de juego

Sección 52

Si asientes con entusiasmo, pasa a la sección 4.

Si sigues pensando que esa es una tarea que te viene grande y con demasiada magia por medio, pasa a la sección 36.

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20/12/2021, 20:14
Gunborga

Acabar con el tipo del bastón había sido una tarea relativamente fácil. En cambio el otro... Me vi en bastantes apuros para detener sus embestidas, dándome cuenta que vencerle iba a resultar casi imposible. Había intentado abarcar más de lo que podía y ahora lo único que podía esperar era que el hilo de mi vida no fuera cortado en aquel preciso momento.

Mis plegarias, si es que alguna había musitado de forma inconsciente, fueron escuchadas por la diosa fortuna que en esa ocasión estuvo a bien enviarme ayuda. Para mi sorpresa, el obstáculo casi insalvable en el que se había convertido el tipo del hacha cayó muerto ante mis ojos con un cuchillo clavado en su espalda. Tras él, y saliendo de entre las sombras, apareció el hombre rubio que me había llamado la atención en la taberna.

Tras agradecer su desinteresada ayuda, o quizás no tanto, me volví a sorprender ante su petición. No me conocía de nada, nunca antes nos habíamos visto, pero en cambio me estaba proponiendo un trabajo que yo consideraba bastante peligroso.

¿Aquel era el pago por haberme salvado de una muerte más que segura en aquella callejuela? Lo que no entendía era porqué yo precisamente había captado su atención. Quizás solo se debía a que yo había sido la primera en fijarme en él. Pero ¿tan convencido estaba de mi valía para proponerme un negocio tan loco y peligroso como aquel?

Lo observé durante unos instantes mientras valoraba su propuesta. De nuevo salía a relucir el mismo tema que me había hecho salir de la taberna. Menuda fijación había cogido todo el mundo con buscarse problemas con hechiceros…

Aunque su oferta me hizo dudar. No quería saber nada del tema y, una vez más, la imagen de mi madre acudió a mi mente para hacerme desistir de esa locura. Pero era una gran oportunidad que me haría ganar una pequeña fortuna; un dinero que no me rebosaba de los bolsillos precisamente. Y, después del difícil encuentro que acababa de tener para conseguir seguramente unas miserables monedas, al menos que el esfuerzo mereciera la pena.

De acuerdo —asentí a su propuesta silenciando las voces de alarma de mi cabeza—. Pero tendrás que contarme todo, absolutamente todo, lo que sabes sobre esa joya y su dueño. Y espero que tengas un buen plan...

Notas de juego

Paso a sección 4

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25/12/2021, 22:31
Narrador

-¡Vaya! Exclama, procurando mantener la voz baja. Al parecer sí hay alguien en esta ciudad con los redaños suficientes como para emprender una empresa como ésta. Bienvenida, mi nombre es Taurus de Nemedia, a quien llaman el príncipe de los ladrones.

Por unos momentos te quedas callada, sin saber qué decir.

-Yo soy Gunborga, de Cimmeria. Le respondes por fin en tono dubitativo.

-Bien, entonces una compadre ladrona del lejano norte. Comenta con sorna. ¿Entonces estarías dispuesta a embarcarte en esta aventura conmigo? Ahí arriba hay suficientes riquezas para los dos. Señala la cima de la torre, que podéis ver a cierta distancia.

Notas de juego

Sección 4

Si estás dispuesta a compartir el asalto a la Torre del Elefante con Taurus, pasa a la sección 47.

Si prefieres continuar en solitario, pasa a la sección 125.

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28/12/2021, 13:28
Gunborga

La ambición no suele ser una buena consejera y yo debería haber hecho caso a las voces de alarma de mi cabeza. Pero no lo hice. La promesa de obtener un buen botín era demasiado tentadora para pensar en la cantidad de peligros que nos aguardarían. Eso sin contar con que debería haberme mostrado recelosa ante el pomposo título que ostentaba el hombre que me acababa de salvar.

Dejé pasar por alto la burla en sus palabras, ya que no me parecía buena idea comenzar con disputas aquel negocio que nos traíamos entre manos, para centrarme en lo que de verdad importaba.

Estoy dispuesta siempre y cuando el reparto sea equitativo —dije, observándolo con los ojos entrecerrados como si de esa forma fuera capaz de adivinar sus verdaderas intenciones. Una necedad por mi parte ya que yo de adivina poco y mucho menos la suerte me sonreía a la hora de fiarme de alguien—. Pero dime ¿por qué yo? ¿Por qué de entre tantos maleantes, ladrones y asesinos que estábamos en la taberna me elegiste a mí? ¿Acaso tan terrible es esa torre que ningún hombre tiene lo que hay que tener para acompañarte? —En esa ocasión fui yo la que imprió burla en sus palabras, una bravuconada que solo servía para sentirme yo algo mejor.

Notas de juego

Paso a 47

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28/12/2021, 16:19
Narrador

El tipo te escuchaba sonriente.

-Claro que será equitativo, una mitad para ti y otra para mi. Rió. Te he elegido porque veo algo especial en ti, no sé... llámalo intuición.

A ver que aceptabas, te hizo un gesto para poneros en marcha de inmediato.

-Bien. Procura mantenerte en el mayor de los sigilos. Te advierte el ladrón.

Avanzáis por las callejuelas hasta llegar casi a la torre, en medio de la oscuridad de la noche. No se ve a nadie.

-En este lugar, la muerte es silenciosa. Te dice Taurus.

No acabas de entender muy bien a qué se refiere, pero no tienes tiempo de preguntar: un gesto imperioso suyo te hace ponerte en alerta. Al girarte ves un panorama de pesadilla: cinco grandes leones de pelaje dorado os observan con fiereza. No emiten el más mínimo rugido, ni ronroneo, nada… Os acechan en un mutismo hostil, salvaje. Notas la mano del nemedio sobre tu pecho, empujándote un poco hacia atrás, mientras se adelanta un paso y extrae de un saquillo un vial.

Notas de juego

Sección 47

¿Qué pretende hacer con ese vial? Si vas a dejarle actuar, pasa a la sección 18.

Sea lo que sea que trama, tal vez puedas echarle una mano. Pasa a la sección 100.

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03/01/2022, 12:49
Gunborga

Esperaba que a aquel tipo la intuición le funcionara mucho mejor que lo solía hacer conmigo. De todas formas, y a pesar de todas las advertencias que seguían golpeando mi cabeza de forma machacona, asentí a su comentario; tanto al reparto equitativo de lo que consiguiéramos como al porqué me había elegido a mí. Aunque esto último seguía sin tenerlo demasiado claro y me preguntaba sino sería porque me veía como alguien fácil de engañar después de ayudarlo con el trabajo sucio.

El sigilo es mi especialidad —comenté con total convicción ya que, al contrario de muchos otros de mis antiguos vecinos y conocidos, a mí me gustaba moverme entre las sombras y en silencio.

Seguí al hombre ya que parecía conocer la ciudad mucho mejor que yo. En ningún momento nos dirigimos la palabra y yo simplemente me preocupé de no perder su espalda en la oscuridad de aquella maraña de callejuelas.

Sin embargo, lo que despertó mi curiosidad y mi asombro fue darme cuenta de que, aparte de nosotros, nadie más parecía haber tenido la intención de salir esa noche. Y esa impresión se acrecentó a medida que nos acercábamos a la torre.

Cuando por fin Taurus abrió la boca sus palabras consiguieron que un escalofrío recorriera mi espalda. Estaba a punto de preguntar a qué venía su críptico comentario cuando, con un gesto autoritario, me advirtió que el peligro estaba más cerca de lo que yo pensaba.

Lentamente, aguantando la respiración y con el corazón tan acelerado que temía que lo estuvieran escuchando hasta en lo alto de la torre, me giré para encontrarme ante cinco enormes leones salidos de la nada. Ahogué un grito antes de que escapara de mi garganta y retrocedí un paso, llevando mi mano hacia la empuñadura de la espada. Aunque dudaba ser capaz de acabar ni siquiera con uno solo de aquellos magníficos, a la par que temibles, animales.

Lo más terrorífico de todo, lo que más impresión me causaba, no era la fiereza que mostraban o sus impresionantes fauces sino el silencio que los acompañaba; el silencio propio de la muerte.

Ni siquiera llegué a desenvainar la espada ya que Taurus me detuvo. Lo miré con el ceño fruncido, sin comprender cómo tenía pensado acabar con los leones si no me dejaba ayudarlo. Pero mi extrañeza y confusión fue en aumento al comprobar cómo en su mano aparecía un vial.

No tenía ni idea de qué pretendía hacer con él y empecé a sospechar que el nemedio era tan mago como aquel al que pretendía robar en la torre. Retrocedí otro paso y, recelosa, dejé que hiciera lo que fuera que tuviera pensado hacer pues, al fin y al cabo, él no había querido que yo me inmiscuyera.

Notas de juego

Paso a la sección 18

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03/01/2022, 21:43
Narrador

Los leones cargan en un pavoroso silencio: al mismo tiempo, el ladrón se lleva el vial a los labios y sopla; delante de vosotros, de repente, se extiende una ligera nube de polvo amarillo que poco a poco se va extendiendo y condensando. Taurus te agarra y tira de ti hacia atrás, tratando de apartarse de su propia creación, mientras las bestias llegan hasta el polvo, que se ha ido espesando hasta el punto de que quedan ocultas en él. Sólo pueden distinguirse sus ambarinos ojos oblicuos.

-¿Qué es eso? Preguntas.

-¡Es la muerte! ¡Atrás! Gruñe.

Esperáis durante unos momentos, hasta que comprendéis que la nube amarillenta se va asentando. Por fin, se desvanece y veis ante vosotros seis enormes cuerpos dorados caídos, sus ojos cerrados, sin el más mínimo movimiento. Al acercaros con cautela comprendéis que los leones están muertos, total y completamente muertos.

-Ahora podemos continuar. Sugiere el nemedio.

Sin decir una palabra más, os vais acercando a la torre. Ningún guardia, nadie, os sale al paso. ¿Tan escasa es la vigilancia de Yara? No tardáis en plantaros ante el edificio, en cuya base veis una puerta cerrada.

Notas de juego

Sección 18

¿Intentaréis entrar por la puerta? Pasa a la sección 53.

¿Buscaréis otra manera de acceder al interior? Pasa a la sección 124.

Eres un buen escalador, y Taurus y tú habéis traído cuerdas. Aunque la torre es lisa como el cristal, crees que podréis subir. Si decides que ésta es la mejor manera, pasa a la sección 50.

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04/01/2022, 13:37
Gunborga

Empezaba a arrepentirme de haber aceptado la propuesta de aquel desconocido. Lo que había sacado del vial, un polvo amarillento que cubrió por completo a los animales, solo podía ser cosa de... magia. Y la magia era algo que a mí poco me gustaba.

Tenía que tratarse de algún tipo de veneno que se propagaba por el aire ya que, apartándome con brusquedad tal y como Taurus me pedía,pude comprobar con asombro y cierto temor que los leones, ahora seis y no cinco como había visto en un primer momento, yacían ahora muertos en el suelo.

Miré con desconfianza al nemedio, preguntándome una vez más porqué me había escogido para aquel encargo cuando él parecía ser más que capaz de arreglárselas solo. Pero ya estaba embarcada en aquel trabajo y no era cuestión de echarme atrás en ese momento. Podía ser muchas cosas, pero no me consideraba una cobarde y, al fin y al cabo, el polvo amarillo había hecho su cometido que no era otro que acabar con el primer obstáculo al que nos habíamos tenido que enfrentar.

Me resulta extraña tan poca protección —murmuré, observando la puerta cerrada. Pero a excepción de ese detalle no parecía haber, a simple vista, ni guardias ni seguridad—. Seguro que todo es una trampa. ¿Cómo pretender entrar? —pregunté, imaginándome que quizás Taurus quisiera abrir la puerta con alguno de sus trucos. Aunque esa idea despertaba mi desconfianza al ser la puerta la entrada más fácil—. Tiene que haber otra forma de entrar.

Me moví alrededor de la torre buscando cualquier otro acceso que nos permitiera entrar sin ser vistos ya que, con la puerta cerrada, escalar los muros me parecía una hazaña ardua y difícil.

Notas de juego

Paso a la sección 124

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04/01/2022, 15:43
Narrador

Dais una vuelta completa alrededor de la torre, pero no veis nada que os permita discernir una manera de entrar que no sea demasiado obvia. No os queda más que intentar un acceso directo, a través de la puerta, o probar vuestras dotes de escalada.

Notas de juego

Sección 124

Si decidís probar suerte con la puerta, pasa a la sección 130.

Si decidís escalar, pasa a la sección 50.

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04/01/2022, 20:01
Gunborga

A pesar se sentirme frustrada al no encontrar ni el más mínimo resquicio que indicase que había otra entrada, decidí no darme por vencida. Tocando la lisa piedra con la que estaba construida, me planteé durante unos instantes si seria buena idea escalarla pero me pareció que había demasiados obstáculos que dificultarían en exceso el conseguirlo. No solo no había apoyo alguno sino que, si conseguíamos atar una cuerda que nos permitiera subir, tardaríamos en exceso en la labor.

Quizás, aunque me resultaba una más que segura trampa, lo mejor era intentar entrar por la puerta. Tal vez la diosa fortuna estuviera mirándome con buena cara de nuevo y pensara que, al ser una opción tan obvia, pocos serían los que lo intentasen por ahí.

Miré a la puerta y miré a la parte superior de la torre, al menos lo que se veía en la oscuridad, decidiéndome cuál sería la mejor manera de acceder al interior.

Deberíamos intentar abrir la puerta, quizás no esperen que alguien sea lo suficientemente osado para entrar directamente por ahí... —dije, sin saber si intentaba convencer a Taurus o, por el contrario, intentaba convencerme a mí misma de que esa era la mejor opción.

Notas de juego

Paso a la sección 130

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05/01/2022, 18:46
Narrador

La puerta de la torre está cerrada, pero Taurus tiene unas herramientas que le permiten saltar la cerradura y, lo mejor de todo, hacerlo en el silencio más absoluto. La entornáis con cautela, ya que no sabéis qué podéis encontraros en el interior. Y es una buena idea, pues muy cerca oís voces y risas, conversaciones entre un grupo de personas. Os acercáis al origen del ruido, que está al otro lado de una puerta abierta, para descubrir, asomándoos apenas, que se trata de una sala de guardia en la que se distraen una docena de soldados; un poco más allá, unas escaleras suben hacia las plantas superiores. ¿Qué tenéis pensado hacer?

Notas de juego

Sección 130

Cerrar la puerta y encerrarlos para subir. Es arriesgado, pero podría funcionar. Ir a la sección 46.

Mejor no arriesgaros, son muchos soldados y si no conseguís encerrarlos a tiempo estáis perdidos. Mejor salís al jardín y buscáis otro camino. Ir a la sección 50.

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07/01/2022, 10:52
Gunborga

Al ver a Taurus abriendo la puerta sin dificultad, me volví a preguntar para qué me necesitaría si hasta el momento todos los problemas y obstáculos que nos habíamos encontrado los había solucionado él. Y una vez más tuve que desechar la pregunta ya que no había tiempo para encontrar la respuesta.

Tal y como temía la puerta principal no iba a ser la mejor opción para entrar en la torre ya que, demasiados guardias se encontraban demasiado cerca de donde nos encontrábamos como para que, en un intento de cruzar sin ser vistos y por más sigilosos que fuéramos, no nos detectaran. De acuerdo que estaban distraídos y seguramente lo suficientemente confiados como para creer que unos locos accedieran a la torre por la puerta, y yo estaba bastante segura de mis facultades para pasar desapercibida ya que había hecho del sigilo y el silencio mis mejores armas.

Pero seguían siendo demasiados...

Retrocedí con cuidado para hablar con Taurus de nuestro plan de actuación. Tenía que haber alguna otra entrada, algún resquicio que nos pudiera permitir pasar al interior sin ser detectados.

Intentemos encontrar otro camino para entrar —susurré, aunque tenía pocas esperanzas de hallar algo—. Algún respiradero, las cloacas... No sé, algo... Dejemos la puerta principal como última opción.

Notas de juego

Paso a la sección 50

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08/01/2022, 13:04
Narrador

-Sí, mejor vayamos por otro camino. Trepemos.

Disponéis las cuerdas, y las lanzáis hacia la parte superior de la torre. Necesitáis varios intentos hasta que los garfios consiguen enganchar. Tú no tienes demasiados problemas, para ti es un juego de niños; sin embargo, Taurus resopla una y otra vez, es un ejercicio muy duro para él. Por fin, saltáis el parapeto de la cima y os encontráis en la meseta de la torre, donde contempláis una puerta que da paso al interior.

-Esto parece demasiado fácil. Avisa el ladrón. Vigila que no nos hayan estado tendiendo alguna trampa.

Hasta el momento no has tenido queja de tu compañero, pero ahora… Su mirada parece indicarte algo, algo que no te gusta demasiado.

Notas de juego

Sección 50

Si decides que hay que vigilarlo por si acaso intenta jugártela, pasa a la sección 104.

Si confías en él, pasa a la sección 94.

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10/01/2022, 11:47
Gunborga

Al final el único camino posible parecía ser ascender por la lisa pared de la torre. Por suerte teníamos el material suficiente para que la escalada fuera más sencilla de lo que parecía en un principio. Al menos para mí, porque Taurus no dejaba de resoplar como un oso intentando mantenerse agarrado a la cuerda.

Pero ya estábamos arriba ante la puerta que nos daría acceso a los secretos que escondiera la torre. O eso pensaba yo. Pero el hombre tenía razón, demasiado fácil había resultado.

De acuerdo —dije, asintiendo a su propuesta.

Desde luego que me mantendría alerta de cualquier encerrona que nos pudieran tender, pero también tendría un ojo puesto en el nemedio. Había algo en él que me hacía recelar, y más aún tras apreciar cierto brillo en su mirada que no me gustaba ni un pelo.

Ése estaba tramando algo y tendría que mantenerme alerta para que no me pillara por sorpresa.

Notas de juego

Paso a la sección 104