Partida Rol por web

Bienvenidos a la honorable Casa de Slytherin, donde la astucia y la ambición os harán llegar lejos y ser algo grandes en el mundo que nos rodea.

Esta es vuestra Casa, y podéis tramar planes, hacer conjuras, y hablar de lo que queráis ^^

Bellatrix paseó la mirada por la sala común de Slytherin, el lugar donde había pasado largas horas en su infancia y juventud y una sonrisa maliciosa brotó con naturalidad en sus labios al ver a algunos de los presentes. 

- ¡Pero cuántos amigos veo por aquí! - Exclamó, acercándose a Narcissa. - Cissy, hermana, estás estupenda. - Su sonrisa se tambaleó y ladeó la cabeza al mirar a la otra mujer, entrecerrando los ojos por un instante. - ¿Pero dónde está Lucius? ¿Por qué no ha venido contigo? 

Se giró antes de recibir respuesta y sus labios volvieron a estirarse al ver a Draco. - Pero sí te has traído al pequeño Draco... ¿Estás listo para demostrar que mereces la sangre que corre por tus venas, sobrino? - Soltó una carcajada aguda. De nuevo sus ojos se desviaron y sin prestar demasiada atención a Dolores, Rita y Vicent se detuvieron en Salazar, al que miró confusa durante un instante para después sonreír. - Vaya, vaya... - Musitó, inclinando la cabeza a modo de respeto. - No esperaba encontrar visitas tan insignes en este colegio mancillado por la sangre sucia que su director permite que pasee por sus pasillos impunemente. 

Y sin embargo, fue al ver a Tom cuando toda su seguridad se desvaneció. Sus ojos se abrieron como platos y se acercó despacio a él. - ¿T-tom? - Lo miró de arriba a abajo con la confusión tomando posesión de todo su rostro, como si algo se le escapase y finalmente musitó. - Estás como entonces... 

-Milady.- Dijo Salazar con una leve inclinación.- Es un placer comprobar como la pureza de la magia no se ha extinguido del todo. A pesar del denodado esfuerzo de algunos porque así sea.

Salazar los trataba con fría cortesía, que no estuviera a favor del Señor Oscuro había sido una sorpresa para muchos, incluso más que su vuelta. Él creía en que los brujos podían gobernarse a sí mismo, aunque quizá si que hubiera que hacer una selección previa...

Crabbe se mantenía callado y esperando a que Draco hablara, estaba a su lado mirando con, cierto asombro, a los integrantes de esa gran casa. Había personalidades que creía muertas y otras tan importantes que hacían palidecer su cara y rugir su estomago.

Toma asiento en uno de los sillones, dejando una bandeja cuidadosamente ordenada sobre la mesita. 

- Encerrados en Howards, - se echa cuatro cucharaditas de azúcar rosado a la taza - espero que esta casa demuestre que goza de las características que se le atribuyen y hagamos que esta situación juegue en nuestro favor.

Agita con la cucharilla durante un largo rato y da un sorbo a la taza con aprobación.

- ¿Un poco de te señorita Lestrange? Le ayudaría a relajarse - sugiere, quizá invitándola a dejar de gritar a los cuatro vientos la fidelidad hacia el señor tenebroso.

Rita llegó a la Sala Común justo después de Dolores Umbridge. Nada más entrar se quedó quieta durante unos segundos evaluando a todos los presentes. Era gratificante volver a estar en 'casa'.

- Yo sí que querré un poco de té, gracias - era propio de ella no tener ningún reparo en autoinvitarse. No iba a ser menos en ese momento. Con agilidad y cierta coquetería se sentó en una de las butacas próximas a Umbridge. - Lo haremos, Dolores, no te quepa la menor duda - Resultaba curioso que le hablara en primer persona. No solo porque era costumbre arraigada en el mundo mágico tratar a los adultos de 'usted', sino que era lo propio teniendo en cuenta la media docena de rifirrafes que las dos mujeres habían tenido a lo largo de su vida profesional.

- Aunque no lo tenemos fácil - continuó, alargandose para coger la taza de té que descansaba sobre la mesa - Sería de estúpidos obviar que somos los que tienen más papeletas de ser condenados por el apoyo al lado oscuro. - Sus ojos fueron directos hacia Bellatrix. - Por supuesto es una postura encomiable para quien la mantiene. ¿Pero qué favor nos hace en esta caza de brujas que ha comenzado? - Tras su aportación se quedó en silencio. Sus brazos, ligeramente elevados, mantenían la taza a la altura de sus labios.

Dolores Umbridge desliza la tetera hacia Rita Skeeter

- Hace años que teníamos que haber retirado totalmente del cargo a Albus Dumbledore, no tendríamos ahora este tipo de problemas - criticando abiertamente su labor - seguro que todo esto responde de algún modo a sus intereses, tenernos encerrados aquí mientras ocurre vete-a-saber-que ahí fuera.

Ante el silencio de Tom, Bellatrix se apartó, dejándole su espacio para que respondiese cuando le pareciese mejor, y se acercó a las mujeres que tomaban el té. 

- ¿Por qué habría de esconderme? - Preguntó, enarcando una ceja y soltando una carcajada. - Yo fui su más leal teniente. Aprendí las Artes Oscuras directamente de Él. - Frunció el ceño. - Pero no me ha convocado... - Musitó en voz baja. - ¡¿Por qué?! 

Su mirada se posó en Narcissa, recordando lo que había dicho en el Gran Comedor y se acercó a ella, mirándola fijamente. - ¡Tú también tienes la marca! ¿Has sentido su llamada? ¿Te ha llamado a ti? - Exclamó, haciendo amplios aspavientos. - ¿De verdad crees que alguien quiere ocupar su lugar? - Susurró, antes de alzar la voz de nuevo, con un brillo fanático en los ojos. - ¡No podemos permitirlo!

-Si nos acusan de mortifagos por ser de esta Casa, la mejor. Entonces son unos cretinos ¿No?-No comprendía esa acusación simplemente por ser parte orgullosa de la casa Slytherin

- Querida... - comenzó Skeeter mirando hacia Bellatrix. La situación era extraña. La observaba con cierta altanería, aunque en sus ojos se reflejaba la incertidumbre de saber ante quien se encontraba. - nadie duda de su fidelidad ante El-que-no-debe-ser-nombrado - trago saliva incómoda - pero debemos ser in.... estratégicos - No, inteligentes no era la mejor palabra. - Desde siempre ha existido la envidia del resto de casas hacia la magnífica Slytherin.

Bellatrix ladeó la cabeza al escuchar a Rita y soltó una carcajada. - ¡¿Estratégicos?! - Preguntó, con incredulidad. - Lo que tenemos que hacer es aplastarlos a todos como las sabandijas que son. - Siseó entonces, moviendo la pierna como si estuviera aplastando un insecto contra el suelo.

- No debemos escondernos. ¡No tienen nada que hacer contra nosotros! - Continuó con tono orgulloso y entrecerrando los ojos. - Están llenos de sangre sucia, squibs y razas inferiores. Debemos mantener la pureza y la supremacía de la sangre mágica y eliminar a todos esos... insectos. - Terminó, escupiendo la última palabra como si le asquease tenerla en la garganta. - Y traidores a la sangre. - Añadió con un rencor patente en la voz por el que no era difícil darse cuenta de que se refería a sus propios primo y sobrina. - ¡Y torturarlos antes! - Exclamó, tras soltar una carcajada llena de diversión.

Sus ojos entonces se dirigieron a Narcissa, moviéndose rápidamente. - Y si es verdad que hay un usurpador, también debemos acabar con él. - Sentenció, aferrando la varita con tanta fuerza que sus nudillos empalidecieron.

Rita escuchó las divagaciones de Bellatrix Black en silencio y sin apartar la vista de ella. Estaba segura de que esa inestabilidad iba a perjudicar a todos los Slytherin aunque, con un poco de inteligencia, se le sabría sacar partido.

- Un planteamiento muy interesante, Bellatrix - quizá fuera demasiado osado llamarla ya por el nombre de pila pero, sino lo hiciera, no sería Rita Skeeter - aunque arriesgado, teniendo a Dumbledore entre nosotros. Estará chocheando, pero sigue siendo uno de los magos más poderosos. Quizá... - esta vez miró a su hermana Narcissa en busca de apoyo. - deberíamos trabajar un poco más nuestro plan.

Se aclara la garganta de forma sonora, buscando captar vuestra atención

- Si esto se convierte en una caza de brujas, poco importará quien se una a los Inquisidores o quien escuche la llamada de un señor tenebroso, si es que cierto que ha regresado y sus Mortífagos están entre nosotros. Necesitaremos todos tener muy claras nuestras prioridades. Y os digo... que si el señor tenebroso ha regresado, no arreglaremos nada exterminando a los mortifagos de este castillo. No se puede luchar contra un enemigo que no se puede ver. 

Deja la taza en la mesa y se levanta

- Tenemos que hacer uso de nuestra mayor ventaja: nuestro número. Tenemos muchos motivos para estar unidos - mira a Bellatrix - incluido el velar por la pureza de la sangre - mira a Slytherin - o dejar clara otra vez la superioridad de los escogidos para esta casa.

Saca su varita

- Os propongo hacer un juramento inquebrantable, llamad si queréis medievales a mis métodos, uno por el que todos nos comprometamos a... en la medida de nuestras posibilidades... mantener a salvo a los miembros de nuestra casa. A sincerarnos completamente sobre nuestras capacidades y hechizos conocidos. No sabremos quienes nos pueden querer muertos, seguramente todos los que están fuera de esta Sala Común, pero sabremos en quién podemos confiar. 

Narcissa miró a su hermana. Bella, querida, ya sabes que yo no tengo la marca. Lo cual no quitaba que simpatizase con el Señor Oscuro o que no fuese su seguidora. Pero nunca había sido marcada. Era por eso que su hermana solía pensar que tenía la marca. Lo daba por hecho normalmente y no llegaba a entender porque no aceptaba que me marcasen. Pero si no te ha llamado a ti, sigo creyendo que es porque él es ajeno a todo lo que está sucediendo. O tal vez quiera protegerte. No lo creía, Lord Voldemort no tenía la capacidad de preocuparse por nadie que no fuese él mismo. Los demás, incluso Bella, su más fiel siervo, eran peones para él.

Sea como sea, hay que estar atento a los movimientos de todos. Seguía de pies. Nadie le había invitado a sentarse. Lo principal es la información. Como bien dice Rita las demás casas intentarán centrarse en la nuestra, siempre nos han tenido envidia.

Al escuchar la proposición de Dolores, Narcissa torció el gesto. Eso que propones es muy peligroso, querida. Ella misma solo lo había hecho una vez, con Snape. No creo que sea necesario llegar a eso.  Si todos nos comprometemos a trabajar juntos podríamos salir juntos de aquí y demostrar la supremacía Slytherin.

- Peligroso tan solo para el que no esté dispuesto a cumplir, Narcissa. Yo misma respondería por la señorita Lestrange si fuera llamada por el señor tenebroso, porque las prioridades deben estar claras: la supervivencia de nuestra casa. Y, os digo, quizá fuera una suerte tener a un mortífago entre nosotros si se afana por apartar ciertas maldiciones de nuestra casa y dirigir la  "actividad" de los suyos a un lugar más apropiado y a una casa menos razonable.

Mira a los demás con autoridad, con esa superioridad tan propia en ella y en casi cualquiera perteneciente a la casa

- El mensaje debe calar, y un juramento inquebrantable lo haría calar muy hondo, más que otros de mis métodos.

Bellatrix miró a su hermana con la confusión pintada en el rostro durante un instante. - Es verdad. - Dijo, abriendo los ojos enormemente. En unas pocas zancadas se situó junto a Narcissa y la miró a los ojos. - Pero tu marido sí que la tiene. ¿Dónde está Lucius, Cissy? ¿Por qué no ha venido contigo? ¿A él sí lo ha llamado? - Preguntó entonces, estirando el brazo para agarrar a su hermana del brazo con fuerza. Sus manos empezaron a temblar. - ¿Me ha abandonado? - Musitó para sí misma. 

Tras varios segundos en silencio y sin motivo aparente, la soltó y giró su cabeza hacia la señora Umbridge para soltar una sonora carcajada antes de hablar. - Parece un buen plan. Al menos en esta sala no hay sabandijas ni traidores. 

Salazar pensó sobre el pacto durante un instante.

-No voy a hacer ninguna clase de pacto con vosotros. Soy el fundador de esta Casa, mi lealtad hacia ella es incuestionable pero, sí alguno de vosotros actúa en contra de su seguridad o en contra de mi idea del mundo mágico será mi varita la que vaya por delante. Sois Slytherin, sois de sangre pura, con lo cual tenéis el beneficio de la duda. Pero nada más.

- ¿Y cual exactamente su idea de mundo mágico, señor Slytherin? - sin amedrentarse por la respuesta

-Uno formado por brujos de verdad y no en lo que ha degenerado. Dijo simplemente.