Partida Rol por web

Por suerte la noche parecía seguir tranquila y llegó la hora del final de mi turno. Me acerco a Aramis para avisarle y descansar un poco más antes de levantarnos para ponernos en marcha.

- Aramis, despierta, es vuestro turno de guardia. De momento todo tranquilo. Los lobos  parece no querer acercarse a nosotros. No dudes en despertarme si tienes algún problema. Que os sea tranquila también vuestra guardia.

El mago, abrió los ojos, y estuvo tentando de volverse y seguir durmiendo, pero aquella cara barbuda no invitaba a conciliar un sueño placentero.

Bostezo a pulmón lleno, y empezó a desperezarse.

Claro, descansa.

Fue su lacónica respuesta, al tiempo que sin pensárselo, se ponía en pie para orinar.

Tras una corta meada, camino dando saltitos, para acercarse al fuego. El frio que estaba por llegar era de los que invitaba a no dormir al raso. Había que darse prisa con este encargo. 

La noche pasa tranquila en su mayor parte. El ruido de arbustos moverse y pasos te ha alertado un par de veces. Te has asomado, pero con la oscuridad no has podido identificar que animal era, si un Losrandir o un lobo. Porque estás seguro de que es un animal. Los wealis se han sentado apartado de ti, esperando medio adormilados. A pesar de que de vez en cuando se escucha algún que otro aullido de lobo cercano, ninguno se ha atrevido durante estas horas de la noche, acercarse. Y lo más sospechoso de todo, es que ninguno ha atacado o perseguido a los Losrandir que has visto.

Los primeros rayos de sol se estaban filtrando entre las hojas, y la oscuridad remitía lenta pero firmemente.

Aramis aprovecho para andar un poco y desentumecerse. La oscuridad y él tenían una historia de amor y oido. Por eso eligió la luz cuando empezó a estudiar las artes arcanas.

Viendo el descanso placido de todos los que aun dormían, se sintió conforme con cómo iban desarrollando las cosas. 

Pero una sonrisa picara audio a su cara, y cogiendo una caldereta sucia y una piedra, decidió que era buen momento para despertarlos, y para ahuyentar la calma, por la actividad de la jornada.

Despertad, ya es de día, y el frio os calara en la sesera si no levantáis ese culo.

Dijo con tono alegre y burlón mientras paseaba con la caldereta entre los mas remolones. 

Oigo como nos llama Aramis, abro los ojos, doy un bostezo matutino y me pongo en pie.

- Esta bien, tomemos algo de almuerzo y pongámonos en camino. Aún nos queda un largo viaje hasta el final de nuestro viaje.

Los wealis comienzan a preparar el desayuno, aprovechando el fuego de la noche. El movimiento en el campamento improvisado es alto. El olor a carne asada al fuego comienza a propagarse junto el sonido apagado y lejano de algún aullido de lobo. El Viejo Pad y sus dos hombres hacen esfuerzos por mantenerse despiertos delante del fuego, esperando su comida. Mientras que Dagar es el último en acudir al fuego, justo cuando se está sirviendo la carne.

     -- Mientras preparan el desayuno, recojo mis armas y doy una vuelta por el campamento revisando que todo este correcto, me acerco hasta los animales y reviso que estén en condiciones de seguir en la caravana. Además de revisar si algún animal se ha acercado demasiado al campamento. Me siento a desayunar...

     -- Bien compañeros ha pasado el primer día sin problemas pero no debemos bajar la guardia, ademas cuanto mas nos alejemos de la posada mas peligroso sera el viaje...

Al llegar a donde están todos, uno de los wealis me sirve el desayuno, y me siento en uno de los troncos de un árbol caído, en el claro que Aramis nos había enseñado. Observo las pequeñas agrupaciones de árboles que se empiezan a ver a esta primera hora de la mañana, y el Gran Camino del Este, que lo tenemos justo al lado. Levanto la mirada, y veo a lo lejos la Torre Faro, nuestro destino. 

- Seguiremos por el camino que habíamos estudiado. 

Dije. Había estado pensando toda la noche. Ir por un camino dunlendino complicaría las cosas. Alargaría el trayecto de forma innecesaria. Pronto llegaremos a nuestro destino. ¿Y que más da si esos salvajes habían decidido comenzar la guerra? Estaba protegido. La caravana estaba protegido. Para eso había invertido el oro.

Casi a la par de Dagar el malhumorado enano tuvo a bien levantarse solo cuando el aroma del desayuno llegó hasta sus fosas nasales. Aramis pudo agradecer la mala puntería del enano, pues el tono burlón que gastaba al golpear el puchero de metal cambió rápidamente a preocupación cuando vio pasar muy cerca suyo una piedra del tamaño de un puño en replica a tan mal despertar. Tras estirarse como un oso se dio algo de agua en la cara para sonarse la nariz con el guante y escupir al suelo enjuagándose la boca, luego mojo los guantes y los medio secó sobre sus pantalones.

Una vez más despejado se acercó al fuego para terminar de secar los guantes y entrar en calor, ya que el perezoso sol de invierno no estaba muy por la labor de sonreirles durante el camino. Solo llevaban un día y viajar con aquellos dos patanes se le había hecho una eternidad. Desayunó en silencio disfrutando de la comida, el enano siempre gozaba de buen apetito agradeciendo al weali sus servicios y como no repitiendo de carne asada.

Kramghrat no había desecho el equipaje, así que recoger las pieles y el saco fue un momento y enseguida estuvo dispuesta para partir. Examinó el perímetro para ver cuanto se habían acercado los lobos durante la noche y se habían devorado los restos, en función de lo famélicos y desesperados que estuvieran tomaría mayores o menos medidas de seguridad. De todos modos si había sobrado algo de leña la cargaría en los carros con ayuda de los weali y sino antes de partir trataría de recoger varios atillos, colocándolos a cubierto en los carros. Si se ponía a llover quería tener leña seca a mano por lo que pudiera pasar.

Una vez se pusieron en marcha se subió al último carro, saco el mapa junto con algunas herramientas de su baul en espera de poder calcular un estimación aproximada de cuanto tardarían a paso de tortuga. Viendo a los lejos la Thirthon, la torre faro la cual era su destino, habiendo recorrido aquel tramo del Camino del Este varias veces en los días anteriores y sabiendo cuanto habían recorrido en un día no sería una tarea muy complicada.-Los weali ocupaos de la leña como os he dicho. El resto abrid bien los ojos hoy cruzaremos una zona por donde he visto corretear a un buen numero de salvajes recientemente. Si atacan serán más que nosotros, pero al menos no nos pillarán desprevenidos.-el enano había dormido con la armadura de mallas puesta, ventajas de un armadura "ligera" para un hijo de Durin. Hoy avanzaría en retaguardia si cargar con la mochila tan siquiera, prefería dedicar sus manos solo al peso de su escudo y su martillo, estaba muy pendiente del lado derecho del camino. En el lugar donde había visto correr a los Dunlendinos antes de marchar hacia el Gran Paramo, un enano no caía dos veces en la misma trampa.

Los walis recogieron todo y dispusieron las órdenes del enano. trabajaron sin descanso para tener todo listo para la partida. Volvían al Gran Camino del Este y por ende, al destino de su dueño y señor, Dagar. Una vez todo listo, los wealis desaparecieron entre los carruajes de grano a descansar durante el viaje.

     -- Me vuelvo a situar en mi posición subido en el primer carro, observando el camino para ver las huellas de aquellos que nos predecieron por el mientras presto atención a los animales, en especial las aves ya que suelen ser las primeras en notar la presencia de animales o personas ocultas en el bosque, además de seguir vigilante ante los movimientos de los lobos por si estos se acercan a la caravana.

El viaje trascurre tranquilo por el Gran Camino del Este. Veis señales de acampadas en varios sitios. Incluso algunos cuerpos muertos y armas rotas que son muestras de combate a pequeña escala. Los lobos os acompañan durante todo el trayecto, pero siguen sin acercarse. Al medio día, alcanzáis la mitad del viaje y llegáis al medio día al cruce donde se desvía el camino hacia Cameth Brin.

Kramghrat se bajó del carro y se separó un poco de la caravana para examinar las señales de combate, tratando de evaluar el combate de las escaramuzas intentando medir cuan grandes serían los grupos de se enfrentaron. Quería ver que bando se había llevado más bajas y tratar de examinar las heridas para saber que armas usaban los adversarios, de ser posible advertir si iban a pie o a caballo por la disposición de los cortes y la profundidad de estos. Daba por hecho que ya los habrían saqueado, sin embargo a veces los humanos estaban ciegos ante la mejor parte del botín, pues el viejo zorro cargo en el carro las armas rotas, con una buena forja el buen acero no sería desperdiciado.

Al menos ya no tendrían que preocuparse por los lobos, ellos ya tenían su propio festín.

Miras de manera atenta al suelo, investigando la zona. Parece ser que hay como dos pequeños ejércitos que han realizado una pinza a otro más pequeño. A penas una veintena de hombres por cada lado y unos diez o quince en el centro. Los muertos pertenecen casi todos a los Vulseggi. Solo has visto uno o dos que pudieran ser Cultirith, aunque te cuesta diferenciarlos. Todos los que yacen en el suelo, están muertos. Las armas que has encontrado, son armas de calidad baja, pero armas. Espadas cortas, escudos y lanzas. Los cuerpos han sido saqueados.

El enano estuvo un rato examinando el lugar, tampoco es que la caravana tuviera mucho tiempo para alejarse al ritmo que iba. Al final decidió acelerar el paso hasta alcanzarles, colocando algunos resto de armas en el último carro junto a su baúl de herramientas.-Los lobos se van a dar un festín con los muertos al menos esta noche nos dejarán en paz, sin embargo el invierno no empieza muy bien para los Vulseggi. Les han dado una buena paliza, dos patrullas de Cultirith diría yo de una decena cada una, emboscada y la clásica pinza en dos frentes. Si tropezamos con algo así tendremos serios problemas preparaos para cualquier cosa.-posó la mirada en los guardianes, descartando al zumba abejas como alguien con quien contar para la lucha, posiblemente arrancase a correr antes que los weali para salvar su pellejo.

Tres enanos, el viejo y sus dos hombres en una posible emboscada frente al doble de adversarios no tendrían escapatoria, su única opción sería que sus enemigos todavía estuvieran cansados o que hubieran sufrido alguna baja. De todos modos recordó que los perros de Angmar se movían más por la artería y la astucia que por la lucha abierta, que eran buenos montaraces, por tanto viajarían ligero sin grandes armaduras ni amplios escudos, tal vez eso pudiera marcar la diferencia si eran atacados.

A media que avanzaban le hizo una seña a Olaf, él mismo ya llevaba embrazado el escudo y el pesado martillo en la mano, recomendándole que hiciera lo mismo antes de seguir. Kramghrat muchas veces se ponía en lo peor, pero eso le había mantenido vivo hasta ahora y le había ayudado a acabar con adversarios ámpliamente superiores a él.

Escuchando las palabras de Kramghrat sobre la posibilidad le emboscada, lo cual tenía toda la razón empuño mis armas para estar preparado ante cualquier sorpresa. Voy en Estado de alerta en todo momento. 

     -- Mirando lo cadáveres, Bien compañeros esos cadaveres pueden darnos un respiro con los lobos, pero tened seguro que ellos no son nuestro mayor problema, estad alerta en todo momento, observo el camino por si hay algún bache o algo que pueda impedir el paso de los carros.

   -- Quiza debamos enviar alguien por delante, algún voluntario... pero debe de tener buena vista y pies ligeros.

-Eso es una insensatez, enviar a uno por delante es enviar a morir a uno de los nuestros y contar con uno menos para la lucha. Si los caminos no son seguros para un grupo armado imagínate para un viajero solo. Deja que el que va delante se espabile y se gane el jornal, le va la vida en ello, sino está atento la primera flecha será para él.-obviamente el enano se refería al presunto mago.

Me asomo un poco para que me puedan ver los wealis, y levanto la mano.

- ¡Parar!

Los animales necesitaban descansar, habíamos recorrido un gran trecho del camino, y por ahora todo iba bien. Bajo del carro y ordeno que aparten un poco los carros para no ocupar todo el camino. Ando revisando un poco por encima todo y por último, ordeno que hagan la comida.

Dagar ordena parar de nuevo para un corto descanso y comer algo. Me dirijo a Olaf y le comento si me acompaña a investigar unos metros más adelante para ver como esta el panorama.

- Olaf, en lo que preparan el almuerzo acompañame. Echemos un vistazo unos metros mas adelante a ver como vemos el panorama en la zona.