Partida Rol por web

Recibió la compañía de Mako con una sonrisa. Consiguieron encender el fuego, y de pronto el Castillo pareció menos frío y más acogedor. Quizás se traería una manta de su habitación para acurrucarse... Aquel fuego le hizo sentirse mejor sin duda.
Sonrió a Makoto, quizás el se sentía igual.

-Lo solucionaremos-se limitó a comentar sobre Erik, borrándose su sonrisa-Si fue debido a algo sobrenatural, tendremos que ayudarle. Si fue él, recibirá un castigo-ella misma se había quedado con ganas de abofetearle de la frustración. Suspiró, clavando su mirada en el crepitar del fuego.

Luego lo miró de soslayo con aire relajado.
-¿Liz? Ni idea de donde está, yo vengo del comedor. Le dije a Chris de venir, así que imagino que estará al caer. Además, ha despertado una chica, la última que faltaba, y vino al comedor. Una tal Katherine. Estaba en la biblioteca, quizás ahora podamos contactar con 'la última'...- movió unas brasas con un palo. Quizás sería buena idea llevarle brasas a TJ para que no pasara frío.
Suspiró y miró a Mako.
-Tu no te acuerdas, pero la primera vez que nos vimos estabas desmayado. Habías perdido mucha sangre y Nyara y yo nos ocupamos de vosotros. Estaba tan asustada... ¡Y apareciste al cabo de un rato en el comedor, tan pancho!-comentó, divertida. Luego lo miró con mirada cariñosa-Me alegro de que viniérais aquí. Y de durmieramos con Himiko como una pequeña familia-suspiró brevemente-No había tenido oportunidad de decírtelo aún, así que... Bueno, ya ves-le explicó sonriente.

- Jum... - con los ojos cerrados un par de segundos, un sonido apenas audible emerge de mi garganta al tratar de imaginar un escenario donde el asunto de Erik se solucionara de la mejor forma - no lo sé...

El fuego empieza a crepitar con algo más de alegría y, de alguna forma, eso parece animar el tono de la conversación.

- ¿Ha despertado? ¿Una chica? - acerco mis manos al fuego, contagiándome de su calor - es una buena noticia ¿verdad? - si, debe serlo, seguro. - Ahora mismo no se me ocurre como podríamos convencer a La Última de que no queremos hacerle daño.

Ambos guardamos unos minutos de silencio mientras ella atiza las brasas. Sin apartar la vista del fuego, por algún motivo parece que recordó nuestro primer encuentro.

- Tú... ¿estuviste ahí cuándo llegué? - la miro con sorpresa ¿por qué nadie me lo había dicho? De repente siento unas ganas enormes de abrazarla y darle las gracias y, a la vez, me siento muy culpable por no transmitirle antes lo agradecido que le estoy por eso.

- Yo... yo... os debo la vida - mi mano coge la suya y bajo mi frente, agradecido, hasta tocarle el dorso de la mano con la cabeza.

Cuando me incorporo Giula me está mirando con esa ternura que sólo ella sabe infundir y recuerda nuestra noche en la cueva. Fue para mi la mejor experiencia desde que mi vida en el Castillo empezó.

Alargo el brazo hasta alcanzar el suave cabello de Lía y, acariciándola, se lo coloco tras su pequeña oreja.

- Fue hermoso... - el recuerdo viene a mi cabeza con facilidad - haremos que nuestra Himiko vuelva a ser feliz - trato de convencerme a mi mismo - tú lo lograste una vez, y lo volverás a hacer - asiento convencido - y yo te ayudaré. Nadie merece sufrir lo que aquella niña se vio obligada a vivir.

Una vez más, el tiempo se para cuando estoy con Lía. Su serenidad, su alegría natural, hace que por un momento olvide todos los problemas que nos acosan incluso dentro de estas propias paredes.

Katarzyna entró, saludando tímidamente a los presentes.  Iba cargada con un barreño lleno de cosas, las cuales depositó en un asiento que previamente limpió.  Luego salió a llenar el barreño de agua, volviendo al rato.  Empezó a lavar su impermeable y jersey (llenos de mugre y sangre), para luego colgarlos en una silla cerca del fuego para que se secasen lo más pronto posible.

- Makoto-san  -  dijo, utilizando la terminación de más respeto, y sin atreverse a mirarlo.
- ¿Podrías decirme dónde habéis llevado a Erik?  -  dijo mostrando unos cubiertos y unas latas de comida.

Estaba tan inmiscuido en la conversación que ni me doy cuenta de que Katarzyna está ahí hasta que la escucho dejar el barreño sobre una silla.

Sentado, frente a Lia junto al fuego, me vuelvo al oírla.

- ¡Oh Kat! - la saludo levantando la mano y miro de nuevo a Giulia mientras señalo a la polaca con una sonrisa- ésta chica es incansable, créeme, está en todo.

Con los ojos aún achicados por la sonrisa me vuelvo hacia Katarzyna de nuevo.

- Verás... Kurt quiso encerrarle en las celdas del sótano pero, tras pasar un tiempo ahí, Mike y yo pensemos que dadas las condiciones de ahí abajo... - niego con la cabeza al recordar la nieve y el agua filtrándose por las rejas - si le hubiéramos dejado ahí abajo... quizá ni siquiera hubiera sobrevivido a esta noche - dirijo la mirada al fuego por un instante, pensativo.

- Al final, optamos por atarlo dentro de una habitación - por más que trato de forzar naturalidad, es evidente que esta situación se me hace angustiosa.

- Mike está con él ahora. Puede que le venga bien un relevo... - miro a Katarzyna alos ojos, frunciendo el ceño. Me da la impresión de que es lo que ella quiere en ese momento.

Se había formado un ambiente relajado y cálido alrededor de la chimenea, no sólo por el calor que desprendían las llamas. Cuando Makoto tuvo el gesto cariñoso con ella, la italiana lo respondió del mismo modo.

-Fue hermoso... tienes razón. Pero no tengo esperanzas que vuelva a pasar...todo ha cambiado tanto... trecientos años son demasiados-suspiró brevemente-Me duele. Me duele verla así. Es como recordar todo lo que hemos perdido...-y ella había perdido una familia cariñosa, un grupo de amigos fiel y un futuro brillante. Y ahora todo lo que había conocido alguna vez era polvo, su familia había muerto sin volverla a ver. ¿Serían capaces de volver?

Se obligó a guardarse todas sus aflicciones y respiró profundamente.
-Pero sí, volveremos a ser felices-le sonrió y se alargó para darle un amistoso abrazo. Justo se separó de él que vio entrar a Katarzyna. Le saludó amablemente, con naturalidad. La vio atareada así que no la interrumpió.

Cuando habló a Makoto parecía afectada. Miró al japones sin entender la situación y volvió a mirarla, siendo testigo de la conversación entre ambos.
-¿Estás bien?-preguntó con suavidad. Obviamente tendría que ver con Erik, pero no entendió porqué estaba tan afligida.

Entro con los pergaminos bajo el brazo, mientras me pregunto dónde cojones estará mi cuervo. Supongo que lo enviarían por la ventana con el móvil de Rina. A todo esto. ¿Y mi perro? ¿Por qué no lo tiene ninguno de estos? Espero que estos bichos no chupen mi energía o me va a dar una puta anemia como se los dejen por ahí encendidos.

-Hola otra vez.-saludo a los presentes.-¿Sabéis donde está el otro asiático? El de los tirantes. Si sabe chino antiguo a lo mejor puede ayudarme con esta movida.-digo mientras entro a la sala y me voy acercando a ellos.

- Si ... bueno, ha sido todo una locura ¿no?.  -  contestó a Lia, desviando la mirada.
- Gracias.  Simplemente le llevaré su abrigo y comida.  -  contestó ahora a Makoto, de forma seca y triste.

Katarzyna procedió a coger la cubertería y la comida que había traído como buenamente pudo cuando llegó Chris, buscando a Mike.

- Justo ahora acaba de decírmelo.  -  se volvío hacia Chris.
- Está en las habitaciones, con Erik.  Yo me dirijo allí ahora  -  empezó a andar sin esperar respuesta.

Conforme salía por la puerta, se volvió un momento, en dirección a Makoto.

- Por cierto.  Rina salió con la tormenta a invocar aquel espíritu gato azul de la cueva  -  dijo desapasionadamente.
- Me cercioné de que entrara, pero parecía querer estar sola.  -  miró al japonés fugazmente.
- Parecía afectada por la visión de la última que tuvimos  -  dejó caer esto como si careciera de significado.

Se giró hacia delante y empezó a andar, esperando no darle tiempo a Makoto a contestar.  Sabía que, si se quedaba, el japonés le daría las gracias o le dedicaría unas palabras de ánimo, pero en el estado que se se encontraba ahora, prefería concentrarse en sus tareas y despejar la mente.
 

Vio como se iba Kat sin saber que más decir. Luego miró de nuevo a Chris y se levantó cuando éste se acercó. 
-¿Hay algunos de esos en japonés? Quizás Mako pueda ayudarte...-le comentó mientras se abrazaba a un brazo de Chris y miraba los pergaminos. Cuando habían tanta gente se sentía más cohibida, pero Makoto era un buen amigo, así que se notaba relajada y cómoda.

Le pasó la mano por el pelo alborotado con gesto cariñoso y le dio un beso en la mejilla. Era algo espontáneo, pero se notó que la italiana estaba de mejor humor. Posiblemente el alejarse del alboroto y haber logrado encender un fuego en medio de aquella tormenta había ayudado a su estado de ánimo.

-Si hay alguno en latín te ayudaré, con la condición de que me enseñes algun truco-bromeó con su voz cantarina. Luego miró a Makoto-Pero me temo que para el japonés no podré ayudarte mucho, sino él. Como ha dicho Kat, Mike está custodiando a Erik en una habitación. Si vas supongo que lo encontrarás-hablaba tranquila, como si el fuego no solo alejara el frío si no también los quebraderos de cabeza.

Empiezo a levantarme lentamente cuando llega Christopher preguntando por Mike. El rato sentado frente a la chimenea me ha adormilado las piernas, es una sensación incómoda... pero a la vez extrañamente agradable.

¡Hola Chris! - saludo mientras me levanto, momento que aprovecha la polaca para contestar a su pregunta.

Justo después y, como quien no quiere la cosa, Katarzyna dice que salió del Castillo con Rina y que tuvieron una visión de La Úlitma.

¿Lo he entendido bien? ¿Otra visión?
Miré a Chris y a Giulia, atónito, y para cuando me volví Katarzyna ya estaba saliendo por la puerta.

- P-Pero... ¿cómo dice que han tenido una visión y se va así? sin más... - niego con la vista fija al suelo - últimamente me está costando asimilar que estamos juntos en esto...

Intento ocupar mi mente en algo útil, para apartar los pensamientos negativos que en las últimas horas están haciendo mella por doquier.

- Emmm... ¡sí! - el comentario de Lia me hace volver a la realidad. Me giro hacia Chris y veo entonces a la italiana darle un beso en la mejilla. Al fin... ver algo así es lo que necesitaba para sonreir de nuevo, y así se refleja en mi expresión.

- Es cierto que Beni parece ser de orígen nipón, como Rina, y... aunque no llegué a ver su rostro, en mi encuentro con La Última habría jurado que también lo era. Así que tendría sentido que los pergaminos estuvieran escritos en japonés - me encogí de hombros – pero todo son elucubraciones ¿verdad?

Me acerco a Chris con la mano tendida.

- ¿Me permites? ¿dónde los encontraste?

Cuando Makoto ve los simbolos claramente reconoce que son chinos

Tras devolver el saludo a Mako, soy infoirmado por Kata de dónde está Bruce Lee. Parece pocha, decaida. Bueno, no seré yo quién se lo reproche. Despertarte trescientos años más tarde de la última vez que te acostaste sólo para encontrarte entre una banda de paletos que se apuñala entre sí con cuchillos de cortar el pan no es algo que suba la moral.

Mako también se deprime por el comentario de la polaca. Me gustaría decirle algo que le consuele un poco, pero la verdad es que no se me ocurre nada. Prefiero no abrir la boca y empeorarlo.

El saludo de Lia me alegra por dentro y me hace sonreír. Me alegra que se suelte un poquito, aunque supongo que será porque no estamos delante de quince personas. Igual me da. Mi brazo se encuentra encantado rodeado de la italiana.-Es chino según Kata. Pero echadle todos los ojos que queráis.-digo, tendiéndoles los pergaminos.

-Los rapiñé del laboratorio.-contesto al japonés, que parece haberse alegrado un poco.-Se ve que a nadie se le ocurrió escribirlos fonéticamente.-si Kata dice que es chino, supongo que será por algo, pero no descarto que se haya equivocado. A mí todos estos putos símbolos me parecen lo mismo.

Abro los pergaminos a medida que Christopher me los cede, aunque ya todas mis esperanzas desaparecieron antes ni siquiera de abrirlos.

- Oh vaya.. si Kat te lo dije seguro que está en lo cierto - los desenrollo uno tras otro con cuidado.

- Sí... sin duda estos caracteres están en chino - los vuelvo a enrollar con cierta decepción y un suspiro - pero creo que tienes razón, seguro que Mike podrá interpretarlos - le guiño un ojo al devolverle los tres rollos.

Curioseó los pergaminos cuando Chris los tendió sin soltarse de su brazo. Era agradablemente cálido, quizás porque ella misma emanaba calor de haber estado delante del fuego. Quería aprovechar la complicidad de Makoto para relajarse y poder abrazar a Chris sin convertirse en un Koala italiano en un castillo suizo en un siglo que uizás ya no existían los koalas.

Permaneció callada, apegada a Chris, mientras Makoto sentenciaba que era chino.

-En ese caso Mike es nuestro hombre. Tendremos que buscarlo en las habitaciones...-comentó, aunque tenía pocas ganas de alejarse del crepitar del fuego. Luego miró a Makoto.

-Resulta que la Última ronda cerca del Castillo. Se ha dejado ver un par de veces ya, así que tenemos que buscar el modo de ganarnos su confianza. Para los nuevos es más complicado que para nosotros, pero tranquilo Mako-le sonrió- Por pocos que seamos los cuerdos, estamos juntos en ésto- lo alentó. Hizo un tirón del brazo de Chris y frunció el ceño adorablemente-Y si no, almenos a Chris creo que puedo obligarle, ¿eh? Creo que le puedo-refunfuñó, animada y contenta de haberle arrancado hacía escasos segundos una sonrisa.

Sonríe de nuevo de forma cómplice a ambos. Ojalá estuvieran tomando una copa de vino en Venecia.

La italiana y su facilidad para arrancar sonrisas. La receta perfecta en una noche de tempestad tres siglos lejos de tu vida y no sucumbir en el intento.

No puedo evitar reírme llevándome una mano a la boca cuando tira del brazo de Chris bromeando.

- ¿Pero no acabas de decir que sólo los cuerdos? - sigo riendo mientras palmeo amistosamente el brazo de Christopher.

De repente me da una pereza terrible irme de la Sala de Audiencias, me siento demasiado a gusto ahí con ellos... pero lamentablemente no estamos de vacaciones, así que asiento para espabilarme a mi mismo.

- Venga, vayamos a ver a Mike. Saldremos de dudas - miro al fuego al salir como si así pudiera llevarme su calor.

-Bueno, pues le echaremos el marrón a Mike...-digo cuando Mako confirma que es Chino, volviendo a coger los pergaminos. Espero que no se desintegren por manosearlos mucho.

Cuando Lia cuenta lo de la Última, tiene una forma de hacerlo que evita que me lo tome como algo importante. Lo llevo pensando desde que nos despertamos, estar cerca de ella hace que este asunto parezca una excursión. Makoto es un buenrollista y también contribuye a eso.-No, no puedes obligarme.-digo sonriendo mientras, rápidamente, la cojo de la cintura y la acerco un poco más a mí.-Pero estoy seguro de que sabrás persuadirme.-la digo con una sonrisa pícara.

Luego la dejo escapar y contesto a Mako.-¡Hey! No hay que discriminar por falta de cordura. Si no, también se quedarán fuera las hermanas.-comienzo a andar junto a ellos mientras hablo, para salir e ir a buscar al bueno de Mike.