Partida Rol por web

Ante las palabras de Liz la imagen sonríe y dice mientras Liz nota como no es realmente corpóreo:

- Buen punto pelirroja... pero para ser un dragón no basta con querer serlo, tiene que demostrarlo, tiene que serlo realmente

Mira a Ben y sonríe para añadir:

- Quieres más poder, eso lo admiro, es algo bueno, algo que debes querer, mas poder, necesitas más poder para poder enfrentarte a las presas que vienen a continuación... pero cuanto más poder tengas más cerca estarás del dragón y crees que eres capaz de controlarlo chico?

Camina alrededor de Ben y añade:

- Puedo darte más poder... mejor dicho, puedo hacer que veas que posees más poder, pero...te atreverás a arriesgarte a controlarlo?

Mis ojos se abren ligeramente, sorprendidos por las palabras de mi sombra. Es como sufrir un deja vu, rememorar una advertencia que ya me hicieron tiempo atrás. Apenas hace unos días, pero parece haber pasado una eternidad. Fue en la cueva, y la advertencia también provenía de una representación de mí mismo, un Benjamin adulto y salvaje que se comportó de forma cruel y dura, pero también me mostró verdades.

Acumular demasiado poder puede hacer que no logre controlarlo.

Eso me dijo esa parte de mi alma. Eso me dice ahora esta versión primaria de mí mismo. Me habla de riesgo, de capacidad de control, pero también de necesidad. Trago saliva con dificultad, recordándome dónde nos hemos metido, los riesgos que asumimos. En cuanto salgamos del castillo estaremos sólos, contando únicamente con nuestras capacidades para defendernos. Miro a Elizabeth, recordando de pronto otra pregunta que me hizo mi reflejo adulto. ¿Qué estaría dispuesto a hacer para protegerla? Inconscientemente, cambio la pregunta. ¿Qué no estaría dispuesto a hacer?

¿Qué clase de dragón sería...? -Pregunto, apretando los puños. Inspiro profundamente, hinchando el pecho y soltando al poco todo el aire de mis pulmones- ¿Que clase de dragón sería si me acobardarse? -Le digo con decisión, entrenando los ojos. Esto es lo que debo hacer, pase lo que pase. Si debo arriesgar por algo, lo justo es que sea por esto, por poder protegerlos, por poder protegerla. Si todo sale bien, todo esto dará igual. Volveré a ser ese chico tranquilo que no necesita al dragón, que puede aprender acerca de su naturaleza sin prisas, con toda la vida por delante. Si sale mal, prefiero que sea por arriesgar para ganar que por temor a la derrota- ¡Ayúdame! -Le digo a mi sombra acercándome a ella con fiereza- Ayúdame a controlar lo que soy, a ser el mayor dragón que puedo llegar a ser. Ayúdame a cuidar de los míos.

Mi mano no llegó a tocar el rostro de lo que parecía ser la parte animal de Ben. Dejé que mi palma recorriera lo que sería su superficie, y terminé cerrando mi puño y bajando el brazo, mientras la criatura respondía a mis palabras.

-Me refería a que ambos sois parte de un todo, es eso lo que querías decir, ¿No? Sólo trataba de aceptar eso… - dije mirando mi mano otra vez abierta, pensando en la fallida caricia.

Di un paso atrás al comenzar Ben a hablar, a exponer su forma de ver y vivir todo esto. La réplica de su otro yo no se hizo esperar, y mi novio continuó hablando de sus objetivos, de su ansia de poder, pidiéndole ayuda al Dragón. Me alejé aún más, dejando que conversaran, a fin de cuentas era lo que Ben quería, poder entablar contacto.

Aquel sin duda era un paso importante, aunque aun estaba por ver en qué desembocaría. Si todo salía bien, si conseguían ser uno, seguramente mi novio pudiera lograr su objetivo, pero temerosa me preguntaba si aquello no haría que dejara de ser mi novio; al fin de al cabo, dejaría de ser el Benjamin Foster que conocía.

Aquella imagen salvaje del propio Ben sonríe ampliamente y mueve su mano a gran velocidad, como si tratara de atravesar el corazón del chico, este siente un fuerte dolor y los presentes pueden ver como la mano se introduce dentro del cuerpo de Ben mientras dice:

- Muy bien, has hecho tu elección, veamos qué es lo que sucede a partir de ahora

Ben siente como si le estuvieran introduciendo la mano realmente dentro del corazón y le duele horrores, tras un largo y agónico medio minuto saca la mano mientras se va desvaneciendo poco a poco y dice:

- Ahora eres un poco mas dragón y menos hombre, no te arrepientas de esto... puedes extender tus escamas por todo tu cuerpo y podrás ver por la noche como un dragón y quién sabe, tal vez descubras algo mas

Ni siquiera lo espero, me pilla completamente por sorpresa. Trato de evitar lo que parece un ataque, echarme atrás, defenderme, pero es vertiginosamente veloz. Me golpea, atraviesa mi pecho, me quedó petrificado, incapaz de controlar mi propio cuerpo, que se contrae por el dolor intenso en el interior de la parte izquierda de mi torso. La sombra me habla de elección y consecuencias, enigmáticamente, mientras las piernas me fallan y me agarro instintivamente a la tabla del estante de un mueble junto a la pared. Apenas puedo hablar ni respirar, el dolor en mi pecho es insoportable, creo que voy a morir...

Y cuando creo que ya no puedo soportarlo más, que voy a sucumbir y caer desmayado, la sombra extrae su mano espiritual de mi pecho. Caigo de rodillas, boqueando como un ahogado, sujetándome el pecho aún dolorido. Oigo la voz del dragón mientras se desvanece, explicándome lo que puedo hacer, pero también el precio. Más dragón y menos hombre. ¿Qué significa? ¿Acaso no soy ambas cosas por igual? ¿Es necesario poner ambas en una balanza y hacerlas combatir por el peso de mi espíritu?

Ghmmmf... -Reniego por el dolor, tratando de ponerme en pie de nuevo. Puedo sentir un hormigueo por toda mi piel, como la primera vez en que las escamas se manifestaron, pero recorriendo esta vez todo mi cuerpo. Y un intenso escozor en los ojos, que mantengo cerrados. Aunque ambas cosas van remitiendo poco a poco, como mi respiración agitada- Da igual... -Me detengo, inspirando profundamente- Da igual cuanto haya de dragón en mí. Sigo siendo un hombre, y voy a controlarlo. Tengo... Tengo buenos motivos para hacerlo, y fuerza para lograrlo...

Abro los ojos, con dolor, sujeto al mueble para sostenerme, luchando por controlar una respiración acelerada y nerviosa. Y mis ojos escuecen, pero igualmente debo abrirlos, recordarme por qué hago esto, el motivo por el que debo ser fuerte y no rendirme, no darme jamás por vencido.

Miro a Elizabeth, decidido a seguir batallando.

Ella me hace más fuerte.

Es su decisión, pero no me gusta… No me gusta nada.

Todo pasó muy rápido. El fantasmal cuerpo se acercó a Ben introduciendo su mano en su pecho, provocando en él quién sabía qué. Los segundos posteriores si resultaron eternos. Me mantenía al margen, a pesar del evidente sufrimiento de Ben, viendo como a duras penas se sostenía en aquella estantería; pero no había nada que pudiera hacer, no podía arriesgarme a entorpecer aquello que estuviera sucediendo.

Tras ello el incorpóreo ser sacó su mano del pecho de Benjamin, y mientras este caía de rodillas y él se desvanecía, dejó más claro qué era lo que había provocado.

Más dragón y menos hombre…

Me acerqué a Ben, mientras este se llevaba las manos al pecho y después intentaba levantarse. Me situé cerca, pero ni siquiera intenté ayudarle a ponerse en pie, no sabía cómo actuar, pero quise mantenerme cerca por si me necesitaba. Logró ponerse en pie aun con los ojos cerrados, pronunciando aquellas palabras con suma decisión. Cuando por fin los abrió y nuestras miradas se cruzaron, me pareció apreciar un destello en estos, como si la criatura antes mostrada ante nosotros hubiera vuelto a su lugar.

Y sólo entonces, cuando volví a reconocer su mirada y consiguió controlar algo su respiración, me atreví a hablarle.

-¿B-ben? ¿E-estás bien? – pregunté algo asustada, muy cerca de él, pero sin tocarle.

Parpadeo varias veces, hasta que el escozor de los ojos se desvanece. Elizabeth esta delante de mí, asustada, sin llegar a tocarme siquiera. La miro y me fuerzo a sonreír, a ocultar el dolor que he padecido y el temor que pueda crear dentro de mí la amenaza de mi sombra.

P-podría estar mejor... -Digo ya incorporado, y me acerco a ella con los brazos abiertos, rodeándola con fuerza- Ahora sí, ahora estoy bien.

Me concentro en su tacto, en su aroma, en el calor que ne transmite su cuerpo. No voy a perder todo esto, no lo voy a permitir. Lucharé, con uñas y dientes, con garras y escamas, hasta que el dragón entienda que Benjamin Foster nunca será un animal. Seré un dragón, pero en los términos que mi alma humana dicte. Seré el dragón al que Liz pueda amar.

N-no ha salido exactamente como yo esperaba... P-pero no ha ido mal del todo, ¿no crees? -Le digo con un poco de humor, tratando de romper la tensión del momento.

Me sonrió, informándome de cómo se encontraba y estrechándome entre sus brazos para decirme que ahora si se encontraba bien. Aquello me alivió en parte, pues parecía seguir siendo Ben, mi Ben, pero no podía evitar permanecer tensa.

-No lo sé… - respondí con total sinceridad, desviando la mirada hacia un lado mientras me deshacía de su abrazo. – A-ahora eres un poco menos hombre… Pero, ¿Y si no es suficiente? ¿Y si se da la circunstancia en la que quieras aún más poder? – hice una pausa en la que me quedé pensativa y seguí. - ¿No estarás haciendo esto por mí, verdad? – dije volviendo a mirarle, temiendo la respuesta. – No quiero que pierdas tu humanidad por mí… Además… ¿Qué pasa ahora con lo que me hiciste prometerte?

No logro borrar el nerviosismo de Elizabeth. Para mi desconsuelo, no puedo ofrecerle calma tras esta dura experiencia. Aparta la mirada y me suelta, con tantas y tantas dudas acerca del futuro, de mí, de nosotros.

Elizabeth... -Pongo mis manos en sus hombros, con semblante serio- No me importa lo que haya dicho ese "fantasma", o lo que sea. No me siento menos hombre, no he perdido ni voy a perder lo que me hace humano.

Acaricio su rostro con una de mis manos, comprendiendo sus miedos, pero sobre todo orgulloso de su perspicacia. ¿Que si lo hago por ella? ¿Qué, en este mundo, no haría por ella?

Hago esto por muchos motivos, cariño. Por Himiko, para que no deba renunciar a ser quien era por nosotros. Por Rina, para que no viva traumatizada por lo que hizo en el asalto al castillo de Kyoto. Por Makoto, para que nunca pierda ese brazo a manos de su amada descontrolada. Por tantos y tantos muertos, a los que hemos venido a salvar. Y por ti, claro que por ti. Necesito poder protegerte, cuidar de ti. Soy... tu ángel de la guarda, ¿recuerdas? -Sonrío de forma seductora, aunque en seguida pierdo el humor para sonreír- Tu promesa sigue vigente. Haré lo indecible para que resulte innecesaria, como estoy convencido que será. Ten en cuenta que todo esto no llegará a pasar cuando logremos cumplir la misión...

El escuchar cómo se sentía con seriedad mientras se apoyaba en mis hombros, el cómo no pretendía perder lo que le hacía humano, me ofreció algo más de consuelo; pero eso no era suficiente. Con caricias en mi rostro respondió a mi pregunta. Hacía esto por la misión, pero también por mí. Podía aceptar que lo hiciera por lo primero, tener éxito era lo primordial, lo que me había traído hasta aquí, pero no a él, y temía que llegado el momento tomara el camino equivocado por mi culpa.

Por un instante dejé escapar una sonrisa. Mi ángel de la guarda… Así me había referido a su posible naturaleza el día que nos conocimos, como un ángel, un protector, pero no estaba dispuesta a que esto fuera así a cualquier precio.

Mi rostro se tornó serio nuevamente, mirándole a los ojos con cierto temor.

-Cuando logremos cumplir la misión… ¿Y si no lo logramos? - planteé asustada - No es que no confíe en ti, o en los demás, pero no sabemos lo que puede pasar... Puedo aceptar que sacrifiques cosas por nuestro objetivo, yo misma me sacrifiqué por intentarlo… Pero no que lo hagas por mí. Si fallamos y nos quedamos aquí… No quiero verte condenado a ser una bestia sólo por haberme protegido. Lo importante es la misión, como os dije antes, nadie es imprescindible; yo tampoco, y menos si eso supone que tú desaparezcas…. – agache la mirada y volví a levantarla rápidamente, clavando mis ojos en los suyos. – Prométeme que no harás ninguna tontería por mí, ¡Júramelo! – le imploré. – O sino… - callé, mirando hacia abajo nuevamente, esperando su respuesta.

O sino tendré que hacer algo para impedirlo.

Estoy a punto de negarme. De decirle que por nada del mundo me arriesgaré a que le suceda nada, que si tuviera que sacrificarme, sacrificar mi parte humana como lo hizo Himiko rindiéndose a su lado vampírico, lo haría. Una y mil veces.

Y sin embargo, no lo hago. Me callo al recordar la promesa que le exigí. ¿Qué derecho tengo ahora a negarme a acceder a lo que me pide?

L-lo juro, cariño. Ni tonterías ni sacrificios, no perderé lo que soy, no seré ninguna... bestia. -Pongo mis manos en sus mejillas, asegurándome de que me mira fijamente a los ojos mientras hablo, para que vea la sinceridad y decisión que destilan- Cuidaré de ti siendo como soy, sin perderme por el camino. Y sacaremos adelante esta misión, no te permito que lo dudes. Lo lograremos, volveremos a empezar, y tendrás la cita que te prometí.

En ese momento se abre la puerta del laboratorio, y veo a Victoria asomar la cabeza. La saludo con la cabeza, antes de decirle algo más a mi novia.

Lo lograremos. Necesito que estés convencida de ello. Sólo, mi amor, di que lo vamos a lograr... Necesito oírlo de tu voz.

Necesito esa fuerza que sólo ella es capaz de darme. No puedo dudar de que el chico tímido y pusilánime de Eagle River que acudió al castillo es distinto hoy, más fuerte, más decidido, por un único motivo.

Elizabeth Freeman.

Levanté la vista un segundo, durante el cual pude notar la duda en sus ojos, así que volví a bajarla. Sin embargo, sus palabras decían otra cosa, palabras que no creía del todo hasta que al tocar mis mejillas terminé por fijar mi mirada en él. Ahora sí, sus ojos acompañaban a sus promesas, y no me cabía la menor duda de que cumpliría.

Sonreí satisfecha, cuando escuché la puerta y vi a Benjamin saludar a alguien. No pude hacer lo mismo, pues aún seguía con mi cara entre sus manos y parecía no haber terminado de hablarme. Entonces me hizo aquella petición, tan tierna como él solo.

-Sé que podemos, sólo quería asegurarme… - levanté una de mis manos, siendo yo ahora quien acariciaba su mejilla. – Lo lograremos, claro que lo lograremos. – cerré los ojos y me acerqué más a él, dándole un suave beso en los labios, para volver a separarme y captar su mirada. – Supongo que ya está lo que querías hacer aquí. – le sonreí y me volteé suavemente para ver quién había tras de mí.

Se trataba de Victoria, que parecía haber terminado lo que fuera a hacer con Rina en la biblioteca.

-H-hola. ¿Qué tal ha ido? – le saludé y pregunté, más por educación y estar coordinados que otra cosa, ya que en realidad no me apetecía hablar de aquello. – V-voy a ir mirando esos libros. – dije a ambos señalando una estantería, dispuesta a hacer lo que había venido a hacer, y de paso quitándome así de en medio – A lo mejor hay algo que pueda ayudarnos…

Había intentado buscar información sobre mis habilidades con anterioridad, sin tener demasiado éxito. No había perdido la esperanza, pero desarrollar mis capacidades siempre pensé que era algo que podría hacer por mi misma, pero… ¿Qué había de aquellas otras cosas que las brujas podían hacer? ¿Podría yo también realizar hechizos y cosas así?

Busqué entre aquellos libros, tratando de dar con alguna especie de conjuro o ritual que pudiera ayudar al grupo. Algo que ayudara a protegernos estaría bien o quizás algo que contribuyera a potenciar nuestras habilidades momentáneamente de necesitarlo.

 - Hola. - Saludé a los chicos desde la puerta en voz algo baja, incómoda, tanto por mi estado de ánimo, como por que parecía haber interrumpido algo. Tal vez tendría que haberme ido al cuarto directamente, desde la caza no hago más que molestar, o salir perjudicada.

 La pregunta de Liz, aunque totalmente normal, me coge un poco por sorpresa, y aunque tengo claro cómo ha ido para mi, no voy a contestarle lo primero que pienso - Mal - Aunque sí lo hago algo cortada - No... No he descubierto nada sobre mis habilidades, y no se si Rox hará algo con la kitsune de Rina para saber algo más sobre las suyas, pero al menos los suministros ya están listos. Sólo venía a decíroslo, puedo irme si interrumpo... - Me froto la nuca - O puedo ayudaros a buscar lo que sea, como prefiráis. - Me ofrezco sin alejarme mucho de la puerta, buscando algo con lo que distraerme mientras pueda, y ya de paso también ayudar.

Elizabeth me ofrece la respuesta que buscaba, la confirmación de lo que en mi corazón es una evidencia. Más allá, ni siquiera busco esa confirmación, tan sólo sentir la convicción en su voz, saber que tiene esperanza.

Eso es todo cuanto necesito.

Eso, su caricia en mi mejilla, su beso en mis labios, su sonrisa...

Todo eso termina, debe terminar. Tenemos asuntos que atender, cosas que hacer, y como siempre es ella la más fuerte de los dos. Yo me perdería en sus brazos ahora mismo, trataría de olvidarlo todo hasta mañana, cuando saliéramos de expedición. Ella se gira, dispuesta a seguir en la batalla de preparativos para mañana. Le pregunta a Victoria por sus progresos, a pesar del evidente dolor que le debe causar ese tema. Parece que nuestra amiga no ha logrado nada con el asunto de su naturaleza, pero al menos los suministros están preparados.

Tranquila, Victoria, no interrumpes. Ya hemos aclarado lo que necesitábamos aclarar... -Digo mirando a Liz, sonriente- Vamos, acércate, que parece que te demos miedo o algo así. -Le guiño un ojo amistosamente, girándome para mirar los libros apilados en el mueble que casi ne cargo al tener que sujetarme por el dolor causado por mi sombra- ¿Qué es lo que buscamos, Liz? ¿Hechizos de utilidad, o algo así?

A pesar de todo, lamenté que Victoria no hubiera hecho aún ningún avance con sus habilidades; sin duda descubrirlas hubiera ayudado, pero todo llegaría. Eso significaba un motivo más para continuar con mi búsqueda. Sin gente que no hubiera “despertado” aún, era más necesario un pequeño refuerzo.

-N-no, interrumpes, claro que no. – seguí a las palabras de Benjamin y le devolví a este la sonrisa. – Sí... H-he pensado que, si soy una bruja… A lo mejor puedo hacer algo así como magia, ¿No? – dije sonrojándome, sin estar segura de si estaba diciendo o no una tontería. – I-igual algún hechizo o así pueda ayudar al grupo…

Finjo media sonrisa cuando Ben bromea. No sería tan raro, hasta hace poco me daban miedo, y podría volver a pasar dependiendo de lo que hagan.

- ¿Es que no es eso lo que hacen las brujas? - Pregunto a Liz mientras me acerco a los chicos, dejando antes la katana apoyada contra la pared de la entrada. Su pregunta me confunde un poco, porque me parece que la respuesta es obvia. No se nada de las brujas de verdad, pero las leyendas y los cuentos deben estar en lo cierto, aunque sólo sea un poco, y si no hace magia, no sé qué otra cosa podría hacer. Para mí ya la ha hecho, pero creo que se refiere a magia de otro tipo a la que ha mostrado.

Comencé a buscar entre algunos de los libros que hojeaba Liz algo sobre sus poderes, concentrándome en ello para tratar de olvidarme un rato de las palabras de la pequeña kitsune en la biblioteca, que por mucho que me gustaría evitar, no hacían más que rondarme, y bastante más de lo que quisiera. Mi desánimo es evidente, y por un momento me planteo si contárselo o no a los chicos, pero me basta una mirada hacia la pareja, centrados en su búsqueda, para entender que hay mejores cosas que hacer que desahogarme con ellos, además de que, siendo realista, acabo de conocerlos, y su opinión, eso sí, me da miedo.

- Bueno, y... ¿Hacia donde iremos mañana? Katherine o tú podéis ubicarla o algo así antes de salir, ¿No? - Les pregunto curiosa, e intentando distraerme.

Tras un rato buscando encuentran una gran cantidad de hechizos, sin embargo, todos están escrito en idiomas antiguos, por lo que pueden intuir deben ser en chino, latín y griego la mayoría, incluso algunos son jeroglíficos, se nota que son pergaminos y libros realmente antiguos.

Victoria finalmente decidió unírsenos, procediendo los tres a buscar entre los libros y manuscritos.

-S-si, bueno, se supone… - respondí avergonzada a la pregunta de Victoria, definitivamente no había estado muy acertada en mis palabras.

Continuamos buscando, dando con varios escritos que parecían ser hechizos, pero lamentablemente, escritos en idiomas que no comprendía.

-La idea era ir a la aldea donde la ví… No está lejos, y aunque no siga allí, podríamos dar con alguna información. D-de todas formas sí, intentaré ver dónde está, aunque la vez que lo hice no pude ver mucho. – hice una pausa, recordando lo hablado con Katherine. - ¿Katherine ha manifestado ya alguna habilidad? Porque cuando hablé con ella aún no era capaz de comunicarse con la última…

Dejé el último de los libros que me quedaba por revisar. De nada me servía tal cantidad de hechizos si no podía comprender para qué servían.

-Esto es inútil, no puedo probar ninguno sin saber las consecuencias… - dije algo decaída, sentándome en un taburete. Era algo en lo que podría trabajar más adelante si tenía ocasión, pero me había parecido importante en estos momentos. – Sólo quería una pequeña ayuda para quienes aún no se han descubierto… - murmuré cabizbaja y levanté la mirada, fijándola en Victoria. - ¿Sabes usar eso? – dije en referencia a la katana. – Porque yo no tengo ni idea… - comenté y sonreí, tratando de animarme y relajar el ambiente.