Partida Rol por web

Las sombras se hicieron de nuevo con el castillo. Alumnos y profesores se fueron retirando de la Sala de los Menesteres en silencio, cansados, y pensando en lo que se encontrarían a la mañana siguiente. La Muerte vagaba por los corredores como un fantasma del que no se podía escapar.

Y, justo cuando la campana tañía, fue el momento en que las sombras cobraron fuerza y forma. Y se movieron como una araña por las paredes, huyendo de las ventanas que dejaban pasar los rayos de luz que la luna reflejaba. Entre tanta oscuridad, la luna era un faro brillante que orientaba a las almas perdidas hasta su destino.

Sin embargo, las sombras son astutas, inteligentes y discretas. Conocen el castillo, sus muros, sus corredores y todo lo que en él habita. Saben a por quién tienen que ir, y, cuando lo encuentran, lo fulminan.

El pobre muchacho apenas pudo defenderse. Un leve gemido y una mirada inquieta fue lo que su rostro reflejó en su último instante. Cayó al suelo de forma suave, cuidadosa, estudiada. Su piel de porcelana brillaba en el frío y oscuro suelo.

Pero, las sombras no se sintieron satisfechas con un simple muchacho. Querían algo más, algo más suculento. Pensaban que si conseguían a alguien inteligente, ellas también lo serían. Querían ser más astutas que nadie, más mortíferas y conseguir la inmortalidad sucumbiendo a ese castillo hacia la muerte sin descanso. El abismo se cernía cerca. Y ellas lo ayudaban en su labor.

Dieron con aquella figura alta. Se sonrieron entre ellas, como si se deleitaran ante una presa suculenta. Y, de manera rápida, silenciosa, y sin romper la quietud de la noche, la mujer cayó al suelo. Los ojos cerrados y la cara apacible. Cayó con la varita en la mano, agarrada de manera firme.

Las sombras rieron en silencio. Nadie escuchaba sus carcajadas. Eran las reinas de la noche, y nadie podía evitarlas.

La noche terminaba. Las sombras se escondieron detrás de columnas, bancos o sillas. Pero, sabían que volverían a la noche siguiente.

La luz combatió a la oscuridad de nuevo, y el amanecer volvió. La Torre de Astronomía se iluminaba como una aguja de nácar en el cielo dorado, y el profesor Dumbledore contemplaba el horizonte con cara compungida.

Su anciano cuerpo se sostenía a duras penas en la barandilla. Parecía derrotado. Y su cara, surcada de arrugas, parecía más vetusta que nunca. La pena lo rompía por dentro. Y su culpabilidad crecía en su pecho como un animal salvaje y peligroso. De repente, aquel horizonte se le hacía realmente atractivo…

Fue cuando los primeros alumnos y profesores llegaron a la Torre. El profesor Dumbledore los había citado allá en lo alto, pensando que estarían seguros. Pero, aquel escenario estaba siendo cubierto por una sombra. Una sombra que amenazaba cada rincón del castillo.

A través de sus ojos de media luna, el profesor Dumbledore escrutó los rostros de cada uno de los que lo contemplaban. Carraspeó, para hacer oír entre los murmullos.

—Esta noche…—la voz se le quebró. Un fallo más. Culpa. Muerte—. Tom... y la auror Nimphadora nos han abandonado.

Pensó que, si lo decía como si lo hubiera estudiado la noche anterior, el dolor no sería tan grande, pero se equivocaba. Permanecía.

—Sin embargo, allá donde hay oscuridad, también hay luz— señaló con un gesto de la mano a la puerta y el joven jugador de Quidditch apareció por ella, acompañado de un hombre apuesto de rizos dorados—. Viktor Krum y el profesor Lockhart ha vuelto a nosotros a través de una magia que ni yo comprendo. 

El profesor Dumbledore hizo una pausa, y miró a la profesora de Transformaciones. Asintió con la cabeza, como si sólo ellos comprendieran lo que aquellas miradas significaban. 

Sirius se retiró a su habitación a descansar aquella noche aunque el peso de la batalla ya era notorio en su rostro. La incertidumbre de lo que la noche traería consigo era algo que podía causar intranquilidad en cualquier mago.

Al despertar, fueron convocados a la torre de astronomía, lo cual Sirius hizo de inmediato y al llegar allí, la vio. Su prima yacía en el suelo presa de las sombras de la noche, perdida entre la niebla de aquella cortina en el Ministerio, rígida e inerte como nunca antes la había visto. Aquella que tropezaba con facilidad, que reía y cambiaba su apariencia solo para causar algunas risas a su familia y amigos, aquella que había logrado hacerse un nombre entre los aurores y como aprendiz de Ojoloco, había logrado grandes cosas, cosas que sus tías nunca habrían imaginado de ella.

- ¿Tonks? - primero se acercó despacio, midiendo cada paso que daba, luego pasó a un trote más veloz al verla allí. Su desesperación crecía cada que se acercaba a ella y arrodillándose a su lado, tomó su cuello y trató de moverla un poco para ver si reaccionaba - ¿Nymphadora? Ahora es cuando te levantas a golpearme por llamarte de esa manera - su voz sonaba quebradiza y débil, trataba de sonar al Sirius de siempre pero no lo conseguía - Por favor, dime quién te ha hecho esto... Nymphadora... - sus ojos se llenaban de lágrimas pero Sirius no permitió que más de una bajara por sus mejillas. Debía ser fuerte y permanecer firme en sus decisiones, por ella.

No quiso abandonar su lugar pero la llegada de dos personas llamó su atención: Viktor había vuelto, lo cual era una buena noticia pero Lockhart también. Sirius soltó el cuerpo de Tonks con cuidado y el pesar que antes inundaba su rostro desaparece, ahora solo quedaba la ira de haber perdido a una de las únicas personas en su familia que valía la pena. Miró a Luna con la misma ira que al traidor y le dijo - Estarás feliz con tu decisión... - luego miró a Lockhart con la misma ira de antes y dice - ¿Cómo puede estar viva una zabandija como tú? ¡¿Cómo es que muere Tonks y tú estás con vida, traidor?! - lo toma del cuello de su camisa y le dice - ¡Devuélvemela! ¡Tú no tienes un lugar aquí! -.

Cuando el fabricante de varitas llegó a la Torre de Astronomía, se encontró con la escena de luto y dolor que Sirius Black protagonizaba por la muerte de su prima. Se acercó silencioso como casi siempre, intentando respetar el momento.

-Dos muertos más...- susurró con voz grave para sí mismo al descubrir los cadáveres.

No obstante, miró al segundo y no lamentó la muerte de aquél ser terrible que tanto había sacudido los cimientos mágicos de aquél mundo. Ni siquiera viéndole con aquél vulgar disfraz o apariencia de niño, que no engañaba a nadie.

Luna miró a Sirius sin cambiar su fachada.

- Lo cierto es que, aunque lamento la pérdida de Tonks, no lamento la de Tom y lo cierto es que, en afán de colaborar con vosotros los buenos, he tenido que resucitar a Lockhart. Me miráis mal, desconfiáis... bien. Pero gracias a mi acción sé quiénes son los inquisidores al cien por cien.- Decía con tranquilidad.- Olivanders hace de doble espía para vosotros y para nosotros, ayudando a Slytherin. Yo he resucitado a Lockhart porque sabía que contaba con información crucial para capturar a los malos y está obligado a decirme la verdad. Véase, el sumo inquisidor, Crabbe, y el inquisidor Malfoy.- los miró mientras les nombraba.- Mi máxima prioridad es saber quiénes son los malos. Y de ahí mi movimiento. ¿Me mataréis por ello? ¿Aún cuando Lockhart me ha prometido que su objetivo no serán los leones en Gryffindor?  Creo que en vez de acusarme a mí y mirarme mal, deberíais mirar a los inquisidores y acabar con ellos. Sobretodo a esos dos de Slytherin primero, que son los que mueven los hilos y matan por la noche a gente de nuestras dos casas.

- Si cuanto dices es cierto, cosa que no he podido comprobar, no hay duda de que son objetivos claros a ajusticiar. Pero dejame que dude mucho que tu motivación sea "ayudar a los inocentes" cuando incriminas a Ollivander de "conspirar a favor de Slytherin" o cuando aseguras que "Lockhart no atacará a la casa de los leones" ¿pero si a la de las serpientes, de las que hay que deshacerse primero? Los "corruptos" si es que lo son, por corruptos y los inocentes que Lockhart se lleve por delante ¿por inocentes? Lo siento, pero no, tus motivaciones no son precisamente "el bien común", eres demasiado transparente. En tu casa hay un mortífago confeso - mira a Sybil - pero "no es prioridad" y un asesino confeso - mira a Lockhart - pero tampoco es prioridad ¿quizá con la intención de tener dos magos que puedan llegar a decidir muy bien quien debe morir durante las noches? Lo siento, pero no confío en tu palabra, me comprometo personalmente a vigilar muy de cerca a uno de mis chicos esta noche e incluso a decir a cual de ellos vigilaré por si hay alguien con dotes similares a las mías que decida verificar si hay alguna irregularidad con el otro, pero no puedo estar a favor de su ejecución solo por tus palabras. Mientras tanto hay sospechosos de peso - señala a Sybil - para estas votaciones.

Bellatrix entró en la Torre caminando a pequeños pasos rápidos y mirando a su alrededor, recorriendo a los presentes. Dedicó una mirada de profundo desdén al profesor Dumbledore cuando sus ojos se detuvieron en él por un instante y finalmente se acercó un poco al resto. 

Al ver el cuerpo de su sobrina y a su primo montando el espectáculo no pudo contener una risita aguda. - Los traidores a su propia sangre no merecen otra cosa que la muerte. - Afirmó, volviendo a reír. - Nymphadora está ahora donde merece.

Sin embargo al ver a Tom Riddle su rostro mostró una mezcla entre confusión, dolor y resignación. - ¿Por qué no me convocó? - Preguntó en un susurro para sí misma antes de levantar la mirada y posarla sobre la profesora de adivinación con rencor.

Fue entonces cuando escuchó las palabras de Luna y alzó una ceja mientras una carcajada resonaba en su pecho. - Así que tú resucitas a un asesino... Y tienes en tu casa al menos a otra confesa. ¿Y los peligrosos somos los Slytherin? - Negó con la cabeza con expresión divertida. - No veo por qué habríamos de creer tus palabras.

Miró a su sobrino Draco y a su amigo antes de volver a mirar a la niña de las gafas raras encogiéndose de hombros antes de hablar de nuevo con su voz estridente. - Ayer fuiste la única que no votó a Lockhart, a pesar de que estaba claro que era un asesino. Hoy lo traes de vuelta y tratas de desviar la atención de la vieja chocha, que por lo que parece ha confesado en vuestra Sala Común. Da toda la impresión de que lo que pretendes es aniquilar a la casa Slytherin para que luego tu casa se vuelva contra los Gryffindor. ¡Si hasta dices que Ollivander es un espía doble que ayuda a Slytherin, cuando lo único que ha hecho ha sido delatar asesinos y uno de ellos era Slytherin! Lo que te molesta del viejo tallavaritas es que haya delatado a un asesino de Raveclaw en su lucha por la verdad, ¿no es así, mocosa?

Soltó una carcajada mirando a la pequeña con incredulidad. - Y parecías una mosquita muerta... - Terminó, ladeando la cabeza y examinando a la niña con una sonrisa divertida.

- No esperaba menos de usted, profesora Umbridge. Creen en las palabras que les ha dicho Olivanders. ¿Sybill una asesina confesa? Cuidado con el señor Olivanders... - avisó a todos. Hizo una pequeña pausa. Seguía con su tono tranquilo pero claro- Si nosotros confiáramos también en lo que ha dicho Olivanders, que es que están todos, inocentes y culpables de Slytherin, actuando bajo el mismo patrón, es decir, colaborando los inocentes con asesinos, entonces todos los de Slytherin sois corruptos y, por tanto, malos. ¿No es así? Entonces no estaría de más que el señor Lockhart colaborase en su exterminio... ¡sin embargo! Yo solo he dicho la intención de Lockhart y lo útil que está resultándome para llegar al fondo del asunto y encontrar culpables. En cuanto todo culpable quede exterminado, y si Lockhart es un asesino confeso, también deberá volver a recibir su merecido. Pero como es lógico, mejor ir a por el mal mayor y después a por las leves migajas.

Volvió a hacer una pequeña pausa, observando a todos los presentes. Y contestó a Bellatrix:

- No voté al señor Lockhart precisamente porque al igual que él no dio razones de su culpabilidad cuando voté*, tampoco entendía por qué todos, hasta los Gryffindor, confiaban en Umbridge quien simplemente se había limitado a lanzar un ataque verbal sin ofrecer pruebas clarificadoras.

Viktor todavía no era capaz de dejar de palparse el cuello en busca de un corte que ya no estaba allí. Volver de entre los muertos no era algo que se lograse sin pasar factura. Viktor escuchó las palabras de los presentes con atención, se había dado cuenta de que no era ningún juego demasiado tarde. 

Lo que deberríamos hacer parrece clarro, está clarro que Guilderroy es un inquisidor y que ahorra Luna sabe quienes son los otrros dos, no tiene rrazones parra mentir. Deberriamos acabarr con el inquisidorr que no puede convertirr a otrros y si Luna ordena a Gilderroy que no se ponga de acuerdo con el otrro inquisdorr nadie morrirá en sus manos esa noche. 

Era tan simple y fácil de entender que hasta Krum lo había entendido.

- De la certeza de mis acusación no hay duda, Luna, no intentes sembrarla - advierte

Al final, ella misma estaba respaldando que Lockhart era un inquisidor, tal como dijo. 

La conmoción no se me había pasado, tenía los ojos llorosos pues una hermana de casa y auror había caído injustamente. No soportaba más la injusticia y ver que discutían hasta por tonterías mientras que los que menos hablaban mucho hacían y lo hacían para el mal, para devorar a sus compañeros inocentes.

Cuando vi como Sirius corría a recoger el cuerpo de su prima, profundas lágrimas surcaron mi rostro ante la escena. ¿Cuántos más tenian que morir para que reaccionaramos? Me puse de pie e intenté tomar al brazo de Monsieur Black, unas palmaditas suaves. ¡No!, dejalo pensé ¿Ya para qué? - Espero que la muerte lo hiciera recapacitar Monsieur Lockhárt. Para que actue de manera correcta en esta ocasión. -le digo cuando me acerco a consolar a Sirius.

La frialdad de las palabras de Madamoiselle Luna no me gustan pero están cargadas de cierta razón. -la miro y asiento- Y me refiero al verdadero rostro del Petit rubio -hago un gesto ondulado en el aire, imitando la cabellera dorada y señalo al muchacho de gestos altaneros- Estoy hablando de Draco Malfoy -lo miro a los ojos- Sobre el petit gordito no puedo decir nada. Pues no lo sé.

Me pongo de pie, estoy triste, enojada y muy harta.

- Dejen de comportarse como unos auténticos papanatas egoístas. Viendo que les conviene y que no. Muestren un poco de decencia. ¡Mon Dieu! Morir vivir, vivir con miedo no es vivir. -miro a Draco y le apunto con mi varita, esta vez la sostengo tan firme, tan firme como jamás ha sido sostenida- No debieron tocar a Madame Tonks, era una persona muy buena, amiga de nosotras -miro a Hermione y a McGonagall, las mujeres de la casa- y no se merecía terminar así. ¡Son unos despiadados! No deajré que toque a nadie más - miro a Luna Lovegood- Pues amigos de Ravenclaw, tienen razón en algo, podemos no coincidir en muchas cosas, pero esta tarde ante la muerte de nuestros amigos, propongo que saquemos a Draco Malfoy de Hogwarts. Y es usted Petit Malfoy porque tengo la certeza de sus malévolas intenciones. - guardo mi varita y me cruzo de brazos.

Luna miró agradecida tanto a Krum como a Fleur. Al menos había logrado que la escucharan y que entendieran el por qué de su acción para con Lockhart. Era realmente necesario.

- Acepto la propuesta de sacar a Draco Malfoy de Hogwarts. Creo que será lo más conveniente para los fieles a la luz. Por mi parte tenéis mi colaboración.

¡Qué agradecida estaba de que la hubieran escuchado y comprendido! ¿Habría por fin, acciones conjuntas en pos del bien?

Miró a Umbridge con tranquilidad. Parecía bastante ofendida:

- ¿Y puede decirnos, si tanto colabora con el bien, por qué, a sabiendas de que hay inquisidores y que ha habido y podrá haber aún mortífagos en su casa, por qué no los ha acusado en seguida tal y como hizo con el señor Lockhart? ¡Ah! Ya sé... porque a lo mejor Olivanders tendrá razón en que colaboran buenos y malos en la casa y acusar a los de su casa le vendría fatal... es más fácil minimizar poco a poco el número de huéspedes de otras casas...

Las palabras de Dumbledore resultaron ser toda una sorpresa. ¿Tonks y Riddle muertos? ¿Krum y Lockhart vivos de nuevo? Podía ser insensible y retorcido, pero la cabeza de Rita Skeeter solo tenía pensamientos para el segundo de los hechos. Por supuesto, no quitó ojo a la escena protagonizada por Sirius Black . Su pluma mágica no se tomaba ni un descanso.

- Todo ocurre por una razón, 'señor' Black - usar tanta cortesía con un hombre como él le produjo un escalofrío. - Es curioso que tú, querida, defiendas a los inocentes cuando te alegras por la muerte de un niño, devuelves la vida a un asesino y pasas por alto la existencia de un mortífago - Miró a la chica Lovegood con una sonrisa cargada de ironía. - ¿Ahora debemos creer a pies juntillas tus palabras de que no eres una amenaza para los presentes? - continuó, señalandole con el dedo índice. Tan solo repetía las palabras ya expuestas por dos de los presentes pero, ¿no debían ser dichas hasta que los presentes se dieran cuenta de lo que significaban? - Las mosquitas muerta como tú sois siempre las peores.

La intervención de Fleur hizo que la periodista cambiara de objetivo. Una risa aguda comenzó su discurso. - ¿Razón? ¿Pero es que estás escuchando a esta niña? ¿Es que vamos a escuchar las palabras de alguien que ya ha demostrado no tener ni un ápice de cordura? Por favor... que esto viene de familia - añadió, poniendo una evidente mueca de desagrado.

- Ya que anota todo, lea lo que he dicho y luego puede volver a buscar increparme, pero que sea con logica. Para ser periodista tiene carencia de comprensión. - la miro- El petit Malfoy debe irse porque me Consta su identidad y no lo quiero poniendo en riesgo la vida de mis amigos. Madame Skeeter, el resto son aseveraciones suyas, no mías.

Salazar seguía furioso. La noche no solo no había hecho por reducir su furia pero que la había aumentado. Se levantó.

-Lovegood. Esta noche han atacado al joven Draco, me he visto obligado a salvarlo, supongo que eso no lo sabríais antes de acusarlo de esa forma. Dos noches, dos ataque a MI Casa. Acusáis a Ollivander de ayudarnos cuando no ha hecho más que atacar a Slytherin. Yo mismo he ajusticiado a Tom, nos había engañado, había traicionado a los magos y a su Casa, pero al conocer su destino confirmo que los otros mortífagos son Flitwick y Trelawney. Ambos de Ravenclaw. Y vosotros acusáis a Slytherin ¿Con que derecho? ¿CON QUE DERECHO?- La última frase la dijo dirigiendose a todo Ravenclaw y no tanto a Luna.

Las acusaciones iban y venían, y entre tanta locura y confusión, allí estaba Sirius, en el fondo de la torre de Astronomía, junto al cadaver de Tonks. Las lágrimas calleron por el rostro de Hermione, silenciosas, mientras miraba la escena.

Que Viktor estuviese de nuevo con ellos era motivo de alegría, pero Lockhart...

- Yo también entiendo que lo hicieras, pues es útil tenerlo amarrado. -comenzó, dirigiéndose a Luna- Pero más que no atacar a los Gryffindor, ¿por qué no le dices que no se ponga de acuerdo con su grupo, como ya dijeron? Así se evitarían muertes. Además, tampoco me gusta el hecho de que intentes pasar por alto que en tu casa hay más de un sospechoso. Es también lógico que la gente crea que sólo buscas el bienestar de tu casa, Luna... Porque no se trata de decir "esa casa tiene más traidores que esta", que es básicamente lo que estáis haciendo, tirandoos basura los unos a los otros, lo importante es dar con ellos y quitarlos de en medio...

Miro a Hermione y asiento - Es como ha dicho Hermione, esto no se trata de casas, se trata de salvar las vidas de los inocentes. Si no han comprendido esto hasta ahora... nos espera un futuro siniestro. Asi que no Monsieur Salazar, no Madame Skeeter, al menos nosotros no vamos por Slytherin, ni por Ravenclaw. Las casas no son seres humanos, nosotros hablamos de aquellos que se llevan la vida de los inocentes, de nuestros amigos de clase y de la gente buena. Usted es un mago sabio y poderoso, a quien muchos respetan, no me eximo de ello, le ruego que defienda también a los demás inocentes y deje de negar lo que es realmente ese muchacho. -ni siquiera me molesto en volver a mirar a Draco, pero miro a Luna y le vuelvo a hablar- O lo que es Monsieur Flitwick ¿No?. - Me quedo callada dejo que medite en ello-  Lo mismo para todos aquellos que tengan en sus manos el defender a los inocentes, y tal vez a este mundo le quede un poco de esperanza, Monsieur -hablé a la sala una vez más, no me gusta que tergiversen mis palabras, no me interesan sus luchas de poder, ni sus alianzas truculentas o espionajes alevosos. - La vida de un inocente no tiene precio ni conveniencia señores- y tras ello me senté y me quedé callada.

Sirius soltó el cuello de Lockhart cuando la mano de Fleur lo tocó y se alejó algunos pasos aún con sus manos empuñadas y una mirada feroz. Sentía el peso de la derrota en sus hombros al haberla perdido y hubiera dado lo que fuera por tomar su lugar.

Mira a Luna y le dice - Puedes justificar tu causa y aunque tus palabras son sensatas, no esconden el hecho de que estás tratando de desviar los ojos de tu casa donde dos mortífagos se refugian. Deberías dejar de juzgar las intenciones de otros porque será una noche más que pasaremos con un asesino rondando y tú estarás a salvo pero ninguno de nosotros lo estará - dijo con desdén y furia en su voz. Su espíritu estaba encendido aún por el fallecimiento de Tonks y mira a Bellatrix cuando se refiere a ella para decir - Creo que puedes decírselo en la cara, ya que se supone que puedes hablar con ella - la miró y se alejó. Se acercó a Tonks, tomó su cuerpo y lo cargó entre sus brazos. Se dispuso a llevarlo a la Sala Común de Gryffindor, donde no podría ser lastimado. No quería que todos pudieran verla así y ni él mismo quería verla así. Quería recordarla como la enérgica y ocurrente mujer que había sido desde que la conoció con la misma bondad de sus padres pero con la belleza de su madre.

Bellatrix amplió su sonrisa al escuchar a Sirius y una carcajada incontenible brotó de su garganta mientras contemplaba la espalda del hombre alejarse. - Oh, ya le he dado la bienvenida a la última estación. Pero no parece muy... Comunicativa. - Añadió, con una risita más.

El señor Ollivander no daba crédito a aquella acusación sin sentido ¿doble espía? ¿no sería que la pequeña había visto demasiadas películas muggle? El fabricante de varitas no desdeñaba las películas pero tampoco le llamaban: su profesión le absorvía por completo.

Aquello que ella decía no tenía sentido. Ningún sentido. Suspiró cansado y se encogió de hombros, antes de levantarse.

-Me acusas porque no he querido ayudar ciegamente a la casa... porque querías ir por Ravenclaw ignorando el mal que se está ejerciendo aquí... protegiendo a Trelawney que confesó servir al que-no-debe-ser-nombrado, quien nos enseñó sin vergüenza su tatuaje ¿qué haces niña?¿no ves que esos fines egoístas solo sirven al perverso? Ahora quieres que todos me señalen, vas a ir contra mí que he declarado hacer el bien. No tienes pruebas de nada de lo que me acusas y no las tienes... porque no puede haberlas ¿verdad?... todos sabemos quién soy, y que pretendo ayudar sólo al pueblo. 

Él era el único que había acusado ambas casas por igual, todos lo sabían y podían verlo, sabían cuales eran sus artes...

-Votaré a cualquiera que se demuestre que es malvado sea Slytherin, Gryffindor o Ravenclaw... lo de las casas estaba bien cuando era joven y jugábamos a Quidditch, o buscábamos puntos para la copa de las casas, pero esto no es un juego, esto es el futuro del Mundo mágico.