Partida Rol por web

¿Enfadado? Buena pregunta. Estoy helándome el culo de frío en esta muralla para que todos ellos estén a salvo, dejando de pasar con el amor de mi vida un tiempo precioso que no puedo saber si lograremos recuperar. Y mientras tanto, a ella le pasa algo así ¿y se quedan de brazos cruzados? Que si estoy enfadado... ¡Claro que sí! Pero, sobre todo, estoy decepcionado. Profundamente decepcionado. Makoto y Rina, una vez más, dando motivos para que la tristeza por olvidarlos se desvanezca.

Elizabeth habla de su cansancio. Bueno, más bien de su hartazgo. Incluso en eso soy afín a ella, también yo estoy cansado de la actitud de ciertas personas por aquí. Pero rápidamente cambiamos de tema al hablar de los poderes de Roxana, y de la posibilidad de despertar los de otros. Angélica ha preguntado por nosotros, interesada en el tema.

Yo de poca ayuda creo que sería con eso, es Liz quien podría sacar a relucir su naturaleza. Yo, como mucho, podría ayudar a contenerla si se descontrola. -Digo con una sonrisa, orgulloso de mi novia- ¿Y qué es lo que haces, exactamente, Rox? ¿Ya lo controlas? En la cueva parece que te rodeabas de una nube tóxica, o algo así... -Le pregunto con curiosidad, tratando de alejar los malos pensamientos de mí cabeza- Sobre hacer Guardia, de noche es mejor que la haga yo. Con esta oscuridad, un pelotón de soldados podría apostarse entre esos árboles de ahí sin que los viera nadie. -Señalo la primera hilera de árboles del bosque- Yo, en cambio, veo al conejo agazapado diez metros más adelante, a esa ardilla que se mueve en el árbol grande ahí a la derecha, y al búho que seguramente la está acechando. Pero, como dice Elizabeth, puedes venir al amanecer a hacerme el relevo, si quieres. Y también... -Dudo un instante, recordando las reticencias de esta chica hacia la vampiresa. Pero todos tenemos que poner de nuestra parte. Además, puede negarse- ...puedes hacerme un favor cuando vuelvas dentro. Avisar a Makoto y a Himiko de, bueno, puede que no sea nada. Hace un rato he visto algo en el bosque. Era de tamaño humano, aunque podría ser un animal. El caso es que ha estado un rato parado, como si esperase u observase, y luego se ha dado la vuelta y se ha marchado. Puede que sólo fuera un oso curioso, o puede que fuera un soldado en labores de exploración, pero mejor que estén sobre aviso y preparados. Por si acaso. -Con el tema de la comida, miro a Elizabeth preocupado- Yo ya he tomado algo de caldo, pero ¿y tú, cariño? ¿Has comido algo?

Escuché con atención las palabras de Benjamin. Una vez parecía haber terminado suspiré y giré de nuevo hacia la muralla, mirando el horizonte cubierto por aquel frondoso bosque de copas blancas por las nevadas. Cerré los ojos unos segundos y volví a abrirlos, después froté mis párpados con mis manos.

─El poder es nuevo... diferente, humo de otro color. Por lo visto puede partir cosas, pero no sé si hace algo más. Y ahora que te he contestado, ¿piensas contestarme tú? ─sonreí de forma pícara, él sabía que era exactamente lo que yo quería saber─ ¿o te lo pregunto otra vez? Y sí, tranquilo, les avisaré de lo que me has advertido.

Jugué a hacer tintinear mis uñas de rítmicamente contra la piedra de la muralla, mientras continuaba esperando una respuesta que me satisficiese. Y esta vez si miré al frente, perdiendo contacto visual con ambos.

De modo que partir cosas. ¿Sólo cosas? Eso es algo interesante de saber...

Pero no me da tiempo a preguntarlo. Roxana, con una picardía que no había mostrado hasta ahora, insiste en su pregunta, la que he evitado responder.

¿Que si estoy enfadado? -Repito su pregunta, mirando de nuevo al bosque- Joder, claro que sí. ¿Tú no lo estarías? Mi novia lo pasa mal y ellos pasan de ella, es genial. Mientras yo me hielo el culo de frío aquí para que todos estén a salvo, de puta madre.

Al final decido callar, porque me estoy calentando y no es lo que quiero. No deseo que Liz me vea así, pero me duele, me duele mucho.

Me alegró ver que Roxana estaba contenta con sus poderes y que iba haciendo avances con estos, aunque por el estado de la mesa estaba claro que aún le faltaba práctica; como a todos. Tomé nota de su comentario sobre Angelica. Quizás estaba dejando demasiado las cosas en manos de los demás. Sí, los poderes eran algo muy personal, pero esta no era una situación nada normal, y a lo mejor debería haber insistido un poco más ante aquellos que parecían no tener las cosas claras.

Entonces mencionó la cena, haciéndome mirar a un lado de forma disimulada. Creí librarme de ello cuando escuché a Ben hablar de lo referido a las habilidades de Roxana y Angelica, así como de que él era el más adecuado para la guardia nocturna; pero finalmente retomó el tema.

-E-en realidad aún no. – respondí avergonzada a la pregunta de Ben, volviendo a mirar mis pies, y dándome cuenta que en las botas aún podía verse algún rastro de la sopa que había tirado al suelo ante aquella ola de terror que me había invadido. – Comeré algo, pero prefiero quedarme de guardia también. – respondí a Roxana ante su preocupación, terminando por mirar a Ben, casi suplicante.

Roxana insistió en los sentimientos de mi novio, hasta que logró que este se sincerara.  Ben desvió la mirada hacia el bosque, pero su tono y las palabras que usó dejaban bastante claro que su enfado iba más allá de lo expresado. Apreté su mano y rodeé su espalda con mi otro brazo, agarrándole por la cintura.

-No olvides por lo que hacemos todo esto. – comencé a acariciar la mano que tenía agarrada con el pulgar, sin soltársela – Estoy bien, no pasa nada. Además… Puedo traerte una bolsa de agua caliente si tienes frío ahí detrás. – reí por lo bajo con la broma, esperando así aliviar un poco la tensión.

En los momentos críticos siempre me vuelvo algo pedante y estúpida, pero creo que esta vez mi punto de vista realmente tenía, por lo menos, un puntito de razón. Y para qué engañarnos, Ben y Liz me caían bien, si les tenía que decir algo se lo diría para evitar que hiciesen el ridículo ante los demás.

Me dirigí a ambos con un tono afable y sereno.

─Tal vez me enfadase por algo así si estuviese en mi ciudad, con mis amigos, teniendo una vida normal... viviendo el día a día, en esa situación probablemente me enfadase...

Hice una breve pausa para tomar aliento, era consciente de que el argumento que les iba a soltar era un puñetazo en toda regla, pero así es como yo veía aquella situación

─Pero estando en un castillo perdido de la civilización, tres siglos por delante en la linea temporal, con gente que tiene poderes entre la cual me incluyo y habiendo dos de los nuestros que han muerto... no es algo que me preocupase especialmente si te digo la verdad. Me centraría más en resolver el problema que tenemos encima y luego ya... hablaría las cosas con quien tocase, pero desde luego no considero momento para andar con estos juegos... o como quieras llamarlo. Y no me odiéis por deciros esto, es mi forma de verlo.

Pellizqué el tabique de mi nariz a la altura de los ojos con mis dedos. Cerré los párpados y negué con la cabeza. Vaya situación más incómoda.

─Por favor, a cualquier persona que le vayas a decir "oye has ignorado a mi novia" teniendo en la mente la muerte reciente de dos conocidos, una tipa a la que salvarle la vida para volver a tu época... no sé, lo más fácil es que te crucen la cara con esas tonterías.

─Y no estoy justificando que pasasen o no de Liz, lo que digo es que todos nos equivocamos y no creo que sea momento de reprocharnos nada. Cuando todo se arregle ya tendréis tiempo de hacer lo que queráis.

Podía decírselo más alto, pero no más claro. Si mi padre me viese comportándome de esa manera apuesto que estaría bastante orgulloso de mi, o eso creo.

Rox no se corta un pelo en ofrecer su punto de vista en todo este asunto, aunque no termino de comprender el motivo. Es algo que ni le va ni le viene, en realidad, a no ser que crea que puedo hacer una tontería que termine afectándonos a todos. Que tampoco sería raro que lo pensase, a fin de cuentas ¿qué sabe de mí?

Cuando todo esto se arregle, Rox, no habrá nada que hacer. -Sentencio con escasa expresividad. Ni enfadado, ni triste, ni feliz. Tan sólo es la constatacion de un hecho asumido que, en el fondo, cada vez me importa menos.

Excepto en lo que concierne a Elizabeth.

Si logramos que todo salga como debe salir, reescribiremos la historia. Nunca llegaremos a conocer a Makoto y a Rina, no les creeremos nuestros amigos y no nos decepcionarán. Seguramente no lleguemos a conoceros a ninguno de vosotros. De modo que no, cuando todo esto se arregle, no habrá nada que hacer. Ni tampoco ahora. -Digo ahora ya con gesto más serio- Que esté enfadado no significa que vaya a hacer nada al respecto, aparte de ser consciente de que casi nadie aquí va a hacer una mierda si a mi novia se le descontrola su poder. Cuando quieran algo de nosotros, eso sí, no dudaran en pedirlo. -Termino diciendo resignado- Pero estamos aquí por algo mucho más importante. Ya me encargaré yo de cuidar a Liz... -Miro a Elizabeth a los ojos, sonriendo- Lo cuál me recuerda... ¿Qué es eso de que no has comido? Si quieres formar parte de la Guardia del castillo tienes que comer algo. De modo que tendrás que ir a la cocina a por más de ese caldo, y no acepto un no por respuesta, soldado. -Me pongo firme, imitando a un militar mientras ne aguanto la risa- Y ya de paso me traes otro poco, el culo ya me lo calentarás con la mano... Juju... -Susurro al final con complicidad.

Me puse seria ante las palabras de Roxana, ya no sólo porque parecía haber mal interpretado a Benjamin, sino porque había algo en lo que creía que estaba muy equivocada. No la interrumpí, dejando que terminara, y que fuera después Ben quien respondiera, ya que principalmente había aludido a sus palabras.

Sonreí a mi novio cuando dijo que sería él quien se encargaría de cuidar de mí, terminando por reír cuando me ordenó cenar para poder formar parte de la guarda y asintiendo ante la petición. Sin embargo, me puse colorada ante su susurro final, mirando hacia un lado, escondiéndome así de Roxana y de él.

Esperé un momento y miré a la chica.

-Roxana… Es verdad que hay cosas más importantes, pero se supone que tenemos que apoyarnos los unos a los otros para que esto salga bien, es sólo eso. Asi que, me parece natural enfadarse, si hubieran reaccionado igual ante un peligro mayor, ¿Qué hubiera pasado? - dije con seguridad.

Me sentí sola, muy sola allí dentro.

-P-pero bueno, nadie quiere jaleos, ¿Verdad? – miré a Ben, sonriéndole. – Puedes ir tranquila a descansar, cuando acabemos te avisamos para el relevo, ¿De acuerdo? – pregunté a Roxana.

Al escucharlos desde abajo, mueve sus manos para llamar su atención, y sube un poco las escalaras.

- disculpen, Mako-kun no podrá venir, estaba cansado y con algo de fiebre, así que se ha ido a dormir... Buenas noches - muy formal, les informa y se despide con una inclinación de su cabeza, para darse la vuelta e irse de vuelta al interior de la escuela.

Oigo la voz de Rina desde las escaleras, informándonos de que Makoto se encuentra mal y que no va a venir. Tampoco vendrá nadie más, por lo visto, pues la propia Rina se da la vuelta dispuesta a marcharse.

Tranquila, no pasa nada. Ya vigilaré yo toda la noche. -Le respondo con sarcasmo, volviendo la vista al bosque antes de lanzar un suspiro- Es lo que iba a hacer de todos modos...

- entonces luego te reveló, iba a cuidar a Natuk-san, pero varias la cuidaran, reviso una cosa en la biblioteca y vengo, Foster-san- le dice antes de irse, moviendo su mano suavemente. No se da cuenta del sarcasmo, estaba pensando en otras cosas.

Ya he dicho que voy a vigilar toda la noche, Rina. Si quieres, ven por la mañana.

Les dije lo que les tenía que decir, y aunque quedase en mala posición me era indiferente, pues sé que lo decía por ellos. Al margen de ese asunto que giraba entorno a Liz, había otro que me escamaba bastante; que todo saliese mal.

─¿Y si... no volvemos? ¿Si el cuento acaba mal? ¿Entonces qué? ¿Qué haría cada uno de nosotros? Hasta donde yo sé, hay unos soldados que quieren matar a todo lo que no es normal ¿no? Y está claro que no lo somos pero... hay dos soldados en el fondo del frigorífico si mal no recuerdo... ¿son tan mortales para nosotros? ¿o lo son solo para algunos?

Lancé mis preguntas al viento. No sé si esperaba una respuesta, pues más bien era una reflexión en voz alta. Apenada entorné los ojos mirando el bosque. ¿Era tan malo aquel sitio? ¿Tanto?

¿Era tan malo quedarse en el futuro? Mis conocimientos de lo que ocurría eran limitados, pero en vista de cómo estábamos viviendo me atrevería a decir que podríamos incluso mantenernos con vida en ese presente... o tal vez no y yo estuviese equivocada.

─De hecho ¿no os olvidaríais el uno del otro? ─les pregunté directamente, dejando el bosque de lado y centrándome en ambos de nuevo.

Eso debería ser triste, y doloroso, dejar a alguien a quien quieres y que te quiere de forma voluntaria por un bien superior... precisamente ese tipo de reflexiones son las que me llevaban a pensar que todo podría irse a pique en cualquier momento.

Con la noche tan avanzada, había tratado de que Roxana se fuera a descansar y pudiera así relevarnos por la mañana, ya que sino no sabía quiénes iban a ocuparse de ello; pero la chica no respondía a mi pregunta. Además, Rina había pasado para avisarnos de que Makoto no se encontraba bien, así que seguramente no podríamos contar con él tampoco al amanecer.

Se me encogió el pecho ante el repentino interés de Roxana por lo que haríamos si no volvíamos.

¿No volver? Esa no es una opción. No, volveremos.

Miré a Ben con tristeza, cuando la chica mencionó el que no nos conoceríamos. En principio parecía lo más probable, pero confiaba en volver a encontrarnos y volver así a enamorarnos.

-No deberías pensar en no volver como una opción… - dije dirigiendo ahora mi mirada a ella. – Si al final no lo conseguimos, ya nos plantearemos esas cosas. Esos soldados acabaron con todos los que son como nosotros, así que son mortales y nada importa más que impedir que muera toda esa gente inocente… - volví a mirar a Ben y me estiré para besarle en la mejilla.

No quería perderle, ya no imaginaba mi vida sin él, pero si tantas vidas dependían de nosotros… No podía ser tan egoísta. Encontraría la manera de volver junto a él, la encontraríamos.

-N-no quiero ser pesada, pero… Deberías ir a descansar. – dije algo apurada por la insistencia. - ¿O es que…? – de pronto había caído en algo. – S-si no quieres hacer guardia por la mañana puedes decirlo. B-buscaremos a alguien, tranquila. – aclaré algo nerviosa, temiendo haber metido la pata.

No pensar en que algo malo pudiese pasar no iba a evitar que pasase, eso es algo que había aprendido desde pequeña.

─La verdad que empieza a haber sueño... vamos Liz, de paso podrías cenar algo o traerte la sopa aquí y cenar con él ─sugerí mientras miraba a ambos─. Si quieres te acompaño hasta la cocina y de paso echamos un vistazo a Natuk. ¿Con quien se quedó al final, por cierto?

Ahora que lo pensaba detenidamente, Angelica y Kat estaban en la cocina, Rina y Mako fueron a acostar y Liz se encontraba en la muralla.

Sin darle más vueltas al asunto me separé de la muralla y me dispuse a dirigirme a la puerta, me hice un poco la remolona para darle tiempo a Elizabeth a decidir si venía a por la cena o si prefería quedarse.

Sonreí ligeramente ante las palabras de Roxana, era agradable su consideración.

-G-gracias, pero iré dentro de un rato. – le agradecí así su preocupación, pero quería aclarar algo con Ben antes de ausentarme. – Había mucha gente cuando me fui, alguien habrá con ella, no te preocupes. Que descanses, Roxana. – le dije desde arriba, agitando mi mano para despedirme, al igual que Ben.

Roxana muestra toda su inseguridad a través de una serie de preguntas acerca del posible fracaso de nuestra misión. No es que no sean preguntas que me he hecho a mí mismo, porque lo son. Pero es el escenario que he decidido borrar de la lista de opciones. No, eso no va a pasar. Y punto.

He hecho una promesa.

Pero es Elizabeth quien responde a Rox, mostrando nuestra postura al respecto, e insistiendo a la chica para que descanse. Incluso tiene tiempo para regalarme una muestra del cariño que siente por mí. Le lanzo una mirada severa cuando se niega a comer, pero claudico al ver que sólo pospone el hacerlo hasta un poco más tarde. Nos despedimos de Roxana y volvemos a quedarnos sólos.

¿Cuando ha aprendido a hablar? -Bromeo volviéndome hacia Elizabeth con una sonrisa- Debe ser un poder nuevo...