Partida Rol por web

Hago un gesto despreocupado con la mano, negando cualquier culpabilidad que pudiera tener el enano. Luego me seco las manos en el delantal como si las tuviera mojadas. 

- Acércate a la cocina, mi mujer te ayudará con tus heridas. - Digo con mi voz triste y alejada. Como si no estuviera en mi negocio. Luego sigo caminando hacia dentro de la barra, cuando el otro enano, energético como suelen ser los enanos, me interrumpe con preguntas, que la verdad sea dicha, no me apetece para nada contestar. Miro a mis clientes y veo que están todos sentados menos la familia que se ha ido. Cuando paso la mirada por ellos, todos vuelven a lo suyo. El silencio en la taberna es evidente. Es más, diría que el silencio dura desde hace unos días. Pero no podía remediarlo. 

- No le hagáis caso. Siempre viene aquí a buscar pelea con algún extranjero que desea pasar alguna noche en la posada. Me han arruinado algún que otro negocio. Pero no puedo hacer nada. Los que acompañan a Panda, son guardias de la ciudad. Y siempre le protegen. - Escucho su presentación y su argumento sobre un castillo. Asiento con la cabeza sin prestarle mucha atención. - Si quieres conocer rumores y demás, pregunta a cualquier cliente, ellos tienen más conocimiento de lo que sucede alrededor que yo. Que nunca salgo de aquí. Ese de ahí, - señalo con la cabeza a un hombre que está sentado en una mesa solo, - es Falen, un mercader que sería capaz de venderle la luz del sol a un orco. Nadie sabe más que él lo que pasa en el Bosque de los Trolls y sus alrededores. 

Siguiendo las palabras de Rubb voy dirección a la cocina para que me curen un poco, ya que partiremos en breve y no es buena idea salir mermado físicamente. Además no tengo claro que no no estén esperando en la puerta para acabar lo que empezaron.

Parecía que la mayoría de los clientes ya estaban acostumbrados a ese trato. Turlin el cuenta historias y Falen el mercader se quedarían allí un rato más, por tanto Kramghrat salió fuera un momento con la excusa de visitar a su poni, sin embargo pretendía hablar con la familia que estaba a punto de marcharse, al fin y al cabo con ellos no habría más oportunidades.-Buenos días tengan, le importaría indicarme si son de por aquí ¿quien manda en estas tierras?¿es el mismo señor que dirige Cameth Brin?me interesaría dirigirme a dicha persona y tal ve ustedes puedan ayudarme.Por cierto ¿los hombres que acompañan al Matabueyes son soldados de Cameth Brin?Por ultimo y sin querer pecar de indiscreción¿saben que le sucede al obre posadero?en cierto modo se ve a la familia muy afligida.-esperó con algo de recelo la actitud del cabeza de familia jugueteando con un alguna moneda pequeña entre sus manos, tal ves si la educación fallaba pudiera utilizar la codicia.

Rothrim se quedó sin respuesta de Kamghrat y éste salió de la posada para ver como estaba su poni. Así que decidió indagar por si mismo entre los clientes. El posadero habló de un mercader, pero Rothrim aburría la cháchara que tenían los de su profesión. Prefirió sentarse junto al otro hombre qie tenía aspecto de vagabundo. Seguro que también tenía muchas cosas que contar. Por su aspecto y su mirada parecía haber recorrido toda la Tierra Media.

Con dos nuevas jarras en las manos se acercó a la mesa del vagabundo.

- Buenos días señor. Mi nombre es Rothrim hijo de Druin. - se presenta acercando una de las jarras al hombre.

- Estamos buscando destino con mis compañeros. Queremos ir hacia Cameth Brin, sabe como está el camino? ¿En esa zona también hay trolls merodeando por las noches?

- También he escuchado que en ese camino hacia las montañas de Cameth Brin existe un castillo del que se cuentan historias extrañas - esto último lo dice acercándose a él y bajando el tono de voz - ¿es cierto que está encantado?

- No he podido dejar de fijarme en la actitud de los posaderos. ¿Sabe usted que es lo que los aflige tanto?

Con tanta pregunta le ha entrado sed, bebe un buen trago escuchando atentamente sus respuestas.

Cuando veo entrar al enano en la cocina dejo de mover la olla con la cuchara de palo y le observo. Mis hijas hacen lo mismo. Minna me mira a mi también, sabía lo que estaba pasando y en su mirada comprendí que aquél enano había recibido una paliza de, como no, el Matabueyes. Dejo la cuchara de palo dentro de la olla, el olor a pollo asado, mezclado con pan recién horneado y otros olores fuertes a manteca de cerdo, cordero y hierbas aromáticos inundan la cocina. Y no sólo la cocina, si no que cuando me acerco a pobre enano, esos olores los llevo conmigo, mezclados con un pequeño olor a sudor. Me floto las manos y la frente con un trapo, sucio por las horas que llevo cocinando. Cuando llego delante suya, le pregunto.

- ¿Que sucede querido?

Miro hacia atrás, y mi mirada indica a mis hijas que sigan trabajando. No era momento de descansar.

Cuando mi familia y yo nos disponíamos a coger nuestros caballos para continuar nuestro viaje, en el patio de la posada, nos para uno de los enanos. No quiero problemas y el largo camino que nos espera es fatigoso. Además, hablar con un enano no era lo mejor que me podía pasar en estos tiempos. Aún así, decido escucharlo y atender a sus preguntas lo mejor que puedo. Mientras permito a mi familia que sigan con sus labores, preparando los caballos para la marcha.

- No somos de por aquí, pero viajamos mucho por estos lares. Sobretodo por mi hijo, - señalo a mi hijo mayor con mi mirada. - Quiere ser comerciante en un futuro y le estamos buscando un padrino que quiera hacerse cargo de él. Ya es mayor para que emprenda su viaje en la vida. No podemos hacernos cargo de él durante más tiempo. La dueña de estas tierras es la Dama Vulfredda. Y si es la misma que manda en Cameth Brin. Y no te aconsejo que viajes hacia esa ciudad, no sois bienvenidos por estos caminos y mucho menos en la ciudad. Debéis de tener cuidado. Siento no poderte ayudar con respecto a lo de la pelea y lo que le sucede al posadero. No tenemos ni idea de lo que sucede o ha sucedido. Y no queremos follones, compréndalo. 

Sonrío cuando el enano me trae una cerveza, la cojo y bebe de forma incontrolada, mientras aparto la otra que tenía en la mesa. Era de ser desagradecido no beber una cerveza que le traen a uno en la mesa, a pesar de tener otra. Y yo era un agradecido por naturaleza. 

- Soy Turlin, al que llaman Voz Melosa en estos lugares. Y si traes unas galletas para acompañar la cerveza, estaría encantado de hablarte de las desapariciones que están sucediendo en los caminos, la historia del Bosque de los Trolls y Yfel, y demás cosas interesantes. Pero antes... unas galletitas.

Digo lo último mientras golpeo la mesa con mi dedo índice. Mi sonrisa no desaparece. Mi ropa, gastada y desaliñada me daba un aire vagabundo que tanto gustaba a los comensales que me invitaban. La suciedad de mi cara y mi ropa era producido más por el aceite y grasa de la comida del día anterior, que por el polvo y barro del camino. Era una persona limpia, pero no lo suficiente. 

 - Disculpen mi intromisión bellas damas, pero tuve un pequeño conflicto con Matabueyes, no era mi intención causarles problemas. Y su marido me dijo que quiza aqui podrian curarme un poco las heridas, ya que en breve partiremos y no me gustaria ir mermado.

- Por cierto, disculpe si me meto donde no me llaman, pero veo a su marido un poco nervioso, ¿teneis problemas con el negocio o con alguien?

Levantando la mano y mirando al posadero que está colocando unas jarras detrás de la barra Rothrim le llama la atención.

- Tráiganos unas galletas, buen hombre. - Turlin está aprovechando la ocasión y yo dejo que lo haga. Espero que la información que me dé sea interesante.

Me giro mientras con un gesto de mi mano derecha le indico que pase. Me voy directamente a uno de los muebles que cuelgan de la pared, cerca de la chimenea que calienta la olla. El humo de esta de vez en cuando entra en la cocina, ayudado por la mala construcción o orientación de esta. En el techo se acumula una nube de humo gris. Abro la puerta del mueble, y después de mirar todos los botes y saquitos de cuero que tengo llenos de hierbas, cojo uno, lo abro y me dirijo al cubo de agua, que hace unos minutos mi hija ha sacado del pozo del centro del patio de la posada.

- Espera un segundo. - Le digo al enano mientras preparo el ungüento. - No tardaré nada. Deja descubierta la parte donde se te ha producido la conmoción, porque sangre no he visto que tengas en ningún lado. 

Con un poco de agua encima de un trozo de tronco bien cortado que me servía para cortar las verduras, coloco unas hojas de la bolsa de cuero y le hecho agua. Comienzo a machacar con un palo pequeño, manchado de un color oscuro que ya no desaparecía a pesar de estar perfectamente limpio. La pasta que va apareciendo, la sigo juntando y machacando. Mezclando un poco más de agua para que llegue a tener la consistencia apropiada. Luego lo cojo con mis dedos y se lo unto en la zona que me indica.

- Con esto desaparecerá el dolor de aquí a unas horas. Y se recuperará más rápido que de costumbre. Pero no fuerce demasiado la zona. 

Cuando termino. Lo miro con tristeza, con los ojos rojos a punto de derramar lágrimas.

- Mi hijo ha desaparecido.

Cuando el posadero deja caer las galletas sobre la mesa, como una con la boca abierta y sonriendo. Luego bebo un trago de cerveza, y empujo el plato de galletas hacia mi acompañante para que él también coma, con un gesto levantando mis cejas.

- Esta zona es peligrosa para vosotros, los enanos. Sois mal vistos entre estas gentes, y te aseguro que los montañeses que merodean estas zonas no se andan con chiquitas. Sobretodo los habitantes de Cameth Brin. Son muy desconfiados y cabezones. Además de que los caminos que llevan a la ciudad son peligrosos. Están desapareciendo muchas personas en los caminos que rodean la posada. Muchas de las cuales, he cruzado palabras en esta misma mesa. Todos buena gente, te lo puedo asegurar. - Mientras hablo me muevo hacia adelante de la mesa, colocando mis codos sobre esta, para luego volcar mi cuerpo hacia atrás apoyando una mano extendida sobre la mesa y el codo sobre el respaldar de la silla. - Y claro que hay trolls en esta zona, de entras esas desapariciones se encuentra el hijo mayor y más inteligente de los Grumm, Leddon, y se teme que sea prisionero de los trolls en el cercano Bosque de los trolls. ¡Los Grumms ofrecen una recompensa de dos monedas de oro, además de comida y alojamiento gratis de por vida a quien vuelva con Leddon sano y salvo! - cojo una galleta y la mastico, nuevamente con la boca abierta. - O, más tristemente, a quien traiga lo que pueda ser identificado como los restos de su amado hijo, quien lleva desaparecido casi una semana. Leddon lleva un anillo fácil de identificar, hecho de hueso y con la forma de un macho cabrío, alzado sobre sus patas traseras, y tiene una fea cicatriz en la pantorrilla de su pierna izquierda. Por si te animas tú y tus compañeros a rescatarlo. - Levanto las cejas.

Niego con la cabeza.

- Yo conozco perfectamente los bosques que rodean esta zona, ya que me muevo entre las pequeñas tribus de montañeses que merodean estas tierras. Es más, tengo miles de historias que podría contarte. Los caminos no suelo frecuentarlos, y el castillo se encuentra en uno de ellos. - Hago una pausa y señalo al tabernero. - En cuanto a lo que les sucede, ya sabes lo que es. 

Hago lo que me pide enseñando mi brazo izquierdo que es el dolorido. Mientras me cura me comenta que su hijo ha desaparecido.
¿Como se llama y que edad tiene su hijo? ¿Sospecha algo que pudiera haberle pasado? ¿Si podemos hacer algo por ustedes? - pregunto todo esto porque me da pena lo que me cuenta, y si está en nuestras manos ayudarles, creo que deberíamos hacerlo. Espero mis compañeros piensen como yo.

- Leddon. - Digo con la voz entrecortada por el dolor. - Y se teme que haya sido prisionero de los trolls en el cercano Bosque de los Trolls. Ofrecemos una recompensa de dos monedas de oro, además de comida y alojamiento gratis de por vida a quien vuelva con mi hijo sano y salvo. - Mi mirada, que no refleja esperanza ante tal hecho, se muestra perdida y ofuscada. - O, más tristemente, a quien traiga lo que pueda ser identificado como sus restos. Lleva desaparecido casi una semana. - Viendo que el enano muestra interés, sigo con el relato, muy a mi pesar. - Leddon lleva un anillo fácil de identificar, hecho de hueso y con la forma de un macho cabrío, alzado sobre sus patas traseras, y tiene una fea cicatriz en la pantorrilla de su pierna izquierda.

El enano se mesaba la barba atento a las palabras del viajero.-Mucha gracias por vuestra atención buen hombre, espero que vuestro hijo encuentre al mentor que necesita. Tengan buen viaje y buenas venturas, antes de marcharos si no os importa puedo preguntaros si sabeis la afrenta que tiene la Dama Vulfredda contra los de mi raza, desconozco el asunto y no querría meter la pata. Agradezco su amabilidad, es bueno ver que aún queda gente decente entre los hijos de los Edain.- esperó la respuesta pues en cierto modo le intrigaba saber que problema habia habido antaño con los suyos. Por otro lado pensó en recomendarle al joven aspirante a mercader dirigirse a Khazad-Dum, pero descartó rápidamente la idea, no iba a dar la cara por un desconocido y menos él que tenía una reputació que mantener.
 

Miro nervioso a mi familia, ya con los caballos preparados para partir. Esperándome.

- Siento mucho no poder ayudarte con ese tema. Son historias de un pasado ya perdido, y que desconozco. No soy el más indicado en ese tema, pues no he recibido estudios ni mis antepasados me han contado historias sobre estas tierras. Gracias por sus bendiciones. Espero que tengáis suerte en vuestras venturas. 

Y saludando al enano, me dirijo con mi familia.

Al poco Kramghrat entró en la posada para ver que hacian sus hermanos.No sabía a quien dirigirse primero si a Turlin el cuenta historias o a Falen el mercader, antes de decidirse observaría a sus hermanos y a los demás ocupantes de la posada para ver is alguien podía contarle más sobre las viejas rencillas de la dama con los naugrim.

No le pasó desapercibido el acercamiento que su compañero enano había hecho, como tampoco su autocontrol y disciplina para con su jefe. Muy interesante, y decía mucho a su favor.

Normalmente no le gustaban las compañías, pero detestaba los abusos que otras razas hacían hacia su raza. Además, un poco de compañía no le haría mal, y parecía que necesitaban de sus habilidades. Tal vez fuera el momento de volver a la acción...

- Saludos camarada; agradezco la bebida. Me llamo Kraner Barbahierro, y llevo viajando por estas tierras algún tiempo. Permíteme decir que entre todos podríais haber dado una buena lección a ese perro humano, sobre todo si hubierais contado con uno más - dijo, haciendo una clara alusión a que se hubiera puesto del lado de los enanos sin dudarlo -.

Siguió fumando su pipa, mientras continuaba hablando.

- Si viajais hacia Cameth Brin, el camino es largo, y puede haber peligros. Además, parece que los problemas son propensos a encontraros. Me gustaría que contarais con mis servicios como explorador. Huelga decir que no os cobraré nada, hermanos. Si me presentas a tu líder y al resto de tus hermanos, tendré a bien presentarme y deciros todo lo que sé de la zona.

Al entrar de nuevo en la taberna, ves a todos los clientes en su sitio, algunos haciendo tiempo para salir, otros pasando el rato bebiendo. De entre los enanos, Thurin no se encuentra en la taberna. Rothrim está sentado en la mesa con Turlin, el bardo. Bebiendo y charlando amigablemente, con unas jarras de cerveza y unas galletas saladas. Mientras que Kraner está aún en la mesa que habéis ocupado para desayunar, con los platos llenos de restos de comida y las jarras de cerveza vacías. 

Mientras supongo que Thorin está en las cocinas atendido por la mujer del posadero, me acerco a uno de los desconocidos clientes de la posada. No se trata de Falen, ni de Turlin con quien veo que Rothrim está hablando amistosamente, parece que todo el mundo esta más tranquilo después de que se haya marchado el Matabueyes y tal vez se un buen momento para reunir más información. Después de saludar a Rothrim me dirijo a uno de los forasteros.-Buenos días buen hombre¿puedo invitarle a una cerveza a cambio de conocer las nuevas del lugar?Dicen que estas tierra son muy peligrosas y prefiero viajar precavido.-dicho esto se sienta a su lado.

"Están buenas estas galletas" 

Con esa banda de los matabueyes fuera de la posada y ahí sentado eacuchando las historias que le contaba Turlin, le volvió el apetito. Comió más de la mitad del plato. Cuando se dió cuenta que Turlin hizo una pausa en su relato para mirar con cierto aire de preocupación el plato de galletas, dejó de comer.

- Gracias y suerte en los caminos. Iremos con cuidado.  - Rothrim se despidió amablemente y fue a sentarse con Kraner.

Vio a Kramghrat,  que había entrado recientemente, sentado y charlando con un hombre y Thorin seguía en la cocina con los  Grumm

 Volvió a la mesa con Kraner y le contó lo que había descubierto charlando con Turlin.

- ... alojamiento gratis y de por vida - terminó de contarle a Kraner - cuando vengan Thorin y Kramghrat se lo contamos y a ver qué decidimos hacer.