Partida Rol por web

Hizo un gesto de saludo con la mano a los demás y se sentó cerca de Victoria. Le sonrió un poco a la muchacha y miró la carne hecha - ¿está bueno? La verdad es que me muero de hambre... - cogió un trozo con unos pocos dedos. No estaba acostumbrada a comer sin cubiertos, así que un pequeño destello de ilusión de comer comida con las manos apareció en su rostro. No había nadie en ese sitio que se asegurara de que tuviese buenos modales. Observó de reojo como Rina se fue de esa forma, no entendió por qué se marcho así -¿ocurrirá algo? - suspiró un poco y miró a Victoria que estaba sentada también junto a la hoguera - ¿qué hacías antes de estar aquí?- frunció un poco los labios, quizás era algo entrometida - perdona si mi pregunta te molesta. 

¿Cómo uno de los momentos más felices de mi vida se ve de repente truncado de forma tan apocalíptica?

Tardo unos segundos antes de reaccionar. Para cuando asimilo que aquella niña tan parecida a Rina es ella misma, el gesto de la chica a la que amo ha palidecido cómo si hubiera visto su propia muerte.

Cuando la malévola Kitsune aparece entre ambos para hablarnos de la Úlitma, recuerdo mi situación en la noche anterior.

Y entonces la besa. Trato de sujetar a la Kitsune, pero no lo logro. Aún y así no puedo evitar reprocharle, cargado de ira, ante su última amenaza.

- Llegas tarde Orgulloso espíritu. Kitsune Yuchi ya no te pertenece a ti - mastico mis palabras mientas se las escupo cómo si fuera veneno.

Makoto desaparece entre una nube de humo espectral.

En la cueva hubo una pequeña sorpresa con las palabras y acciones de los japoneses.  Era obvio que tenía que ver, otra vez, con los temas místicos y demás ralea, algo que a Katarzyna llevaba ya tiempo pareciéndole desagradable.

- Ufff.  Curar, explotar árboles, guay.  Garras de Lobezno, bien.  Controlar emociones, vaaale.  - dijo
- Pero esto de los espíritus me supera.  -  Dejó una pausa y volvió a la idea de Victoria.

- Yo estudié cómo se hacía en la edad media  -  dijo intentando recordar sus estudios de humanidades.
- Se lavaban, se les quitaban los pelos y luego se les echaba algún producto para que no se pudriesen.
- Quizás no podamos usarlas de cantimplora, pero podrían servir para otra cosa.  -  miró alrededor.

¿La carne del animal que cazamos nosotros mismos tras un día entero sin comer? De muerte no, mejor. Aunque siendo objetiva, sin sal, condimento, aceite ni salsa... - Un poco soso, pero no está mal- Di otro bocado-Al menos hay algo que comer- Continué con la boca llena. Podía darme con un canto en los dientes por tener comida, por poder cocinarla, y por que fuera carne, y por otra parte no había mucho para elegir, así que poco me importaba lo rico que estuviera.

Luego vi cómo Rina y Makoto se marchaban, la forma en que lo hacían. Agaché los hombros mientras terminaba de comer cuando los sentí, mostrando total desinterés por la pareja asiática. No quería saber nada de sus problemas espirituales, o lo que fuera eso. No me importaba que los demás me notaran incómoda ni distante de los chicos con poderes, sentía que tenía justificaciones para recelar.

Aproveché para apartar el desagradable tema de mis pensamientos en cuanto me volvieron a hablar. -Pero Kata...- ¿Kataqué?-Kat, si le quitamos el pelo no tenemos nada, ¿No?- Pregunto al no entenderla bien. Sobre todo era una manta-abrigo de pelo lo que esperaba de esa piel, más que pequeñas cuerdas o alguna especie de saco o contenedor, y sin pelo que calentara, no le encontraba el sentido a lo primero. Tal vez ella pensara en lo segundo.

Volví a mirar a la pelirroja, que intentaba entablar conversación. Aunque me sintiera recelosa en general, además de extraña entre tanto guiri, era agradable que alguien normal hiciera el amago de hablar de otra cosa que no fuera lo jodidos que estábamos, como había hecho antes Makoto conmigo. Estuvo bien que me explicara con tanta paciencia y amabilidad la situación, pero me deprimía. -No molestas, no te preocupes.- Le aseguré, o al menos no con esa pregunta. -Trabaj...aba en una tienda de ropa en Sucre, y a veces hacía de modelo para catálogos de ropa.- Limité mi respuesta a mi ámbito profesional, poco útil en nuestra situación. -¿Y tú?- Pregunté para dejar de prejuzgarla por su aspecto y procedencia. Para mi las europeas como ella sólo podían ser a ojo balas perdidas de las fiestas con con falsa cara inocente, o gente muy preparada. Kat sin ir más lejos parecía de las segundas.

Mike abrió uno de los ojos, como para demostrar que pese a estar en silencio, se consideraba parte de la conversación.

Parecía que al fin y al cabo era posible mantener charlas más o menos tranquilas y agradables con aquellos desconocidos a los que llevaba un día tratando de adivinar las intenciones. Parecían buena gente- A excepción de alguno. se corrigió a sí mismo.

Lo que estaba claro es que su mejor opción de momento era integrarse en el grupo de "los nuevos", puesto que los veteranos parecían tener preocupaciones menos mundanas que ellos

Se despertó para comprobar que seguía en la cueva y que todo lo que recordaba del día anterior no había sido producto de un cuelgue sino la cruda y puta realidad. Hundió la cabeza entre los brazos y bufó, hastiado.

Había sido un sueño pesado el suyo, sin sueños y sin descanso. Sentía el cuerpo como si le hubieran dado una paliza y se hubieran ensañado con sus riñones. Estaba entumecido, hambriento y sediento. Y tenía que salir de la cueva a hacer sus cosas antes de que le reventara la vejiga. Se miró la entrepierna y ahí estaba, eso tampoco había cambiado, levantarse por la mañana era la segunda cosa más dura. Soltó una seca carcajada, sacudiendo la cabeza. Menudas gilipolleces le daba por pensar a veces.

Se levantó con un gemido, frotándose las lumbares con el ceño fruncido por el dolor. Estaba acostumbrado a pasar noches de mierda y levantarse hecho un trapo, así que eso, por lo menos, no le supuso un problema. Lo que si que se lo supuso fue comprobar que solo había carne de ciervo a la hoguera de campamento y nieve derretida para desayunar. Hizo una mueca al pasar junto al fuego donde los que se habían despertado estaban comiendo y charlando y pasó de largo hacia la salida de la cueva. Faltaba gente, los que se habían ido a su rollo el día anterior y las parejitas, que seguramente estarían con sus mierdas de buena mañana. No perdonaban esos cabrones, por el amor de la virgen santa, no se tomaban ni unas horas de descanso para sus dramas.

Se asomó al exterior, desconsolado. Hacía un frío de cojones por mucho sol que acompañara al día. Estornudó, una, dos, tres veces. Se cagó en todo lo cagable y salió. No se alejó mas de cuatro o cinco metros, lo justo para encontrar un árbol decente contra el que mear. Hizo sus cosas y regresó a la cueva sin entretenerse mas que lo justo para recoger un poco de nieve de una rama cercana para lavarse las manos y la cara.

Entró secándose las manos en el pantalón, se acercó hasta la hoguera y sin más ceremonia agarró un buen trozo de carne que empezó a rumiar, regándolo de vez en cuando con un poco del agua que aún tenían acumulada en el abrigo de Kat. Menuda idea que tuvo la chavala, ahí tan menuda.

- Os mataría por un café y un cigarro - Murmuró con la boca llena de ciervo. Y por la expresión en sus ojos enrojecidos no se podría decir si era una broma o no. 

Éso...ese...olor...¿Qué es eso tan bueno?¿ A que huele? El estómago me garraba la piel tirando hacia dentro, como si un agujero negro se hubiese formado por el hambre.

Poco a poco fui abriendo los ojos. Me froté los ojos como pude los cuales tenía pegados y miré a mi alrededor. Al lado del fuego había un pequeño grupo. Me acerqué a ellos y entones vi la carne, miré mejor la cueva y vi el ciervo. Mi cara de asombro no podía describirse.

-¡Jo-der! ¡Me comería dos de estos!-Cogí un poco de la nieve para beber y me senté en un hueco junto a la hoguera-Buenos días, o espero que lo sean, a todos. Con permiso cogeré un poco.-Cogí un par de trozos y empecé a devorarlos, si hacía falta cortar más, los cortaría, cualquier cosa por saciar el hambre que sentía.

Tras haber comido un poco y saciado el ansia que tenía me atreví a preguntar.

-Bueno...y ...se sabe algo de los del castillo? ¿Volvieron? ¿Enviaron algún mensaje?

Y me quedé mirando al resto mientras me zampaba otro trozo cortándolo con los dientes.

Entran charlando, tranquilamente.

Miró sus manos, sus brazos.  La sangre del animal los había embadurnado, llegando incluso a las mangas arremangadas del jersey y el frontal.  Dedujo que su cara y pelo también estarían impregnados debido al cercano olor y a su costumbre de rascarse pelo y cabeza descuidadamente.   Cogió el cuchillo.

- Buff  -  Katarzyna se retrepó, bufando.
- ¿Cuánto haría ya desde que empezó a cocinar? ¿más de media mañana?  - pensó.  Se levantó.
- Comed, estaréis hambrientos  -  les dijo a Rina y Makoto sin esperar respuesta.
- Despertaré a Erik para que termine con el ciervo, y luego nos vamos.  -  se dirigió a Erik y lo agitó.
- ¿Erik?.  Lo siento, pero necesito que sigas cortando.  -  le ofreció el cuchillo.
- Despertad a Roxana.  E id a buscar a la parejita o se quedarán sin comer.  -  ordenó.

Al entrar puedo ver que hay algo más de actividad en la cueva. Parece que poco a poco el grupo va arrancando, sin embargo...

- ¿Sabéis que fuera se está empezando a estropear el día? Se está nublando por momentos.

Al entrar tenía intención de despertar a Erik, pero la atenta Katarzyna ya lo había hecho. Perfecto.

- Hay algo más de dos horas hasta el castillo. Si salimos ya, yo creo que podríamos llegar antes de que el tiempo acabe de torcerse... pero no soy meteorólogo... - me llevo una mano a la nunca mientras sonrío.

- No sé que opináis el resto.

Su mente aun seguía sumergida en aquel departamento de Londres, donde junto con otros extranjeros vivían como una gran familia. Una mano lo sacudía para despertar, pero aun así el joven Erik continuaba con sueño y cansancio, recobrando energía dentro de sus sueños.
- Noo....Duerme conmigo Ashley - murmuró a la joven Kat mientras tomaba su mano lo llevaba a su pecho abrazandoló, invitando a la dama a dormir junto a él abrazados. - Después cocinó - comento aun dormido al pedido de la muchacha para que utilice el cuchillo.
Sin dudas el joven tenía un sueños pesado y dificíl de hacer levantar. Así era su vida dedicada al agasajo culinario por las noches, haciendo que sus horas de descanso sean al contrario de la gente normal. Pero sin embargo aun así, aquello no le molestaba, le agradaba ver a la gente disfrutar de su comida.

Katarzyna miró alrededor, observando la pasividad general.  Estaban cansados, abatidos, y preferían seguir comiendo tranquilamente: era algo normal.

- ¡Aff!, a este paso no lo creo.  -  contestó a Makoto, desesperanzada, concentrada en esquivar los brazos del cocinero.
- Vamos, Erik, o te tiraré el agua encima.  -  amenazó, agitándolo de nuevo.
- Y si va a llover será mejor que hagáis entrar a Ben y Eli, o que al menos le llevéis algo de comer.  - 

Suspiró de forma obvia para expresar su malestar.  Su deseo por llegar al dichoso castillo, y poder usar un baño (por medieval que fuera), y disponer de techo y cama resultaban demasiado tentadoras como para abandonar sin pelear.

- Vamos chicos  -  añadió la joven polaca.
- ¿No queréis dormir en una cama mullida hoy?  -  intentó convencerlos para que se movieran
- Por un par de horas, hasta podemos llevar lo que queda del ciervo colgado como está -  los miró.

Miró a Katarzyna con los ojos entrecerrados, apartando apenas la vista de la carne que estaba masticujeando con desgana, ajeno a la poca conversación que había hasta el momento. Podía soportar hasta cierto punto el rumor de fondo pero las constantes órdenes de la chavala, por muy dulce que fuera su voz, le estaban empezando a tocar los cojones . - ¿Por qué no mueves tu pequeño y redondeado culo, empiezas a recoger la carne y cierras el buzón? - Preguntó bruscamente - Porque te juro que se me está clavando tu voz justo aquí - Se llevó un dedo grasiento a la sien volviendo la cabeza hacia Kat - Y eso es justo lo último que necesito ahora mismo. ¿Ok? - Bufó, le dio un último bocado a la pieza que se estaba comiendo y la lanzó a la hoguera con un gesto de asco - Mira, me has quitado hasta el hambre. 

Se levantó, fue hasta dónde Erik seguía dormitando pese a los esfuerzos de Kat por despertarlo y le dio una patada en pleno culo. - ¡Vamos! ¡Levanta ya cacho carne! ¡Nuestra tiránica lideresa pierde el culo porque salgamos de aquí!

Ladeó la cabeza y miró alternativamente a T.J. y a Kata, suspiró un poco y atendió a la advertencia de Makoto. Arrugó un poco la nariz -podríamos haber ido al amanecer- se puso en pie y miró a los demás - bueno, entonces marchemos ya. Katarzyna tiene razón, prefiero dormir en una cama mullida esta noche...

Sin añadir nada más, comenzó a recoger la provisiones de carne ya hecha del ciervo. Esperó a la indicaciones de Makoto, ya que el era quien conocía la ubicación del castillo. 

 T.J. y Kurt se sentaron alrededor de la hoguera también y empezaron a comer, y tras el macabro comentario del primero preferí contestar al rubio.

 -Hola.- Le contesto mirándolo en lo que se sienta para comer.- Que yo sepa no han vuelto. Ademas los que salimos ayer tampoco hemos sabido nada- 

 -Entonces tenemos que despertar a estos e irnos- Contesto a Makoto tras su advertencia al volver a entrar. -Podríamos cortar las patas que quedan y llevar una cada uno, y la carne en más trozos, y usamos el abrigo de Kat como saco para la carne.- Me referí principalmente al cocinero, aún dormido, y a Makoto.-Total, es impermeable y está mojado ya.- El resto de la carne no debería pesar tanto como para llevarla tal y como la trajimos... - 

 Con Kat y T.J. ya tratando de despertar a los que quedaban dormidos, prefería no acercarme a éstos. Lo que tenía claro es que no me iba a quedar en la cueva, a saber cuánto tiempo podría durar esa tormenta.

Aun seguía en su descanso, en su sueño; la voz de Ashley resonaba nuevamente. - Porque despertar si estoy cansado - pensaba forzando a seguir a pesar de la sacudida. Pocas horas habían pasado desde que se había acostado y como cualquier humano deseaba poder recuperar sus energías.
Pero el griterío y el brusco movimiento lo despertó. Por unos instantes se asusto por no estar en su cama como lo estaba soñando; tardo unos segundo en recordar donde había estado y en que aquello no había sido una pesadilla. El disgusto se dibujo en su rostro, porque aquello era verdad y porque no lo dejaban descansar.
- ¿Pero que mierda les pasa? Acaso no ven que estoy durmiendo! - aquellos había violado lo que para Erik eran reglas básicas humanas: " No molestes a una persona cuando esta durmiendo, o comiendo, o tiene sexo , o hace sus necesidades".
Estaba molesto, por lo que tomo su cuchillo de la manos de Kat y sin dirigir palabras se alejo hacia la fogata para saciar su sed y hambre. Cerca de la hoguera, tomo 2 trozos de carne y un poco de agua. Consumió los alimentos sin emitir palabras o sonidos, su procedimiento para comer quizás para algunos era extraña; primero olfateaba la carne, luego daba pequeños bocados y los masticaba por un tiempo prolongado mientras movía su lengua manteniendo la boca cerrada para sentir todos los sabores y sistemas sensitivos se activen.