Partida Rol por web

Solté su mano cuando Ben se volvió hacia mí, dejando también que mi mano en su espalda de deslizara, apoyando ambas a ambos lados de su cintura mientras bromeaba sobre Roxana.

-Sólo necesitaría un empujoncito. Y a mí me parece que tenía más interés en hablar contigo… – dije mirando hacia un lado, para pronto volver a encontrarme con sus ojos y cambiar de tema.– Hay algo que quería decirte. Es que… - me detuve, no sabía muy bien como decirlo. – N-no puedes cuidar de mi todo el tiempo, los sabes, ¿N-no? – le dije, contundente, recordando sus palabras de antes. – Tenemos que llevar todo esto a buen puerto, por separado si es necesario… - me agarré a su chamarra y miré hacia abajo. – Estaré bien, puedo cuidar de mi misma. – volví a mirar hacia arriba, mirándole fijamente a los ojos y le sonreí.

¿Conmigo?

Miro de reojo a Liz ante ese comentario acerca de Roxana. No termino de tener claro si se trata de baja autoestima o de celos, pero ninguna de las dos opciones me gusta. Vale demasiado para eso.

Pero cambia de tema antes de poder proseguir con eso, y mi rostro se ensombrece con una sonrisa triste y resignada.

Y-ya lo se... Aunque es lo que quisiera. -Admito mirándola a los ojos- Contaba... Confiaba en que aquí todo el mundo, quien más quien menos, pondría su grano de arena y nos cubriríamos unos a otros. Que si tenías problemas en mi ausencia ellos estarían ahí para ayudar. -Aparto la mirada hacia el bosque de nuevo, molesto- Cada vez estoy más decepcionado con esta gente. Siento que estamos sólos, tú y yo...

Sus últimas palabras me llevaron al primer día en el castillo. Ambos nos sentíamos solos, ante una situación completamente nueva y extraña, como ahora… Pero entonces, al conocernos, dejamos de sentirnos así.

Ahora debería ser igual.

Permanecí junto a él, sin soltarle, y al no volver a mirarme, tiré ligeramente de su chaqueta para atraerlo hacia mí.

-No estaremos solos mientras nos tengamos el uno al otro. – traté de sonreír, aunque viéndole así me costaba, pero quería que él también sonriera. – No nos precipitemos, ¿Vale? A lo mejor ha sido un lapsus… Y tampoco ha sido cosa de todos. – trataba de quitarle importancia al tema, no sólo por él, sino por mí también.

Me acerqué a él, dejando reposar mi rostro sobre su hombro un instante.

–Te avisaré. – dije de repente, decidida, levantando la cabeza y volviendo a mirarle. – Aprenderé a hacerlo, y podrás sentir lo mismo que yo… - le dije, soltando una de mis manos y llevándola hasta su cara, acariciándole la mejilla.

Elizabeth tira de mí, atrayendo toda mi atención, logrando que aparte el resto del mundo por unos instantes y me centre en ella. Me dice lo que ya se, que nunca podremos estar solos mientras nos tengamos el uno al otro. Oírlo me arranca una sincera sonrisa. Y es que son esas palabras que uno lleva en el corazón, pero a veces hace falta sentirlas en la piel.

Claro que no es a lo que me refería, pero eso no importa...

También me pide calma con los demás, evitar precipitarnos. Incluso en esta situación le puede su buen corazón. No pensaba precipitarme, porque no pensaba hacer nada. Tan sólo asumir lo que hay. Pero asiento a sus palabras, aceptando su buen juicio.

Se acerca más y apoya su cabeza en mi hombro, momento que aprovecho para abrazarla, echando un breve vistazo al bosque. Pero de repente vuelve a mirarme y afirma con decisión que aprenderá a avisarme y compartir lo que siente.

Se que lo harás, cariño. No hay nada que no puedas hacer. -Le digo sonriente, orgulloso- Ya has logrado tener a tu merced a un dragón... -Le digo, medio en broma medio en serio, antes de darle un beso en los labios.

Recibí el beso de Benjamin con un marcado rubor en mis mejillas, fruto de sus últimas palabras. No era la primera vez que hacía referencia a algo similar, a que era mío, a que ambos nos pertenecíamos, pero aún me recorría un escalofrío al escucharlo; aun siendo en aquel tono jocoso.

Subí mi otra mano también a su rostro, sosteniéndolo entre mis manos mientras me dedicaba a aquel beso. No se prolongó mucho, y es que no olvidaba lo que hacíamos allí. Separé mis labios de los suyos y le solté con suavidad, no sin antes propinarle una última caricia en la cara.

-Voy a por la cena. – le dije, separándome de él y dirigiéndome hacia la escalera, no sin antes girarme un instante. – Encantar a una bruja tampoco es poca cosa… - añadí con una tímida sonrisa y desaparecí escaleras abajo, apresurándome hacia la cocina.

A pesar de tratar de volver lo más rápido que podía, la vuelta estaba resultando mucho más lenta, y es que caminar con dos tazones calientes que podrían llegar a desbordarse no era la situación más óptima para ello. No es que hubiera prisa, al menos no de forma objetiva, pero estaba deseando volver a reunirme con Ben.

Finalmente alcancé las escaleras, y subí por estas con sumo cuidado, hasta dar con el alto y acercarme a Benjamin.

-Toma, aún estaba caliente. – dije cediéndole el tazón y una cuchara que saqué del bolsillo.

Me quedo en las almenas con una tonta sonrisa, cumpliendo mis deberes como vigía con las últimas palabras de mí novia en la cabeza. El bosque parece seguir tranquilo, y esa misteriosa figura comienza a desvanecerse de mis preocupaciones. A fin de cuentas, ni se ni puedo saber lo que era, y ya no está, de modo que ¿por qué darle más vueltas?

Oigo pasos a mi espalda y me giro para ver llegar por las escaleras a Elizabeth, portando con dificultad dos tazones.

¿Tanta hambre tienes? -Bromeo acercándome para ayudarla, justo antes de que me ofrezca uno de ellos, y ambos nos acercamos a la parte exterior de la almena, apoyando los tazones sobre la piedra tallada.

¿Alguna novedad dentro?

Le saqué la lengua a Ben ante su comentario, sabía de sobra que el otro tazón era para él, y es que a pesar de haberse tomado uno, había dicho querer un poco más. Posamos los recipientes y me preguntó por el interior.

-En el comedor no había nadie, supongo que estarán descansando. – me encogí de hombros.

Saqué otra cuchara y me quité los guantes, arrimando mis manos al tazón caliente. Me apetecía más quedarme así que comerme lo del interior. Me acerqué para olerlo una vez más, volviendo a comprobar que olía delicioso.

-¿Estaba rico? – pregunté a Ben mirándole, dado que él ya lo había probado. – Como sepa tan bien como huele… - dirigí entonces la vista al bosque. - ¿Y por aquí? ¿Alguna novedad?

La noche había sido bastante fría, pero no había traído nada en especial, animales que iban de un lado a otro, los animales nocturnos cazando mientras que los diurnos aprovechando y durmiendo en sus madrigueras tratando de soportar el frio, hacia frio y en las murallas era mas difícil de soportar, sin embargo, aunque parecía que en cualquier momento podría estallar una tormenta por el momento solo un poco de nieve caía de forma muy ligera

La noche había transcurrido muy fría, con intervalos en los que la nieve hizo presencia, aunque siempre de forma muy fina. Salvo los sonidos de algunos animales que consiguieron sobresaltarme, no hubo mayor movimiento en el bosque. Alterné cortos paseos para activarme con momentos que pasaba entre los brazos de Ben; como ahora, que volvía a caer ligera nieve sobre nuestras cabezas.

-Ya está amaneciendo… - señalé lo obvio, estirando una mano libre para ver como la nieve terminaba reposando sobre el guante. - ¿Vendrá el relevo? ¿O tendremos que avisarles? – me moví entre sus brazos, ante un repentino escalofrío que me sobrevino. – Tengo ganas de entrar en calor de una vez… Cuando vayamos al pasado, lo primero que haré será tomarme un café. – reí, apartando mi cabeza de su cuerpo y mirándole. – Bueno, lo segundo. – sonreí y le di un corto beso en los labios.

Tomamos el caldo caliente poco a poco, disfrutando menos el sabor que la agradable sensación que dejaba en el pecho. No había novedades, ni las ha habido en toda la noche, pero seguimos en guardia por si acaso. No sabía hasta qué punto Elizabeth veía algo en medio de tanta oscuridad. El cielo se mantuvo encapotado toda la noche, no se veía la luna ni las estrellas, y yo era consciente de cada punto rojo en las inmediaciones como si fuera el maldito Predator de las películas. De modo que, mientras Liz trataba de despejarse paseando por la muralla, yo permanecía con la vista en el bosque, y de vez en cuando mi novia venía y se refugiaba en mis brazos, y yo en los suyos.

Y ninguna hoguera me habría dado más calor.

Pero el día ha llegado, sin contratiempos. Ningún problema, ninguna figura sospechosa más. La luz del día lo llena todo de color y formas que se me han prohibido por la noche, aunque sigue haciendo bastante frío. El beso de Elizabeth mitiga mucho la sensación, aunque tengo ganas de ir al castillo y entrar en calor de verdad.

No lo se, la verdad. -Confieso, cansado- Tanto Rina como Rox se ofrecieron a relevarnos, pero pueden haberse dormido. No creo que haya despertadores por ahí. ¿Por qué no entras? Puedes ir preparando algo de desayunar y avisarles...

Benjamin no parecía tener muchas ganas de hablar, y se limitó a contestar a mi pregunta con evidente tono de cansancio, además de sugerirme que entrara. Esta vez sí, no había lugar a dudas, lo que Ben quería es que entrase ya al castillo.

-C-como quieras… - dije separándome de sus brazos. – De todas formas le dije a Roxana que le avisaría, veré si ella o alguien más puede relevarte. – retiré con delicadeza la nieve que había en su pelo y le coloqué el gorro de la chamarra. – Te veo en el comedor entonces.

Le sonreí y me dirigí rápidamente a la escalera, tratando así de liberarle cuanto antes. No tardé en entrar al castillo, poniendo rumbo a las habitaciones.

 Saludé a Ben cuando llegué a la puerta del castillo

- Buenos días, Ben. - ​S​onreí. -​ O 'buenas noches' para ti. Vengo a relevarte, ya lo he hablado con Liz, y podéis descansar. - D​ije al chico. - ¿Algo que deba saber? - Pregunté poco convencida, pero por eso que no quedara. - Esto va a ser muy aburrido... - Como... ¿Quién me relevará a mi? - Terminé, más interesada ésta vez.​

La llegada de Victoria me sorprende en mitad de un bostezo exagerado. Me froto los ojos, acostumbrados ya a la luz diurna y adaptados a una visión más "normal".

Buenos días, Vic... -Saludo casi sin darme cuenta del diminutivo que he usado. Sonrío amable a la latinoamericana, dándome cuenta de lo curioso de que haya venido ella, después de los ofrecimientos de anoche por parte de otros- Anoche me pareció ver algo, una figura que se acercó, permaneció un rato observando el castillo, y al final se fue. -Me encojo de hombros- Puede que fuese simplemente un animal, no lo se. -Al interesarse por su relevo, pienso en Rina y en Rox, las que anoche hablaron de venir a relevarme- No se exactamente quién vendrá, pero Roxana y Rina dijeron anoche que iban a venir por la mañana a montar guardia. De hecho, Rina insistía en venir por la noche, la muy cabezona... -Aún recuerdo cómo tuve que insistir, siendo tan obvio que la ronda nocturna debía hacerla yo, que veo en la oscuridad- Alguien vendrá, no te preocupes... ¿Has desayunado? ¿Quieres que te traigamos algo?

La vampiresa llega y ve como están ahí Ben y Vicky, sube las escaleras con tranquilidad y al llegar donde están ellos dice:

• De la guardia diurna me ocupare yo… id dentro y descansar y hablar con Natuk, es más importante que consigáis que se recupere y que haga el hechizo ese que necesitáis para volver al pasado

La vampiresa se apoya en una de las paredes y dice en un tono bastante serio:

• Cuanto antes lo consigáis y os marchéis mejor… tengo un mal presentimiento