Partida Rol por web

Varken, habiendo escuchado de algunos de los compañeros que buscaban ampliar sus conocimientos, y ante las limitaciones propias y de Yaril·la, propone ir a la biblioteca de Velen.

Realmente es una biblioteca bastante modesta para una ciudad de ese tamaño, ocupando un edificio de dos pisos, pero de planta relativamente pequeña. La ciudad no es precisamente un centro del Saber, así que reúne en el mismo edificio tanto libros mundanos como mágicos, novelas, y en general de todo un poco. Por fortuna, aunque regulada, la magia no está mal vista o prohibida en Tezhyr, y es posible comprar ciertos pergaminos de conjuros y componentes de hechizo.

El dintel está decorado con algunas imágenes bastante bellas de libros y material de escribano, incluyendo los símbolos sagrados de Oghma, el dios del Conocimiento y Azut, el dios de los Magos, pero no se trata de ningún templo.

Al abrir la puerta, un olor a papel y pergamino invade las fosas nasales de los viajeros, Varken y la sacerdotisa.

Un espacio donde sentarse a leer domina la primera planta cuando se accede a la biblioteca, que está iluminada con una luz mágica permanente. Hay unas cuantas sillas y mesas, y alrededor empiezan las estanterías con libros de todos los tamaños y colores.

En la salita, un hombre con algunos años y mirada amable levanta los ojos del libro que estaba leyendo y mira con una mezcla de incredulidad y sorpresa al peculiar grupo que entra a la biblioteca.

Con una sonrisa, levanta un dedo y señala hacia la calle a la derecha.
Si buscáis el gremio de caballeros y cazarrecompensas está dos calles más abajo. Ante la perplejidad inicial, ríe un poco. Jejeje, Ahora de veras... sean bienvenidos a este islote del saber, damas y caballeros. Se pone en pie y se recoloca los anteojos. Me llamo Trevor, ¿En qué puedo ayudarles? Imaginando que buscan conocimientos mágicos, se adelante Tengo unos cuantos pergaminos mágicos a la venta si es lo que buscan, o si no puedo traducir muchos idiomas o con tiempo, copiar libros de la biblioteca por un módico precio, hay de todo un poco.

Tal vez, para los estándares del mundo en el que me encontraba, la biblioteca de Velen no fuese excesivamente grande ni espectacular, pero para mí, el hecho de que hubiese todo un edificio dedicado a ello en el que cualquiera podía entrar y adquirir conocimiento de los libros como si no fuese algo especialmente raro, dejaba claro cuan diferente era aquel lugar de su mundo, donde los libros sobre el conocimiento se guardaban en almacenes protegidos y ocultos para evitar que la Sombra y sus secuaces los destruyesen como habían hecho tantas otras veces.

Si se tenía eso en cuenta, era normal que estuviese algo ansioso por ver que podía aprender en ella… y el hecho de reconocer, gracias a lo que el mago que conocí durante el viaje en barco me había ido enseñando, el símbolo del dios de los Magos grabado en ella no hizo sino aumentar mi interés.

¿Pergaminos a la venta?- repetí mentalmente al escuchar al que debía ser el encargado, como si no terminase de creer que fuese tan sencillo adquirir algo así, incluso aunque en parte era algo que había esperado en un mundo donde la magia era algo común. A pesar de eso, de momento al menos, no le pedí que me enseñase dichos pergaminos, pues aunque nos habían dado una recompensa en forma de dinero por nuestro papel contra aquella mujer-monstruo, prefería aprender antes sobre la magia en el mundo en el que me encontraba para poder aprovechar al máximo el dinero del que ahora disponía.

¿Tienen libros sobre magia?- le pregunté sin poder contener del todo la emoción en mi voz -Libros sobre su estructira, para su aprendizaje, de conjuros... lo que sea- añadí.

 - ¿También tenéis tratados sobre medicina? - espetaría una Angela más que dispuesta a empaparse de cualquier conocimiento más allá de los que tenía, aquella visita no sólo tenía como consecuencia directa el posible incremento de sus conocimientos, también daba una oportunidad de conocer más a fondo a sus nuestros acompañantes, además de estrechar posibles vínculos. Estar solo, en un mundo como aquel, no era fácil para nadie....

 Para nadie....

 Sin embargo, a pesar de pensar en ello, era pronto para intentar razonar sobre las acciones de Kerrigan y cualquiera que pudiese llegar a este mundo. Todos tenían suerte, allí la arquitectura de su tecnología tenía la suerte de simbolizar cuestiones positivas, la mujer de orejas puntiaguadas era tan aguda como hermosa, y los dos tipos, dejando de lado al suicida de Tosk! pasaban bastante desapercibidos. Riley podía ser algo menos impactante para Angela, pero en aquel mundo, Môl podría pasar por uno más, salvo por sus...extrañas capacidades. 

 En su mundo había tecnología que comprendía sólo parcialmente, como los viajes en el tiempo, eso era más cosa de otros especialistas. Especialistas que añoraba.

 teniente... - Recordó con preocupación las últimas palabras que oyó de su mundo, y un vacio amenazó con devorar su corazón.

 Se sobrepuso con una afable sonrisa al bibliotecario.

 - Tampoco le diría que no a un buen libro ilustrado con mapas del mundo. 

 ¿Está permitido copiar cualquier contenido? ¿Hay una divulgación libre del conocimiento? - mostró su preocupación, si podía sacaría unas cuantas copias, aunque no esperaba que nadie tuviese que trabajar por ella, tenía sus métodos propios.

 -  Y,... - hablaba demasiado, porque aquel sitio la emocionaba. Allí se encontraba como en la biblioteca de su barrio, salvo porque todo era mucho más...antiguo. Era como visitar los centros de restauración históricos, la mayoría de conocimientos en su mundo ya estaban más que digitalizados.

 - ¿¡Y tenéis estudios sobre ingeniería.. - dudó y trató de plantearlo de otra forma - tratados científicos?

 ¡Hasta tienen sitio para quedarse a leer!

 Es maravilloso.

Trevor asintió a Mólor cuando preguntó sobre libros de magia.
Sí, por supuesto. Sobre el Arte, Alquimia, teorías... de todo un poco, en la planta de arriba. Señaló hacia una escalera que a los pocos peldaños contaba con una puerta cerrada Para estudiar el Arte sí hay un precio, de una moneda de oro al día, y para poder copiar libros, a partir de 40 en adelante, el trabajo de escriba a partir de 150. Para intercambiar conjuros, hay algunos que son libres, o podemos intercambiar hechizos. Para otros más peligrosos se necesita la licencia del Reino... Ya sabes, para que no cualquiera pueda acceder fácilmente a hechizos. También puedo dar clases del Arte, si le interesa.

Entonces habló 'el ángel'. Trevor no pudo evitar una gran curiosidad al verla. Su voz, su porte y su aspecto eran los de un ángel, pero algo no terminaba de encajarle... creía saber qué era lo que no encajaba, pero no quería incomodar con preguntas. No por ahora.

Sí, por supuesto. Señaló a una estantería. Todo lo que hay en aquella estanteria es sobre medicina, y tengo algunos mapas, y también varias de las Guías de Volo! Al no parecer reconocer el nombre, aclaró. Se trata de un viajero que ha escrito numerosos libros sobre sus viajes, y según parece es muy fiable. Preguntó por el conocimiento libre, y el bibliotecario sonrió.

Bueno, todo lo libre que puedo, jejeje... La lectura sí es gratuita en toda la planta baja, pero como de algo hay que vivir y ampliar la oferta de la biblioteca es caro, el permiso para hacer copias de novelas, cuentos y leyendas parte de 5 monedas de oro, tratados técnicos, astronómicos o médicos, 3. Servicios de escribano a partir de 40 y 20, respectivamente. Parecía evidente que favorecía el conocimiento frente a los simples relatos, y que su fuente de ingresos serían algunos magos ocasionales, y nobles deseosos de tener libros de historias y cuentos. Para ingeniería tengo algunos tomos sobre mecánica de un maestro lantanés que cayeron en mis manos... Se besó la punta de los dedos indicando que era 'delicioso'. Un completísimo tratado sobre materiales y sus usos, otro sobre fabricación de gólems dirigidos, y otro sobre alquimia aplicada a los materiales.

Sonrió orgulloso de su modesta biblioteca.

Cada frase que me dijo el bibliotecario no hacía sino aumentar mi emoción, aunque intenté no mostrarla al tiempo que contenía mis ganas de salir disparado hacia el piso de arriba, donde había dicho que guardaba lo relacionado con la magia.

Lo único malo es eso de la licencia del Reino…- pensé, mirando a Varken y a Yaril·la cuando el bibliotecario lo mencionó por si podían hacer algo sobre eso.

¿Clases de Arte?- le pregunté, como si me lo estuviese pensando, cuando en realidad ya lo tenía decidido -Por qué no- dije, encogiendome ligeramente de hombros -Vengo de un sitio bastante lejano, así que estaría bien ver las diferencias con respecto a lo que aprendí- le expliqué, y en cierta forma, lo que decía era verdad, aunque seguramente el bibliotecario no imaginaba hasta qué punto -Luego podemos intercambiar conjuros, si está interesado, claro- añadí, esperando que la posibilidad de adquirir conjuros de un lugar lejano aumentase el valor de lo que sabía.

Entré en el edificio y me quedé maravillado al ver tantos libros. La mayor parte del saber había quedado destruido durante la Caída en mi propio mundo y jamás había visto tantos ejemplares juntos. Al menos Wichita me había enseñado a leer.

- Sophie, serías feliz aquí si tuviéramos tiempo para leer todo esto - pienso para que mi iinvisible acompañante pueda escucharme. - ¿Te parece si buscamos información sobre psiónica y cambio de planos? - Le pregunto. Lo primero nos permitirá aprender lo que saben en este mundo sobre nuestros poderes y, tal vez, descubrir algo sobre Kerrigan  o sobre los motivos por los que Sophie ha acabado conmigo. Sin embargo, a pesar de que Yaril·la nos dijese que en esta ciudad no nos podrían ayudar a volver a casa, sigo queriendo saber más sobre eso.

- Hola - saludo al bibliotecario, algo abrumado aún por el lugar. - Yo quería buscar algo sobre psiónica... Magia de la mente - corrijo, intentando adaptarme al vocabulario de esta gente. - Nada que ver con esos pergaminos que interesan a mi compañero - comento. - Y, si tienen algo disponible, también necesitaría información sobre viajes entre planos... - Le digo.

Miro en la dirección en la que ha enviado a Ángela, señalando todo un estante de libros. Más de los que ha habido nunca en Iowa. - Aunque si puede ser algo más específico que "en aquel estante" se lo agradecería... - Incluso con la ayuda de Sophie, encontrar algo útil entre tanta información sería completamente imposible para mí.

A juzgar por el gesto que pusieron Varken y Yaril·la, conseguir esa licencia en un par de días iba a ser imposible.

Por supuesto, señor. Dijo Trevor a Mólor, ya que no conocía su nombre. Atiendo a sus compañeros, y si lo desea subimos a ver esas diferencias Podría ser interesante. Y quizá haya algún hechizo interesante que podamos intercambiar.

Se volvió de nuevo al hombre de ojos blancos que hablaba de psiónica.

Psiónica, eh...? Bueno, hay muy poco al respecto, pero le buscaré un libro que creo recordar que la menciona con cierta extensión, en cuanto al cambio de plano... Bueno, pertenece al piso de arriba y es un tema muy extenso. ¿Qué plano, o qué grupo de planos, exactamente?

Se acercó a una estantería y empezó a revisar los volúmenes mientras hablaba.

Riley pudo notar una enorme excitación, emoción, impaciencia y algo que no notaba tan intensamente desde que era un niño: Ilusión. Aunque sin duda Sophie tenía una curiosa y cínica forma de expresarlo.

Supongo que esto es lo más parecido a un orgasmo que puede experimentar alguien que no llegó a alcanzar la madurez sexual... Entonces, de pura emoción, su voz monocorde y su máscara de seriedad y madurez se empezaron a resquebrajar a medida que miraba la pequeña... y a la vez gigantesca biblioteca.

¡No puedo limitarme solo a eso! ¡Riley, esto... esto es increíble!! Hay TANTOS temas sobre los que tengo dudas que no sé ni por dónde comenzar! ¡Lo digo en serio! Hay como treinta o cuarenta temas que quiero tocar, o... o más!

Por un momento, parecía que el hecho de no tener su propio cuerpo fuera algo secundario, e hizo sentir a Riley como si se tratara de Dalila cuando Annie le estiraba del pantalón para que la acompañara a hacer o ver algo interesante o divertido.

- Muchas gracias. - le respondió dejándo que atendiese al resto.

En cuanto se separó de sus compañeros comenzó a trabajar. Empezaría por lo que más le gustaba, comprobaría los tomos de medicina más amplios y generales en busca de satisfacer su curiosidad sobre los conocimientos que tenían allí guardados. Suponía, no sin riesgo a equivocarse, que lo que encontrase allí era un reflejo más o menos exacto de lo avanzados que se encontraban en aquel mundo.

 Si encontraba riesgos para la salud referidos allí no dudaría en asegurarse de que llegaba a saberse, ya fuese accediendo a una corrección con permiso del bibliotecario o pagándole una copia para crear un nuevo tomo "revisado", era una tarea titánica sumergirse en un libro para su modificación, y Angela no hacía las cosas a la ligera, por eso se centró en cualquier capitulo que refiriese a las atenciones primarias. No quería dotar a aquella sociedad de conocimientos más allá de su comprensión, pero sí podía revisar sus métodos de contención, higiene y prevención, algo que podía comprobar empíricamente sin necesidad de entender porqué se producía.

 El resto del tiempo tenía pensando dedicarlo a buscar mapas y, a ser posible, introducirlos en su diadema. Como copia parcial de aquel conocimiento realizaría también una donación equivalente al precio a la biblioteca. Las guías de Volo! se antojaban interesantes si tenía tiempo, hacer una digitalización no estaría de más si quería empaparse de aquel lugar a lo largo de su camino.

 Pagar por el conocimiento le resultaba en parte extraño, pero lo haría gustosamente más que por un refrigerio.

Estaré encantado de hacerlo- asentí -Mientras, ojearé un poco lo que tiene en esta planta- le dije, tanto para tener una excusa por deambular un poco mientras el bibliotecario terminaba con los demás y así poder disimular mi impaciencia por subir a con los libros sobre magia.

Tras decir esto me acerqué a las estanterías buscando algún libro que pudiese ojear en rápidamente, como alguno con ilustraciones sobre bestias que pudiesen existir en ese mundo y no en el mío, o tal vez alguno de los mapas que había mencionado el bibliotecario para hacerme una idea de la distribución y extensión de aquella tierra... al fin y al cabo, los libros que realmente me interesaban no estaba en aquella planta, por lo que no pensaba desperdiciar en ella ni uno de los segundos que pudiese estar arriba.

Lo primero que saltó a la vista era que todos y cada uno de los libros eran manuscritos, por lo que la imprenta en aquél mundo no había sido inventada aún, lo que tenía enormes implicaciones.
En la época de la imprenta, la distribución de la información era rápida y exacta, incluso podían distribuirse tratados más completos, en la época previa, debido al coste humano, la distribución era lenta, los esquemas inexactos y a menudo los tratados eran cosa de un único hombre.

La mayoría tratan una y otra vez los mismos temas desde los distintos puntos de vista de uno u otro 'Maestre', 'Cirujano', 'Sacerdote' o 'Curandero', o son compilaciones de tradiciones mitad médicas y mitad místicas de tal o cual región desconocida para Angela, en lugar de tratar una única especialidad por cada libro, escrita por un especialista -O un equipo de ellos- de una única disciplina médica.

Sin embargo, se puede extraer de lo leído que se encuentran a un nivel médico un tanto superior al que por el nivel tecnológico les correspondería, alrededor del siglo XII en la Tierra. Si bien no conocen el mundo microscópico ni mucho menos los antibióticos, se las apañan con magia. Tratados de sacerdotes de un dios llamado Ilmáter son bastante completos, aunque para enfermedades graves vuelven a recurrir a conjuros divinos y pócimas. De la mayoría de las enfermedades descritas en el libro de un sabio que se dedicó a compilarlas -y no murió en el intento- pueden deducirse su equivalente moderno, pero otras muchas parecen completamente diferentes y con efectos que parecen escapar de la lógica, como la putridez de momia, contagiada por el toque de esas míticas criaturas y que aparentemente nada que no sea un hechizo clerical puede curar. El plazo habitual de muerte oscila entre los 2 y los 4 días. Según los síntomas descritos, aparece un grave y mortal deterioro multiorgánico, con afección cutánea generalizada. Suena como una exposición intensa a radiación, pero es evidente que la energía nuclear está a casi un milenio de ser estrenada o siquiera comprendida en ese mundo. Qué otra clase de 'cosa' podría provocar algo así es un misterio. Afortunadamente, los varios libros que hablan de dicha enfermedad apuntan a que solo el toque directo de las momias provoca la enfermedad, no deambular en los lugares que frecuentan, ni interactuar con el enfermo.

En cualquier caso, cualquier tomo recomendaba la 'curación divina' para enfermedades, dolencias y heridas, incluso las más críticas, incluso para... miembros amputados, para los que varios sacerdotes recomendaban poderosos hechizos.

En el ámbito de las toxinas y ungüentos médicos, la variedad conocida es inmensa, y muchas de las peores y mejores se extraen destilando alquímicamente de criaturas con nombres fantásticos, de las que incluso hay imágenes y métodos detallados de cómo extraerlas, incluida el mortífero veneno conocido como 'bilis de dragón'. Si las instrucciones ilustradas sobre su obtención son una broma, son una broma realmente lograda.

Sobre los mapas, encuentra de nuevo unos cuantos genéricos de grandes zonas (Mapa 1, Mapa 2) y mapas del reino de Tezhyr, que supuestamente abandonaréis hacia el Norte en un par de días.

Trevor no tarda mucho en acompañar a los dos al piso de arriba. Asumiendo equivocadamente que, ya que pregunta por cambios entre planos, tiene conocimientos sobre magia, deja a Riley con unos libros sobre ello mientras pasa el tiempo con Mólor, intercambiando impresiones sobre lo que él llama 'El Arte'

Comienza la clase intercambiando ideas sobre el propio concepto de la magia y cómo acceder a ella. El método que propone Trevor es el mismo que trataban de enseñarle los viejos magos y sacerdotes de su tierra, pero Mólor tan solo pudo aprender cuando empezó a experimentar por su cuenta. Una vez aprendida la base, sí sirvieron los conceptos y clases de sus maestros.

Mólor explicó su método a Trevor en confianza, pues el hombre se mostraba bastante profesional y amistoso. Tras explicarle el método que usaba para lanzar magia, la expresión de Trevor se ensombreció y se quitó las gafas, pensativo durante unos instantes durante los que se rascó un ojo y miró a Mól con cierta seriedad.

¿Dónde... Aprendió usted magia, señor Mól? Es decir... No se preocupe, no voy a juzgarle, pero de quién aprendió ese método...? Si supiera lo que supone realmente, no habría hablado sobre ello tan a la ligera...

Tras subir finalmente a la planta superior junto a Riley, me puse a hablar con el bibliotecario para aprender todo lo posible sobre la magia de ese mundo, y si podía, conseguir nuevos conjuros con los que fortalecerme

Una vez arriba con el bibliotecario, me sumergí en las lecciones, aunque no pude evitar una ligera decepción al principio, pues al fin y al cabo, los principios, conceptos y métodos que este empezó a explicarme eran muy similares, por no decir idénticos, a los que había escrito en los viejos y polvorientos libros y que los ancianos elfos habían intentado que aprendiese, aunque sin éxito alguno. Para mí, la magia y su funcionamiento eran algo completamente distinto.

Tal vez esa sea la forma más común…- me dije -Pero en un mundo lleno de magia, no puede ser que nadie más use el mismo tipo de magia, incluso aunque su origen sea distinto- razoné, por lo cual empecé a explicarle como era para mí el acceder a la magia, darle forma, moldearla y liberarla… y a juzgar por su expresión, al parecer sí que supo reconocer lo que le decía, lo que significaba que había más gente usando el mismo tipo de magia que yo en este mundo. Claro que por cómo me miraba, así como por sus palabras, aquello podía no ser precisamente bueno.

¿De quién?- pregunté, sin necesidad de fingí sorpresa por la pregunta mientras pensaba en que decir -De nadie… es decir, si, tenía un maestro, pero no fue quien me enseño este... metodo- empecé a decirle -Mi maestro me acogió de pequeño, pensando que tenía talento para la magia, e intentó enseñarme de la forma que me ha explicado…- le dije, decidiendo decir la verdad lo máximo que pudiera, en parte porque sin saber más, mentir no me llevaría muy lejos… y en parte porque tal vez así aprendiese más sobre mi magia -Pero por mucho que lo intentábamos, nunca funcionaba, así que intenté encontrar la forma por mi cuenta, y al final, esta fue la única que me funcionó- le dije, de nuevo, sin mentir, aunque adaptando la historia para no mencionar ni mi verdadero origen ni mis circunstancias -¿Hay algún problema?- le pregunté -Tanto mi maestro como yo nos dimos cuenta que no era exactamente cómo debía de ser, y que a veces funcionaba de forma ligeramente distinta, pero aunque no habñia oido hablar de nada similar, era magia al fin y al cabo- añadí, mirándole con preocupación por lo que pudiese decir a eso.

Trevor escuchó atentamente a Mólor mientras hablaba, asintiendo lentamente. Cuando acabó, le miró largamente, hasta que comenzó a hablar.

Cuando las diosas hermanas Selune y Shar nacieron, dio comienzo el propio Cosmos Hablaba como si contase una historia de sobra conocida, no como si estuviera revelándole nada nuevo. Desde el principio de los tiempos están en guerra, la Luz y la Oscuridad... Selune creó a Mystra, para que con ella naciese la Urdimbre, lo que provee de magia a todas las criaturas del Multiverso. Hizo una pausa.... Parecía que la historia popular terminaba ahí.

Lo que no es de dominio público es que... no mucho tiempo ha, Shar creó su propia Urdimbre, solo utilizada por sus fieles siervos y por quienes nada bueno esperan dar a los demás con su uso. Pese a que no me pareces ninguno de esos dos... perfiles, tú, compañero, haces uso de la Urdimbre Sombría, te sirves de la creación de Shar, y... haz caso de mi consejo. Vuelve a aprender y sírvete de Mystra, antes de que la Señora de la Pérdida reclame su precio.

Así que no es que la magia se vuelva oscura por usarla yo, sino que la única magia a la que puedo acceder es a la que es completamente oscura incluso en su naturaleza- pensé con expresión sombría tras escuchar la explicación del bibliotecario. Por una parte tenía sentido, Shar debía tener una naturaleza bastante similar a la de la Sombra, por lo que era lógico que mi cuerpo pudiese acceder a la magia de aquella diosa… estaba claro que incluso en otro mundo, lo que me habían hecho me seguiría allá donde fuese.

Si fuese tan fácil…- murmuré, más para mí que para el bibliotecario -Como he dicho, intenté durante años usar magia de la forma normal, pero nunca lo logré- le dije -Si pudiese, no tendría problemas en dejar de usar esta… Urdimbre de Shar… pero no es el caso- continué -Así que no dejaré lo único que tengo para poder defenderme a mí y a los míos- dije -Además, aunque la magia sea oscura, al final el que decide cómo usarla soy yo, ¿no?- añadí.

Trevor suspiró, lo pensó un poco y... se encogió de hombros.

No lo sé, amigo... Shar es una deidad sutil, maliciosa, insidiosa y oscura... Nada bueno puede salir de algo que ella creó. Pero... es solo mi opinión. Es la primera vez que hablo con un Mago Sombrío abiertamente sobre sus poderes, y si los dioses son piadosos conmigo será también la última que me cruce con uno.

Volviéndole a mirar, arruga un poco los labios. Sé siempre consciente de tí mismo y tu lugar en el mundo, ya sabes... como la llaman. 

Angela era muy consciente de que el mito encierra conocimiento. Dónde otros veían seres mitológicos Angela estaba abierta a creer en su existencia o en una aproximación exagerada de lo que se relataba. Allí era una autentica ignorante y no tenía sentido juzgar aquel mundo desde su perspectiva. No tener un claro prejuicio más allá de su código deontologico la ayudaría a profundizar en aquel mundo y sus costumbres.

Su primer paso sería buscar los métodos de curación reales a las enfermedades para las que ella no tenía una cura en ese momento. Le importaba bien poco que apareciese el término "hechizo" o "conjuro", incluso la "alquimia", sabría reconocer bases de flogisto, o el uso del éter si lo veía, la historia de la química no era su especialidad, pero estaba claramente ligada a sus conocimientos teóricos y prácticos en la medicina tradicional. Desdeñar aquel saber, aquel "arte" sería como decir que la medicina egipcia no había sido útil o no era eficiente para determinadas dolencias. Tal vez, sólo necesitasen depurar los tratados, progresar y reinterpretar algunos aspectos.

 La doctora se centraría en encontrar los hechizos de su interés, como cualquiera asociado a criaturas que podían existir allí, como podían ser las momias. Para ella entraba dentro de lo posible que un saqueador se viese expuesto a una infección casi incurable al contacto con un cadaver momificado, aquello no era ninguna locura si se extraía lo importante y no se dejaba llevar por la historia o el cuento. En los hechizos deseaba encontrar una práctica que, al estudiar sus pasos y sus elementos, le ofreciese una explicación. Sabía que hasta que no tuviese una demostración empírica no podría obtener todos los datos importantes, pero, por otro lado, si adquiría ahora esos pasos, podía estudiarlos detenidamente para aislar la medicina o las conductas que llevaban a su curación parcial o total.

 Pronto la historia fue sólo una digitalización más en su halo, y se centró en aquella peculiar forma de afrontar las diferentes dolencias. La extracción de sustancias de todo tipo le interesó, aquello siempre era útil.

No digo que no tenga razón…- le dije -Pero por desgracia, no es que tenga muchas opciones al respecto- añadí, asintiendo ante sus últimas palabras -Lo sé- dije en un tono sombrío, aunque refiriéndome más a mi “posición en el mundo” más que lo que dijo de la diosa. A fin y al cabo, era algo que me habían grabado a fuego al nacer y que aun creciendo lejos de la influencia de quienes lo hicieron, no me habían dejado olvidar al crecer.

Por otra parte, si todos los demás que usan este tipo de magia son del tipo que ha mencionado… tal vez lo que sé de esta magia pueda ayudar a otros a defenderse de ellos- le dije, esperando con ello que no se cerrase a seguir intercambiando puntos de vista… y mucho menos a que pudiese obtener algún conjuro con el que ampliar mi escaso repertorio.