Partida Rol por web

La generosidad de Ana hacia vosotros obtuvo sus frutos. Ahora tenías la necesidad de devolver tu deuda ayudando al añejo matrimonio a encontrar a su nieta, a quien no pudieron ver el día de la catástrofe dado que fueron abandonados a mitad de camino, quedando milagrosamente varados en las cercanías de la base militar en la que ahora te encontrabas. Ana dudó entre si era verdaderamente relevante en ese momento que te marchases a buscar a aquella joven, además de vosotros, las únicas personas que se encontraban en la base era la pareja de ancianos y ella misma. En cierto modo tu llegada le había otorgado a Ana cierta seguridad con la que ya no contaba debido a que el resto del equipo se había marchado hacia Algeciras sin hora de vuelta y tú ibas a embarcarte en una nueva misión. Pero no mostró ápice de duda cuando decidiste que encontrar a la chica sería buena idea, no te conocía lo suficiente como para pedirte que te quedases un poco más y tampoco se veía en el derecho de pedírtelo puesto que tú mismo eres dueño de tus actos, y no ella. Además estaba instruida militarmente para defenderse con soltura ante cualquier ataque o situación.

Tu hermana deseaba ir contigo pero pensó que sería una carga puesto que no sabría defenderse y aún se encontraba recuperándose de la enfermedad y acostumbrándose a ver sin un ojo. Mostró claramente su disconformidad con que fueses solo hacia allí, más aún cuando ya os habíais enfrentado a una persona que no estaba en sus cabales y que parecía que quería atacaros. Hablaste con el matrimonio para recabar información acerca de su nieta.

Su residencia se encuentra frente al Hospital Torrecárdenas. Se trata de una joven de 18 años que se mudó a la capital de Almería a estudiar Humanidades, ha pasado su vida en un pueblo de Almería junto a sus padres y abuelos. Con gran esfuerzo éstos le procuraron un alquiler en Almería para que pudiese cumplir su sueño de estudiar una carrera, apenas llevaba unos meses en la Universidad cuando ocurrió la catástrofe. No han podido contactar con su teléfono móvil ni con el de sus padres.

Las manos temblorosas de aquel hombre al otorgarte la foto evidenciaban el gran aprecio que tenía por la misma, los momentos en los que le había echado de menos, en los que se había preocupado por ella, las tardes en el pueblo junto a Claudia, su sonrisa y su encantadora timidez. José, así se llama el anciano que ahora se encuentra frente a ti, observándote con los ojos llorosos pero llenos de esperanza. Se encuentra solo puesto que su mujer, Nerea, es incapaz de moverse de la cama debido a su extrema debilidad, sus huesos marcados y su mirada perdida son un reflejo lejano de quien fue en el pasado. Ayudado por un bastón y acompañado de tu hermana y de Ana, todos se encuentran junto a la puerta que una vez os recibió para salvaros.

Nombre: Claudia

Edad: 18 años

Última ubicación conocida: Residencia frente al Hospital Torrecárdenas.

Ana se aseguró de prepararte una maleta con provisiones, además de ofrecerte una navaja y un par de armas de fuego con sus respectivas municiones. También te ofreció un Walkie Talkie con el que podrías comunicarte con ella si te encontrabas en un rango de 100 km de distancia. Además cuentas con un coche con medio tanque lleno.

El soldado sabía muy bien que, al partir en aquella misión, podría estar dejando la base un tanto indefensa, teniendo en cuenta que el resto de los soldados no se encontraban presentes. Sin embargo, también sabía que la médico deseaba hacer algo por aquella pareja de ancianos, por lo que sería una buena oportunidad de ayudar a la pareja, así como saldar su deuda con la amable mujer que le había ayudado a él y a su hermana. Aún así, estaba seguro que Ana debía de tener cierto entrenamiento para poder defenderse a sí misma, en el caso de ser necesario, ya que, cualquiera que trabajara en el ejército, usualmente tenía un mínimo de entrenamiento. Era por esa razón que había decidido dejar a Karen en manos de la médico, sabiendo que ésta haría todo lo posible por mantener la seguridad de la joven. Eso no quería decir que fuera fácil para el soldado separarse de su hermana, a quien quería con todo su corazón, si bien era algo que tenía que hacer, si consideraba el hecho de que era el único que estaba en capacidad de cumplir con aquella misión. La médico no podía moverse de la base, no cuando debía de cumplir con su responsabilidad, y los ancianos tampoco podían continuar moviéndose en buscar de su nieta, no cuando aquello implicaría la muerte de ambos, si pensaba en los peligros que podrían encontrar allí fuera. Por esa razón, principalmente ante la necesidad de devolver el favor que Ana le había hecho al recibir a ambos en la base militar, Darren sentía que debía de hacer algo por esa pareja. De ese modo, no estaría en deuda con nadie, al mismo tiempo que haría un bien por una pareja que parecía necesitar esa esperanza. Él había tenido la fortuna de que su hermana sobreviviera, y ahora debía de ser él quien le devolviera esa esperanza a otros que la necesitaban.

No obstante, su hermana no había tardado mucho en expresar su disconformidad respecto al hecho de que el soldado abandonara la base por su cuenta para buscar a la nieta de los ancianos, algo que Darren pudo comprender. Sabía muy bien que su querida hermanita se preocuparía por él, y estaba más que seguro que ésta deseaba acompañarle en su misión. Sin embargo, no podía arriesgarse a que algo le sucediera allí fuera. Antes, no había tenido otra opción más que llevarla con él, ya que estaría más segura con él a su lado. Si bien, ahora era distinto, y no podía permitirse la posibilidad de que su hermana pudiera estar en peligro al permitir que le acompañara. - K, tranquila. Voy a estar bien. Sabes que soy fuerte y puedo con casi todo. No tienes que preocuparte por mí. - Le aseguró en un tono dulce, en el momento en el que la abrazaba de con todo su cariño para tranquilizarla, si bien estaba seguro que aquello no serviría de mucho. - Ana cuidará de ti mientras no estoy. No debería tardar mucho en regresar. No quiero que nada te suceda por mi culpa si me acompañas, ¿entiendes? - Le preguntó, dejando en claro el motivo por el cual no deseaba llevarla con él. No era que la viera como un estorbo, sino más bien que no deseaba que nada le ocurriera. Luego de que aquel sujeto les hubiera atacado, había comprendido que el mundo no era tan seguro como lo había sido en su momento, por lo que no deseaba correr riesgo alguno cuando se trataba de la vida de su hermanita. - Estaré bien. Ya viste antes lo que puedo hacer. Sé lo que hago, tranquila, ¿sí? - La miró con dulzura, tras haber dicho aquello, intentando aliviar la preocupación de la joven. Aún así, no se demoró mucho en hablar con la pareja de ancianos para obtener algo más de información.

Tras encontrarse con José, uno de los ancianos que deseaban encontrar a su nieta, el soldado escuchó con atención lo que este tenía para ofrecer en cuanto a información. Principalmente dónde podría encontrar a la joven en cuestión, la cual tenía dieciocho años de edad. Al ver la foto de la muchacha, el soldado asintió, grabando en su memoria la apariencia de la chica, esperando tener la misma suerte para encontrarla que cuando había encontrado a su hermana. Bueno... no la misma suerte, teniendo en cuenta que había hallado a Karen infectada por aquel maldito virus. Aún así, esperaba tener la misma suerte respecto a hallar a la joven con vida. Si no era así, al menos deseaba tener algo que poder regresarle a los ancianos, para que pudieran estar más tranquilos, que pudieran saber lo que le había sucedido a su nieta. - Tranquilo. Voy a hacer todo lo posible para encontrar a Claudia. - Le aseguró al pobre anciano, antes de despedirse de él con la intención de comenzar con su misión. Ana parecía haber preparado todo lo que podría necesitar para el camino, desde algunas provisiones, hasta un buen repertorio de armas para poder defenderse en el caso de ser necesario. No sólo eso. También parecía que contaría con un vehículo con el tanque medio lleno. Tendría que tener en cuenta cuánto le quedaba de combustible cuando llegara a su destino. Era obvio que primero comenzaría con la residencia de la joven, frente al hospital que le habían mencionado. No sabía si tendría tanta suerte de hallar en dicho lugar pero era lo único que tenía para comenzar la búsqueda. De cualquier manera, al encontrarse con la médico y su hermana, les dedicó una mirada gentil, en especial a su querida hermanita, a la cual sonrió con cariño. - Será mejor que comience con esto pronto para regresar rápido... K, no hagas ninguna locura, ¿está bien? - Se expresó de manera seria, en el instante en el que cogía sus cosas. - Ana, cuida de mi hermana. Si sucede algo mientras no estoy, me avisas. - Le dijo a la médico, en el momento en el que desvió su mirada a la misma. No dudaría en dejar todo para regresar allí cuanto antes, si algo malo llegara a suceder o si realmente le necesitaban allí.

Las despedidas no eran cosa de Ana, quien se mantuvo siempre en un segundo lugar observando cómo tu hermana y tú os despedíais, hasta que le pediste que cuidase de Karen, momento en el que asintió con la cabeza mientras sonreía y te dio un apretón en el hombro. - Gracias - te dijo Ana. La mirada de José seguía vidriosa, bien no sabías si era de la emoción o de alguna enfermedad ocular como las cataratas - Encuéntrala, hijo. Y volved sanos y salvos.. - dijo el anciano, quien tras decir eso volvió a las instalaciones militares junto a su esposa. Karen volvió a abrazarte y no te perdió de vista hasta que el coche en el que ibas desapareció por completo del mapa.

Lo que viste a tu paso no fue más que un vacío enorme de humanidad, accidentes de coche sin pasajeros dentro de los mismos y ganas de encontrar a Claudia cuanto antes y volverte. La carretera era monótona, una autovía que llegaba directamente al Hospital según las indicaciones.

Llegaste al lugar en el que debía de estar la residencia de Claudia, había cerca de tres edificios frente al Hospital Torrecárdenas, por desgracia, no sabías de cuál se trataba exactamente pues los abuelos de la chica le habían dejado la dirección, cuidadosamente apuntada en un papel a mano, al joven que debería de haberles llevado junto a su nieta. Lo único que sabían con precisión es que vive en un 3 º C, algo es algo. Pero hay algo que te desvía de tu misión principal, la silueta de un joven te sorprende, parece estar saliendo del hospital a toda prisa, observas que detrás de éste hay un hombre que corre tras el chico, con evidentes signos de querer herirle. ¿Qué deberías hacer?

La despedida temporal no había sido fácil para el soldado, principalmente por el hecho de tener que separarse de su hermana, algo que no le gustaba para nada. Sin embargo, ahora que estaba a salvo en aquel lugar, tenía una deuda que saldar con Ana, por lo que lo normal era que la ayudara a buscar la nieta de esa pareja de ancianos. - No te preocupes. La encontraré. - Afirmó de manera determinante, si bien esperaba encontrar a la joven con vida, y no como una víctima más de las bombas. Lo que no fue fácil para Darren, fue despedirse de su hermana, la cual no dudó en abrazarla con cierta intensidad, sabiendo que su hermano podría encontrarse en peligro allí fuera, incluso si el soldado tenía cierta confianza en su capacidad combativa. El problema yacía cuando una infección mortal se apoderaba de su cuerpo, si bien parecía haber evitado ese peligro de momento. - Tranquila, K. Regresaré lo más rápido que pueda. Tú preocúpate por ayudar a Ana en lo que necesite, ¿está bien? - Le dijo a su querida hermanita, en el momento en el cual la abrazaba con todo su cariño, antes de separarse de ella con la intención de cumplir con su misión. No quería que se preocupara pero tampoco podía ser un malagradecido hacia la médico que les había salvado la vida. Tenía que mostrar su utilidad de cierta manera, estaban en deuda con ella. Por esa razón, el soldado no dudó en separarse de la joven, para luego asentir a las palabras de Ana. - No tienes nada que agradecer. Tú nos salvaste la vida. - Se expresó en un tono amable, para luego darse la vuelta con la intención de comenzar con la búsqueda de la nieta de la pareja. No deseaba decepcionarlos, no cuando sabía lo que era temer por la vida de un familiar, el no saber cómo estarían, si necesitaban su ayuda.

Gracias a la información que le había ofrecido José, el soldado no tuvo mucho problema en llegar a donde se suponía que se encontraba la residencia de la joven llamada Claudia. Le había dicho que residía en un apartamento, aparentemente en el tercer piso de un complejo de apartamentos si bien... no sabía cuál de los tres edificios era el correcto. Parecía que tendría que investigar cada uno, o hallar algo que le permitiera saber dónde vivía Claudia. Por su parte, él no se había desviado demasiado de su camino, ya que no deseaba perder tiempo en cosas innecesarias, no cuando su misión era bastante clara. Además, en lo posible, prefería no distraerse, ya que deseaba regresar con su hermana en cuanto pudiera hacerlo, No le gustaba dejarla sola, no cuando ella ya había tenido suficiente con lo ocurrido cuando él no se encontraba allí para ayudarla. No quería que se preocupara, ni que se amargara. De cualquier manera, a pesar de aquel pequeño problema, el soldado no tardó mucho en descender de su coche, llevándose con él la llave del mismo, ya que no deseaba que algún bastardo se robara su medio de transporte. Por lo menos, al llevarse la llave, le llevaría un cierto tiempo a cualquiera que lo intentara, lo suficiente para ponerle una bala en la cabeza al desgraciado. No obstante, mientras pensaba en qué edificio visitar primero, algo no tardó mucho en llamar su atención. Frente a él, pudo ver a un joven huyendo de un individuo que le perseguía con la posible intención de hacerle daño. - Hijo de perra... - Murmuró de mal humor al ver aquello. Era posible que el sujeto fuera un caso similar al que había intentado atacarle a él y a su hermana, si bien también era posible que estuviera en posesión de sus facultades mentales. Sea lo que fuera, no dejaría que le hiciera daño al joven, en especial cuando existía la posibilidad de que pudiera ayudarle a encontrar a Claudia. Sin pensárselo demasiado, corrió hacia su objetivo, poniéndose entre el joven y el extraño para detener a su atacante. - ¡No le pondrás un dedo encima! - Exclamó de mal humor en el instante en el que tomaba impulso para propinarle una patada giratoria a la cabeza en cuanto el atacante se acercó lo suficiente. La razón por la cual no había usado su arma, era bastante clara... no quería atraer la atención de otros posibles atacantes, ni desperdiciar munición en alguien aparentemente desarmado.

Saliste del hospital a pasos agigantados, a pesar de haber despertado hace menos de una hora tus piernas respondieron mejor de lo que esperabas a ese sprint que tuviste que dar para huir de aquella persona furiosa. Cuando avanzabas rápidamente por las inmediaciones del hospital, el grito de un hombre hizo que volvieses la vista hacia su procedencia.

- ¡No le pondrás un dedo encima! - exclamó de mal humor en el instante en el que tomaba impulso para propinarle una patada giratoria a la cabeza en cuanto el atacante se acercó lo suficiente.

La patada que le propinó Darren a aquel ser humano, si es que podía denominarse así, había acertado en su cabeza, hundiéndole el cráneo y provocando que cayese automáticamente al suelo, llenándose posteriormente de sangre progresivamente hasta que se formó un charco en el suelo. Ambos os mirábais. Darren se detuvo en la boca de aquella extraña, ya que ahora que le miraba de cerca, resultó ser una chica. Su boca era tremendamente familiar para Darren, el resto de su cara se trataba como la última pieza de un puzzle a punto de ser resuelto.

Le había propinado una buena patada al sujeto que perseguía al chico. Se había asegurado de que así fuera, principalmente porque no iba a dudar demasiado frente a alguien que intentaba hacerle daño a otra persona, en especial si era un infectado. No quería ser infectado, no cuando tenía que cuidar de su hermana. De cualquier manera, el que había recibido su patada no tardó en caer al suelo, al mismo tiempo que le transmitía una desagradable sensación al soldado en el instante en el que su cráneo se hundió. Tras devolver su pierna a su lugar, sin bajar la guardia, Darren observó a su oponente, el cual se encontraba inmóvil en el suelo, dejando un considerable charco de sangre. Esperaba que hubiera sido una persona normal, y no un infectado. De ese modo, se habría sentido menos culpable por lo que había hecho, si bien estaba casi seguro que se trataba de un infectado. Chasqueando la lengua, devolvió su mirada al supuesto chico, no tardando mucho en descubrir que se trataba de una chica con el cabello corto. No obstante, lo que más llamó la atención del soldado, fue la boca de la chica, algo que hizo que recordara el sueño que había tenido hacía poco. La chica del hospital, la que hablaba desde la camilla e intentaba decirle algo. Por un instante, el soldado abrió los ojos sorprendido. - Tú... ¿la del sueño? -  Murmuró confundido. Aún no sabía muy bien lo que había intentado decirle en el sueño en cuestión, si bien la boca era bastante similar, a pesar de que no había visto el resto de su rostro, por alguna extraña razón. De cualquier manera, era posible que se tratara de una mera casualidad. No podía ser real... había sido un maldito sueño. - ¿Estás bien? ¿Te tocó? - Le preguntó ya más tranquilo, dejando aquel pensamiento en el fondo de su mente. No tenía sentido hacerse preguntas estúpidas que no llevarían a nada. - Por cierto... mi nombre es Darren. De por casualidad... ¿conoces a una chica llamada Claudia que se supone que vive en uno de estos edificios? Me han pedido que la encuentre. Sus abuelos. - Le explicó con cierta tranquilidad, suponiendo que, si no sabía nada, tendría que comenzar la búsqueda en uno de los edificios.

Salgo rápidamente del dichoso hospital intentando alejarme de él cuando algo me sigue y acelero el paso cuando escucho una voz humana que dice algo de no tocar a no se quien avanzo un poco mas y oigo un golpe seco detrás de mi, miro hacia atrás y veo a un tío alto y fuerte, y, al lado suyo, tirado en el suelo, ensangrentado e inmóvil, el individuo que me perseguía.

- No me toques, no me toques, no me toques -  le digo con la mano metida en el bolsillo de la cazadora sujetando algo, jadeando blanca como la leche tirada en la nieve. Me siento en la acera ya que mis piernas parece que me fallan, miro mi pulsera médica -  Me llamo Alessandra, pero puedes llamarme Alesandra si te es mas fácil,.. ¿no tendrás algo para comer verdad? hoy no he comido nada. ¿Claudia?,¿quien es claudia? ¿¡ Qué está pasando? ¿¡Dónde está la gente?!

La reacción de la chica fue algo que el soldado ya se esperaba, si bien notó que ésta se había llevado la mano al bolsillo, como si ocultara un arma, tal vez una navaja o algo similar en su vestimenta. Darren no se mostró realmente preocupado por ello. Tenía experiencia de sobra en combate cuerpo a cuerpo, y no dudaría en defenderse si era necesario. Sin embargo, sabía que aquella reacción se debía al hecho de que la chica debía de estar aterrada por lo que había sucedido, en especial cuando el soldado le había hundido el cráneo a una persona frente a ella. - Tranquila. No voy a hacerte daño. Él sí lo hubiera hecho. Por eso le detuve. - Le explicó en un tono amable, sin mostrarse hostil a ella. No quería asustarla, y además necesitaba esa información, si deseaba ahorrarse tiempo en la búsqueda de la joven llamada Claudia. - Te recomiendo que no uses lo que sea que tienes allí. - Le advirtió, señalando la mano que mantenía oculta en el bolsillo. - No podrías conmigo, y también estoy armado. - Se explicó, antes de señalar la pistola enfundada que llevaba a la altura de la cintura, al costado. Por otro lado, la médico se había asegurado de entregarle otras armas, además de las provisiones que necesitaría durante la misión. De cualquier modo, en el momento en el que la mujer se presentó, el soldado asintió en silencio, considerando sus palabras antes de buscar en su mochila y sacar una barra de chocolate. Una de las provisiones que tenía con él. - Toma. Tendrás que conformarte con esto de momento. No tengo tiempo para cocinar algo. - Se expresó con tranquilidad, en el momento en el que le ofrecía el chocolate. Tenía otras cosas para comer, si bien no deseaba perder mucho tiempo cuando aún tenía una misión que cumplir. La mujer debía de agradecer que al menos le había salvado la vida. En especial si aquel sujeto había estado infectado.

Ante la lluvia de preguntas por parte de Alessandra, el soldado suspiró, intentando decidir qué pregunta respondería primero. Le pareció que lo mejor sería explicar el asunto de la joven llamada Claudia. - En primer lugar. Tranquilízate. Sé cómo te sientes pero no servirá de nada que entres en pánico. - Le explicó, manteniendo la calma. Algo le decía que la mujer había estado viviendo en una burbuja... o encerrada en un bunker como él, quién sabe. El hecho de que no tuviera quemaduras en su rostro, implicaba que había evitado la infección de las bombas que habían caído. Eso o... había tenido mucha suerte. - Luego tendrás que explicarme cómo es que no sabes nada de lo que ha ocurrido. - Afirmó con cierto interés, preguntándose si habría algo de importancia en la historia de la chica. - Claudia es una joven de dieciocho años de edad. Vive por aquí... aunque no sé en cuál de estos edificios. Sus abuelos me pidieron que la buscara, y aquí estoy. Parece que tú no sabes nada, así que no tengo otra opción que buscarla en todos los edificios. - Suspiró frustrado tras explicarse, sabiendo muy bien que sería una verdadera molestia para él. Quería regresar con su hermana pero parecía que tendría que perder más tiempo del que hubiera imaginado. - ¿En serio no sabes lo que sucedió? Cayeron unas bombas. Las personas fueron infectadas por lo que sea que esas bombas tenían dentro. Un arma biológica, no lo sé. No soy un experto en esas cosas. Aunque parece que si te infectas... entras en un estado de agresividad, y tras tres días sufres una muerte bastante dolorosa. - Intentó explicarle como pudo, si bien no podía perder más tiempo. Si la chica quería, podría seguirle, y él, cuando terminara con su misión, se aseguraría de llevarla a un lugar seguro. De momento, no podía molestarse en ayudarla. Tenía trabajo que hacer. - Tienes suerte de estar viva. No sé cómo lo hiciste. - Aquello realmente le sorprendía. Cuando había encontrado a su hermana, la había encontrado infectada, si bien aquella chica parecía estar en perfectas condiciones de salud. - Hay un método para curar la infección pero... no es infalible. No sé tú pero... tengo que buscar a esa chica. Puedes seguirme si quieres, luego te llevaré a la base, allí estarás segura pero... no puedo distraerme ahora. Puedes quedarte esperando aquí fuera también. - Le aseguró, antes de comenzar a caminar hacia uno de los edificios cercanos al hospital. Le habían dicho que su edificio estaba frente al hospital por lo que... intentaría con el que estuviera más cerca de la entrada del mismo. Tal vez ese era el correcto.

Miro a da... damen?? fijamente a los ojos, claro que podrías conmigo fácilmente no ves que soy una pobre chiquilla?? intento levantarme pero me mareo creo que intente levantarme demasiado rápido me vuelvo a sentar, veo que saca algo de la mochila es una chocolatina, cojo la chocolatina y la parto por la mitad me como media barra y guarda la otra mitad para mas tarde,- GRACIAS-.

Que coño era eso?? en el hospital también había un tio que la cara desfigurada que me perseguía pero creo que aisle en un pasillo daba asco verle parecía sacado de una de esas películas de miedo, no tendrás un teléfono para llamar a 112 no??he intentado llamar desde el hospital pero nada y la televisión no funcionaba.Pero que dices de bombas, bombas biológicas de que hablas, si hubiera pasado eso estaría el ejercito en la calle y yo no los veo estamos a 27 de enero y en los periódicos del hospital no dice nada de bombas, ni atentados, mi marcianos, no se quien es esa claudia, pero me voy contigo, hasta que me lleves a una comisaria, para poner una denuncia.

De donde abra salido este tío mira que contarme la milonga de un ataque con bombas biológicas, si todos sabemos que esas cosas solo pasan en estados unidos, como las invasiones extraterrestres

Miro fijamente a Darren a los ojos, era alto y fuerte, apenas le había costado lanzar aquella patada para derribar al engendro que me perseguía. Me fijé en su indumentaria, era militar, el miedo que sentí en un principio porque pudiese atacarme se desvaneció por completo. Saqué las manos de los bolsillos y las alcé a modo de indefensión - No tengo nada.. gra-gracias por ayudarme - cogí la tableta de chocolate y le sonreí a modo de agradecimiento, hasta ahora, era el mejor gesto que habían hecho en la semana por mi. Pero cuando Darren hizo alusión a que habían estallado unas bombas, negué con la cabeza y me reí nerviosamente - no, no puede ser, el otro día estuve en el hospital. Me ingresaron.. pero.. no recuerdo por qué - en ese momento sentí un fuerte flashback - yo.. no.. yo no podría haber hecho eso - susurré para mis adentros.

Darren parecía tener prisa y yo apenas estaba empezando a entender algunos vacíos en mi memoria, por lo que me centré en lo que él tenía pendiente. Quería recuperar la memoria pero no podía, ahora lo único que podía hacer era ayudar a aquel chico. -- Bueno.. no sé quién es Claudia pero te acompaño a encontrarla.. ahora mismo no sé ni donde vivo - dije con gesto serio, a pesar del toque cómico que pretendía darle a la situación, me mataba el hecho de no saber ni quien soy.

Al ver cómo la chica se relajaba un poco, el soldado también lo hizo, si bien no pudo evitar mostrarse un poco desconfiado ante el hecho de que la joven le dijera que no tenía nada con ella para defenderse, si bien, anteriormente, se había llevado la mano al bolsillo como si tuviera un arma oculta. Aún así, a Darren no le importaba demasiado, principalmente porque sería difícil tomarle por sorpresa en esa clase de cosas. - No hay nada que agradecer. No iba a dejar que te matara. - Si bien no podía desviarse de su camino para regresarla a la base, de momento, no quería decir que no pudiera molestarse en ayudarla cuando, sin duda alguna, lo necesitaba. Ahora que le había dado esa patada a su atacante, ya podía continuar. Lo que hiciera la chica, a partir de ese momento, era cuestión de ella, si bien el soldado no tenía problema en que le siguiera hasta que terminara con sus asuntos. Luego podría llevarla a la base donde podría estar un poco más segura. Por otro lado, parecía que Alessandra tenía bastante hambre, ya que no había dudado mucho en aceptar la tableta de chocolate, a pesar de que se la había ofrecido un extraño. Tal vez se había confiado porque le había salvado la vida, si bien eso no quería decir que el soldado fuera una persona. Por suerte para ella, el sujeto no parecía desear hacerle mal, más bien ayudarla en lo que podía, si bien estaba ocupado con una misión. - Espero que te guste. Tengo algo más de comida pero prefiero guardarla para otro momento. El chocolate te dará la energía necesaria para continuar. - Se explicó en un tono amable, mirándola de reojo como si viera algo extraño en ella. Aún estaba confundido por el hecho de que la chica se pareciera bastante a la que había visto en aquel extraño sueño. Lo había tenido durante la fiebre a causa de esa maldita infección pero... era demasiada casualidad.

No obstante, sus pensamientos se vieron interrumpidos en el instante en el que la chica le dijo que hacía un día que estaba en el hospital, y que no sabía nada de bombas ni nada parecido. Además, el hecho de que no recordara nada de su tiempo en el hospital, era ciertamente preocupante para el soldado, el cual la miró confundido, no sabiendo muy bien cómo alguien podía ignorar todo lo que había sucedido. Por su parte, él había estado encerrado en aquel bunker, si bien sabía lo que había sucedido en cierta medida, al menos respecto a las bombas que habían caído. ¿Se había golpeado la cabeza en algún momento? ¿Era esa la razón por la cual no recordaba nada? - Lamento oír eso. Debe ser bastante horrible no recordar nada pero... - Se interrumpió un instante, intentando encontrar las mejores palabras para lo que debía decirle. Sería difícil aceptar lo que había sucedido, al menos por parte de alguien cuya única memoria radicaba en el hecho de que había estado en el hospital. - No sé quién lanzó esas bombas. Lo que sí se sabe... es que tenía una especie de virus o algo similar. Infectó a los que estuvieron expuestos a la explosión de las bombas. Produce quemaduras en la piel, y enloquece a los afectados al punto de despertar una actitud violenta en ellos. Lo sé, una maldita locura. - Dijo con cierto disgusto ante la idea de que pudieran utilizar esa clase de armamento contra personas inocentes. Comprendía la realidad de la guerra, si bien, una cosa era pelear contra otros soldados, y otra muy diferente el tener que asesinar inocentes. - No sé cómo es que no recuerdas nada ni cómo escapaste a la infección pero... no te preocupes. Te llevaré conmigo cuando encuentre a la chica que busco. No puedo hacerlo antes, lo siento. - Se disculpó con la joven, sabiendo muy bien que no podía regresar con las manos vacías, no cuando le había prometido a esa pareja que buscaría a su nieta. - Mantente detrás de mí. No sé si hay otros infectados o alguien que pudiera atacarnos hacia donde vamos. - Le indicó con cierta preocupación. No le agradaba mucho la idea de tener que preocuparse por proteger a alguien más durante aquella misión, si bien no tenía mucha opción al respecto. Tampoco podía dejar que algo le sucediera a la chica. Tras ello, comenzó a caminar hacia el edificio que estuviera más cerca, frente a frente, de la entrada del hospital, esperando que fuera el correcto.

Miré al suelo, pensativa, no deseaba ser una carga para aquel hombre pero por su porte y por la situación en la que me encontraba lo mejor que podía hacer era acompañarle y ayudarle en lo que pudiese. Claudia. Ese nombre era el de la chica a la que estaba buscando, en cuanto lo pronunció negué con la cabeza, no tenía ni idea de a quién se refería. Joder, si apenas recordaba mi nombre, cómo voy a saber quién es esa Claudia. Pensé atusándome el cabello hacia un lado, el hecho de no recordar absolutamente nada me hastiaba hasta el punto en el que quería gritar pero me contuve.

- Te acompaño.. - dije en un susurro mientras me aventuré hacia el primer edificio que veía de frente, 3ºC me había dicho Darren que era el piso en el que se debería de encontrar aquella joven *. A pesar de que me dijo que me colocase detrás de él, fui delante, algo en mí me decía que la persona que yo había sido era parecido a como estaba actuando; impulsiva - Y esas bombas.. ¿se sabe algo de quién las lanzó? - dije mientras aporreaba la puerta en la que debía de encontrarse Claudia.

Tras la puerta no se oye nada, ningún ruido ni respuesta a la incesante llamada de Alessandra golpeando la misma una y otra vez.

La chica parecía estar aún afectada por lo que había escuchado del soldado, algo que no sorprendía mucho a Darren, teniendo en cuenta que cualquiera quedaría impactado por esa clase de información. No la culpaba por ello, no cuando a él también le había costado aceptar lo que había sucedido, si bien había decidido guiarse más por su propio instinto de supervivencia, así como su deseo de proteger a su hermana, más que en el hecho de preguntarse qué sería de la sociedad que había conocido anteriormente. Si había caos, él se encargaría de que Karen estuviera bien por encima de todo. El resto... ya podría pensar lo que haría respecto al resto de la situación. Aún así, no pudo evitar mirar un poco preocupado a Alessandra, preguntándose si ésta estaría bien con el tiempo, o si la situación sería demasiado para ella en el futuro. No todos podían lidiar de la misma manera con lo que había sucedido como lo había hecho el soldado, por lo que Darren estaba preocupado de que pudiera entrar en pánico o llegar a hundirse en la depresión por lo ocurrido. Después de todo, no parecía recordar nada, ni siquiera parecía saber si tenía familiares que la esperaban o algo similar. ¿Qué haría si recordaba y luego descubría lo que le había sucedido a sus familiares? Cualquiera se sentiría horrible en esa situación tan desagradable. - Tranquila. Estoy seguro que te recuperaras pronto. - Le aseguró a la chica, a medida que consideraba de que debía de haberse golpeado la cabeza muy fuerte o algo parecido, lo suficiente como para tener amnesia por el impacto. De lo contrario, si no era así, no se le ocurría otro motivo por el cual no supiera nada de lo que había sucedido. Aún así, con amnesia o no, el soldado no habría esperado demasiado que la chica conociera a Claudia, incluso si habría sido bueno que fuera así.

Al ver que Alessandra optaba por acompañarle, el soldado asintió con tranquilidad, desenfundando su pistola con silenciador. En lo posible, prefería no arriesgarse demasiado y utilizar aquel arma para defenderse en el caso de que fuera necesario. No estaba seguro si los disparos con su otro arma podría atraer la atención indeseada de otros infectados, por lo que prefería no correr riesgo alguno en ello. Además, al mismo tiempo que desenfundó su arma, no dudó en apoyar su navaja con la otra mano contra la culata de la misma. No era un cuchillo de combate ideal como habría deseado, si bien bastaría para combatir de la manera en la que estaba entrenado para luchar. - Está bien, aunque ten cuidado. - Le dijo a la chica, si bien, al ver cómo ésta se adelantaba, no pudo hacer otra cosa más que exhalar. Era obvio que la chica, a pesar de no recordar mucho, era sin duda bastante impulsiva, lo suficiente como para ser un hombre para el soldado, teniendo en cuenta que prefería que no corriera riesgos innecesarios, no cuando él era el combatiente más apto. - No lo sé. Al menos no me informé de nada de eso. Sólo sé que cayeron y que lo que sea que tenían dentro... fue lo que infectó a las personas. El que te atacó era un infectado. Se vuelven locos. No dejes que toquen tu piel, ni tú los toques a ellos sin guantes ¿comprendido? - Le explicó en detalle a la mujer, esperando que no le causara demasiados problemas. Tenía que centrar su mente en la misión, y no en alguien que actuaba de manera impulsiva. Quería regresar con su hermana en cuanto hallara a la chica, o al menos descubriera lo que había sucedido con ella. No obstante, al ver cómo llamaba a la puerta del apartamento en cuestión, no pudo evitar negar con la cabeza. - Apártate, yo me encargo. - Le indicó a Alessandra mientras esperaba que se hiciera a un lado, no quería que algo malo le ocurriera mientras se suponía que se encontraba bajo su protección. - En serio, deberías quedarte atrás. - Le aconsejó de manera seria, antes de intentar abrir la puerta en cuestión. Si estaba cerrada, no dudaría darle una poderosa patada a la altura de la cerradura para forzar la entrada.

La puerta se abre bruscamente, a juzgar por la facilidad con la que lo has hecho, se hace evidente la mala calidad de los materiales de aquella residencia. Aunque no era de extrañar, no se podía pedir más a un piso para estudiantes. Alessandra entró detrás de ti, aunque casi a la vez los dos os tapásteis la nariz. Un olor nauseabundo llegó a vosotros casi de inmediato. Provenía del salón, en el que se hallaba ligeramente tumbada una mujer de rostro irreconocible a causa de las quemaduras y la descomposición. A su lado había una cartera y un teléfono fijo descolgado, al parecer, sus últimas intenciones habían sido intentar comunicarse con alguien. Quisiste cerciorarte de que era la persona a quien te habían encargado encontrar, así que cogiste la cartera con sumo cuidado y comprobaste el DNI: Claudia Cortés Oliver. Era ella. 

Alessandra salió rápidamente de la habitación y vomitó a un lado del pasillo.

No había sido muy difícil abrir la puerta en cuestión, no para la fuerza del soldado, y menos aún cuando se trataba de un piso pensado para estudiantes universitarios. De cualquier manera, Darren sonrió complacido al ver cómo se abría de esa manera, esperando que nadie gritara de terror al ver a un hombretón entrar por la fuerza a su hogar, en especial cuando podía ser el apartamento de la chica que buscaba. No obstante, a pesar de que aquello habría sido una reacción normal, el soldado no escuchó nada, algo que ciertamente le preocupó en el instante en el que mantenía su arma en posición ante cualquier amenaza con la que pudiera encontrarse en aquel sitio. Si bien, tras un breve instante, no se encontró con una amenaza, sino más bien con un fuerte olor nauseabundo que hizo que la expresión del soldado se ensombreciera a la vez que se tapaba la nariz, sabiendo muy bien con lo que se encontraría si continuaba investigando el apartamento en cuestión. Ese olor era bastante característico para saber de qué se trataba, y Darren esperaba que no fuera lo que estaba pensando que era. Por desgracia, no tardó mucho en encontrarse con un cadáver en el salón... el de una mujer cuyo rostro era prácticamente irreconocible. - Maldición... - Murmuró, ciertamente molesto con lo que había encontrado, a medida que su mente comenzaba a sacar conclusiones respecto a lo sucedido. Era obvio que era otra afectada por las bombas, si bien el soldado esperaba que no se tratara de la joven que estaba buscando, o de lo contrario tendría que ser él quien le informara las malas noticias a la pobre pareja de ancianos. Al buscar algo que le permitiera identificar el cadáver que había encontrado, el soldado no pudo evitar chasquear la lengua. - Tenía que ser ella... - Dijo con clara molestia, en el instante en el que le devolvía otra mirada al cuerpo en descomposición.

Había tenido muy mala suerte. A diferencia de con su hermana, no había encontrado a la chica con vida aunque infectada... sino simplemente muerta. No todos eran tan afortunados. Lo malo era el hecho de que ahora tendría que ver a la pareja de ancianos sufrir al escuchar lo que tenía para decirles. En ese momento, sentía un fuerte deseo de golpear algo, si bien no lo hizo, principalmente porque no quería asustar a la chica que le acompañaba... la cual no tardó mucho en salir del apartamento para vomitar en el pasillo. - No puedo culparla... - Murmuró en el momento en el que él también salía de allí, no deseando continuar respirando aquel horrible olor, ni tampoco viendo el cadáver de la pobre joven. A pesar de que habría deseado recompensar a Ana por su ayuda, parecía que no había sido de mucha ayuda, no cuando no había encontrado a la chica con vida. Tras salir del apartamento, se acercó a Alessandra, la cual parecía haber quedado bastante afectada por lo que habían encontrado. - ¿Estás bien? - Preguntó con cierta preocupación mientras enfundaba su arma, antes de apoyar su mano derecha sobre la espalda de la joven, esperando que estuviera mejor luego de haber vomitado. Luego de un momento, no se demoró en buscar algo de agua para que la chica pudiera hidratarse así como sacarse el mal sabor. - Ten, bebe un poco luego de que estés mejor. Es la primera vez que ves un cadáver en descomposición, ¿verdad? - Le preguntó en un tono amable. - Será mejor que continuemos. No quiero quedarme aquí por mucho tiempo. Ahora podemos regresar a la base. - Dijo al final en un tono que denotaba que estaba molesto, principalmente con la situación en sí. Si no fuera porque había encontrado a Alessandra, habría sido, sin duda, un viaje sin sentido alguno. Por fortuna había salvado a alguien. De momento, esperó a que a la chica se le pasara el malestar. Una vez que se mejorara, no dudaría en abandonar el edificio con la intención de regresar a la base.

- Jo-joder.. no he podido evitarlo - susurré a Darren lamentando haber salido de esa forma de la habitación. Era la primera vez que veía un cadáver en descomposición, ese olor sería algo que me perseguiría un largo tiempo. - Sí, nunca había visto nada así.. - antes de poder terminar la frase un dolor inmenso en la cabeza seguido de varios flashbacks vinieron a mi mente. Poco a poco varios trozos de mi memoria iban conformando un puzzle, el cual espero que se dilucide en poco tiempo porque no soy capaz de entender absolutamente nada de lo que me ha pasado a excepción de que.. - tengo cáncer.. - me tapé la boca instintivamente deseando que Darren no se hubiese enterado, estaba pensando en voz alta. Las lágrimas caían por mi rostro por lo que avancé varios pasos para evitar que éste me viese, las sequé rápidamente y me giré a mirarle - Sí, tenemos que volver al sitio en el que dices que estaremos a salvo - andé delante de él de forma instintiva, a pesar de sus previas advertencias; era algo inevitable para mí.