Partida Rol por web

La Universidad

La Universidad

Cargando editor
05/05/2015, 15:54
Sabina

En el instituto debe haber cámaras que demuestran nuestra inocencia—dijo Sabina mirando al policía—Nos detendrán solo para tomarnos declaración ¿no es así?
Pese a todo, Sabina no se arrepentía de lo que había dicho al agente. Lo único que quería es que atrapasen a los que habían matado a Martin y Ricardo...y sí por ello tenía que dejar de estudiar que así fuera. Como había dicho a Martin al comienzo de aquella aventura ejercería la medicina: de forma legal o ilegal...Lo que no haría sería manchar la memoria de aquellos chicos por un apestoso examen.
 ¿Tomarán alguna otra medida para que esos asesinos no nos encuentren? AL fin y al cabo estaban en la uni, pueden tener nuestra dirección.

Cargando editor
06/05/2015, 10:00
Hellin

No pongo resistencia mientras me sacan, me mantengo cabizbaja aún con lágrimas en los ojos pensando en Ricardo. Me da igual ya todo lo que pueda pasar, por un instante deseo que los asesinos vengan y nos maten a todos, incluido a los robots sin alma de los policías.

Paso de los comentarios cuando llego donde estan mis compañeras, no tengo ganas ni de mirarlas a los ojos. Solo a Ainhoa, con la cual me cruzo la mirada por unos segundos.

Los comentarios de las chicas pasan por mis oidos como un ruido molesto al que no le presto atención.

Ricardo había muerto... Y ahora mi vida iba a acabar peor, en la cárcel. Pienso maneras diferentes de matarme a mi misma. Lo haré.

Cargando editor
07/05/2015, 21:56
Narrador

Esperen, agentes ordenó el policía, que parecía al mando, para contestar las preguntas de las jóvenes.

No vais a ir a la cárcel. Esta noche la pasaréis en el calabozo, por supuesto, pero saldréis mañana, bajo ciertas condiciones que dictará el juez. Después, os juzgarán, pero es un delito menor, así que dudo que la condena sea muy grave. Porque, chica le habló a Beatriz directamente la maldad, aunque en diferente grado, no deja de ser maldad. Y vosotras habéis entrado en la Universidad, de noche, con la intención de robar un examen y ya veremos qué más cosas se dirigió a todas y me temo que esos son delitos. Las cámaras de seguridad confirmarán vuestras palabras, y los papeles que llevas en el bolso lo dará por zanjado. Pero sólo os puedo avisar de una cosa: No volveréis a estudiar en la Universidad. Y ya están buscando a esos asesinos, no os preocupéis.

Tras esas palabras, los guardias no esperaron más. Se llevaron a Beatriz a la ambulancia, y a las otras chicas a un coche de policía.

Cargando editor
07/05/2015, 22:08
Narrador

No tardaron en estar todas en la comisaría. Habían hecho un reconocimiento rutinario a Beatriz y, dudando mucho que tuviera algo más que el golpe, la dejaron en la mano de los policías.

Las chicas estuvieron una hora en el calabozo, cuando vieron pasar al conserje. Con la cabeza agachada y sin sus herramientas, pasó frente a ellas, y negó con la cabeza.

Lo siento... Escogísteis una mala noche fue la última vez que las muchachas le vieron, aunque sí que escucharon sobre él.

Las tomaron declaración y, aunque sus declaraciones podían ser confusas o poco claras, las palabras de Sabina, más los papeles de Ainhoa y las grabaciones de la Universidad les dió lo que buscaban. Ellas cuatro habían entrado en la Universidad, junto a sus compañeros. Los policías no entendían por qué salían corriendo de vez en cuando, pero los vídeos no tenían sonido. Se habían separado y, mientras Hellín salía, las otras tres las arrastraban hasta el despacho del decano. Lo que ocurríó dentro cuando los asesinos salieron no podían saberlo, pero suponían que habían aprovechado para robar el examen y los documentos del decano.

Pasaron la noche en el calabozo y salieron al día siguiente sin fianza, pero las avisaron de que no podían salir de la ciudad hasta que saliese el juicio. Ante sus preguntas sobre los asesinos, una agente fue muy agradable y se lo contó. Durante la noche y, gracias a la información del conserje, les habían detenido. Al parecer, el decano tenía una afición por gastar el dinero que no tenía. No sólo en juegos de azar, también en prostitución. Tras acabar sus ahorros y que su mujer le dejase por ello, desvió fondos de la Universidad para poder seguir sus fiestas. Y, cuando ya no podía seguir gastando ese dinero sin llamar la atención, recurrió a los prestamistas. Así encontró a los dos asesinos, que le prestaron dinero. Y el conserje fue un daño colateral. El decano no sólo desvió fondos, si no que recortó el dinero al conserje y a toda la gente que limpiaba la Universidad. Enfadado, el hombre fue al despacho del decano a decirle un par de cosas, cuando le escuchó reunido con los dos asesinos. No le hizo falta escuchar mucho para saber lo que ocurría y, cuando éstos salieron del despacho, él entró. Le amenazó con contarle todo a la prensa, y el decano le dio diez días para abandonar la Universidad. Sin más.

Los dos asesinos estaban esperando al conserje y hablaron con él. El hombre les ofreció la noche que sabía que el Decano se quedaría allí para que pudiesen hacer con él lo que quisieran... Y así entraron.

El Decano, aquel hombre que parecía tener que ser digno de admiración, no lo era. Era un cabrón que no le preocupaba lo más mínimo invertir en la educación de los jóvenes. Y lo había pagado con su vida.

Cargando editor
07/05/2015, 22:18
Narrador

Las muchachas no fueron convocadas como testigo. Al parecer, con el conserje tenían suficiente, que delató y relató lo sucedido. Los tres fueron condenados, con diferentes penas, la de los dos asesinos mayores. Pero el conserje poco duró en la cárcel. Apareció acuchillado en su habitación.

Las chicas tuvieron el juicio un poco pasado el tiempo. Fue rápido, pues más que juicio, era el castigo que las iban a implantar. Como les había avisado el policía, tenían vetada entrar de nuevo en la Universidad. No podrían licenciarse jamás.

Además de diferentes servicios sociales y 30 sesiones psicológicas para que las trataran sus intenciones de luchar contra lo que ellas llamaban injusticias cometiendo delitos, les encomendaron una tarea durante cinco años:

Acudir a la Universidad. Ainhoa iría a la zona de Biología, Beatriz a Arquitectura Técnica, Hellin a Ciencias Ambientales y Sabina a Medicina. Si alguna se había hecho ilusiones, el juez se las quitó de inmediato. Tendrían que acudir a las clases, observar a sus compañeros cómo aprendían, cómo se formaban... Y ellas limpiarían el aula tras terminar la lección.

Si pensaban que su sueño había acabado, verían cómo su sueño lo cumplían otros, cómo ellas podían estar igual de formadas que los demás... Pero que en la vida llegarían a ser nada.

Cargando editor
07/05/2015, 22:35
Sabina

Cinco años pasaban rápido... y seis...y diez. Más rápido de lo que pensaban y Sabina estudiaba medicina porque era su pasión y porque quería ayudar a la gente. Igual daba que no tuviese un título. De acuerdo, nunca podría ser cirujana, y eso la jodía. La jodía mucho. Pero no era todo. Aunque había pasado por todas las fases del duelo, aunque había sufrido por su familia, por Ricardo, por su carrera, aunque lo había pasado mal, había sobrevivido. Y había visto como el sistema se cebaba con las víctimas. El conserje no era culpable y había muerto.

Ellas habían cometido una falta menor y el castigo era excesivo (al fin y al cabo en aquellos cinco años hubiesen podido estudiar alguna especialidad no universitaria), ¿de verdad esperaban conseguir algo así, aparte de "ejemplizar"? Poco a poco, la chica se fue uniendo a grupos disidentes, al principio solo escuchaba. Con el tiempo comenzó a hablar y después, a actuar. No estaba dispuesta a seguir toda su vida así, frustrada y amargada por algo en lo que no solo no creía, sino que se oponía a toda concepción sana de "sociedad". Los primeros tiempos fueron duros, sí. Pero los días y los años fueron curando sus heridas.

La joven acudió a manifestaciones, fue encerrada en alguna ocasión por participar en estas, fue insultada, recibió algún golpe de los antidisturbios, pero no se rindió. Mientras pasaba el tiempo, la joven aspirante a cirujana se dio cuenta de dos cosas: su vida iba adquiriendo un sentido y el juez le había hecho un gran favor. Al no estar presionada por sacar las mejores notas, su cerebro se había dedicado a captar los conocimientos. El hecho de tener que trabajar duro después de clase hacía que su mente se liberase del estrés. En consecuencia, tras esos duros cinco años, Sabina salió mejor preparada que algunos de sus compañeros, algunos de esos que consiguieron plaza. Cuando pensaba en aquello casi le daba la risa. En teoría, con el sistema de examen descalificatorio la universidad había querido luchar contra eso, y mira como acababan las cosas. Además ¿Qué importaba un papel cuando podías dedicarte a tu pasión en la clandestinidad? Y el mundo era cada vez más pequeño. La posibilidad de viajar a Estados Unidos, a Francia o a algún país de Latinoamérica era muy real...y una chica lista como Sabina sabría aprovechar cualquier oportunidad, por pequeña que esta fuese...y en su pequeño grupo de disidentes del sistema, de cuando en cuando se organizaban "escapadas" al extranjero para luchar no solo desde dentro, sino también desde fuera.

Puede que no hubiese conseguido su sueño pero ¿Quién los acaba consiguiendo, después de todo? Además, había conseguido algo más importante que un sueño: un objetivo en la vida.

Cargando editor
07/05/2015, 23:34
Hellin

Poco después de la sentencia, nadie volvió a ver a Hellin. Estuvo una temporada cumpliendo con su trabajo, yendo a la universidad a observar como los demás se sacaban su carrera, pero cierto día, no volvió a aparecer; Era un día soleado, los rayos del sol le daban en la cara a Hellin, a la cual no le importó demasiado. Llevaba unas gafas de sol que le cubrían los ojos. Caminando cargada, junto a un zorro y un perro negro, llegó a un edificio con la fachada de color roja. Se paró ahí y durante unos minutos permaneció en silencio, mirando hacia el cielo, mientras su perro Sirius, le obligaba a acariciarle la barriga.

Acto y seguido, la chica, con el pelo súper descolorido y con un aspecto terrible abrazó mucho al perro. Unas palabras salieron de sus labios, pero susurraba tan flojito que no se le pudo oír. Después, extendió una mano hacía el zorro, la cual la miró extrañado y se acercó a ella, dejándose acariciar. De repente, la muchacha, se puso en pie y ató a los dos animales en la puerta de aquel edificio, picó a la puerta y arrancó a correr. Corrió tanto que parecía que no quisiera contemplar la escena, parecía que todo lo que estaba haciendo le estaba costando mucho.

Una chica, bajita y peliroja, abrió la puerta y se encontró con los dos animales mirando hacia la misma dirección; el bosque.

- ¿Hola? ¿Hay alguien ahí?- Preguntó, pero no obtuvo respuesta. Fue entonces cuando pudo leer una nota.

"La bolita negra se llama Sirius y el orejudo, Lupin. Por favor, tratarles bien y encontrarles un buen adoptante que quiera a los dos, separados no sabrían estar. Me avergüenza abandonarlos después de quejarme tanto de la gente que lo hace, pero mi vida es un tormento y no voy a seguir viviéndola. Son los animales más especiales que he conocido y lo único que me importa de esta vida. Aquel que los acoja se llevará dos compañeros leales, buenos y agradecidos. Muchas gracias por todo y disculpen las molestias."

Por mucho que aquella bajita chica llamase a la policía, los agentes no llegaron a tiempo. Pero jamás encontraron el cuerpo sin vida de Hellin, tan solo encontraron sus gafas junto el río.

Cargando editor
08/05/2015, 02:34
Ainhoa

Ainhoa no aguantó con la presión de ver como el resto de sus compañeros se licenciaban y ella no. Los años para ella fueron eternos, y aquella vida de esclavista le pareció excesivamente cruel. No podía creerse que la justicia decidiera imponer un castigo tan cruel para unas chicas que tan solo se habían colado en una universidad. Miles de personas lo habrían hecho y seguramente nadie habría acabado tan mal como ellas.

Así que Ainhoa, como Hellín, no lo aguantó. Ellas no eran tan fuertes como Sabina, y no pudieron encontrar un objetivo a sus vidas. Una mañana, Ainhoa apareció ahorcada en los baños de la primera planta de la Universidad. En sus manos había una nota:

Siento que me encuentres así, dona mi cuerpo a la ciencia, y cuenta que así acabó la chica que se coló en La Universidad. Una sentencia tan cruel acabó con mi vida, no puedo seguir viviendo así, así que solo espero que otros puedan aprender gracias a mi cuerpo todo lo que me faltó por aprender a mi.

Siento que tengas que vivir este trauma, y solo espero que puedas superarlo.

Atte. Ainhoa.

Cargando editor
08/05/2015, 09:31
Beatriz

Los meses se sucedieron como en un sueño hasta que fueron juzgadas. Su familia casi la había repudiado al enterarse de que se había colado en la universidad para robar un exámen.
Luego, tras el juicio, fue como despertar a una nueva realidad. Una en la que todo se presentaba ante sus ojos más claro que nunca. Todo aquello en lo que había creído se desmoronaba por completo como un frágil castillo de naipes, comprendió al fin que la hipócresía y el snobismo le habían sorbido por completo el cerebro a todos a los que ella quería.
Se tomó su castigo con resignación, asistía a las clases, pero apenas les prestaba atención. Se había buscado un trabajo para después de limpiar las aulas y se independizó.
Cambió totalmente de estilo de vida, se adaptó a lo que en otro tiempo había considerado una vida mundana e inferior y descubrió, para su sorpresa, que podía ser feliz.
Seguía siendo religiosa, pero ahora de una forma mucho más consciente y real. Ya no asistía vestida de gala a la misa del domingo sino que buscaba otros horarios menos populares para asistir a los actos religiosos. Sentía en su corazón que Dios las había ayudado a salir con vida de la universidad aquella fatídica noche.