Partida Rol por web

Martin os condujo hasta una puerta trasera del gimnasio. Era una puerta que daba directamente a un pequeño jardín que estaba al lado de los aparcamientos.

La puerta estaba abierta. Parecía incluso demasiado fácil. Martin empujó con delicadeza y las bisagras hicieron un leve crujido. La luz de las farolas iluminaron una parte del interior, dejando ver una pequeña parte de la cancha de baloncesto. Más allá de ese pequeño cuadro de luz, sólo iluminaba el lugar las luces rojas de emergencia.

- Vale, a partir de ahora será mejor que vayamos con completa discrección. Y hay que tener cuidado por si hay detectores de intrusos. Por si suena la alarma... Esperemos todos que no.

Empiezo a observar todo bien. No había señales de rayos detectores ni nada por el estilo.

- Bien, creo que no hay ningún tipo de seguridad. Pero por precaución yo me dirijiría a cuatro patas hasta el interior.

Esperaba que no me tomaran por loca, pero estaba prevenida de estas cosas. Vale que en una universidad no tenía que haber mucha seguridad, pero últimamente no me fiaba de nada.

Por favor! Si teníamos que hacer un examen y todo para ver si éramos dignos de pasar de curso.

Sabina puso los ojos en blanco ante el comentario de pasar gateando. Aunque le divertía la idea de ver a Ainhoa a cuatro patas no le apetecía nada hacer el gilipollas. Quizás si no hubiese habido invitaciones de última hora, lloriqueos en el baño y demás se hubiese mostrado algo más dispuesta a hacer el chorras. Pero en aquel momento lo único que quería era pirarse cuanto antes. De hecho no tenía ni idea de porque había hecho caso a Martín.
Paso. No hay nadie y eso hará que vayamos más despacio. Ademas ¿Que vamos a decir si nos pillan gateando? Sería raro.Sabina se caló la gorra oscura haciendo un triángulo sobre su rostro que no dejaba ver sus rasgos y miró a su alrededor en busca de cámaras. Acto seguido caminó con decisión hasta el edificio, sin molestarse en comprobar si la seguían.

Ainhoa se abrazó a su bolso un poco asustada por la escena que estaba contemplando. Aún seguía algo nerviosa, y aquel lugar abierto, no invitaba a que se tranquilizase. Si la puerta estaba abierta significaba que cualquier otra persona, al igual que ellos, podría estar allí dentro. Afortunadamente no estaba sola, iba acompañada, así que no tenía nada de lo que temer. Rebuscó en su bolso tentando con sus manos hasta que dió con su teléfono móvil, busco entre sus aplicaciones hasta que encontró una que hacía de linterna e iluminaba un poco más la zona. Ahora, un poco más tranquila, se acercó a Hellin y la dijo: No hagas el bobo, dijo tendiéndole la mano, no es para tanto. Mira, esto está totalmente desértico. Dijo proyectando su luz. Luego miró a Martin que parecía conocer mejor la zona, además, aquí no hay cámaras, ¿verdad? ¿Desde dónde las controlarían?

Una sonrisa afloró en los labios de Beatriz cuando vió a Hellín buscando rayos detectores y demás. Parecía que a esa chica le gustaba mucho el cine.
Su gesto cambió al escuchar el seco comentario de Sabina, pero en el fondo sabía que la chica tenía razón, ¿para qué pondría alguien cámaras o vigilancia en un pasillo cuya puerta estaba abierta?
-No creo que haya cámaras Hellín.  dijo en voz baja, -Martín ha dicho que algunos chicos entran a las canchas por aquí, si hubiera vigilancia ya les habrían expulsado o amonestado, ¿no?Con esta frase tal vez trataba más de calmarse a sí misma que a los demás, estaba nerviosa y molesta. Quería terminar cuanto antes con lo que habían planeado y salir pronto de allí.

Entramos en la universidad por una puerta trasera que daba a las canchas de baloncesto. Ante el comentario de Hellin se me ilusionaron los ojos, y pensar que podría verla a gatas, o mejor dicho estar detrás de ella a gatas, la mente hace que me salga una sonrisa en mi cara. JIJIJI.

Veo como Ainhoa intenta calmarla y las dejo hablar a solas un rato. 

- Martín, será mejor que uno de los dos abra el grupo y el otro lo cierre, por lo menos para proteger a las chicas, ante todo hay que ser caballeros no? 

¿Y quien te protege a ti? No te pongas en plan medieval, Ricardo.

El tono de Sabina intentaba ser jocoso pero resultó simplemente cansado y pasota. Como si nada la importase ya realmente. Y sin embargo estaba allí, dándolo todo con el resto; dejarlos tirados no estaba bien y a pesar de todo Ricardo seguía gustándole. Que tuviese novia o estuviese detrás de Helena -y Sabina no quería ser segundo plato- no borraba los sentimientos tan fácilmente. Además Martín... Maldita sea, ¿por qué tenía que tener buen corazón? Era mejor ser una perra despiadada, peor simplemente no podía ver a nadie pasarlo mal. ¿Por qué?

Todos entrasteis en el gimnasio. En silencio, unos a gatas y otros con total naturaleza. Si hubiera cámaras, ya os hubieran grabado, así que lo mejor era no llamar mucho la atención y hacer las cosas rápido. No estabais de excursión.

Y de pronto...

¡PUM!

La puerta se cerró tras vosotros de golpe. El sonido del golpe retumbó en vuestros oídos durante unos segundos e hizo que encogierais la cabeza por el susto. Tras ese ruido, lo único que quedó fue el sonido de las luces de emergencia.

La situación era cómica, unos entrábamos de pie y otro a gatas en el gimnasio. El gimnasio no era uno de mis sitios favoritos de la Universidad pero de vez en cuando iba un rato a intentar mantener la forma. Cuando de pronto, se escucha un portazo y se cierra de golpe la puerta.

Mi instinto, como siempre, es ponerme delante de Hellín, e intentar protegerla. - Habrá sido el aire, o alguien que no esta tomando el pelo. La experiencia en el chino al comprar las cervezas había sido ya impactante, esperaba que no tuvieran relación a lo que nos estaba ocurriendo. 

- Parece que no estamos solos...- Le susurro a Ricardo en la oreja cuando este se pone delante de mi, como de scostumbre. Supongo que él sabrá a lo que me refiero.

Me gustaba sentirme protegida en estos casos, así que sentí una gran sensación de satisfacción gracias a mi amigo.

-A lo mejor nos han encerrado para llamar a la policia y que nos pillen infraganti. En todo caso, lo mejor será ir rápido. Beatriz, Ainhoa... Vosotras sabéis dónde guardan los examenes, cierto?

Estaba más tranquila de lo que solía estarlo en estos casos y no sentía miedo alguno.

Beatriz dio un salto al oir el portazo, -Madre de Dios, exclamó. Se llevó la mano al pecho mientras se giraba para comprobar que nadie les seguía.
-Eh?... preguntó distraída ante las palabras de Hellín,-Sí, si. debería estar en el ordenador del Señor López o en la intranet de la universidad. Comentó distraída mientras seguía mirando a su alrededor.-ufff, que susto me ha dado esa puerta. Estaba muy tensa, no había tenido una noche agradable, y la actitud que Sabina estaba mostrando hasta el momento tampoco ayudaba a calmar los ánimos, lo mejor era que consiguieran el dichoso exámen cuanto antes y pudieran salir de allí.

Despues de el susto de el portazo al fin consiguieron entrar. La universidad de noche era bastante tetrica pero que se podia esperar. Martin sacó su linterna de la mochila y la encendio para iluminar un poco el ambiente, procurando no enfocar a la puerta del gimnasio.

-Vamos Ricardo no me seas machista, las chicas saben valerse por si mismas.- Comento Martin reprendiendo (aunque realmente estaba siendo ironico)

Tras escuchar el comentario de Beatriz decidio pronunciarse al respecto.

-En mi opinion lo mejor sería que nos dividieramos en dos grupos. Para cubrir mas terreno.

Acto seguido se acercó a comprobar si la puerta por la que habian entrado seguia abierta, esta vez con delicadeza, ya que le había dejado muy intranquilo el pensar que el portazo podia haber alertado a alguien.

La risa de la niña que habías visto en el chino te vuelve a los oídos.

El sonido de unos pasos parecen retumbar en tus oídos.

Te acercas hasta la puerta. Es una salida de emergencia, así que en vez de pomo tiene una barra de tirador. Abres con cuidado y sí, debe haber sido el viento.

Enfocas a tu alrededor con el móvil, para buscar otra puerta para salir del gimnasio.

Una imagen fugaz aparece en la grada

Cuando vuelves el móvil hacia allí, ya no hay nada...

Ainhoa está enfocando con la linterna de su móvil a todas partes, buscando una puerta por la que continuar.

Y, al enfocar a las gradas, aparece

Ainhoa dio un bote en cuanto escuchó el portazo, y una vez más se agarró a su bolso como si aquello le sirviese de algo. Se dio media vuelta para apuntar con el teléfono móvil a la puerta, pero no pareció ver nada. Después respiró algo más tranquila, sabía que mientras estuvieran todos juntos no habría ningún problema.

Luego asintió a las palabras de Beatriz, ella sabía donde es encontraba el examen y esa era la razón por la que la habían llamado. Miró a Sabina para ver si había comprendido ya todo aquello, pero no parecía darse cuenta de nada.

Después no quiso ponerse en primer lugar, sino que se quedó en el medio del grupo, y miró con cara de pocos amigos a Martin. ¿Separarnos? ¡Tú estás loco! Si Bea sabe donde está el examen no necesitamos andar... y de pronto su rostro se quedó pálido y un leve grito que quedó ahogado con la mano salió de su boca. Joder... ¿qué era eso? ¿Lo habéis visto?

Sabina no se había inmutado con el portazo pero ahora miraba pálida en una dirección. Tenía el vello de la nuca de punta y estaba paralizada. La chica cerró los ojos y soltó el aire; aquello era su imaginación. Las sombras siempre jugaban con la mente de uno. ¿Dónde? ¿En las gradas? preguntó con la voz entrecortada y con un tono excesivamente serio

-He oido pasos, comentó asustada mientras miraba a su alrededor.-Que pasa, que habéis visto?