Partida Rol por web

Un relámpago  iluminó la loma donde descansaba  una derruida torre que en otro tiempo se erguía imponente. Gran parte de ella estaba desperdigada a modo de enormes cascotes, testigos mudos de las  inclemencias sufridas por esta estructura. Enormes portones abiertos de par en par os  daban la bienvenida mientras entrevéis la piedra caliza de su interior, lleno de relieves y  runas.

El viento se había levantado y acompañado al frío nocturno,se había convertido en una molestia que apenas frenaban las capas y las pieles de animal que portabais.

El joven Yelmut frenó a los bueyes y un lastimero mugido os anunció  que el viaje había terminado. Rabia  contenida  se dibujaba en la expresión del joven mago, impotente  al no poder hacer mas por su maestro. tan solo  movió sus manos para  señalaros la enorme entrada de la estructura y miraros  lleno de esperanza...

Kettembar se baja del carruaje e inmediatamente se prepara para lo peor, sacando su espada y su escudo y poniendose en posición de defensa. Mira a Deidos y a Tormenta y hace un asentimiento de cabeza mientras avanza lentamente hacia la torre dandoles tiempo a estos dos de avanzarse y advertirnos de cualquier peligro.

Clevor se mantuvo de pie, exhalando vapor como chimenea en pleno invierno. Se tomó su tiempo para revisar las hebillas y correas de su armadura. Todo estaba en su lugar. Desenvainó su espada y la apoyó contra el suelo helado. Hizo un ademán con la cabeza a los demás, especialmente a Kettembar que ya se adelantaba. Compañeros, es preciso realizar ahora un pequeño concilio para acordar métodos de acción. Quemó a la Dríada con la mirada Sé que estás ansioso de probar tu acero, pero es mejor que intercambiemos unas palabras antes. Seguía serio como siempre. Esperó de pie a que los aventureros se reunieran en torno.

el elfo no esperaba aquella escena, pero mantiene la compostura, le causa algo de pena el joven yelmut, atiende la señal de kettenbar y desenfundado un arco corto, asiente con la cabeza.

deidos desciende del carromato y susurra a sus compañeros, chicos mantengan la posición, déjanos ir a echar un vistazo a ver que nos aguarda a cualquier amenaza le haremos una señal en cuanto pone un pie en el suelo emplea sus poderosos ojos elficos para otear en el paraje en búsqueda de fosos o trampas sembradas por los kobolds, y olfatea un poco saboreando un poco el entorno que los rodea con el fin de detectar las presencias de estas escamosas criaturas, mira a yelmut y exclama vos baja, chico aun no saques conjeturas, que esto apenas empieza
sigilosamente se acerca a la estructura ruinosa moviéndose entre los diferentes escombros.

ve como clevor reune a los demas, es un alivio saber que hay quien nos cuida las espaldas de vez en cuando

Tormenta, sonríe y sin dudarlo un segundo ante la vista de todos se transforma en una hermosa pantera negra.

Su espalda se va retorciendo y sus brazos van transformandose en garras a la vez que la cabeza se posiciona y salen unos fuertes dientes de felino. Todo ha durado un instante y tras esto un brillo de inteligencia se ve tras los ojos de la pantera con un brillo y Tormenta en su forma felina sigue al explorador en su incursión.

El vaho salia delicadamente de los labios de Jerra, mientas luchaba inutilmente con su capa para protegerse del frio. Se fijo detenidamente en la torre unos instantes. Y despues de eso se le pregunto al aprendiz.

No esta un tanto destartalada la torre. Desde cuando no se usa?

Bajo del carro y me quedo mirando a mi alrededor. La torre parece estar en ruinas, cosa que me choca bastante si se supone que Yelmut y su maestro la han estado habitando.

Agarro con fuerza mi totem con forma de oso, lista para llamar a mi compañero Ethys en el momento en que sea necesario, mientras me acerco a Clevor. Me desconcierta un poco el estado de la torre, en especial que la puerta de entrada esté abierta de par en par, como invitándonos a entrar. Espero que nuestros exploradores descubran algo porque esto me huele a emboscada...digo observando atentamente a Deidos y en especial a Tormenta, que se había transformado en una pantera negra. Siempre me habia fascinado la capacidad de los druidas para cambiar su aspecto de aquella forma tan elegante.

Aunque vuestros pasos son silenciosos para un oído no entrenado, si se llega a percibir por parte del elfo explorador  pequeños tintineos de sus posibles elementos de metal. Habéis avanzado  parte del tramo que os separa de la entrada dela torre cuando,  como si de unas apariciones se tratasen; avistáis sendos lobos semiocultos entre los cascotes del camino. Cada uno  a cada lado del camino y  a una distancia  particularmente peligrosa para vosotros.

Durante una fracción de segundo, por vuestra mente se  agolpan las ideas de alertar a vuestros compañeros, de cargar sobre las feroces bestias, e incluso intentáis recordar  el "modus operandi" de estos cánidos salvajes.

Clevor miraba sin apartar la vista un momento del druida, era evidente que le llamaba la atención aquel cambio de forma, aunque mantenía una cara de póquer que no mostraba expresión alguna.

Sacudió brevemente la cabeza cuando Shana comenzó a hablarle, como sacándolo de un corto trance. Miró sus grandes ojos enmarcados en pinturas tribales de guerra. Para él, era una enana de lo más extraña, para nada similar a lo que había conocido. La forma en que miraba y el aspecto de su rostro le hacían pensar en bárbaros de las estepas, las cosas que decía le recordaban a un hermitaño de los bosques. Se daba cuenta que conocía muy poco más allá de los límites de Cormyr y que incluso haber estudiado largamente la historia de Faerun era solo un comienzo muy tímido. Las preguntas que tenía para hacerle a ella fluian en su mente cual vertiente, pero era demasiado consciente de que todo tenía su tiempo. Ya habría alguna tarde de taberna junto al fuego donde intercambiar ideas y charlar largamente.

Se dirigió a ella pronunciando cada palabra con cuidado cada evento del que hemos sido testigos y del que hemos sido oyentes indica que hay mucho de esta torre que es sospechoso apoyó ambas manos en el pomo de la espada, resopló una bocanada de vapor Mientras esperamos que vuelvan nuestros exploradores de avanzada cerró los ojos un instante y suspiró Qué vuelvan salvos por Torm. prosiguió Quiero que tengamos un concenso sobre nuestro accionar en caso de una escaramuza que no podamos evitar. Las cosas son simples, pongo lo que he aprendido y entrenado muchos años a su servicio, señores. abrió los ojos más grandes, aunque no parecía haber cambiado demasiado de expresión No puedo transformarme en animales ni hablar con espíritus, pero soy capaz de realizar cierto control sobre el campo de batalla y hacer que cada uno de mis compañeros de lo mejor de sí mismo. Para eso necesito colaboración de ustedes. Movió su cuello hasta enfrentar a Kettembar Lucharemos al frente codo a codo, ambos seremos quienes frenaremos a cualquier oponente que sea una amenaza cuerpo a cuerpo. Se giró hacia Jerra y Shana Mantengase atrás, pero no demasiado lejos. No más de siete pasos de distancia. Sepan todos que si están bien cerca mío, más fácil me será coordinar juntos nuestros movimientos y mejor partido podremos sacarle a la situación. Terminó como si de un discurso se tratase. Respiró profundo. No me decepcionen.

La tenue luz del cetro solar que colgaba en la siniestra del carromato iluminaba   escasos metros del camino a la torre. Al rato, los exploradores que se han adelantado para  revisar el terreno son dos  fantasmagóricas figuras  pululando entre los enormes cascotes que descansan en la loma.

El  frío  se hace cada vez mas incómodo, adentrándose en cada rendija  de vuestras armaduras ayudado por el viento nocturno.  Columnas de vaho son exhaladas por  vuestras bocas  como  constancia del molesto tiempo  invernal.

El resoplo intranquilo de los bueyes  os sorprende después de un rato en silencio, expectantes ante las novedades de los exploradores de vuestro grupo. Notáis que el joven mago   tiene los ojos abiertos como platos y las manos entrelazadas como si rezara en silencio a una deidad  para  pedir por una buena nueva.

El rumor de los arboles lejanos acompaña a los  silbidos  del viento entre las ruinas de la vieja estructura, evitando que el silencio se haga presente en el lugar....

Kettembar asiente ante las palabras de Clevor y vuelve a mirar hacia la torre en guardia preparado para entrar en acción en cualquier momento.

El mapa  intenta  mostraros la situación  en la que os encontráis , además de responder algunas preguntas que formuláis.

Como podéis ver, ambos habéis avanzado mas o menos  gran parte del camino hacia la entrada de la torre, yendo a la par tal y como vuestras intervenciones me dieron a entender. a si mismo,  podéis observar  a que distancia esta el carromato y los lobos que os habéis topado.

la zona del carromato esta iluminada por el cetro solar que  activó el joven Yelmut, de ahí que vosotros esteís actuando en medio de la penumbra. Por suerte para vosotros ambos ,podéis ver sin problemas en la penumbra( infravisión).

En respuesta de cuantos asaltos tardarían vuestros compañeros, todos podrían llegar en uno y actuar sin problemas.

Por ultimo, recordar que  tenéis  opciones como: avisar a  vuestros compañeros  y evitar un posible asalto de sorpresa, Intentar recordar las estrategias de los lupinos para así evitarlas, o  cargar directamente y aguardar que vuestros compañeros se den cuenta de vuestra entrada en combate.