Partida Rol por web

Amanece de nuevo. Otro día más en en una ciudad que agoniza de dolor. Has visto en las calles muchas caras sombrías y como cada vez el mundo se ha ido volviendo más oscuro a tu alrededor. La policía se comporta de forma más tiránica por momentos, y puedes percibir que aquellos que cuidan de tu seguridad y portan armas están quizás demasiado tensos como para no representar un peligro de por si.

La suave lluvia acaricia las calles. Son las ocho de la mañana y suena el despertador. Larry Laudan, el autor del modelo reticular, va a hablar en la sala de conferencias dentro de unas horas, y no vas a perdertelo...

Otra vez ese despertador... Con mucha modorra, abro los ojos y miro el techo de la habitación. Hoy es el día D, pienso divertida. Hace semanas que espero la conferencia de Laudan, ya que no todos los días se puede escuchar de primera mano el concepto y los fundamentos de una de las teorías en boga de la epistemología. He quedado con algunos compañeros que iremos una hor aantes para conseguir buenos lugares.

Después de dar algunas vueltas en la cama, me levanto y preparo mi desayuno. Bien clásico, café negro con algunas tostadas. No suelo comer demasiado al levantarme, no puedo con nuestros "desayunos americanos".

Me asomo a la ventana y veo que llovisna. Las calles se ven más grises y la creciente atmósfera de opresión que vengo experimentando hace algún tiempo parece mucho más cargada esta mañana. Si no fuera por la conferencia, ni saldría de casa.

Bueno ¡basta de lamentos! ¡A ordenar por arriba que me voy a perder la primera clase! Con mucha celeridad pues me doy cuenta que he divagado demasiado y el tiempo se me ha escurrido, acomodo lo más grueso y me visto. Jeans, remera, botas. Parece que el día va a ser muy frío así que busco uno de mis sweters más gruesos y me lo pongo. Busco los libros que necesito para mi clase, el cuaderno de apuntes y vacío mi reproductor de mp3 para poder grabar la conferencia de hoy.

Con todo esto y un paraguas, salgo a la calle.

Al llegar a la esquina me acuerdo que no llevo nada para entretener mi estómago hasta la hora del almuerzo, pero ya no tengo tiempo de volverme. Compraré unas barras de cereal en el bufet de la Uni si llego a tiempo. Si no, habrá que aguantar el hambre...

En la universidad escuchas lo que expone Laudan. Participas activamente y le haces preguntas. Larry se fija en tu interés y cuando el auditorio se esta vaciando se acerca a ti.

.-Gracias. Por personas como tu uno siente que su trabajo es valorado. Y me has hecho ver otras perspectivas. Tengo pensado esta noche cenar en el Rivere. No tengo mucho tiempo, pero si vas podemos discutir los puntos... y podras conocer a un par que seguro que van a sorprender-. Te mira con cara seria y aparentemente apatica.- Siempre es un gusto poder hablar con librepensadores de nuestro tiempo-. Esta noche tenias planeado ir con los mellizos a romperte el cuello con la musica dura de los bajos. Por un lado te sientes halagada por la proposición de Larry, por el otro piensas que no vale la pena ir para que te dedique unos minutos de su tiempo en una rapida cena acompañada con las excentricidades propias de un filosofo

La idea de poder estar con Larry y otros dos filósofos se me hace irresistible. Pero por otro lado, hace dos semanas que venimos esperando el "mega-recital" de bandas locales que se celebrará hoy en Lew, que tampoco me resulta fácil aceptar. Además, Sophy va a matarme si los cancelo a último momento. Después de todo fue mi idea concurrir... En un plano mental, me imagino las distancias entre los dos sitios. Están bastante alejados uno del otro, pero si corro puedo llegar a tiempo. -Me encantaría poder conversar con Ud. un poco más, pero no quiero abusar de su tiempo. Pasaré por allí a saludarlo y no le robaré más que unos minutos. Gracias por la invitación-

Me despido y parto con toda prisa para mi departamento. En el camino, llamo a Sophy para comentarle que no voy a poder pasar por su casa para ir todos juntos porque surgió algo de último momento, pero que no se preocupe, que a las 11.00 en punto estaré aguardándolos en la puerta del club para ver el recital. Sophia no se oye muy contenta con mi propuesta pero acepta. Sabe que siempre cumplo con mi palabra y que estaré allí sin falta.

Al llegar al departamento, tomo una ducha y luego busco que vestir. Se me presenta un conflicto. No puedo vestir integramente de recitalera pues tengo que pasar por el Rivere, sitio elegante por demás, sin contar que me da un poco de vergüenza que Laudan me vea llena de tachas y zapatillas, pero tampoco puedo ponerme un vestido o zapatos de taco. Después de dar unas vueltas y viendo que no tengo demasiado tiempo para prepararme, opto por una pollera y musculosa negras, medias color piel (tengo que resignar las negras de lana) y con zapatos tipo guillermina de lona. Por encima, llevo un sweter celeste cielo y en mi mochila guardo las zapatillas y un buzo de algodón negro para cambiarme en el club.

Ato mi pelo para no tener que peinarlo demasiado.

Como algo antes de salir.

Tomo mi campera más abrigada (el invierno está haciéndose sentir) y parto en un taxi hacia el restaurant.

Llegas a las diez. En el restaurante te encuentras a Laudan con otros dos. Te saludan, piden y empiezan a discutir. John Doherson esta defendiendo la postura kantiana, y Nicolette Charazone la nietzschana. La conversación evoluciona cambiando Doherson sus argumentos desde Santo Tomás a Voltaire. Parece estar dando un repertorio de moralistas mientras que Nicolette sigue defendiendo la postura amoral. Laudan parece aburrido, y te mira como sugiriendote a que entres en la conversación.

   Puf, al final, he tardado más de lo que esperaba... voy a tener poco tiempo para disfrutar de la charla filosófica que me ha propuesto Laudan.
  -Buenas noche Sr Laudan- Le extiendo la mano para saludarlo y me presento ante los otros dos. - Rocío Estrada. Es un gusto conocerlos Sr Doherson, Sra Charazone ¿o debo decirle srita? Por cierto, por favor, llámenme Rocío no más. -
    No me suenan los nombres de los acompañantes de Laudan, seguramente sean amigos y no otros catedráticos.
  Ordenamos y la charla comienza, tal cual como dijo Laudan, a rondar sobre la Filosofía. Vaya, parece que estaba equivocada. Estos dos sí que conocen del tema.

  La discusión se centra en las dos corrientes más preponderantes de la ética. Ambos disertantes exponen muy bien sus argumentos, pero la charla no me aporta nada que no hubiese escuchado antes en la facultad. Veo que Laudan no se muestra muy entusiasmado y no participa para nada. Con profunda desilusión ya que esperaba nuevos conceptos, o al menos un enfoque distinto de los viejos temas veo como se escurre la hora. Si no salgo ya de aquí, no voy a llegar a tiempo para encontrarme con los mellis. Laudan da pie a que me introduzca en la conversación, pero mis expectativas han decaído y no creo que yo pueda levantar el nivel de la misma.

   -Debo reconocer que ambos son excelentes oradores y que cada uno tiene su postura muy clara. Espero que algún día yo pueda encontrarme en la misma situación. Por el momento debo decir que la filosofía de Nietzsche me resulta mucho más atractiva que la de Kant. En el mundo en que vivimos, perseguir como fin último la perfección a través de la razón me parece poco realista. Es más humano desarrollar y perseguir aquello que nos hace felices y nos resulta placentero, sin necesidad de universalizar, que atarse a preceptos rígidos y que muchas veces van en contra de la propia naturaleza. Después de todo, el concepto de bien y mal, o de bueno y malvado es tan relativo como cualquier sociedad, ni que hablar de cada individuo. Me parece que Nietzsche propone la superación de uno mismo, libre de ataduras que limiten su potencial, mientras que Kant induce a la mansa obediencia, ya no de un dios o de un régimen político, por decir algo, si no a otro concepto tan abstracto como lo que propone, la razón.
Pero es tan sólo mi opinión y sé que aún me falta mucho por recorrer y aprender y no quisiera que se tomara como impertinente mi comentario. -
   Espero las réplicas y converso un poco más, siempre mirando el reloj. Ya son las 10.45. Debo salir ahora y conseguir un taxi o no llegaré a tiempo a Llew. Este mes mi economía va a verse muy resentida por los gastos de esta noche.
   Con mucho tacto aprovecho un espacio de silencio para disculparme con mis compañeros de mesa y agradecer nuevamente a Laudan por la invitación.
   A toda velocidad, salgo a la calle y paro el primer taxi que pasa libre. Le pido al conductor que vaya lo más rápido posible hasta el club. Espero llegar a tiempo.

Una musica repetitiva y envolvente llena el local

En la barra una camarera pechugona se recrea sobre el encerado sirviendo con delicia cada una de sus copas. El tipico camarero majo entabla conversación con algunas jovencitas. En la pista de baile distingues a Sophía y Mark, entre algunos oficinistas que han ido a desahogarse del trabajo.

Sophía y Mark bailan con potentes movimientos electricos llamando la atención. .-¡Rociiiiiiiiiii!-. Mark se acerca a ti con el puño en alto. Moviendo la cabeza de arriba abajo. No se puede decir que bailen en el local, más bien parece que esten sufriendo un ataque. La musica ensordecedora impide el habla, y apenas escuchas el grito de Mark.

Por más que intenté sobornar al taxista, no logré que rebasara el límite de velocidad permitido y terminé arribando al club a las 11.15.

No veo a Sophy ni a Mark por ningún lado, pero como no han mandado ni un mensaje de texto, asumo que ya están adentro.

Cuando me acerco a la entrada, con gran sorpresa me anuncian que el recital se ha suspendido a último momento por problemas entre los organizadores y la policía y que, en cambio, se ha montado una fiesta electrónica a todo lo que da.

Con más razón comprendo que los chicos no me estén esperando en la puerta. A Mark le fascinan las raves y a Sophy... bueno, a ella le encantan los chicos que asisten a las fiestas rave.

Al entrar, la música me golpea. Nunca me ha gustado demasiado este estilo, pero ya que estoy en el lugar, pienso pasar un buen rato.

Observo el lugar, la barra, la gente. En eso, distingo a los mellis y Mark empieza a acercarse a mí gritando.

-Rociiiiiiii-

-¡Hola lindo! Vaya sorpresa que me he llevado. Esperaba conocer a los nuevos Nirvana y acá estoy, ¡en el medio de un concierto de Tiesto! -

Saludo a Sophia, que se acerca inmediatamente al verme. Le pido disculpas por la demora, pero ella le resta importancia, después de todo, me dice que se siente en el paraíso rodeada de tantos hombres atractivos. Después de dar un vistazo, debo reconocer que esta vez está en lo cierto.

-Voy hasta la barra a buscar algo para tomar. ¿Les traigo alguna bebida?-

Mark me pide una Bud "como siempre" agrega. Sophy me muestra un vaso que aún tiene más de la mitad de un trago verdiazulado y pasa.

Al llegar hasta la barra, trato de buscar al chico, ya que la camarera está muy entretenida atendiendo a dos yuppies muy monos.

-Una Bud y un vodka con naranja- le digo casi a los gritos al camarero una vez que logré llamar su atención. Mientras espero los tragos, sigo observando a la población masculina de los alrededores.

Parece que va a ser una noche entretenida después de todo...

Se acerca un tipo de entre unos veintisiete y veinticho años. Piel palida y lechosa. Viste al estilo grunge; pero notas que en la cara lleva maquillaje que deforma ligeramente tus rasgos. Te suena su cara como si lo conocieses de toda la vida; pero sin embargo no lo reconoces. Hay algo extrañamente familiar en en el pero no sabes que es. De cualquier modo todos tus sentidos se ponen alerta al verlo como si bajo el influjo de un hechizo estuvieses.- ¿Que habeis hecho con la musica de este local? A mi ponme lo de siempre Tana-. La camarera le guiña un ojo.

El extraño te mira de reojo un instante, y Mark le mira a el y luego a ti .-¡Uyyyyyy!. Ja, ja, ja-. La voz ronca de Mark con el tonito de "te he pillado", te pone en una situación incomoda.-¡Sofiiii! Je, je. Entretenme un rato...-. Debe llevar unas cuantas cervezas de más. Se marcha con mucha teatralidad

Tan pronto como le han servido su roja bebida. El extraño te comenta con una calma fria .-¿Tampoco es tu fiesta?¿Verdad?-.

Este Mark siempre haciéndome pasar papelones... pienso, mientras ladeo la cabeza de un lado al otro.

-¿Tampoco es tu fiesta?¿Verdad?-

-Esperaba algo más metálico- le contesto y sonrío. Tengo la sensación de que lo conozco de algún lado pero no logro asociar su rostro con un nombre. -Veo que pasas seguido por acá- No quiero perder su atención. Algo en su estilo me atrae demasiado.

.-Si. Yo tambien... Vengo muchas veces. Me siento en una esquina oscura y escucho la musica con solitaria calma-. Se acerca un poco más .-Me sirve de inspiración para componer...-.

- Guau, un músico... - De pronto, un flash cruza por mi mente... No, no es posible, el murió ya hace 15 años... Pero es tan parecido... y compone...

- ¿Qué tipo de música compones? Por cierto, soy Rocío -

.-Grunge. Puedes llamarme Kurt-. Pone cara de saber lo que viene a continuación .- Y si...Todo el mundo me dice que me parezco a Kurt Cobain. Pero nunca he conseguido un sonido parecido a cuando estaba vivo-. Dice con cierto pesar. De pronto te mira como atraido de algún modo; pero no se trata de algo erotico. Su atracción es diferente; como la de un animal que ha encontrado a su presa; y sin embargo la actitud no consigue inquietarte porque tienes los sentidos abotargados. Si tuvieras la mente fria huirias de forma natural al sentirte acechada; pero su mirada te atraviesa y te confunde.

Kurt se acerca cada vez más. Siento que algo no va bien, pero no quiero irme, algo me retiene. Una vaga sensación de peligro parece estar acechándome en el borde de la conciencia pero no llega a aflorar. Un tanto nerviosa, apuro el resto del trago.

-¿Hace mucho que te dedicas a la música?- pregunto despues de unos instantes de silencio un poco incómodo. Sé que debería irme con los mellizos, pero no puedo quitar mis ojos de su mirada.