Partida Rol por web

Propongo entrar por temor a la vampiresa. Si se entera de que el plan no va a seguir su curso, sólo dios sabe cómo reaccionará. Mató a Erik sin pestañear, no por justicia, sino por no dejar que perdiéramos tiempo en ese asunto. Si le contásemos esto... Podría matar a Natuk y a todos los presentes, o algo así.

Me da pena, pero no queda nada de humana en ella.

N-no hace falta que e-entremos... -Le digo a Elizabeth, secándome las lágrimas- S-sólo quería evitar a Hi-miko...

En ese momento oigo la puerta abrirse de nuevo, y a Victoria asomar al patio. Avergonzado, le doy la espalda tratando de frotarme el rostro lloroso con la manga. Odio que me vean así, tan débil, tan derrotado.

 Me desconcierto ante tal escena, sintiéndome mal por Ben incluso sin saber qué le pasa, lo que de hecho, me provoca curiosidad. No por chismear, si no por que algo malo pueda haber ocurrido.

 Desde la puerta, miro a Liz, sin acercarme, y señalo a mi espalda con expresión mustia y dubitativa, preguntándole si es mejor que me marche y les deje solos, que parece lo más probable, pero si necesitan ayuda, no me iré sin ofrecer la que esté en mi mano.

Había rehusado a separarme de Ben, sin embargo era este quien lo hacía para responder a Himiko, pidiendome después que entráramos. Me limité a asentir, aún confusa, y cada vez más preocupada; ya no solo por la situación, sino por Ben.

No había reccionado a mis palabras, y no imaginaba qué estaría pensando. Otra vez me invadía es sensación de no conocer realmente al chico que tenía delante, esa desagradable sensación.

Finalmente fue la vampiresa quien se retiró, y Benjamin volvió hablar, pero únicamente para hacer referencia a que no queria decir nada delante de Himiko y ya no era necesario entrar.

Se frotó los ojos varias veces, pero no sabía realmente como interpretar aquella única señal, podía estar mejor o simplemente no querer llorar frente a nadie; ni siquiera frente a mí.

-¿E-estás bien? ¿Aunque sea mejor...? - le pregunté, sin estar segura de estar haciendo lo correcto, mientras posaba una de mis manos en su hombro. - P-puedo dejarte solo si quieres, p-pero duerme algo, por favor... - le pedí nerviosa, tanto que con mi otra mano comencé a jugar con uno de mis rizos. - Y-yo haré lo que haya que hacer... - quité la mano de su hombro.

En aquel momento entró Victoria, y tras mirarla y responder a su gesto con otro que le pedía que esperara, volví a mirar al chico que tenía en frente. Sí, quizás aún fuera un "desconocido", pues aún no sabía muchas cosas sobre él, pero lo que si sabía es que haría cualquier cosa por aquel desconocido.

Elizabeth continúa tratando de animarme, de apoyarme. Tenerla cerca me recuerda mi fracaso para con ella, todo lo que ha perdido, lo que prometí que recuperaría, los planes de futuro que compartí con ella dispuesto a hacerlos realidad. La perspectiva de que me deje sólo me hace sentir vacío y carente de ganas de seguir.

Estoy hecho un lío...

L-lo siento, cariño, no quería que me vieras así... -Me disculpo pasando mi manga por el rostro, tratando de recomponerme- E-estaré bien, s-sólo ha sido... -Ni siquiera puedo continuar, me acerco a ella y busco consuelo en un abrazo- Todo en lo que creía se ha venido abajo. Estoy perdido...

Para mi sorpresa, comenzó a disculparse mientras se secaba con la manga.

Sentirlo? Es que todavía no lo entiende?

Entonces se acercó a mi, y tras hacerme aquella confesión le estreché entre mis brazos, dejando que él y su cuerpo se apoyaran en mí.

- N-no pasa nada por llorar, además... Lo quiero todo de tí. - También tu llanto. Le dije apretándole contra mí. - Y-yo aún no me he venido abajo... Cree en mí... - le.pedi y giré mi rostro, besándole en la cabeza entre su oscuro cabello.

Insiste en continuar queriéndome. La chica a la que amo es así. Ella no me culpará por esto. Soy yo quien lo hace.

Tanto poder, tanta palabrería sobre ser grande y majestuoso, sobre mis poderes. Nada de eso sirve para lo que realmente quiero. Tan poderoso, y tan impotente a la vez.

Me muestra su fuerza, la que yo siempre vi en su corazón. Me pide que crea en ella. ¿En qué otra cosa podría creer?

C-claro que creo en ti... -Digo con mi rostro en su hombro, sintiendo sus labios en mi pelo. Me aparto hasta verle la cara, y acaricio su mejilla en un gesto de ternura diluido por mi rostro apenado y mis ojos enrojecidos- Pero ¿qué vamos a hacer?

No sabía hasta qué punto, pero Benjamin parecía algo más calmado. Al menos dijo creer en mí, y a eso me aferraría para tener la fuerza suficiente para lo que pretendía hacer. Dejé que me acariciara, acompañando su gesto con un leve movimiento de mi rostro, tratando de alargar su tacto en mi piel. Entonces me preguntó qué era lo que íbamos a hacer y mi semblante se tornó serio.

- Detenerla, por supuesto. - le respondí, armada de un valor que esperaba durara en mí lo suficiente.

Sujeté la mano de mi novio, aquella que acariciaba mi cara poco antes, e hice un gesto a Victoria para que se aproximara. Ya no quedaba mucha gente en la que de verdad se pudiera confiar, y puede que la latina aún no hubiera descubierto sus poderes, pero había dejado clara su determinación por volver al pasado.

Cuando esta se acercó la miré a los ojos, y sin más dilación me dispuse a poner las cartas sobre la mesa.

-Las cosas están así. Natuk no va a ayudarnos con el hechizo, su opción es entregarse a los soldados. Cree que así nos ayuda, no nos preguntes por qué. - dije casi molesta, aunque obviamente no con ella, sino por la llamada La última. - No quería influir en su decisión, no me parecía bien pedirle que diera su vida, pero si es lo que hará de todos modos... Eso lo cambia todo. - dije apenada, y es que me parecía mentira tener que llegar a esto. - Tenemos algo que puede traer a alguien de vuelta a la vida. Mi idea es ofrecerle que nos ayude a viajar al pasado, y... "Resucitarla" con ese hechizo cuando todo esto haya terminado...

Solté así parte de mi idea, con seguridad en cada una de mis palabras, pero temiendo lo que Ben y Victoria pudieran pensar de la propuesta.

Elizabeth invita a Victoria a acercarse, y expone ante nosotros dos una idea para convencer a Natuk de ayudarnos, en lugar de entregarse. Sin embargo, al oír la propuesta, no le encuentro el menor sentido. Puede que sea porque no estoy centrado, porque aún estoy afectado por todo esto. Pero antes de que todo siga adelante, prefiero poner los fallos que veo sobre la mesa, aún a riesgo de quedar como un idiota.

P-pero, cuando todo esto terminara... No la recordaríamos, porque nunca habría existido. ¿Cómo íbamos a resucitar a alguien que no existe ni recordamos?

Poco me faltó para dejar escapar una sonrisa, y es que el razonamiento de Ben había sido también el mío al pensar en todo esto.

- No tenemos que resucitarla, sólo que crea que lo haremos.- concreté, ya sin ninguna gana de sonreír, y es que todo era demasiado crudo para mí. - Sólo hay que lograr que confíe en nosotros. Sí, las palabras no han funcionado, pero ahora podría intentar algo más... Con una buena base, no debería costarme que confiara en mí usando mis habilidades...

 Me sorprendí al ver que Liz me pedía que me quedara. Aunque no fuera el mejor sitio para que hablaran en privado, estaba totalmente dispuesta a marcharme, pero decidí obedecer su gesto, y limitarme a observar.

 Preocupada e incómoda, espero hasta que Liz me señala para que me acercara. Es extraño ver sus roles cambiados, ver a Ben débil, y a Liz con mucha más seguridad de la que acostumbraba... Pero más extraño es lo que me explica. Al mismo tiempo que sacia mi curiosidad, abre un desesperado vacío en mi pecho, que poco a poco se convierte en enfado. Ahora entiendo​ la preocupación de los chicos, aunque aun me desconcierta el llanto de Ben, a quien estoy acostumbrada a ver afrontar las cosas con más entereza, ¿Ha pasado algo más que no me estén contando? ¿Cuándo han descubierto esa cosa para... resucitar? Al menos Liz ha pensado como yo, sobre lo de mentirle si eso puede ayudarnos. Total, iba a acabar fiambre de todas formas... Y...

 -​ ¿Qué clase de broma es esta? Natuk lleva toda su vida huyendo de esos soldados, y ahora en lugar de seguir haciéndolo, o morir ayudando, se entrega a ellos... ¿Para nada? - P​regunto entrecerrando los ojos, incrédula, molesta y tensa. Respirando profundamente, cierro los ojos y aprieto los puños un momento antes de volver a hablar. -​ ¿Sabéis cuanto tiempo piensa quedarse aquí, antes de que intente entregarse? -  Intente, porque haría todo lo que estuviera en mi mano para que no lo hiciera. Sabiendo las intenciones de Natuk, y a no ser que se me de alguna otra explicación, la chica ya me da igual... Más igual que antes, claro. ​Ahora sólo quiero saber cuanto tiempo tenemos para tratar de convencerla, como sea, de que nos ayude, antes de que sea demasiado tarde. 

 - ​¿Dónde está ahora? -

Me quedo anonadado ante lo que propone Elizabeth. Engañar a Natuk, convencerla de una mentira, manipularla para que haga lo que deseamos en contra de su voluntad real. Justo lo que dijimos que no íbamos a hacer.

Y sin embargo, lo más lógico y coherente.

Para esto vinimos, ¿no? Para evitar todas esas muertes, todo el genocidio. Y las torturas, y el padecimiento, todo ese sinsentido. Que para ello sea necesario el sacrificio de Natuk nos ha frenado, pero... Elizabeth lleva razón, se va a sacrificar igualmente.

Victoria está evidentemente consternada por todo esto. Y no es para menos, nada tiene sentido. La forma de pensar de Natuk no guarda lógica alguna.

No me dijo cuando, sólo que pensaba en hacerlo, que le parecía lo mejor. La dejé en su cuarto. -Le informo, ya algo más calmado- Será... será mejor que yo no participe. Le he dicho cosas muy duras, antes. No confiará en mí, estorbaría si voy con vosotras...

Apesadumbrado, planteándome si otro tipo de respuesta diferente a la visceral que tuve para la última no hubiera sido mucho más constructiva, me acerco a mi novia y la estrecho entre mis brazos brevemente, besando su frente.

Tengo fe en ti. Eres lo único en que la tengo. Se que lo lograrás. -Me aparto un poco para hablarles a las dos- Puede que necesitéis algo de... intimidad. No estoy seguro de que otros aprueben esto, especialmente Rina. A fin de cuentas, los demás podrían creerse la mentira, pero ella probablemente no. Y menos con su mini Rina al lado. No me fio un pelo de ese espíritu. Podríamos pedirle que haga guardia en la puerta, ayer se ofreció...

La reacción de Victoria no me sorprendió, ya no sólo por su ímpetu natural, sino porque ya no sólo se trataba de ella. La verdad es que éramos muy distinas, pero ambas teníamos algo en común; alguien por el que luchar. Sostuve su muñeca con suavidad al verle apretar los puños, soltándosela cuando sacó lo que llevaba dentro y terminó de hablar.

Ben respondió a su pregunta, apuntando que no era buena idea que el interviniera. No podía imaginar en qué manera se habría dirigido a Natuk, y es que no concebía a Benjamin, aquel chico tierno y algo inseguro, tan fuera de sus casillas.

Me abrazó un instante, repitiendome junto a un beso que creía en mí, que yo era lo único en lo que creía. Estreché el abrazo un momento en respuesta, escuchando al separarnos lo que nos dijo a Victoria y a mí.

-Sí, Roxana y ella se ofrecieron... Pero si hay alguien más en la habitación habrá que improvisar algo...- dije pensativa, mirando a Victoria y después a Ben. -T-tú podrías encargarte de esa parte, y Victoria y yo entrar a la habitación. - hice una pausa y proseguí, ya algo nerviosa. H-hay algo más... U-un secreto se guarda mejor entre menos gente... Creo que a ojos de todos la verdad debería ser la que vayamos a contarle a Natuk...

Agaché la vista un momento, sorprendida conmigo misma, puede que incluso decepcionada. Pero no tardé en recomponerme, no había tiempo que perder.

-Has sabido algo más sobre tus poderes? Dijiste algo de ser fundamental para el pasado y el futuro, o algo así, no? Eso puede ayudarnos. - comenté a la latina.

Tras su respuesta me acerqué a Ben, sujetándole por la nuca y acercándole a mi, besándole con pasión, como si estuviéramos completamente solos.

-S-será mejor que nos pongamos en marcha...- concluí con rubor en mis mejillas, mirando a ambos.

 -​ No me extraña - Comento cruzándome de brazos cuando Ben dice que ha sido brusco con Natuk.​ Iba a sugerir, a dar por hecho, que lo de 'resucitar a Natuk' quedaría entre nosotros tres, pero afortunadamente todos estábamos de acuerdo.

 -​ No es difícil que lo deduzcan, pero no seré yo quien lo cuente. Incluso si lo intuyen, podríamos inventar algo... No, deberíamos. - Rectifico - Natuk lleva en esto mucho más que nosotros, ese cuento no puede colar tan fácilmente. - Opino. -​ De todas formas, cuanto menos lo sepan, mejor. Si esto funciona, bastará con que digamos que Natuk está dispuesta a ayudar - ​

 Suspiré y bajé los hombros antes de contestar a la pregunta de Liz. -​ Sí, yo también he estado pensando en eso... Pero no he encontrado gran cosa. Es... Soy... Uhg. - Hago una pausa, algo incómoda - Se trata de un espíritu ​que guía a la humanidad por los caminos de la vida. Tiene relación con la vida, la iluminación y la sanación. - Tuerzo la boca con decepción. - ​No se qué clase de relación puede tener eso con el pasado, ni el futuro, igual se refería a que tal vez puedo hacer algo con el tema de Natuk...​ Si tan listo es, podría decírmelo directamente en lugar de jugar a los acertijos mientras duermo, vaya - C​omento molesta y niego ligeramente con la cabeza. -​ Como sea, vamos. -

Si no fuera por el carácter que se gastaba la latina hubiera reído con su último comentario, y es que ciertamente el tener visiones podía resultar muy confuso a veces.

Entonces, si os parece... Nosotras iremos a darles el relevo con Natuk, y por si no fuera suficiente, que Ben pida relevo para la guardia. Espero que con eso baste. - estiré una mano hasta coger la de Ben y la apreté un instante, mientras le hablaba. - Será mejor que nos adelantemos nosotras, pero no tardes...

Sin soltar su mano, y junto a Victoria, nos dirigimos al interior del castillo.

Kurt accedió al patio y al encontrarlo vacío se quedó plantado unos segundos.

- ¡Chicos, hemos vuelto! ¡Buscamos a Rina!

Gritó al aire. El caso es que el mensaje que había enviado no parecía haber tenido efecto. O quizá es que la gente se había marchado y de ahí el silencio.

No se quedó en el patio si no que fue con paso firme hacia el castillo, dispuesto a dar con Rina.