Partida Rol por web

Al detonar la criatura una ola de poder y calor surge de su maltrecho cuerpo. analizando rápidamente la situación, veo que el que peor parece llevarlo es John, así que decido sacarlo inmediatamente del área de efecto de la explosión.

 Conjuro un hechizo de desplazamiento menor, haciendo que John aparezca junto a mi lado para poder tratar su herida cuanto antes.

Sorprendida vio el despliegue de habilidades de sus compañeros, aunque John no había tenido demasiada suerte y estaba gravemente herido por el rápido ataque de aquella mujer, tenía que quitarlo de en medio como fuese. Entonces Nüll atravesó a aquella "mujer".

-¿Pero qué demonios?

Buscó a John que ya no estaba en el mismo sitio, a lo que quedó algo perpleja. No era muy hábil esquivando no le daría tiempo a esquivar esa explosión, solo le quedaba intentar cubrirse.

La explosión casi pilla por sorpresa a Nüll. Casi. Al percatarse de que el cuerpo decapido aún seguía moviéndose, Nüll se dio cuenta de que algo no iba bien y reaccionó con una velocidad sobrehumana. Cubriéndose el rostro con las vendas, saltó hacia atrás y rodó por el suelo para ponerse fuera del alcance de la detonación.

Maldición. Iba a intentar parar a aquella tiparraca antes de que se matase, pero tenía trucos, y seguramente ya estaría muerta.

Tenía que hacer algo para parar la explosión.

Pese a ser la explosion una cosa que no teniais en cuenta, el trabajo en equipo habia logrado un milagro reduciendo bastante los daños. Mientas Nüll salta, Etien saca del radio de la explosion a John, y debido que no tenian mucho tiempo para reaccionar, Lautrec levanta una barrera protectora al tiempo que Narsharz se cubre. El resultado fue un crater de 20 metros de diametro donde estaban Lautrec y Narzshar, pues Nüll consiguio salir a tiempo. Sin embargo, parece que las defensas de los que no pudieron huir a tiempo fuero eficaces, pues solo sufrian leves quemaduras.

Por otro lado, John no se encontraba en buen estado: el golper que recibio fue muy certero y casi le perfora el corazon, deteniendose a escaso centimetros de una de las venas principales. Etien ya le estaba practicando los primeros auxilios, pero parece que la presion de la batalla lo estaban distrayendo un poco, provocando que todos sus esfuerzos dieran el efecto opuesto al deseado.

Mierda, esto no es posible. El taco suena extraño en el siempre refinado Etien.

 PEro no me doy por vencido y de nuevo intento curar al compañero herido ya que ahora mismo tiene pie y medio en la tumba.

Las vendas que cubrían el cuerpo de Nüll volvieron a quedar inertes mientras se incorporaba. Como Etien ya estaba atendiendo al inquisidor, él se acerco al crater en busca de algún resto de la extraña atacante

- ¿Que ha sido eso? ¿Algún tipo de hechizo suicida?

-No tengo ni idea, pero si llego a saber que soys tan capaces de defenderos no me habria forzado tanto con el escudo. Perdona que no fuera perfecto Narshard.- respondió al ver las pequeñas quemaduras que le habían quedado a los dos.

-¿Qué queda de ella?- No quería decir en voz alta que se había forzado demasiado, y no podía hacer como antes y buscar mentes a su alrededor, esa precisamente era el problema de no dejar a la mente amoldarse a ciertos patrones. Por otro lado eso era lo que le permitía ser tan flexible.

Mirais a vuestro alrededor, buscando los restos de lo que antes fue vuestro rival, aunque lo que encontrais os sorprende un poco: restos de metal y una sustancia similar a la sangre, pero negra, se encuentran donde antes estaba aquella figura humanoide, dando a pensar que no era tan humana como parecia al principio. Parece que el origen de la explosion no fue magico, pues los "pedazos" de la mujer parecian estar doblados hacia fuera, como si el explosivo hubiera estado dentro de su cuerpo y, al ser atravesada con la venda de Nüll, hubiera activado un mecanismo que lo detonaba. Cabe destacar, que debido a la explosion, ningun resto organico se encuentra, por lo que no teneis muchas pistas sobre el origen de vuestro enemigo, solo una letra que habia grabada en uno de los pedazos del metal: P.

Nüll removió los restos metálicos. Estaba claro que aquella cosa no era humana, o al menos no del todo. Pero bueno, él tampoco se consideraba muy humano, a fin de cuentas.

- Que raro. ¿Era un ser... artificial?

-Bueno, yo nunca he visto una persona de metal desde luego, pero.... parecía tener personalidad, además, detecté una mente. Tiene que haber álguien detrás de esto, espero que sean protectores del bosque, o podría ser alguien tras nuestra pista. Deberíamos preguntarle al tipo que encontramos antes, segurametne su objetivo era él. Si no responde dadme unos momentos para que descanse y le sacaré toda la información que tenga- dijo tranquilamente. Uno de sus compañeros había estado a punto de morir, pero no se podía dejar llevar por los nervios ahora. Lo mejor era enterarse de lo que pasaba, Etien estaba con John y el era mejor que él cuidando de las vidas, ahora venía la parte de la información que a él se le daba tan bien.

Con los conocimientos y recursos adecuados se puede fusionar metal y organismos. Así como como muchas otras cosas, guardad una muestras de se eso oscuro así como algunas partes de metal ahora mismo tengo trabajo pero puedo examinar las piezas después.

 tal vez incluso invocar el alma de la fallecida. Vigilad al otro.

Me levanto voy al centro del crater, y lanzo un hablar con los muertos a ver si aún esta el espíritu de de la "Fallecida"

- ¿Invocar... el alma? No se mucho de magia, pero creo esa magia en concreto no es precisamente buena... -respondió Nüll.

Él ya había tenido experiencias previas con no muertos, y no guardaba un recuerdo agradable de ellas precisamente. Que uno de sus compañeros hablase tan tranquilamente de invocar el alma de un fallecido le incomodaba, como mínimo.

-No te preocupes, yo la primera vez estaba tan tenso como tú, pero se ve que lo que hace es hablar con la persona si es que es una persona de verdad, no trae de vuelta al difunto ni cosas podridas, lo hizo con el difunto monarca para que pudiera tener unas palabras con su hijo y poder pasar al otro mundo en paz, y por eso nos cedieron la espada- le tranquilizó.
Incluso entre ellos, sabiendo las capacidades que tenían, parecía haber tensiones con las cosas sobrenaturales. Sin embargo lo del escudo de antes y localizar al tipo no parecía haberles importado. Cierto que sus poderes eran más sutiles, pero el tiempo le había enseñado a ser cuidadoso hasta la cuasi paranoia, antes se dejó llevar por el peligro y mostró abiertamente sus poderes, podría ser él el que tuviera un problema ahora, a pesar de haber estado ayudando. Suerte que John no estaba en condiciones de exaltarse por lo de invocar al muerto.

Se miró para ver si estaba de una pieza y suspiró aliviada al comprobar que así era. Se dirigió a Lautrec sonriendo un poco -No te preocupes, te agradezco el gesto y por cierto casi aciertas, mi nombre termina en z. - y sin esperar a la contestación del hombre se giró hacia Eiten con disgusto -la nigromancia es asquerosa, no deberías usar esos conjuros...

Es una situacion desconocida para ti. Lo ultimo que recuerdas es a aquella tipa atravesandote el pecho, luego mucho calor y despues, la nada. Luego, un rayo de luz y puedes ver de nuevo el bosque. Sin embargo, parecia diferente, como si fuera mas antiguo, mas puro...   Avanzas por el bosque, tratando de encontrar a tus compañeros, pues no los ves a tu alrededor, mientras la terrible pregunta flota por tu mente:¿Estoy muerto?

Sigues caminando por el sendero, cuando notas una palpitacion que sacude tu cuerpo: algo te esta llamando. Empiezas a correr en una direccion, seguro que es por aqui, mientras tu cuerpo sigue palpitando, cada vez de forma mas rapida, te estas acercando. De golpe, el cielo cubierto de arboles milenarios desparece al entrar en un claro, pero no te importa, solo tienes ojos para una cosa: una preciosa espada dorada que te esta llamando.

Cuando estas a punto de tocar su empuñadura, toda esa "realidad" en la que estas empieza a desvanecerse, mientras oyes la voces de tu compañero Etien llamandote. Abres lo ojos y ves su rostro aplicandote curaciones. Bienvenido al mundo de los vidos de nuevo.

- ¡La espada! - Me desperté de golpe incorporándome como de una pesadilla, y sentí dolor por todo el cuerpo. Sobretodo en el pecho, como si llevase un puñal clavado. Y en cierto modo lo había llevado. Cuando recuperé la consciencia supe que no estaba muerto. Etien me estaba curando. Y el resto estaban a mi alrededor. Hablando entre ellos, como si estuviesen seguros de que iba a sobrevivir. Era cierto que había recibido heridas muy malas, y había estado a punto de morir en diversas ocasiones, pero eso ellos no lo sabían. 

Etien había dejado de aplicarme magia sanadora, y escuché que iban a hablar con los muertos. Eso no me interesaba lo mas mínimo, Estaba concentrad en la espada y mi sueño, o experiencia cercana ala muerte, o como los eruditos quieran llamarlo. Recordé que Narsharz la llevaba.

- Narsharz, préstame la espada dorada por favor. - Sabia que debia empuñarla, aunque ignoraba porque lo sabia. 

No creo que quien maneja una energía que es la antítesis de  de todo este universo este en condiciones de decir que la nigromancia es asquerosa. Pero dejaremos las discusiones filosóficas para otro momento ahora debo intentar recabar la mayor información posible sobre nuestro atacante. 

Pese a ser una idea bastante buena, al realizar el hechizo para hablar con los muertos, no consigues encontrar el espiritu de lo que fue vuestro rival, tal vez ya cruzo su alma al mas alla o quiza ni siquiera tenia...