Partida Rol por web

Vale, les doy cinco minutos para intentar entrar, encontrar a Rya y al Monje y obtener respuestas.

Si no, nos vamos al castillo. Puede que con el libro pueda obtener algo y, con suerte, el castillo esté inhabitado y podamos obtener algo o usar sus recursos.

¿Estád bien? Parece que tienes mucho calor, ¿no?

Ben trató de responder a mis preguntas, aunque aún quedaron algunas en el tintero por las que no pude volver a preguntar. Su susurro me dejó inquieta, debíamos estar unidos.

Makoto se acercó, visiblemente contento por mi despertar; era agradable ver otra cara amiga. En seguida me explicó lo de Himiko, y me presentó a algunos de los chicos que había por allí.

-H-hola… - saludé escuetamente a estos, levantando un poco mi mano, mientras observaba que Rina se encontraba más allá, donde el arco de piedra.

Entonces volví a mirar a Makoto.

-G-gracias, Makoto. – le respondí con una sonrisa tímida. – Nosotros nos encargaremos de que esté segura. – susurré, en referencia a la pequeña Himiko.

No me dio tiempo a hablar nada más con Benjamin y Makoto. De pronto una de las chicas, Roxana, comenzó a replicar al japonés, visiblemente ofendida; y tras aparecer otro chico que no conocía, se le unió la chica rubia, Katarzyna, exigiendo que les contáramos todo de bastante mala manera. Las formas no eran las más adecuadas, de hecho la situación me incomodó sobremanera, pero en algunas cosas tenía razón.

Miré a Ben, asustada por cómo parecía haberse desmandado todo, y comencé a levantarme tras quitarme su chaqueta. Mi novio me ayudó a hacerlo, ya que mis piernas estaban algo entumecidas, pero en seguida me recompuse y caminé un par de pasos hacia delante, tratando de acercarme a los demás.

-M-mi nombre es Elizabeth. – dije tímida ante el resto, y miré a Katarzyna. – B-ben me ha dicho que le aconsejaste que me abrigara. G-gracias. – le dije tendiéndole la mano, antes de continuar dirigiéndome a todos. Estaba algo asustada, como seguramente todos los presentes, pero estábamos aquí para algo, y no podíamos poner eso en peligro. – E-eso es lo que tenemos que hacer, cuidarnos entre nosotros, estamos j-juntos en esto, como bien decíais. – el rubor comenzó a aumentar en mis mejillas, pero pronto lo haría más. – N-no sé muy bien lo que sabéis o no… P-pero os contaré lo que sé. A-acercaros, por favor.

Me quité la chaqueta, sosteniéndola con mis manos frente a mí. Me sentía algo intimidada con tantos ojos mirándome, pero al mismo tiempo cada vez me sentía más segura a la hora de hablarles.

-Llegamos a Suiza hace cincos días. Ninguno de nosotros nos conocíamos, a excepción de las hermanas gemelas, claro; aunque Makoto y Rina llegaron después. Nos llevaron a un castillo porque no somos humanos normales. Albergamos otra naturaleza, como la llamaban, en nuestro interior. Así que nos dieron la oportunidad de descubrirla durante al estancia en el castillo y decidir así qué queríamos hacer con nuestra vida. Durante al estancia hubo un ataque al castillo homólogo de Japón, y fue cuando Makoto y Rina se nos unieron. También hicimos una excursión a estas cuevas, donde algunos estuvimos con una Kitsune que nos orientó. – hice una pausa, consciente de que era mucha información a asimilar. – Todo se torció cuando comenzamos a soñar con una chica en la nieve. La Kitsune, Beni, nos dijo que los castillos iban a desaparecer, y que los que son como nosotros también lo harían. Así que nos dieron dos opciones: volver a casa o viajar a un supuesto futuro para tratar de impedirlo. Simplemente nos dormimos y tuvimos ese sueño, que no se si vosotros habéis tenido, y aparecimos aquí. Por eso pensamos que estamos en el futuro y que vosotros también podéis tener habilidades especiales. Esto no es un juego y pienso que deberíamos estar unidos. La unión hace la fuerza, ¿No? – miré a Ben y Makoto, esperando que no les sentara mal que hubiera desvelado cosas que al parecer alguien había intentado ocultar. - Entiendo que os hayáis enfadado, pero esto es difícil para todos, no nos lo tengáis en cuenta, por favor. O-os pido disculpas.

Apenas entró que dirigió una mirada furtiva a Nyara. Parecía meditar algo cuando Chris se acercó a hablarle.

-Todo bien por aquí, ¿vosotros habéis descubierto algo?-le contestó. Vio que los que habían resbalado fueron Roxana y Kurt, pero estaban bien. Incluso Liz había despertado y ya estaba charlando con Ben. Himiko...la escharé de menos La pequeña se había apegado tanto a la italiana que la apreciaba como una hermanita. Pero se alegraba de que no estuviera allí, éso significaba que había vuelto a Japón. Volvía a pensar en ello cuando Makoto dijo algo que la sacó de sus pensamiento.

-Entonces el castillo fue atacado, como se predijo...-comentó en voz alta. Las palabras de Roxana le molestaron, ¿no estaban haciendo lo mejor que podían por su bien? Y Katarzyna montaba el drama de turno. Por primera vez la voz de Lia sonó grave, seria, molesta. Aprovechó un silencio para sonar más firme.

-Estamos en un lugar sagrado. Haced el favor de comportaos-miró a Rozana y a Katarzyna visiblemente ofendida con su comportamiento-Nadie os ha obligado a venir con nosotros, no veo razón de hablarnos así-les espetó, no agresivamente, sino explicando la situación con calma. La situación ya era suficiente complicada. Suspiró y desvió la mirada a TJ y a Erik, que no habían resultado ser drama queens, antes de mirar a TJ.

-Ahora que sabemos que el castillo ha sido atacado como nos temíamos, tendremos que hacernos a la idea. Quienes lo atacaron puede que sigan por aquí, así que si queréis hacer alguna locura comomontar un alboroto-miró brevemente a las dos alteradas, especialmentea a la poca discreta polaca- no pongáis el grupo en peligro...-entonces de reojo vio como Rina no había podido acceder a los pasillos. ¿Entonces? Tenía esperanzas en reecontrar a Beni. Y de pronto, pisadas. Miró hacia el exterior de la cueva desconfiada. Los recordaba. Habló en voz baja.

-Soldados. Operaciones especiales, armados. No sabemos de donde vienen ni porqué, pero sabemos que vienen a por nosotros. Así que, por favor, os tendréis que calmar-tragó saliva. Miró a Liz, quizás desconcertada por toda la situación, les había explicado la historia de "Érase una vez, nosotros".

Se giró hacia Chris, que estaba a su lado, y se apoyó en su hombro. Le desagradaban los dramas, así que simplemente se perimitó un segundo de desconexión.

-¿De verdad sabemos que el castillo fue atacado? ¿has tenido un sueño o visto algo? -preguntó sorprendida Kyara- yo tuve el sueño del ataque a japón y luego el sueño de la barca; la verdad, pero no tuve ningun sueño del ataque al castillo. Puede que ni ocurriera, ¿alguno ha visto algo? ¿soldados tal vez? No hagamos suposiciones, por favor.

Elizabeth toma la iniciativa poniéndose en pie, algo en lo que tengo que ayudarla pues aún está algo débil. Reúne a los chicos y comienza a explicarles todo el asunto, con una calma que me resulta admirable. Es mucha explicación, demasiada información en muy poco tiempo, pero ellos la están reclamando desde hace rato y, aunque he tratado de ofrecerles algo durante el trayecto, creo que Liz ha hecho justo lo que necesitaban.

Yo también os pido disculpas. Hace tan sólo cinco días era un chico normal de un pueblecito de Winsconsin, no tengo mucha idea de como manejar esta situación... -Me disculpo algo avergonzado. Giulia echa más leña al fuego hablándoles en un tono cortante, sin ponerse en su lugar, posiblemente porque ella misma está preocupada. Les dice lo de los soldados, algo que no me gusta, al menos de momento- Sólo me gustaría añadir, sobre el tema de nuestra naturaleza especial... ¿Sabéis algo de mitología? Porque parece ser que todos esos mitos encierran una parte de verdad. Y esa parte... Somos nosotros. -Digo abarcando al grupo con los brazos- En el castillo conocimos a un hombre lobo, una súcubo, un elemental... Y esa naturaleza nos permite hacer... Cosas que son raras para un humano normal.

Levanto una mano y dejo que se cubra de duras y brillantes escamas reptiloides, mientras de mus dedos surgen unas largas garras de unos diez centímetros, afiladas y brillantes de un tono negro profundo.

Yo, por ejemplo, tengo sangre de dragón. No son efectos especiales, podéis comprobarlo...

Miró a su hermana con cierta sonrisilla cínica. "Empezamos a soñar" como si hubiesen tenido una semana de sueños raros antes de acabar ahí... Tiró de la blusa de corte desigual, despegándola de la piel. Entre el calor y el agobio Nyara habría podido jurar que el interior de las cuevas era una sauna.

Necesito salir de aquí. Mecagonmivida.

Cómo que no podemos entrar. Mecagonmivida, Kyara, ¿qué hacemos aquí reunidos entonces si no podemos entrar? Que intente entrar el chinorri a ver si los nuevos pueden...

Joder, cómo vamos a ayudar a Rya si estamos aquí encerradas.

La chica entra caminando con cuidado en el interior de la cueva, además de tratando de no hacer ruido, sin embargo, pone el pie en una roca que estaba resbaladiza y termina cayendo aparatosamente y haciendo bastante ruido, se desliza y rueda unos metros y cuando se levanta algo aturdida se encuentra que esta frente a un grupo de varios chicos jóvenes (los pjs) y justo delante de ellos hay un arco hecho de roca que justo delante hay dos chicas.

Todo el mundo escucha un ruido de desprendimientos de rocas y casi unos segundos despues pueden ver como una chica aparece resbalando y rodando por el sueño

 Tras resbalar y caer aparatosamente al interior de la cueva cubriéndome la cabeza con los brazos durante la caída, me siento con prisas, incorporándome y olvidando el dolor producido por los golpes al ver que había más de una docena de personas dentro de la cueva. Asustada, me apoyo en el suelo con las palmas de las manos y me impulso con las piernas sin apenas despegarme del suelo para moverme unos metros hacia atrás hasta chocar con la pared.

 -Ahg... Me quejo tras percibir el dolor, que mella junto con el cansancio de la dura caminata por la nieve, llevándome una mano al costado. Luego me levanto y me cruzo de brazos agachando los hombros, en posición defensiva y aún sufriendo el frío, y los miro a todos, que parecen tener más o menos mi edad. ¿Habrían llegado como yo, o serían lugareños de donde quiera que estuviese? Por los diferentes rasgos raciales que poseía cada una de esas personas, esa segunda opción parecía bastante improbable. -¿D-donde estoy? ¿Quienes sois? - ¿Qué ha pasado? ¿Cuanto tiempo llevo dormida? ¿Qué hacéis aquí? ¿Cómo vuelvo a casa? ¿Quién me ha traído?. - Mil preguntas me rondaban la cabeza, pero no me sentía en posición de exigir tantas respuestas, y sería mejor ordenar las ideas por orden de importancia, por asustada que estuviera.

Al entrar en la cueva, estaba pensando en mis cosas...2¿Qué cojones vamos a hacer una vez dentro...una vez aquí, ya no podemos dar un paso sin estar seguros de morir en el intento..." O al menos así me sentía cuando de pronto me di una ostia al resbalarme.

-Yepaaa..-Pero me levanté intentando mantener un poco de dignidad..."Al menos Nyara no está aquí para verlo y reírse, yo si estuve la otra vez."

Una vez dentro se armó un poco de nuevo por el tema de lo que sabíamos y dejabamos de saber, lo que les contabamos y lo que dejábamos de contarles. Por mi parte, me senté un rato observando. Ya habíamos dicho casi todo, al menos las partes que a ellos debían interesarles.

Cuando supimos que Beni no estaba me pregunté que habría en la cueva entonces...¿Sería una cueva normal? Pero no, cosa que se dejó ver cuando Rina intentó entrar.

Quería decir algo, pero de pronto se oyeron unas pisadas y permanecí en silencio.

Cuando pasaron, nos asomamos y vimos las pisadas.

-Bueno, volvamos dentro, hay algo que he pensado...

Al volver dentro empecé con la explicación.

-Antes que nada, me gustaría aclarar una cosa. Puede que estemos en el futuro, pero eso no significa que ellos también.-Alargué una mano hacia ellos, señalandolos.-¿En que año vivíais? Puede que vosotros pertenezcáis a un plano en el tiempo diferente al nuestro, puede que sigáis en "vuestro tiempo" pero claro....Rina, Con no haber gente en estas tierras...supongo que te refieres solo por aquí y no en el resto del mundo, puede que ellos realmente pertenezcan a esta época.-Entonces miré a Erik, que como yo, era alemán para entre una sonrísa que no podía aguantar al pensar en lo que iba a decir, solté:-Puede incluso que tu seas mi hijo o nieto.

Volví a mirar a Rina.

-Y creo que se por que no has podido pasar.-Volví la mirada a los conocidos-Si recordáis, Manuel no llegó a pasar por ahí...¿Deducción? Solo podemos pasar una vez.-Alargué mi puño por el arco para ver si podía pasar. Si no podía, cogería a Erik un poco a la fuerza e intentaría arrastrarlo hasta el arco y comprobar si el podía pasar. 

Y en ese momento, aparece una chica tras un resbalón rodando por el suelo*.

Al ver a la chica, di un par de pasos hacia ella y le tendí la mano tras sus preguntas. "No puede ser...¿Otra más? Y tenemos que volver a decirlo todo otra vez? Por que no puedo controlar el tiempo y que vea todo lo que ha pasado hoy como una película?..."

Me quedé con la mano tendida esperando ver si la aceptaba o no y mientras me presente al ver su anterior reacción asustandose de nosotros.

-Kurt, Kurt Rainer. Macho alfa de esta la tribu de la Cueva del Yuyu-Recordé como las había llamado Nyara cuando volvíamos al castillo la anterior vez. Sonreí-¿Y tu quién ser?-Luego reí un poco, no pudiendo aguantar la risilla que me entraba.-No, es broma. Estamos en Suiza, pero, para que te contemos algo, primero dinos que sabes tu y como has llegado aquí, además, ¿de que año provienes?

Cerré los ojos y tiré la cabeza hacia atrás, tomando aire ante la escandalosa reacción de las chicas. 

¿Cómo es posible que tras la conversación mientras veníamos todavía piensen que no las tengo en cuenta? ¿Es que no escuchan absolutamente nada?

No las podía culpar, era una situación de lo más desconcertante para todos y especialmente para los desconocidos. Además, los nervios estaban a flor de piel, incluso la buena de Giulia se mostró seria.

Probablemente Elizabeth supo entender que mi único interés era procurar que nadie llegara a alterar la naturaleza de Rina, pues salió a la palestra para poner en antecedentes, de forma breve, a quienes no sabían nada. Los recién llegados no lo sabían y era mejor así, pero la naturaleza de Rina debía mantenerse siempre bajo el máximo control y no permitiría que nada ni nadie interfiriera. Lo había prometido.

Cuando la barrera invisible se activó me acerqué a Rina y la miré frunciendo el sueño, extrañado. Kyara también se acercó.

Además kyara planteó sus dudas cuestionando el ataque al Castillo.

- Rina pudo contactar con el espíritu del bosque y le dijo que no había nadie vivo en este territorio más allá de nosotros - no me atreví a repetir la trágica segunda parte del mensaje que Rina había dado a entender - en cualquier caso... solo hay una forma de averiguarlo ¿verdad? - podía parecer una locura, pero nuestras alternativas era realmente escasas.

El estruendoso ruido del desprendimiento de rocas de parte de la cueva me sobresaltó. Me giré alarmado hacia el lugar de donde provino el ruido y miré con cautela. 

Entonces la vi, una silueta humana cayó rodando aparatosamente ¿era una chica? Se levantó asustada y empezó a hacer preguntas. Era evidente que había aparecido exactamente igual que el resto. Me dirigí hacia ella y pude ver que se trataba de una joven de rasgos exóticos y piel canela.

- ¿¡ Oye !? Estás bien!? - dije alarmado - ¡ha sido una fuerte caída! 

Al ver su expresión temerosa intenté que se tranquilizara.

- Me llamo Mako y... ya conoces a Kurt - dije dibujando una sonrisa. Me acerqué algo más a la muchacha y alargué el brazo sin llegar a tocarla, pero invitándola a que se dejara examinar - ¿te has hecho daño? Déjame ver tu brazo.

-Éramos pocos y parió la abuela-se acabó. No aguantaba un instante más en esa reunión de idiotas que en vez de moverse e intentar cosas se quedaban cloqueando como gallinas. Se incorporó apoyándose en la pared y se pasó el dorso de la mano por la frente. Se acercó hasta Mike, musitando algo a su oído y salió del lugar.

Intenta entrar por una de las puertas. No te pasará nada, si la kitsune está ahí podrá guiarte y si no... vuelve sobre tus pasos. Suerte.

Ahí se quedan todos, ostia ya, no aguanto más ni sus voces ni el valor ni la inactividad.

En el interior de la cabeza de Rina resuena una risa, una risa que le sonaba, era la misma risa que ella tenía de pequeña, de algo más joven, fue entonces cuando delante suya la vio, una imagen de ella más joven que sonreía:

- Vaya, vaya parece que al final sois mas de los que pensabais, menudo problema no? y no puedes corriendo a ver a Beni-sama... que harás?

Comienza a caminar y se coloca al lado de Makoto, este parece que no es capaz de ver nada ni escuchar, mira a Elisabeth y sonría tras guiñarle un ojo y después mira a Rina:

- Yo puedo hacerte pasar y lo sabes... pero claro...ya sabes lo que eso supone no? ummm

Se estira y añade:

- Me gusta este sitio...este tiempo, me gusta que tu tengas 3 colas y yo tenga más, es tan divertido...sabes? pronto dominare yo ese cuerpo

Decía mientras caminaba de nuevo hacia Makoto, la joven Rina iba desapareciendo poco a poco y acaricia el brazo de Makoto mientras dice con una sonrisa bastante oscura:

- Y el será mío