Partida Rol por web

- ¿A dónde vamos?- pregunta el comitre a los remeros.

- ¡A HARLAW!- responden a coro los remeros, mientras impulsan las naves.

La tropa ha desayunado bien y se ha subido a las naves. las maniobras y entrenamientos han hecho que se hayan acostumbrado bastante al balanceo náutico, por lo que incluso los menos marineros están bastante animados. Todos confían en una expedición rápida, un rico botín y un regreso a casa aún más rápido. A ser posible con la sensación de deber cumplido.

Las naves procuran no alejarse demasiado unas de las otras y se pueden hacer señales con faros o con banderas. Los capitanes han decidido trazar una ruta directa a Harlaw, sin escalas intermedias ni para repostar agua. Eso permitirá desembarcar en Harlaw antes que reaccionen los Stonetree. Pero os expone más a los cambios de tiempo.

REGINALD FARMAN.

El Señor de Isla Bella y jefe de la Casa Farman es un individuo bajo, tirando a rechoncho, con gruesas patillas y grandes carcajadas. Aficionado a dar palmadas en la espalda y llamar "hijo" a todo el mundo que se le dirija. Ha traido en tres barcos de carga las necesarias provisiones y tres galeras de guerra al mando de un experto marino: Ser Galen Colinas, el Bastardo de Hogueras. Un tipo que parece lo contrario de Reginald: flaco, silencioso, siniestro. Aficionado a pegar varazos a sus hombres. El primer día, por desviarse el rumbo una hora, le arreó una buena somanta a un piloto*. Si alguien protestó dijo que en sus barcos imponía él sus normas. Y el caso es que sus hombres parecían estar de acuerdo con ese proceder.

- Es duro con los castigos, pero manirroto con el botín. En los Peldaños** salvó media flota del Rey.

Reginald también tiene otro caballero a su servicio: Ser Janos Kayce. Un tipo que podría confirmar la historia de la chica "espía", quizá.

DOs días después de partir, el vigia de la nave más avanzada avista unas velas en el mismo rumbo que vosotros, solo que desde otra dirección. Al parecer son naves de las islas. ¿Qué haréis?

- ¡Que alguien me diga de que casa es ese escudo. Y si son amigos. Si no lo son, atacamos. Todo el mundo a sus puestos por si acaso!

Esperaría la confirmación del ataque por parte de su señor para hacerlo, obviamente, pero nunca estaba de mas poner en lo peor a sus hombres.

El espada juramentada se tambaleó por la cubierta hasta la zona de proa para intentar divisar el escudo que portaban las naves a fin de identificar la casa a la que pertenecían, como había pedido Ulfryd. Estaba algo mareado por el vaivén de la embarcación durante estos días. Nunca había tenido que permanecer tanto tiempo a bordo de una nave tan grande como esta, por lo que le estaba costando acostumbrarse.

- No estoy muy seguro, pero tal vez... -dijo pensando en alto mientras intentaba recordar a la familia que podría pertenecer el blasón.

- Una águila bicéfala sobre fondo de oro.-la sable sobre fondo de explica Patrick. - No la conozco.

- Yo sí. Valwells de Lockhill. Les pedí que se unieran a nosotros pero se excusaron. Tienen demasiado comercio con las Islas como para arriesgarse a perderlo.

- ¿Creéis que van a advertirles de nuestra expedición?

Observo con cierto interés los acontecimientos, mientras rememoro las maniobras. Estamos más que preparados almenos para presentar una batalla decente. Sin embargo, me cuestiono si valdría la pena o no. Como tantos otros. Si nos desgastamos luchando en todas las batallas, en las importantes partiremos con desventaja.

Sin embargo, la pregunta de los lores, siguen en el aire:

¿Advertirán?

No puedo evitar responder, mis labores son bastante intuitivas, acostumbrado a aconsejar:

-Ser Alarich lo ha respondido indirectamente. Avisarán, debido al comercio que les une. Si rompemos la cadena comercial ellos pierden poder e influencia económica. No les interesará. Hay dos maneras de enfocarlo... una es la violencia, pero eso podria generarnos aún más enemigos, otra es la diplomácia... quizás podriamos llegar a un acuerdo, para que esas naves nunca lleguen a dar la alerta.

- En mi humilde opinión, deberíamos interceptarlos y ofrecerles solo dos opciones. La primera sería que volviesen a puerto, la segunda que se uniesen a nosotros y si los hijos del hierro les piden cuentas, siempre pueden alegar que les obligamos... sin lugar a dudas elegiran la segunda -bromeó sincero, si les dejaban alertar al enemigo perderían el factor sorpresa y eso solo se podría traducir en bajas.

- Mis señores. En todo caso debemos interceptarlos para hablar. Propongo largar toda la vela e ir a por ellos antes que los perdamos de vista

Los rulos de la Alander se movieron afirmando con su cabeza. 

- Sin duda debemos interceptarlos... y tratar que no se nos escape ninguna nave...

- Tenéis razón. A todo trapo a por ellos. ¡Todos los hombres a los remos!- Alarich como lider de la expedición, da las orden. Pronto se hacen las señales con banderas entre barcos y la pequeña flota se despliega para perseguir las dos pequeñas naves Valwell.

- ¡Remad hijos de Puerto Rojo! ¡¡REMAD!!

No parecía que los remeros estuvieran muy frescos... Quizás las prácticas en el puerto les había mermado el ánimo, o las fuerzas. La única realidad era que el barco de Alarich iba a buen ritmo. Y ellos no. Algo tenían que hacer, o la expedición estaría en peligro.