Partida Rol por web

Tras 37 días aislado en un búnker de mala muerte, rodeado de cadáveres y desesperación, por fin un rayo de luz alumbra tu camino. A pesar de que tu ex mujer está muerta, has logrado reencontrarte con tu hija. Ahora ella lo es todo para ti, tu presente y tu futuro, vas a deberte a ella cueste lo que cueste. Sin embargo, en el aire queda una cuestión que ronda tu cabeza desde el momento en el que has podido abrazar nuevamente a tu hija. ¿Y ahora qué?, puedes elegir dos caminos.

1. Reencontrarte con Kate en el punto intermedio que acordásteis.

2. Quedarte en aquel lugar junto a tu hija y buscar un nuevo objetivo.

Ambos caminos son loables, sin embargo, ambos entrañan situaciones complicadas. Por un lado, acabas de encontrar un lugar en el que tu hija ha podido sobrevivir y en el que había personas que han cuidado de ella. Quizás quedarte allí no esté tan mal después de todo, aunque no sabes exactamente cómo te acogerían. Por otro lado, puedes reencontrarte con Kate en el la Granja Torrehermosa. Sin embargo, no sabes si el camino entraña riesgos que puedan afectar a tu hija, tan solo tiene 6 años.

¿Qué eliges..?

Nuevamente, habló con su hija. 

- Cielo escucha, tengo un teléfono, subamos arriba donde podré llamar mejor, avisaré a una persona y le diré que estamos bien, y que aquí tiene un sitio con nosotros por si lo necesita, después volveremos aquí abajo y hablaremos de nuevo. - 

Mientras hablaba, le ofrecía su mano para que se la agarrara y pudieran subir juntos a hablar por teléfono.

Tu padre apenas te dirigió la palabra durante el camino, sus pensamientos le mantenían absorto, aunque no te atrevías a preguntar por qué. Era evidente que algo le preocupaba y no deseaba decírtelo, aún así condujo hacia el lugar cogiendo por vías paralelas a las principales, en las cuales se supondría que debía de haber menos gente o.. menos "personas" como la mujer que os habíais encontrado previamente. Por la agilidad con la que tu padre se movía con el coche por esas carreteras secundarias, cogiendo cruces apenas visibles, se intuía que ya conocía el camino hacia el Monte Sorromero. De vez en cuando miraba por el retrovisor central, como si quisiese asegurarse de que era cierto que te había encontrado. Aún tenía las manos manchadas de sangre y parte de la cara también, su gesto era serio y trataba de disimular temblores que le daban repentinamente en las manos. Sin duda, tenía miedo.

Pasaron lo que creías un par de horas hasta que llegásteis al punto de encuentro que estableciste con Alexander. La entrada era apenas visible, sin embargo, tu padre avanzó confiado hacia allí. Se paró a unos metros de la puerta.

- Kate.. - dijo girándose hacia ti y mostrándote su rostro, manchado de sangre así como sus manos - espérame un segundo, voy a limpiarme- se bajó del coche dirigiéndose hacia el maletero y sacó una botella de agua que utilizó para limpiarse la sangre. Al par de minutos tocó la puerta de tu asiento para que salieses, él simplemente se quedó al lado de la puerta esperándote.

Hacía dos horas que habías hablado con Kate. Te encontrabas junto a tu hija en una habitación que os habían facilitado para que estuviéseis juntos y pudieses explicarle todo lo que había pasado, al menos, en un lenguaje que ella pudiera entenderlo y que no le inquietase. Lo único que habías visto eran los pasillos y esa nueva habitación, aún no había ido nadie a reunirse contigo ni a enseñarte el resto del lugar, algo que se te hacía bastante extraño. ¿Acaso no pensaban acogerte?. Tampoco habías vuelto a ver a la Teniente Moreno ni a nadie más que no fuese tu hija, pero estabas tan exhausto que lo único que deseabas en ese momento era hablar con tu hija y pasar el máximo tiempo con ella, en un lugar cómodo como era aquel.

Escuchaste el ruido de un coche, pues la habitación en la que te encontrabas era una de las pocas que tenía ventana con acceso al exterior, te incorporaste para mirar a través de ella y observaste que había un coche allí, fuera de él había un hombre que por su edad bien podría ser tu padre, parecía esperar a alguien más, agudizaste la vista y alcanzaste a ver a una mujer en el asiento trasero del coche.

Cuando vio al coche llegar, decidió salir a echar un vistazo rápido, para ver si era Kate, o podía llegar a ser alguien que le diera mas información, ya que aún seguía sabiendo lo mismo sobre este asunto que al entrar.

- Cielo - Se dirigió a su hija. -Vamos a dar un paseo por fuera, a ver si encontramos algo interesante, ¿te parece? a lo mejor podemos ver a una amiga. - 

En esos momentos todavía no tenía muy claro donde estaba, ni lo que le estaba pasando al resto del mundo, pues dejó de pensar en todo aquello en los instantes que volvió a ver a su hija. Con el paso del tiempo, la idea de tener que pensar lo que hacer a continuación se iba abriendo camino en su cabeza, pero de momento solo quería estar con su hija y asegurarse de tener un lugar seguro.

Todo el trayecto se la pasó bastante perdida en sus propios pensamientos, despues de lo que le habia mencionado Alexander por telefono no podia estar mas preocupada por su padre en esos momentos, realmente intentaba no ser muy evidente pero mientras el hombre estaba conduciendo hasta su nuevo destino, miraba cada expresión, cada parte del cuerpo de su padre y es que si el hombre con el que habia hablado anteriormente tenia razon, si ese virus era altamente contagioso, no sabia que tan bien estaba Frederick para ese punto. Sus nervios estaban en su punto mas alto y claramente si sentido de alerta estaba disparado en toda la extensión de la palabra. Para cuando llegaron, Kate se limitó a asentir cuando su padre mencionó que debía de lavarse toda esa sangre (Que solo le daba mas preocupación) Se espero hasta que le hubo tocado la puerta y bajara del vehiculo antes de mirarle fijamente, como cuando era niña y estaba altamente curiosa por algo.

—Dime algo ¿Quieres?... Y no evadas nada, que tan infecciosa es la sangre de una de esas cosas ¿Crees que te haya contagiado con solo ese contacto?— Preguntó directamente, intentando controlar su propia sensación de querer decaer con el solo pensamiento de que su padre se convirtiera en algo que no era, según lo que le habia mencionado el hombre que habia conocido gracias al teléfono, actuaría con agresividad y entonces, nada podría hacer —Te vi en todo el camino... te conozco bastante bien ¿Tienes miedo de estar infectado? O es algo mas... Antes de seguir debo saber papá, cuéntame si sabes algo mas— Terminó de decir, mirándole fijamente en esos momentos, si el hombre estaba realmente infectado gracias a esa sangre, debía de saberlo, con el fin de prepararse para algo que sería inevitable.

Te dirigiste con tu hija hacia el pasillo, sujetabas su mano como si portases el mayor tesoro habido sobre el planeta. Por su parte, ella se encontraba mucho más tranquila, parecía asimilar que estabas de nuevo a su lado. Para tu sorpresa te enteraste de que una de las personas que más había cuidado de tu hija había sido precisamente la joven que te rescató y te trajo en moto hasta allí. Se había referido a ella como " Mahta ", debía de ser ella, la Teniente Marta Moreno. Lo supiste con certeza cuando, mientras te dirigías hacia la puerta para encontrarte con Kate, salió a tu encuentro la joven Teniente.

Tu hija exclamó alegremente su nombre, "Mahta", entonces supiste que era ella quien le había estado cuidando. Sin embargo, la joven tenía el gesto contrariado, portaba su arma y tenía bastante prisa por salir.

- Hola cielo, ahora vuelvo y jugamos un rato, ¿vale?, tengo que hacer algo - dijo acariciándole el cabello, una vez hubo escondido su arma tras su espalda. Posteriormente se dirigió hacia ti.

- Volved a la habitación - era una orden, su mirada y la forma en que lo dijo te sirvieron de advertencia. Acto seguido desapareció tras la puerta y salió al exterior.

- Kate, si supiese algo serías la primera en saberlo.. ESE es el problema, que no sé nada.. por eso tomo precauciones, no puedo perderte a ti tam...-

- ALTO AHÍ - exclamó una joven armada, su vestimenta era militar y la forma en que os dijo aquello daba por hecho que iba muy en serio - ¿Quienes sois?..¿Qué hacéis aquí?.. - la joven estaba claramente consternada, no esperaba vuestra visita.

Tampoco ayudaba el hecho de que tu padre estaba limpiándose la sangre de su cara y manos, cuando la Teniente se acercó un poco más a vosotros se fijó en que tu padre estaba ensangrentado, su gesto se modificó automáticamente a uno de sorpresa - ¿De quien es esa sangre?..

Escuchaste a la Teniente Moreno darle órdenes a quien fuera quien estaba ahí fuera, su tono no parecía para nada amigable.

Tu padre subió las manos demostrando que no portaba ningún arma. Estaba claramente sorprendido por el recibimiento que os habían dado. ¿Acaso no sabían que íbais a ir para allá?

- Tranquila.. soy Frederick y ella es mi hija, Kate.. estamos solos y solo buscamos refugio.. - es lo único que atinó a decir tu padre. La joven Teniente dirigió su mirada hacia tí, esperando a que hablases.

Estaba escuchando a su padre, pero no le fue posible decir nada mas debido al recibimiento de aquella mujer, por un momento su primer impulso fue tomar el rifle que tenia alrededor de su cuerpo con firmeza, mirando a la mujer con una expresión seria, pero al ver que esta no parecía ser una de esas cosas que habian atacado a su padre, decidió bajar el arma en señal de paz.

—Mi padre tiene razón, solo estamos en busca del refugio que estaba aqui... Un hombre, Alexander me mencionó que podría venir a este lugar— Al mismo tiempo que hacía esto, se bajó un momento el cierre del traje que estaba vistiendo en esos momentos, con el fin de mostrar el chaleco antibalas perteneciente al servicio militar al que pertenecía, si la mujer si era militar y no se habia encontrado el uniforme por casualidad, seguro sería capaz de identificarlo (Esperaba al menos) 

Al escuchar la siguiente pregunta de la mujer, no pudo responder, no sabia que decir, por lo que miró a su padre, esperando que este dijera algo, la verdad o una mentira que pudiera seguir la corriente. No le importaba en esos momentos.

Cuando le mostraste el chaleco antibalas a la joven, su gesto continuaba impasible, ¿acaso le daba igual que fueses militar, al igual que ella?. Sin embargo, cuando pronunciaste el nombre de Alexander, su rostro cambió drásticamente, pudiste notar contradicción en su mirada e irritabilidad.

- ¿Alexander te ha dicho donde estamos?.. - dijo seriamente, parecía claramente sorprendida por este hecho, como si nadie le hubiese alertado de vuestra visita. Volvió a apuntar a tu padre con su arma - He preguntado que de quién es esa sangre.. 

Tu padre, que aún continuaba con las manos en alto, suspiró levemente. - Es sangre de una persona.. había intentado atacarme, estaba furiosa, quería morderme y.. le disparé, por eso estoy manchado de sangre. Alexander nos dijo que aquí estaríamos a salvo, no hemos venido a hacer daño a nadie, sólo necesitamos un lugar en el que descansar por favor. Ambos somos militares, tanto mi hija como yo - dijo señalándote.

La chica bajó el arma. Perdonad, como comprenderéis ha habido mucho caos desde aquel día. Tengo que tomar todas las precauciones posibles, no puedo saber si estás infectado o no Frederick, por ello no puedo dejar que entres, ni tú ni tu hija. Si queréis estar aquí antes tendréis que pasar por cuarentena - dijo señalando lo que parecía un campamento militar montado cerca de la entrada. - Es lo único que puedo hacer por vosotros ahora mismo.

Aunque la mujer habia ignorado un poco su uniforme militar y también el rango que ella poseía dentro de la mismo, no vio optimo molestar mucho con ello, aunque igualmente tenía aun las manos sujetando el rifle de asalto aunque en una posición inofensiva y claramente para seguir en una situación pacífica. Al escuchar lo que la mujer mencionaba y mientras se subía el cierre de nuevo para estar protegida de nuevo del ambiente, se tomó un momento para escuchar lo que su padre mencionaba y posteriormente lo que la misma mujer respondía.

—¿Entonces si es posible saber si esta o no infectado? Bueno... por lo menos es algo bueno saber que se puede detectar ese tipo de cosas— Comentó con un tono de voz calmado y serio, estaba frente a alguien desconocido para ella y claramente, hostil por un momento, a pesar de que estaba ayudándoles en la medida de lo posible, por lo que no podía tener debilidades, y era experta en ello debido a los años en la academia, despues de decir esto, le sonrió mas casualmente a la mujer antes de mirar hacía donde la otra apuntaba —Por el momento queda ver... gracias. Papá ¿Vamos?— Preguntó sin mas, debia de una vez por todas darse cuenta si su padre estaba bien o tendría un destino como el de esa mujer que habian visto, estaba comenzando a prepararse para todo, al final el viaje que habian tenido habia servido de algo.

Cuando la teniente les hizo volver hacia atras, empezó a sentirse un poco mal, realmente eran invitados aquí abajo, y no disponer de libre albedrío por una simple visita en el estado que estaban las cosas escamaba un poco a Alexander.

- Vaya cielo, nos tendremos que quedar aquí un poco más, ¿espera un poco vale? Por lo que veo te llevas bien con Marta. ¿Os habeís hecho amigas? ¿Se ha portado bien contigo?- 

Cuando la teniente se hubo alejado la habitación, Alexander se volvió a asomar a la ventana, para acto seguido asomarse a la puerta a escuchar ligeramente a ver si captaba algo de la conversación de fuera, mientras seguía escuchando a su hija cuando le preguntaba por la teniente.

Apenas puedes oír nada, lo único que aprecias es a una chica junto a un hombre, éstos parecen tener las manos en alto y la Teniente Moreno no parece estar de muy buen humor. Tras unos minutos de tensión, observas que la Teniente Moreno señala hacia un campamento que hay al lado de la entrada, parece estar alejado de vosotros. Pero éstos entran sin rechistar.